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Cuenta además que, convocados los diferentes Jeques árabes, pusieron sitio al castillo de Carcia Herrera con 10.000 hombres y 3.000 lanceros; noticia que comunicó inmediatamente á Lanzarote por medio de la fusta que á todo evento habia alli dejado; y al instante Diego Garcia se embarcó con 600 hombres al mando de Alonso de Sanabria, llevando seis embarcaciones que entraron en donde llaman el Rio, disparando algunos vasos de metralla, se dispersaron los moros viendo el estrago que en sus huestes producian.

Inmediatamente Garcia reforzó la guarnición, y á los pocos dias se presentó un árabe llamado Gelungute, pidiendo ser cristiano; y vigilado y debidamente instruido, fué bautizado con el nombre de Juan Camacho por llamarse asi el que le sacó de pila.

Viera y Clavijo, siguiendo á Abreu Galindo, y más que nada inspirado en noticias que le facilitaban los que se llamaban poseedores de antiguos archivos, y que sólo tenian interés marcado en hacer aparecer á sus antepasados como terror de las costas Africanas, segun se ha visto por el epitafio de Diego Carcia de Herrera, nos noticia (1) que fué Alonso Fajardo el que reedificó el castillo fabricado por aquel en Guadir ó Santa Cruz de Mar-Pequeña, en Berberia, y cuya fortaleza defendió de las tropas del Rey de Fez, por lo cual se le nombró alcaide de ella y se le señaló con sobresueldo de 50.000 maravedis.

No sabemos más; pero si es un hecho, que cuando Alonso Fernandez de Lugo (2) celebró el pacto con los Reyes Católicos para la conquista de las islas de la Palma y de Tenerife, le fué concedido el título de Capitan general de dichas islas y del territorio Africano comprendido desde el cabo de Agüer hasta el de Bojador.

Pero estudiando nuestros historiadores y analizando acontecimientos, notamos errores manifiestos y para nos

(1) Viera y Clavijo: op. cit. T. II., Lib. VIII, p. 158. (2) Nuñez de la Peña: op. cit. L. I, cap. XIII, p. 104.

otros siempre incomprensibles, pues demuestran poco afan de investigacion.

Así vemos que hasta el mismo Dr. D. Domingo Déniz, que dejó inédita una Historia de Canarias, con unos interesantes artículos que publicó en 1862, en el Boletin de la Sociedad de Amigos del Pais, de Las Palmas, consigna (1) que «no debe confundirse Agadir ó Santa Cruz, comun>>mente llamada de Berbería, que los moros quitaron á los »portugueses en 1536, con el castillo de Guáder ó de San>>ta Cruz de Mar-pequeña, fundado por Diego de Herre>>ra, uno de los señores territoriales de estas Islas, por »el año de 1454, á la entrada, como refieren las crónicas, >>del rio que los naturales llamaban Vado del Mediodia, >>hoy rio Non, que segun Viera «forma una bahia, nave»gable hasta tres leguas tierra adentro;» cuya fortaleza >>fué destruida por los moros en 1524. Se cree que Alon»so Alvarado, nombrado Gobernador de la Gran-Canaria »en 1594, la reedificó, y que luego volvió á dejar de exis>>tir. Esa ria, fondeadero ó bahia que forma el rio Non, »>se llamó antiguamente Puerto de Guáder. Probablemen>>te se dió á este castillo de Guáder, del que más adelan>>te tambien hablaremos, el nombre de Santa Cruz, á imi»tacion de la posesion anterior, y sin duda para competir >>con los émulos portugueses, que tantas pretensiones tu>>vieron sobre estas Islas: así es que aquella comunmente se llamaba Santa Cruz de Berberia, porque existe so>>bre la costa de Berberia; y á ésta Santa Cruz de Mar»>pequeña, por que se fundó en el golfo de Mar-pequeña, »que tambien se llamó Mar-chica y Mar-menor. La deno>>minación de Mar-pequeña se conserva intacta entre los >>marinos Canarios, y muy particularmente entre aquellos »>que se ocupan de la pesca del salado.»

Pero á pesar de lo consignado por el Dr. Déniz, fundado en el dicho de algunos cronistas, no es posible aceptar que

(1) Poletin de la Sociedad Económica de Amigos del Paîs, de Las Palmas de Gran-Canaria, 1862, n.o 1.o p. 1'.

TOмO III.-68.

Diego Garcia de Herrera hiciese su invasion en Africa en 1454, cuando necesitaba, en esa época, de todas las fuerzas que disponía, y aun de más, si las hubiese tenido, para la conquista de Gran-Canaria; pues le era preciso guarnicionar con numerosas tropas la fortaleza de Gando, y esa misma guarnición, por lo mismo que no bastaba á su precisa defensa, fué en varias ocasiones hecha prisionera por los indígenas, y la fortaleza arrasada. ¿Cómo entonces podía distraer sus gentes del punto principal de sus miras para llevarla á la empresa de aventuras en la costa de Africa?

Sólo puede aceptarse que esas correrías principiasen en 1477, cuando los Reyes Católicos, por los desaciertos de Diego Garcia de Herrera, se hicieron cargo de la conquista de Gran Canaria, Tenerife y Palma. Entonces podia distraerse, sin peligro, gente para arriesgarse en nuevas

aventuras.

