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Universidades eran en España las de Avila, Almagro é Irache, y dentro de monasterios y conventos, y á la verdad, no eran en el siglo pasado mucho más que la de Coimbra en su origen. De aquellos Estudios generales salieron personajes muy importantes, y entre ellos D. Pedro Julian, que llegó á ser Papa con el título de Juan XXI.

El autor desprecia todo esto, y también las escuelas parroquiales mandadas crear por el papa Gregorio IX, en lo que cabe no poca gloria á nuestro compatriota San Raimundo de Peñafort, el compilador de sus decretales. «Los primeros que tenían que aprender entónces, dice el Sr. Da Costa, eran el propio párroco y el clérigo» (página 19). Pues qué, ¿tan rebajado estaba el nivel intelectual en aquel país á mediados del siglo XIII, que el clero portugués no supiera leer ni escribir, ni el catecismo, que constituían la enseñanza primaria? En España era aquélla una época de gran cultura: las leyes, la historia, las ciencias y las artes estaban en un período brillante. Si lo que dice el Sr. Da Costa es cierto, que lo dudo mucho, Portugal había ganado muy poco al emanciparse de Castilla, y su atraso era un oprobio. ¡Triste filosofía, manchar la Patria por el triste placer de insultar al clero! Por honra de Portugal, no son de creer las diatribas progresistas del Sr. Da Costa.

En 1289, D. Dionisio funda la Universidad de Lisboa, sin que le arredre el tener estudiantes en la capital de su monarquía. El Rey galante y literato, el marido de la simpática Isabel de Aragón, el trasunto de D. Alfonso el Sabio, hasta en la desgracia de tener un hijo poco escrupuloso, deseaba de este modo fomentar los estudios entre las personas principales de su reino. El proyecto duró poco, pues la Universidad naciente fué trasladada á Coimbra hácia el año 1307, y el Papa confirmó su traslación por una Bula dada en 26 de Febrero de 1308. De entónces data el origen oficial de aquella Universidad, siquiera sus principios históricos y literarios sean de fecha mucho más remota.

Según esto, la Universidad de Coimbra, en concepto de tal, ó de estudio general, es coetánea de la Universidad de Valladolid y un siglo posterior á la de Salamanca, pero en razón de estudio público anterior á ellas. D. Dionisio hizo traducir las Partidas para texto de sus escuelas de Derecho. Quizá algo de esto había intentado su autor en España, si son ciertas algunas de las conjeturas acerca de su origen, además de la curiosa noticia de que se guardaba un ejemplar en la Real Cámara, para que sirviera de libro doctrinal y como de consulta.

En los estudios de Coimbra no había facultad de Teología, pero lo mismo sucedía en otras Universidades. Los que suponen creadas las Universidades para estudiar las ciencias eclesiásticas en la Edad Media, faltan á la verdad histórica : ni en Salamanca, ni en Coimbra, ni en Valladolid, ni Lérida hubo hasta el siglo XV más enseñanza de este género que algunas cátedras de Derecho canónico, según ya queda probado.

Bajo este supuesto, es algo extraña la pregunta del señor Da Costa, que se admira de que no se opusiera entonces el clero portugués á la secularización de la enseñanza en Coimbra. Lo primero sería que hubiera tal secularización, palabra de que se ha abusado y abusa hasta con impertinencia. Se ve por este y otros rasgos el desdichado criterio del ministro reformador. El clero es siempre para él y para los de su partido el león de que habla San Pedro: Tamquam leo rugiens circuit quærens quem devoret.

Para disculpar el Sr. Da Costa que no hubiese matemáticas en Coimbra, no pudiendo echar la culpa al clero, dice con gran aplomo «que estavan as sciencias mathematicas entenebradas na Europa.» En Europa estaban, y no léjos de Portugal, los autores de las Tablas Alfonsinas, y de otros libros de D. Alfonso el Sabio, que dejan malparado el aserto del Sr. Da Costa.

CAPÍTULO XXVI.

FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA EN 1411.

Orti; Escolano: Memorias históricas de la Universidad de Valencia.

Poca parte se dió á los valencianos en la fundación de la Universidad de Lérida por D. Jaime II y en la dirección de ella. En el turno segundo entraban con los de Zaragoza los del obispado de Segorbe, colindante con Aragón, y que comprendía la parte de Albarracín y aun algo de Teruel, de manera que en aquel turno habían de quedar postergados por el mayor número de aragoneses y la superior influencia de éstos y de Zaragoza sobre Segorbe.

En el turno quinto entraban los de Valencia con los de Cartagena y Murcia, que por haber sido conquista del Rey D. Jaime I, y por afinidad antigua, los aragoneses miraban con cierta predilección. Claro es que por este lado tampoco habían de conseguir tener muchos Rectores valencianos. Con todo, hemos visto que el segundo Rector de Lérida fué el Arcediano de Valencia.

A mediados del siglo XIV ya no se guardaban los turnos de la Constitución primitiva, y se habían convertido en una alternativa de catalanes y aragoneses. Quejáronse los valencianos, como era natural, y en 1350 acudieron en queja, mas no se les hizo justicia, antes bien, los de Lérida se opusieron á ello: quizá contribuyeron para esto los conatos de Valencia para erigir Universidad. Por fin consiguieron la alternativa hacia el año 1420 (1).

(1) Escolano fija este decreto hacia el año 1426; pero Villanueva encontró un documento en el Registro de Cartas Reales, en que acude la Ciudad á la Reina Doña María, en 10 de Enero de 1421, suplicándole tome disposiciones para cortar los desórdenes que se temen por la elección de Rector valenciano.

