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religion condenadas.

Publicáronse en la Gomera pregones para que se presentasen todos los cómplices en la muerte de Rejon, segun lo ordenado por sus Altezas; y en seguida se presentaron hasta ochenta, y todos se embarcaron con Peraza, dejando á su esposa sola y llorosa, como dice Gomez Escudero.

Desembarcaron de noche en Agaete, y aunque alumbraba una clara luna, ni fueron vistos ni sentidos de los Canarios, y dirigiéndose á la torre, de la que era alcaide Fernandez de Lugo, fueron recibidos con gran satisfaccion y júbilo, pues les hacia falta aquel refuerzo; por lo cual Fernandez de Lugo se apresuró á despachar el buque para el Real de Las Palmas con el aviso, y con recado á Pedro de Vera de que Hernan Peraza no se presentaba à besarle la mano porque estando allí el cuñado de Rejon, Alonso Jaimez de Sotomayor, no queria renovar acontecimientos pasados.

En vista de semejante mensaje, Vera llamó á Sotomayor, le leyó la carta y le hizo algunas observaciones, á todo lo cual contestó el hermano de Doña Elvira: «Vuestra merced »se sirva decir de mi parte, que sea muy bien venido á ser»vir á sus Altezas, que todos venimos à ello, y aquel que >>más bien lo hiciere, él será más bien premiado, y que ya no hay á que referir eso que fué excusado (1).»

Esta contestacion de un pundonoroso caballero fué aplaudida por Vera y comentada muy ventajosamente por todos los del Real, y en atencion á semejante cordura, se acordó consultar siempre á Jaimez de Sotomayor, y se dispuso se incorporase á Fernandez de Lugo para batir á los Canarios por la parte norte de la isla; sosteniéndose una sangrienta campaña que iba mermando poco á poco las fuer zas del Real, á tal extremo que fué preciso comunicarlo asi á sus Altezas; quienes comprendiendo la necesidad de enviar refuerzos para la conquista, despacharon inmediatamente tres navios con gentes y bastimentos, con que se holgaron

(1) Gomez Escudero: M. S. cit. cap. XIII, p. 30.

mucho y hicieron presas aventajadas (1).

armados manio

Hasta ciento cincuenta hombres bien braban sin cesar en el fuerte de Agaete, tomando la ofensiva, colocando espias y centinelas avanzados en las alturas más aparentes. Màs hé aquí que un dia dan aviso á Fernandez de Lugo que se habia visto á unos quince à diez y seis Canarios entrar en una cueva cerca del lugar de Gáldar, cuya cueva miraba al nacer del sol; y al momento dispuso marchase fuerza suficiente para que cercase la cueva y les sorprendiese. Y asi fué en efecto, pues los Canarios al verse sorprendidos salieron medio soñolientos, y sin darse cuenta de los que les ocurria, fueron cojidos prisioneros, conducidos á Agaete y encerrados en la torre.

Reconocidos que fueron, se encontró que eran el Guanarteme de Gáldar con sus Guayres y servidumbre: y dada la noticia al Real, causó gran júbilo en el campamento, suponiendo Vera, en vista de la calidad de los prisioneros, que la conquista estaba terminada.

Recomendó mucho á Fernandez de Lugo que los tuviese en seguridad, señalándole el dia en que deberian ser conducidos al Real, para lo cual Fernadez Lugo habria de salir de Agaete con los prisioneros custodiados por numerosa fuerza y en dirección á la Costa de Lairaga, mientras Vera iria con la suya á encontrarles y á hacerse cargo de ellos.

El dia señalado sale Fernandez de Lugo con su tropa conduciendo á los cautivos, atraviesan por la capital del Guanarteme, bajan la célebre Cuesta de Silva y caminan por la Costa de Lairaga. A su vez Vera sale del campamento con numerosa tropa, temeroso de ser atacado; atraviesa Tamaraceite, Tenoya y Arúcas, y entra á la vez y por el lado opuesto en la extensa Costa de Lairaga, encontrando á la fuerza de Lugo, en el punto que llaman hoy el Bañadero, inmediato al mar.

La presencia del Guanarteme y sus Guayres y servidumbre produjo en Vera extraordinaria impresion; y al ver á

(1) Cedeño: M. S. cit. p. 89.

aquel, baja de su caballo, se le acerca y le abraza cariñosamente, dando gracias á Dios por haber terminado tan felizmente la conquista. Despidiéronse Vera y Lugo, retornando éste á Agaete con los suyos para continuar sus correrias, y volviendo aquel para el Real con los ilustres prisioneros, no sin antes ofrecer al Guanarteme su soberbio caballo, que no quiso aceptar, siguiendo á pié con sus compañeros de infortunio hasta el mismo Real de Las Palmas.

Como no todos nuestros historiadores aprecian de igual modo esta prision, oigamos lo que respecto al particular dice Gomez Escudero (1): «Juntaron ciento cincuenta hombres »>que iban á correr muy bien la tierra, y poniendo espias »avisaron á Lugo que unos quince ó diez y seis hombres »habian entrado, ya casi de noche, en una cueva junto á el >>pueblo de Gáldar que mira á el nacer del sol: fueron es>>pias de Españoles sobre ellos, cercaron la cueva cogiéndo»los medios dormidos que no pudieron ser señores de sí; >>>fueron llevados á la torre de la Gaete: súpose que el uno »de ellos es Señor de la Isla, el Guanarteme.»

