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El cardenal Portocarrero, segun asegura el marques de San Felipe (1), para conservar sin rivales su autoridad, introdujo en el gobierno á los franceses, por quienes fue despues arrojado de él. Este mal estadista hizo que el rey formase un consejo secreto de gabinete, en el cual tuviese voz y voto el embajador frances.

En esta junta, que presidia el monarca, no entraban mas que el cardenal, el presidente del consejo de Castilla Arias, y el embajador frances, á cuyo voto se daba la mayor consideracion. Desde entonces tenian tanta mano en los negocios de España los ministros franceses, que dieron mas celos á las potencias estrangeras, viendo estrechada la union de las dos coronas en tal grado, que todo se ponia al arbitrio de Luis XIV. Si algunas veces el gabinete de Madrid, cansado de tanta humillacion, queria obrar con cierta independencia, los ministros franceses, recordando las obligaciones que Felipe debia á su soberano, y la necesidad que tenia de sus auxilios, siempre quedaban victoriosos. Asi aquella primera época, tan gloriosa para los españoles por las distinguidas pruebas que dieron de valor y lealtad, y para el

(1) Comentarios de la guerra de España, tom I, página 30.

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rey por

el teson con que

defendió

su corona, fue

tambien un período de ardides palaciegos y de forzosa sumision al gabinete de Francia.

La política de España varió notablemente de resultas del fallecimiento de la reina, acaecido en 14 de Febrero de 1714. Felipe, entregado á un dolor profundo, abandonó las riendas del gobierno, y la princesa de los Ursinos, favorita de la difunta reina y de su augusto esposo, amaestrada en las intrigas palaciegas, ambiciosa y sagaz trató de gobernar á su arbitrio la monarquia, oponiendo sus ardides á los del gabinète frances, y aspirando á una independencia que no era posible mientras viviese Luis XIV. Por ella se confió la direccion principal de los negocios al frances Orry, conocido ya por sus reformas en el ramo de hacienda, y al mismo tiempo se trató de limitar el poder y los privilegios del clero, poniendo término á los abusos eclesiásticos, y refre nando la terrible autoridad de la inquisicion.

del rey

y

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Sostenian los proyectos de Orry el confesor. Robinet don Melchor de Macanaz, que por su gran talento y la entereza de su carácter, habia ascendido de un juzgado inferior de Aragon á la plaza de fiscal del consejo de Castilla, y ya se habia dado á conocer por su oposicion á las inmunidades del clero. Presentó Macanaz un informe ó memoria al rey, en la cual se proponia,

probar que los abusos de la iglesia habian sido perjudiciales á los intereses de la corona; que el privilegio del asilo habia convertido el templo de la divinidad en un refugio de malhechores; que otras muchas inmunidades civiles del cuerpo eclesiástico eran perjudiciales á la autoridad real y al tesoro público; y que el tribunal de la nunciatura ejercia un verdadero despotismo en España.

Hizo esta Memoria una impresion profunda en el ánimo de Felipe V, que mandó pasarla al consejo de Castilla para que informase. Como este era un ataque directo al monstruoso poder del clero, que tenia ya en ya en España tan hondas raices, no podia menos de escitar grande interes, alentando las esperanzas de algunos ilustrados españoles partidarios de las reformas, y escitando la indignacion de los interesados en aquellos abusos. La inquisicion, siempre vigilante para sostenerlos, declaró herética y subversiva de la fé católica aquella Memoria que habia sido denunciada, si bien por consideracion al rey se abstuvo por entonces de proceder contra Macanaz. El decreto de la inquisicion se fijó en las iglesias y plazas públicas del reino, y hasta en las paredes del palacio real.

Los reformadores hicieron ver al rey que la publicacion de la sentencia inquisitorial era un atentado escandaloso contra la corona, y Felipe Tomo IV.

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se irritó hasta el punto de exigir la revocacion de aquel decreto, y aun tuvo la intencion de suspender de sus funciones al santo Oficio. Este no obstante osó hacer frente al monarca mismo: los inquisidores nuevamente nombrados por el rey no se atrevieron á tomar posesion de sus plazas. Se intimidó la conciencia del escrupuloso monarca, quien mandó convocar una junta de teólogos. Dió esta un dictamen favorable á la inquisicion, censurando la Memoria de Macanaz; y el consejo de Castilla confirmó este fallo, pues si bien recomendaba debilmente aquel escrito en algunos puntos, le calificaba en general de violento en demasia, y contrario á los principios de la fe católica. Felipe hubo de ceder á la oposicion de las dos autoridades civil y eclesiástica, sin atreverse á adoptar el dictámen de sus ministros; y aunque siguió protegiendo á Macanaz contra el poder terrible de la inquisicion, tuvo por fin este celoso ministro que espatriarse salvándose en la corte de Francia (1).

(1) Mr. Coxe L'Espagne sous les rois de la maison de Bourbon, tom. 2, cap. 22. Macanaz dirigió al rey desde Paris un escrito intitulado: Auxilios para bien gobernar una monarquía católica, que puede verse en el tomo 5.o del Semanario erudito de Valladares. En esta obra hace reseña de los gravísimos males que aquejaban á la monarquía, apuntando los oportunos remedios. Se lamenta de la complicacion de las leyes, y hace ver la necesidad de un códi

Otros dos sucesos notables ocurrieron en esta época del reinado de Felipe V, y fueron la renuncia solemne de sus derechos á la corona de Francia, y la alteracion de la antigua ley fundamental de Castilla acerca del modo de suceder en la corona. Motivó lo primero la instancia que hicieron los ingleses pendientes las negociaciones para la paz, á fin de que para evitar la reunion de los

go; manifiesta los perjuicios de la amortizacion eclesiástica, del excesivo número de frailes, proponiendo la reforma de estos, llama enfermedad pestilencial á la muchedumbre de jesuitas que habia en España, ponderando los perjuicios que causaban al estado, Trata de la necesidad de fomentar el comercio y la industria; y aunque no tengan aplicacion en el dia muchas de las mejoras que propone, siempre serán dignos del mayor elogio los pensamientos y el celo patriótico de este ilustre magistrado, que por el bien de su pais trabajó con tanto empeño, é hizo tan costosos sacrificios. Lo mas notable es que entre sus escritos se halla uno en defensa de la inquisicion; pero segun dice el Sr. Muriel en una de sus notas al cap. 22 de la Historia de Coxe, los inquisidores calificaron de irónico aquel escrito, opinion que se vió confirmada despues en otra obra de Macanaz intitulada: Apología de la defensa escrita por Fr. Nicolas Jesus de Belando en favor de la historia civil de España, prohibida injustamente por la inquisicion: sirva esto para vindicacion del benemérito Macanaz, á quien no ha mucho tiempo se ha censurado en un papel público por su instabilidad en las opiniones. Véase lo que acerca de Macanaz dice el marques de san Felipe en sus Comentarios tom. 2.o, pág. 122 y siguientes

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