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cha 26 del mismo mes, ni por que fija en tres el número de las naves, cuando, respecto á este particular, nada encontramos entre los escritores de aquellos tiempos, y solo Nuñez de la Peña y Viera y Clavijo, sin referencia á nadie, señalan dicho número. Deduciendo, por consiguiente, de todo lo expuesto, que la expedición no pudo efectuarse sino en los últimos días del repetido Mayo ó primeros de Junio, llegando al Puerto de las Isletas en la mañana del 24; no siendo creible empleasen veinte y seis singladuras en un viaje que hicieron felizmente y con tiempo favorable.

Llamó la atención á los expedicionarios la rada de las Isletas por hallarse abrigada del norte de una montaña alta pedregosa» (1); y fué el primer cuidado al desembarcar Rejón con parte de la fuerza, como día de gran festividad, improvisar un altar que se adornó con palmas y ramas de las que allí había, y con gran solemnidad y recojimiento asistieron á la misa que celebró el Deán Bermudez en honor de Nuestra Señora de Guía, llamada de la Luz; habiendo pronunciado el mismo Deán, al terminar la misa, un elocuente sermón «en órden á la reducción de los infieles, que causó mucha devoción.» (2)

El general Rejón, á su vez, dirigió una entusiasta alocución,y lo propio hizo su cuñado Alonso Jaime de Sotomayor.

Como el principal objeto del General era reedificar la fafamosa torre de Herrera, en Gando, á fin de hacerse en ella fuerte, caso necesario, ordenó el desembarque del resto de la fuerza y, según refiere Gómez Escudero, (3) «comenzó á >>marchar con banderas y forma de ejército en campaña. Los »espías que iban delante trajeron un Canario viejo que estaba »cogiendo marisco, y no se veía más gente, que parecía no >>haber nadie en la isla: preguntósele por el camino de Tel>>de, que está dos leguas y media camino al sur por la mis»ma ribera: dió algunas razones que se podían entender,

(1) Gomez Escudero, M. S. cit. cap. V, p. 9. (2) Gomez Escudero, M. S. cit. cap. V, p. 9. (3) Gomez Escudero: M. S. cit. cap. V, p. 9.

»de que no fuesen más adelante por el peligro de una sierra >>que se había de pasar, onde les esperaba una gran embos»cada, que fuesen más adelante onde los llevó y hiciesen >>alto y así plantaron su Real en ribera distante una legua »onde se dijo la misa; era un hermoso valle de gran canti>>dad de palmas y dragos, higueras y sauces, y agua que co»rría siempre á la mar de un arroyo llamado Genigüada: es»to es á la falda de un cerro que corre de norte á sur por >>legua y media poco más hasta encontrar con el paso peli»groso de un risco alto y tajado que cae á el mar. Tiene es>>>ta ribera de ancho de dos á tres tiros de piedra onde >>se situó el Real llamado de Las Palmas, dispúsose hacer »iglesia en una casa Canaria, tenían otras casas Canarias >>metidas debajo de tierra á modo de madrigueras y por >>>fuera se conocía por un montón de tierra, y pocas piedras »á el rededor, y media legua sería de donde se dijo misa que shabía otra pequeña, las paredes de piedra y sobre el enma>>derado tosco el terrado. Dispuesto ya de no ir á Gando que »fué el designio con que se desembarcó el día de San Juan, »y ahora por acuerdo de Don Juan Rejón y el Deán y Alon>so Jaime y personas prácticas, se acordó fabricar una to>>rre y con diez tapiales y mucha gente en poco tiempo ha >>cían mucha cerca, estando todos contentos por la amenidad del sitio y tener toda conveniencia de agua, leña y los na>>víos presentes á nuestra vista.>>

El relato hecho por el viejo indígena, tan sencillo, como natural, ha dado márgen á que algunos historiadores y cro⚫ nistas consideren el hecho como milagroso, poniendo en boca del mariscador un verdadero discurso y considerando el encuentro como sobrenatural, hasta el caso de que Abreu Galindo afirma que era una mujer, dándole el siguiente maravilloso colorido (1): «Viendo Juan Rejón y su gente el sitio »y lugar ser cómodo, y aparejado para lo que pretendían, >hizo asiento, y mirando por el adalid que allí los ha»bía encaminado, y traido, no lo hallaron; lo cual puso ad

(1) Abreu Galindo: op. cit. Lib. II, cap. X, p. 114.

>>miración á todos. Era Juan Rejón muy devoto de Señora »Santa Ana y tuvo entendido había sido su guía, y así hizo >>>luego una Iglesia de la advocación de Señora Santa Ana, »>que fué la primera, y hoy se intitula San Antonio.»>

Nuñez de la Peña refiere sencillamente el hecho diciendo (1): «un Canario que amaba á los españoles, que fué en>>>contrado en un término que decían Genigüada, les aconsejó >>no pasasen de aquella parte por el gran peligro en que se iban »á poner, porque el Rey había tenido aviso de su llegada y >>estaba con muchos Canarios más adelante aguardándolos: »recibieron el consejo y no pasaron de aquel sitio.»