Nosotros esperábamos que D. Antonio María Manrique y Saavedra, al ocuparse de la historia particular de las islas de Lanzarote y Fuerteventura (1), y habiendo hecho una expedición en 1882, con solo el intento de determinar por sí mismo el sitio donde estuvo situada la torre de Santa Cruz de Mar-Pequeña, hubiese obtenido más precisos datos de los que obtuvo; pero todo se redujo á conjeturas más ó menos aceptables, siguiendo la opinión del viajero francés Renou, que considera á Puerto Cansado punto verdadero donde la fortaleza se hallaba, y cuyos vestigios allí se encuentran: calculando que fué construida por los años de 1467; fecha que tampoco aceptamos por las razones ya emitidas, sintiendo sólo que tantas y tantas investigaciones no hayan dado más positivo resultado.

En el propio año de 1882, pasó á la misma costa de Africa una comisión mixta que designó á Ifní, como situa

(1) D. Antonio Maria Manrique y Saavedra: Resumen de la Ilistoria de Lanzarote y Fuerteventura: 1889, p. 42.

ción de la indicada fortaleza, cuya opinión acepta D. Agustin Millares (1); quien dice lo siguiente: »Nosotros, despues >>de estudiar los contradictorios datos y diversas opiniones »>que sobre la debatida cuestión de Mar pequeña exis>>ten, hemos aceptado el lugar de Ifni, de acuerdo con la >>comisión mixta nombrada al efecto para su designa>>ción.» Pero en vista de esta divergencia de opiniones de los historiadores citados, veamos ahora lo que nos dicen otros escritores nacionales y extranjeros.

Ocupa entre éstos lugar distinguido el R. Padre Fr. Manuel Pablo Castellano, á quien tuve el gusto de tratar personalmente, y á quien debo gratitud por las atenciones que tuvo conmigo mientras estuve en Mogador, habiéndome facilitado carta de presentación para muchas personas residentes en las ciudades del litoral Marroquí.

En su notable obra se expresa así: (2) «Santa Cruz >>Aunque con toda verdad puede decirse que Mogador »es la última ciudad de la costa de Marruecos, dire»>mos algunas palabras acerca de la ciudad de Agadir »ó Santi Cruz la Pequeña, situada á 140 kilómetros de >>Mogador y 244 S. O. de Marruccos. Entre Mogador »>y Santa Cruz se encuentran los cabos Cim, Geir y Te>>felnah, y los rios Tidsi y Beni-Tamir, á 9 kilómetros al »N. del cabo Gher: todo el camino es sumamente llano y »arenoso, en el que no se encuentran sino miserables cho»zas y pobres cabañas. La poblacion de Santa Cruz se ele>>va sobre una colina de unos 650 piés de altura sobre el >>nivel del mar: la ensenada que existe entre el cabo y »>la poblacion ofrece un buen fondeadero. Se llamó tam>>bien Aguer ó Agher, y en tiempo de Leon Africano era >>>conocida con el nombre de Gurtguessen.

(1) D. Agustin Millares: Historia general de las islas Canarias, 1893 -T. IV, p. 120.

(2) Rdo. P. Fray Manuel Pablo Cas'ellano, religioso menor observante. Descripción histórica de Marruecos y Breve reseña de sus dir astias, ó apuntes para servir à la Historia del Magreb, 1878 p. 123.

>>Informado el rey de Portugal D. Manuel, de la im>>portancia de este punto, ya por su natural fortaleza, »ya por la preponderancia que habia adquirido á causa »de su extenso comercio con Europa, pensó en apode»rarse de Agadir: empresa dificil, por no decir imposible, >>siendo un sitio de tan fácil como segura defensa. »>Pero la fortuna fué pródiga en esta ocasión con los >>portugueses, premiando su espíritu valiente y empren»dedor. Contra lo que todos esperaban en Portugal, »la conquista se llevó á cabo casi sin combatir: los >>moros no habian imaginado que su rica ciudad pu»>diese ser objeto de ataque por parte de los cristianos, »juzgando que jamás incurrirían en semejante temeridad. »Asegurados, pues, con esta suposición; en lo que ménos pensaron fué en prevenirse para un asedio formal, creyendo suplir con la confianza la falta de medios de »defensa.

»Tamaña ilusion desapareció tan pronto como llegaron »>las naves portuguesas y empezaron á hacer sobre la ciudad y sus fuertes un nutrido fuego de artillería. Despro>>vistos de ésta los moros, corrieron en todas direcciones >>abandonando la poblacion; y cuando volvieron de su es»tupor, el pabellon portugués flotaba triunfante sobre los »muros y castillos de Agadir, y el jefe del ejército lusi»tano tomaba posesión de la importante plaza en nombre >>de su rey.

>>>Temiendo los portugueses alguna agresion de los mo»ros para recuperar la plaza, trataron de fortificarse só»lidamente. Al efecto se despachó una comision á Lis>>boa, que al mismo tiempo que comunicase la fáusta no»ticia de la nueva adquisicion, pidiese al rey recursos »para fortificarla, lo cual fué concedido por el monarca, »>como era natural. De vuelta la comisión se hicieron gran>>des reparos en los muros, se construyó de nuevo una >>fortaleza convenientemente artillada, y se puso todo en estado de resistir con éxito, en el caso de que los moros

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