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hasta dónde puede llevar á los pueblos oprimidos la exasperación. Explícase esto aún por sus causas naturales, y sin recurrir al espíritu superior que guiaba los acontecimientos por en medio de aquel caos de devastación y de sangre."

Los godos trajeron aquel espíritu individualista é independiente que caracterizaba á la raza germana, espíritu completamente opuesto al absolutista y absorbente de la civilización romana, "¿Qué hay que añadir á estas palabras del Fuero Juzgo? "Donca fa"ciendo derecho del rey, deve aver nom. "ne de rey. Onde los antiguos dicen "tal proverbio: Rey serás si fecieres derecho, et si non fecieres derecho, non serás Rey. Rex eris si recte facis, si autem non facis non eris". Si los textos legislativos son medallas de las vidas de los pueblos, el código godo debe revelarnos el triunfo pacienzudo y seguro de un pueblo desarmado contra otro armado que le subyuga por la fuerza. En tal conflicto nada más natural que la apelación á la ley. Lex,

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dicen los oprimidos á los opresores, lex est æmula divinitatis, antistes religionis. Y si los opresores preguntan : ¿Quién puede vencer á los enemigos? Quid triumphet de hostibus? los oprimidos responden: Lex. Si vemos un día en Aragón colocar al Justicia como un interventor entre el pueblo y el rey; si rey; si vemos en Castilla el poder de los Jueces superior al de los Condes; si vemos la palabra Fuero suscitar tantas insurrecciones y protestas en la vida de España, si vemos el Feudalismo echar menos raíces en este suelo que en las demás regiones de Europa, acaso hallemos la semilla de todo esto en el Código de los visogodos. El atravesó con gloria la Edad media, y si la dominación goda no hubiera hecho más legado á la pos. teridad que el Fuero-Juzgo, esto sólo bastaría para probar la herencia de las edades У la sabia ley de la progresiva perfectibilidad social.

"¡Cuán bella teoría de gobierno es la monarquía electiva! "Que los hom

"

"bres elijan al más digno de entre éllos para que los dirija y gobierne." El principio es seductor, y parece el más natural y el más justo. Mas si las pa siones de los hombres hacen ó no provechosa á las sociedades su aplicación práctica, viene á enseñarlo escrito con letras de sangre esa galería trágica de reyes godos que por el puñal escalaron las gradas del trono y por el puñal descendieron, Estremece recorrer el catálogo de los regicidios. Corta es la nómina de los que alcanzaron por término de su carrera una muerte natural y tranquila. Y no sabemos si incluir en este número á los que acababan tristemente sus días bajo la bóveda de un claustro, forzados á vestir el tosco sayal del monje, precedido de la ignominiosa decalvación. Fuente de personales ambiciones la forma electiva, reproducíanse á la muerte de cada monarca, que ellas mismas solían precipitar, los bandos, las alteraciones, la agitación, los crímenes; y la conspiración era la que no moría nunca. A la

muerte de Atanagildo pasó tiempo y tiempo ante que los nobles pudiesen ponerse de acuerdo para la elección de un sucesor. Tan inconciliables eran las aspiraciones."

Completa ese cuadro la guerra entre católicos y arrianos que concluyó por el triunfo de aquellos y el establecimiento del gobierno teocrático en la península. Los Concilios dirigían la administración y no podía ser de otro modo, pues desde que se reconoce en el clero el poder divino de absolver las culpas y conceder la eterna felicidad, hay que plegarse á sus consejos y opiniones. Definíase así el reinado de Kintila : "Tuvo un gran número de fortificó al reino por la fé." Basta recordar que en el cuarto Concilio de Toledo el rey Sisenando recibió la investidura en actitud suplicante, doblada la rodilla, inclinada la frente, y con lágrimas en los ojos, de manos de los obispos que le concedían como gracia. Como lógica consecuencia del carácter oficial de la iglesia, se persi

Sinodos y

guió á todos los disidentes de la religión católica.

Pensando más en los negocios del cielo se abandonaron los de la tierra, y reinó la ociosidad madre de la desmoralización. Así cuando Tarik á la cabeza de sus huestes desembarcó, no halló resistencia. Era un pueblo sin vitalidad, producto natural del régimen clerical y de las costumbres romanas que el pueblo conquistador se había asimilado en su contacto con los vencidos.

¿

Por qué cayó tan rápidamente ese poderoso imperio gótico? El mismo historiador citado nos lo dice: "Porque los bandos intestinos, capitaneados por la facción y la familia de un monarca destronado, conspiraban contra los parciales y sostenedores del monarca reinante, que había sido conspirador á su vez; porque las costumbres andaban relajadas y sueltas, y la molicie tenía enervados los brazos que hubieran necesitado esgrimir con vigor las armas; porque los hijos del Dnieper y del Danubio habían perdido la energía

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