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OBSERVACIONES.

Siendo nuestros Estudios históricos una simple relacion, nada más, de los hechos que han pasado, y un análisis de los documentos que á esos mismos hechos se refieren, hemos procurado, siempre que nos ha sido posible, explorar los lugares donde los acontecimiento han tenido lugar, á fin de adquirir persuasión exacta de su verdad, reconstituyendo las históricas escenas y los pasados dramas.

Por eso nos hemos fijado siempre en los historiadores que nos han merecido más crédito, sorprendiéndonos el encontrar divergencias en aquellos mismos que han sido testigos presenciales de los acontecimientos.

Por sus descripciones hemos creido encontrar muchas veces los lugares donde se llevaron á cabo actos decisivos; pero analizándolos, no nos ha sido posible confirmar algunos de ellos.

La célebre fortaleza de Ajodar, donde fueron derrotados los vizcainos, y cuya situacion se describe, como hemos visto, con minuciosos detalles, situada á dos leguas del Bentaiga en el término de Tejeda, segun lo explica el Dr. Marin de Cubas, no ha podido ser identificada por ser muchos los riscos que presentan análogas circunstancias á las descritas. Lo mismo ha acontecido con la célebre cueva

donde, en Gáldar, fué sorprendido Tenesor Semidan, cuya cueva creyó encontrar el Licenciado D. Amaranto Martinez de Escobar, al visitar todos aquellos contornos con verdadero espíritu de investigacion, penetrando en uno de los departamentos que hacia poco tiempo habia sido descubierto y que fijó especialmente su atencion por la dificultad de su entrada; pero confrontando documentos y relaciones, puso en duda su hallazgo, á causa de no encontrarse la cueva explorada mirando hácia el nacer del sol, segun los cronistas.

Otro de los lugares que desaba yo identificar era el denominado El Sitio, en Tirajana, llamado asi por haber sido el punto donde los canarios se atrincheraron y rindieron; y tuve la suerte de encontrar que aquel teatro del funesto desenlace, pertenecia á D. Francisco Navarro, á quien de antiguo conocia por haber prestado mi asistencia facultativa á muchos de su familia; teniendo ocasión de corroborar la autenticidad de las relaciones hechas, como despues las reconocieron igualmente el Presbítero Licenciado D. Emiliano Martinez de Escobar y el Dr. D. Victor Grau Bassas en sus exploraciones, dándonos exactas noticias del Almogarem de Humiaya y de otros santuarios y lugares, cuyos cróquis se conservan en el Museo Canario, como documentos de reconocido mérito para la historia.

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Sin embargo de todas estas investigaciones, como la historia tiene por fundamento especial el conocimiento de los hombres que han influido en los acontecimientos; y en los de la conquista de la Gran-Canaria sobresale la figura de Tenesor Semidan, conocido luego por Fernando Guanarteme,llama la atencion que el Cronista Gomez Escudero nos le presente primero, como rey verdadero de la mitad de la isla, y luego coma tutor, y no más, de su sobrina, hija del anterior Guanarteme, casada con su primo, el entonces Rey de Telde à la cual pertenecia el reino de Gáldar. De ahi esa confusion de personajes, y el no haberse podido formar exacta cronologia de los indígenas Guanartemes que gobernaron la isla.

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El citado Gomez Escudero nos dice que el jóven Guanarteme de Telde poseia la mitad de la isla, y la otra mitad pertenecia á su prima, con quien estaba casado; siendo esta jóven reina, hija del Guanarteme de Gáldar, que, al morir, la dejó por hija única, quedando como curador y tutor su tio Tenesor Semidan; y cuando éste fué prisionero á España verificó aquella su casamiento con el tal Guanarteme de Telde llamado Bentago, que apenas contaba la edad de diez y ocho años, siendo ella de diez y seis.

Dedúcese del relato de Gomez Escudero, que Tenesor Semidan, al volver de España, no era ni podia ser Guanarteme, ni siquiera tutor de su sobrina; pero conservaba el prestigio que le habia dado la que podemos llamar regen. cia del Reino, cuyo mando habia concluido con el casamiento de la dicha su pupila; la cual luego, terminada que fué la conquista, fué conducida y entregada al Alcalde mayor Francisco de Mayorga, que era casado con Doña Juana Bo laños, quienes la instruyeron y fué hecha cristiana con el nombre de Catalina Guanarteme; silenciando este autor su nombre aborigen, que era Masaquera, segun Castillo.

Cedeño dice lo mismo en cuanto á esta Princesa ó Reina, dándole solo la edad de diez años, habiendo luego casado con Fernando de Guzman.

Espinosa, Cairasco y Viana nada refieren sobre esta Princesa; pero Abreu Galindo más explicito dice, cómo el viejo Guanarteme de Telde quiso casar á su hijo con la hija de Don Fernando Guanarteme de Agaldar, la que se llamaba Tenesoya. Sin embargo, este historiador expresa que el propio D. Fernando tenia otra hija llamada Tenaguana, que casó con Maciot Perdomo de Betancor; sin que nos sea posible poner en claro semejante confusion; pues á pesar de tener Nuñez de la Peña fama de genealogista, no la pudo dilucidar satisfactoriamente; averiguando sólo, ó creyendo averiguar, que Maninidra fué hermano de Don Fernando Guanarteme; cuyo error ni tiene disculpa, ni merece la pena de refutarlo.