A su vez, el Doctor Marín de Cubas, glosa este encuentro sencillísimo, y le dá ciertas formas diplomáticas, haciendo hablar en los siguientes términos al mariscador y al General Rejón (2): «Trajeron las espías á un Canario viejo que >>estaba mariscando; á todo cuanto le preguntaban, así en »>lengua canaria, como en castellano, callaba sin responder >>palabra: y dijeron dónde habría agua dulce, y luego seña»ló con la mano adelante del camino donde la había, sin hablar; y viendo que á todo entendía, pues respondía por se»ñas, se llegó á él uno de los de Lanzarote y dijo que guiase »á donde estaba el agua, y que por que no hablaba? el viejo >>respondió en ambas lenguas, aunque el castellano mal » formado dijo las razones siguientes:

>> Yo os entiendo muy bien lo que decis y á lo que venis y >>así lo noto: ¡oh! cuan porfiados sois! ¿No habéis siempre llevado que contar? ¿No os acordáis de la torre de Gando? >>pues no há tanto que pasó, ahora venis muy pocos y sois »gente lucida de buenas armas; volveos presto, tomad el >>consejo de hombre que ha visto muchas desdichas vuestras, >>veis aquí cerca el agua en Genigüada (es un arroyo) no pa>>>seis de este sitio en adelante, aquí teneis vuestros pájaros blancos en que luego podeis huir, no deis lugar que >>en vosotros se egecuten las crueldades, que nuestros

(1) Nuñez de la Peña: op. cit. Lib. I, cap. XI, p. (2) Marin de Cubas: M. S. Lib. II, cap. I, p. 90.

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>>>Guadartemes siempre os han ejecutado en vosotros. >Sois provocadores, amigos de grandes ruidos, teneis allá <<tierras mayores, mucha gente, dejad la nuestra pequeña y »pobre; andad, idos de aquí, no conseguireis el fruto que «pretendeis, que los Canariotes hemos sido y seremos siem»pre victoriosos.

>>Fué este Canario llevado ante el capitán Juan Rejón, é informado de lo que había dicho, le respondió al Canario >>para que llevase á los suyos y se fuese cuando quisiese: Yo me holgara, dijo, hallar vivo á vuestro Reyezuelo Bentagoya, el que decis de Telde, y en campaña veriamos quien >>buscaba á quien. Yo os agradezco el buen consejo que me >>habeis dado, y sabed vosotros, que no he menester mas gente para pelea, que yo la hubiera traido. Vengo á daros la »doctrina de la ley evangélica, y á que vivais como hombres »y no como fieras, que es gran lástima, sin ley, religion, doctrina, es la verdadera la de Dios hombre Jesus nacido en » Belen, criado en Nazaret, es toda verdad y luz; vengo á »conquistaros por bien, no á haceros mal; la tierra será >>vuestra como lo es, solo la sujeción y dominio será de los >>Reyes de Castilla, y así los tendremos por hermanos. Y el »>día siguiente se fué el Canario. >>

Castillo relata sencillamente el hecho; pero Viera y Clavijo (1) fijándose en que Abreu Galindo había variado el sexo del mariscador Canario, presentándolo como mujer, que sirvió de adalid á Rejón, escribe sobre el mismo tema lo siguiente: «Juan Rejón, que sin ser escrupuloso, era de«voto de Santa Ana, se persuadió, ó quiso persuadir á los >>otros, que la Madre de María Santísima, bajo la figura de »aquella buena mujer, había descendido del cielo á dirigirle >>>en el primer paso de su campaña; por tanto, dió orden pa>>ra que se edificase allí una Iglesia con la advocación de »Santa Ana, cuyo Patronato se ha conservado siempre. La >>noticia de esta piadosa creencia (que también pudo ser extratajema política de Rejón para animar sus tropas) es de

(1) Viera y Clavijo: op. cit. T. II, Lib. VII, p. 32.

»Fray Juan Abreu Galindo.....»

Exponiendo de esta suerte lo que cada historiador expresa sobre un hecho tan poco interesante, como es éste; hago ver las dificultades con que habré de tropezar en mi narración, llevado de mi deseo de hacer luz sobre todo cuanto á esta época interesante de la conquista se refiera; siendo lo único verdadero de este episodio, que no deja de ser importante, para los hechos sucesivos, que al salir Rejón con su gente del Puerto de las Isletas, con intento de ir hasta Gando, un indígena anciano le hizo ver las dificultades de su empresa, á causa de lo montuoso y quebrado del país y de las emboscadas preparadas para su destrucción por los naturales de Telde.

Y como Rejón, general experimentado, conoció desde luego la ventaja estratégica de los Canarios, dispuso inmediatamente que sus tropas acampasen á las márgenes del Giniguada, atrincherándose debidamente; á cuyo efecto mandó construir una muralla que resguardase el campo, fabricando almacenes de depósitos, casas, y dentro del recinto una ermita dedicada á Santa Ana, intitulando á su campamento «Real de Las Palmas», como manifestación verdaderamente gráfica de la multitud de palmeras que allí había.

Como se vé, ya no son aventureros, sino tropas disciplinadas y aguerridas y acreditados generales los que intentan la conquista de la Gran Canaria; soldados de la nación más famosa de aquellos tiempos, se hallaban dispuestos á llevar á cabo su proyecto de conquista; y al saber los canarios la arribada de los españoles y que se hallaban acampados á las márgenes del Guiniguada, sólo pensaron en rechazar al español, y, deponiendo rencillas intestinas, pactaron guerra á muerte al atrevido invasor.

Y en verdad que existía gran perturbación en la isla, por. que habiéndose rebelado Doramas contra su rey el Guanarteme de Gáldar, muchos descontentos y ambiciosos se le habían unido, resultando odiosidades y rencores que habían de ser precursores de amargos desastres; pero ante la noticia de un común enemigo, sustituyó á la pasión de partido

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