Antonio de Cedeño más conciso, manifiesta: (2) <.....y al >>mismo tiempo por la Gaete hacian lo mesmo Alonso de Lu»go y Fernan Peraza, hasta el valle y tierra de Gáldar, don

de estaba Guanarteme, sobrino de Guanarteme el bueno, á »>éste le prendieron en una cueva, donde se habia quedado >>desamparado de la gente del pueblo que toda se habia al»zado á la sierra.»

A su vez Abreu Galindo, disintiendo de los anteriores, relata el hecho del siguiente modo: (3) «Pedro de Vera sa>>cando su gente tomó el camino de Gáldar, por la banda de >>Arúcas, donde asentó el Real y durmió aquella noche. Her>>nan Peraza y Alonso Fernandez de Lugo, salieron de La»gaete la misma noche, y tomaron el camino de Artenara. >>donde se hizo una buena presa y mataron algunos Cana

(1) Gomez Escudero: M. S. cit. cap. XIII, p. 30.

(2) Antonio Cedeño, M. S. cit. p. 81.

(3) Abreu Galindo: op. cit. lib. II, cap. XXII, p. 142.

»rios, los cuales peleaban con desesperacion, viendo ir apo>>cando, haciendo tambien harto daño en los cristianos; y ca >>minando hacia el puerto de Gáldar, al amanecer entraron >>en el pueblo donde prendieron al Guanarteme de Gáldar >>Guanachesemedan, que aquella noche se habia venido á su casa con quince Canarios, los cuales se entregaron á los >>cristianos con algunas mujeres y niños que estaban en su >>compañia.»>

Nuñez de la Peña que no tuvo á la vista ningun documento referente á este asunto, nos da un relato, producto exclusivo de su imaginacion, el cual no trasuntamos por apartarse en su totalidad de la verdad histórica. En cambio el P. Sosa (1) nos lo refiere en análogos términos que Abreu Galindo, si bien acepta el dicho de Cedeño de que el Guanarteme prisionero era el sobrino de Don Fernando Guanarteme el bueno, que habia muerto.

El Dr. Marin de Cubas; entra en detalles que son de sumo interés, pues esclarecen algunos hechos, y dice; (2) «Del Real de Las Palmas, corrian la costa hasta Maspalo»mas y Tirajana, y cerca de Agüimes, en el barranco de >>>Guayadeque, halló Pedro de Vera un Canario con ganado >>que no huyó, y preguntado, dijo: que era cristiano y se >>llamaba Juan Mayor, natural de Lanzarote, que fué de los >>muchachos que los vecinos más principales, vasallos de Diego de Herrera, trajeron treinta en rehenes; hablaba >>velozmente la lengua canaria, y sabia toda la Isla á pal»>mos; era cautivo del Guanarteme de Gáldar y allí fué pre»guntado por él, donde asistia y qué era su intento, y que. >>riéndose venir con Pedro de Vera se lo estorbó, y díjole »que pasase á la Gaete con Alonso Fernandez de Lugo y >>>fuese espia de lo que pasaba, avisándole de todo, que se le >>daria el premio merecido; y dió la vuelta al Real de Las >>Palmas. El Juan Mayor cumplió tan bien su palabra, y en >>pocos dias de asistencia de espia fué de mucho provecho.

(1) Sosa: op. cit. Lib I. cap. XV, p. 89.

(2) Dr. Marin de Cubas: M S. cit. Lib. II, cap. IX, p. 121.

»Trajéronle nuevas al Alcaide Lugo, que junto al pueblo de Gáldar, en una cueva que mira al nacer del sol, habian es>>tado ya cerca de noche quince hombres que alli han de dormir: fueron tres cuadrillas con la espia, rodearon la >>cueva y entraron donde estaban dormitando, que sin po. »derse menear, ni aun rodear fueron presos y atados, y al»gunos dormian con mujeres, y la espia dijo que el uno de »ellos, que tenia una mozuela, era el Guadartheme de Gál>>dar que por sus amores vino allí. Llegados ante el Alcayde >> Lugo y los demás, fué mucha la alegria que hubo, con tan >>buena presa; dióse luego la nueva á Pedro de Vera, antes. »de romper el dia, llegó el propio con la carta, fué de su>>mo gozo la prision del Rey Guayedra.»>

Castillo muy condolido nos refiere como el Guanarteme acompañado de sus Gayres Fayahucanes, Hecheres, Amenatos y otros pocos hidalgos se metieron en la cueva expresandose así: (1) «Llegó la noche 12 del mes de Febrero del año »de 1483; y fluctuando su corazon y combatido de las pro>>celosas ondas del profundo piélago, en que le sumergian >>sus cuidados, se entró en una cueva que está á la parte de »oriente, retirada poco del lugar de Gàldar, con los men>>cionados de su'guardia y compañia, quizás á conferir lo que >>la turbacion que les rodeaba permitiese respirar el cora>>zon acobardado ó animoso. Pero rendida la naturaleza al >>>trabajo y pasion del sueño, quedaron todos dormidos y >>embargados los sentidos. Los espias que Alonso de Lugo >>traia siempre á la vista de los Canarios, aunque á distan»cia, observando el paradero de la tropa, ya bien cerrada >>la noche, se acercaron al sitio, y explorando todas sus par>>tes, guiados de una corta luz, sintieron en una gruta el "resuello que les aseguró de la seguridad con que harian su »>presa. Entraron silenciosamente en la espelunca, hallando >>en ella aquellos quince hombres, rendidos los espíritus y >>haciéndose los más dueños de la puerta, y los otros de las »armas canarias; cuando despertaron se hallaron sin tener (1) Castillo: op. cit. Lib. II, cap. XV p. 127.

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