Ya verémos documentos que, á pesar de su carácter de
TOMO III-25.

autenticidad, no son dignos de nuestra confianza, por hallarse unos con otros en contradiccion, como en contradiccion se hallan todos los historiadores y cronistas, en cuanto á la genealogia de los Guanartemes Canarios se refiere.

Marin de Cubas, llama Arminda á la hija de Guanarteel Bueno, y å Bentago, Guanarteme de Telde, lo llama Tazartico; siguiendo Viera y Clavijo á Abreu Galindo; y deduciendo de todo, nuestro amigo D. Agustin Millares, en su historia de estas islas, (T. IV p. 39) que con la prisión del Guanarteme, se presentaron muchos aspirantes á la corona, entre ellos la hija de Thenesor, llamada Guayarmina, su prima Arminda única heredera de Guayasen el Bueno, un hermano del Guanarteme llamado Aythamy, y los jóvenes Bentejuí y Thagoroste de la famila de los Semidanes. Y añade, que no habia conformidad en las opiniones, pues dada la situacion porque atravesaba la isla, procedia excluir á Guayarmina y Arminda, por su carácter de mujeres, y elegir á un hombre de relevantes méritos: que la mayoria rechazaba á Aythamy y á Thagoroste por ser antipáticos al pueblo, concediendo sus votos á Bentejuí, patrocinado, dice, por el influyente Faycan de Telde. Y como algunos esperaban aún el regreso de Thenesor, Bentejuí ofreció tomar por esposa á la princesa Guayarmina, con cuyo enlace todos se apaciguaron, viendo que asi permanecia en el trono la familia de los Semidanes.

Estas observaciones demuestran una vez más la confusion referente á la ascendencia de los monarcas indígenas, cuya genealogia y cuyos derechos cada uno ha fabricado á su antojo; y por más que, llevado del mejor deseo de exclarecimiento, he tratado de investigar, y aun de provocar en cierto modo el amor propio de los que han alardeado de genealogistas, nada he llegado á poner en claro; pues D. Rafael Ayala, que formaba árboles genealógicos sacados de papeles heredados de sus antepasados, y que constituian una fuente inagotable de datos para dar entretenimiento á la curia con pleitos de capellanias, vinculaciones y censos á favor de conventos y cofradias, satisfaciendo humanas am

biciones, no consiguió salvar las oscuridades de la época anterior á la conquista, y sólo pudo averiguar, consultando sus documentos, que Gumidafe, fué un Guayre de gran fama que casó con Andamana, de cuyo matrimonio nació Artemi Semidan, quien engendró por hijos, sin saberse con quien fué casado, à Tenesor Semidan, Luis Armide, Jaco Semidan, Bentaguayre Semidan, rey que fué de Telde, Tenesor Semidan conocido despues de su viaje á España por Don Fernando Guanarteme, quien casó con Ana Fernandez, y tuvo por hijas á la que se llamó igualmente Ana Fernandez, que casó con Pedro Uruspurus, á Catalina Guanarteme mujer que fué de Blas Rodriguez, y Margarita Fernandez Guanarteme casada con Miguel de Trejo y Carvajal.

De otras muchas personas á quienes mi curiosidad de investigador y mis deseos de acierto me han llevado á consultar, sólo hay dos que han procurado, con verdadero interés, sacarme del que llamo yo grandisimo atolladero. El primero Don Juan del Castillo y Westerlin, y el segundo el general Don Pedro Bravo de Laguna,

Aquel, en carta que original conservo, hizo un estudio detenido del caso, y con fecha 16 de Agosto de 1893 (1), me dice lo siguiente:

Sr. D. Gregorio Chil.

Mi estimado amigo:

Las noticias que Vd. me ha pedido, de las genealogias y descendencias de los antiguos Reyes aborigenes de estas Islas, no me es posible dárselas, como yo desearia, ésto es, con la claridad que á Vd. le conviene para su trabajo histórico.

Ya Vd. vé lo que los historiadores Canarios de estos pasados siglos nos dicen, que en pocos puntos acuerdan, y cada uno discrepa en al go de los demas. De éstos, el Sr. Viera, el más ilustrado, sin duda, de cuantos le precedieron, trató nuestra historia por lo alto cuando tocaba esa parte de ella, más dificil de exclarecer como lo era sin duda lo anterior á la conquista, y con preferencia nos dejó casi la mitad de su obra ocupada de la historia de la casa de Herrera y sus sucesiones, y

(1) Aunque en la portada de este tomo se consigne con realidad la fecha de 1891; por ser el año en que empezó á imprimirse, nos halla mos en 1894, y continúo mi investigaciones, estudios y rectificaciones.

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