Mas estos derechos tan menguados, y en provincia extraña y distante, no podían satisfacer á las necesidades y justas aspiraciones del vecindario en una población tan importante. como Valencia.

Ya al tiempo mismo de la reconquista se trató por D. Jaime de erigir estudios en aquella ciudad, al tiempo mismo que se trataba de la restauración de los Palentinos. Hállase una Bula del Papa Inocencio IV, dada á solicitud del Rey (1), en el tercer año de su pontificado (1246), concediendo que los maestros que tengan beneficios en las iglesias de la Corona de Aragón puedan ganar las rentas de ellos, excepto las distribuciones cuotidianas, mientras estén enseñando en el estudio que el rey trataba de plantear en la ciudad de Valencia, recién li

bertada del yugo sarraceno.

No quedaron estos conatos sin resultado, pues se encuentra noticia por entonces de algunos maestros célebres que allí hubo, y entre ellos el célebre mártir San Pedro Pascual, que después de haberse graduado en París y enseñado en aquella Escuela, regresó á Valencia, su patria, en donde, según la tradición constante, probada por sus biógrafos, fué canónigo y enseñó Teología en la Catedral (2).

También se cuenta entre los antiguos profesores de Valencia, y en la primera mitad del siglo XIV, á Fr. Bernardo Oliver, célebre religioso Agustino y Obispo de Huesca, Barcelona y Tortosa. La Universidad tiene su retrato entre los de sus antiguos ascendientes.

Mas estas cátedras eran aisladas, y lo mismo la que tenía especialmente en el de Santo Domingo, donde había profesores de hebreo, árabe y también teólogos y oradores eminentes.

A cargo de estos religiosos de Santo Domingo puso el Cabildo de Valencia la cátedra que acababa de crear, y en ella tuvo teólogos notables y de nombradía. Villanueva nombró los siguientes:

Fr. Guillermo Anglés, 1345–1368.

(1) Hinc est quod cum tu ferventi cupias animo in ipsa Civitate Valencia studium ordinari, quod utique, non solum Regno prædicto, sed aliis etiam vicinis erit utile quam plurium et salubre.

Inserta esta Bula Orti, página 428. Véase en los apéndices.

(2) Acerca del canonicato y profesorado de S. Pedro Pascual en Valencia, hablan, además de los Cronistas de la Orden de la Merced, el Maestro Fr. Juan Interian de Ayala, en la demostración histórica del estado de San Pedro Pascual, § vi, pág. 42, núm. 6.

El mismo Santo dice en el tratado intitulado Biblia parva, que por espacio de 30 años había tenido enseñanza de Teología y otras ciencias.

Fr. Juan Matheu, 1368-1380.

Fr. Juan Monzó (1), 1380—1385.

San Vicente Ferrer, 1385-1390.

Fr. Antonio Canals, y por su ausencia, Fr. Pedro Canals, su hermano, 1395-1405.

Fr. Juan Zaera, 1405-1427.

Fr. Arnaldo Corts, 1427-1443.

Muerto éste en Agosto de este año, el Cabildo acordó en 11 de Setiembre del mismo, con el Vicario general del Obispo D. Alfonso de Borja, que en adelante no estuviera la cátedra á cargo de los religiosos de Santo Domingo, sino de un Canónigo ó Beneficiado de la Catedral, y en su defecto cualquier clérigo de la Diócesis que estuviera graduado (2)

Demuestra Villanueva que esta cátedra se tenía en la casa llamada de la almoyna (limosna), como consta de un capítulo de las Constituciones del año 1358, en que se prohibe que en la casa de la almoyna se enseñe Derecho canónico ni civil, sino solamente Teología (3).

Habían dado por entonces en Aragón los predicadores en la manía de aparecer juristas, promoviendo en el púlpito cuestiones jurídicas y haciendo alarde de estar versados en el estudio de las leyes. Todavía algunos frailes dominicos se habían contagiado de esta pedantería, y el Capítulo provincial de Aragón, que se celebró en Tarragona el año 1368, se vió precisado á mandar que los predicadores en sus sermones no hiciesen alegaciones de legistas, sino que se valiesen solamente en ellos de dichos y lugares de la Sagrada Escritura (4).

(1) Ximeno y Villanueva prueban que este religioso era valenciano y no aragonés, como pretendió Latasa en su Bibloteca de Escritores Aragoneses. En 4 de Abril de 1475 el Consejo general de Valencia⚫ acordó darle cien florines de oro para su viaje á Paris, y 200 para que se graduase de maestro en Teología, y entre los motivos para esta donación "e encara perço com es natural de la dita ciutat.,,

Este religioso es el que defendió en París varias proposiciones que fueron condenadas por la Universidad en 23 de Agosto de 1387, y habiendo apelado al antipapa Clemente VII, se condenaron en Aviñón, en 27 de Enero de 1389, dándose sentencia á favor de la Universidad, segun ya queda dicho.

Epitome Constitutionum Sedis Valentino, t. x.

Domini de Capitulo ordinarunt, quod in domo elemosina Sedis non possit legi scientia cujus cumque facultatis existat, sive Legum, sive Canonum, nisi dumtaxat Theologica, quæ ibidem legi est consuetum. Tit. vI. Lo cita Villanueva, t. II, pág. 102.

(4) Diago, Provincia de Aragón del Orden de Predicadores, folio 54. En aquel mismo capítulo fueron destinados al convento de Barcelona los estudiantes de Lógica, y entre ellos San Vicente Ferrer, y por

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