¿Qué sentireis volviendo tan á sordas Al tiempo que llegardes al paraje, Y no serviros áncoras ni cordas Con la soberbia grande del olaje; Y naufragar en las arenas gordas, Dando tan malos fines al viaje, Y que viendo los pueblos deseados Quedeis en sus riberas ahogados?
»¿A qué varon tan fuerte no desmaya Pensar que vemos ir aquel nadando, El otro ya no ver adónde vaya Con las bebidas aguas arqueando; Otros al rebalaje por la playa, Otros con la resaca peleando, Otros que vereis ir de mar en fuera, Asidos á pedazos de madera?
» Ansi que, por no vernos en estrecho Con otros riesgos mas particulares, Debemos esperar un tiempo hecho Primero que partamos destos mares; Ya que no reparais en el provecho De islas, tierras nuevas y lugares, Que pienso de ver antes de dos dias, Y no serán fingidas profecías.
Porque en aquel nublado que se cierra Adonde reverberan arreboles, Tengo por imposible faltar tierra, Montañas, promontorios y peñoles, Supremas cumbres, gran aftor de sierra Que tienen de hollar los españoles; Y no quiero decir mas cerca desto, Pues todo cuanto digo vereis presto.»
Colon de ver tan buen razonamiento, Y que fué tan á gusto como quiso, Quedó lleno de gran contentamiento, Los otros cada cual muy arrepiso, Y como ya ventaba manso viento Mandóles navegar con gran aviso, Y ansí continuó la compañía Su carrera de mar y larga via.
Alguna vela llevan abatida, Aunque la mar estaba bonancible; A médio mástil otra recogida Pareciéndoles ser cosa posible, Que la prolija tierra prometida Otro dia podria ser visible;
Mas dejémoslos ir con su recuesta, Que yo diré después lo que me resta.
Donde se trata cómo hallaron tierra, y descubrieron la grandeza deste nuevo mundo con grandes muestras de riquezas. Y lo demás que les aconteció con las primeras gentes que vieron.
No puede la verdad jamás ser muerta, Y cuando por malicia se escurece, En tal escuridad, es cosa cierta, Que nunca para siempre permanece; Antes por muchas vias abre puerta Por donde como rayo resplandece ; Mas agora volviérales la cara, Faltando quien aquí perseverara.
Pero Colon, insine navegante, Aunque desmayan otros, él no cesa, Al cual para pasar mas adelante Tardía se le hace toda priesa, Diciéndoles : « señores, Dios mediante, Mañana cumpliré con mi promesa. » Burlaban de negocio tan prolijo, Pero salió verdad lo que les dijo. Pues cuando con justo movimiento Venia por sus cursos el Aurora, Y tenía Titán el aposento Octavo de los doce donde mora, Quiso Dios enviar el cumplimiento De los deseos santos desta hora, Porque tan gran grandeza como esta A los humanos fuese manifiesta.
Habiendo pues rompido la mañana Aquel velo que nuestra vista cierra, El grumete Rodrigo de Triana A grandes voces dice tierra: tierra; Oyeron esto tan de buena gana Que toda pesadumbre se destierra, Sale para mirar toda la gente Y conocieron sello claramente.
Alégranse con tierra los terrenos, Danle vital aliento sus olores,
Te Deum laudamus cantan, y no menos Tocaban en las naves atambores, En las cuales los bordos iban llenos De regocijadísimos clamores, Y do cualquiera dellos se volvia Sonaba regocijo y alegría.
Oian infinitas bendiciones, Capitanes, soldados, marineros, Todos decian: «Vivan los Colones, Vivan tan valerosos caballeros ; Vivan dichosos años los Pinzones, Sus buenos y leales compañeros, Vivan los marineros y soldados, Y Dios los haga bienaventurados.
>> Cristóbal, pues por ti Cristo nos vale, Válgate Dios, el rey y tu cuidado; Con grandes señoríos te señale Aquel que te formó tan señalado, Con gloria de los cielos te regale, Pues has el mundo todo regalado; Hereden señoríos prepotentes Los hijos que ternas y decendientes.
>>Sea tu fama con eternos cantos Por todas cinco zonas estendida, Tu nombre solenicen todos cuantos Hoy viven y después tuvieren vida; Déte su bendición Dios y sus santos Con premios no sujetos á caida; Goces de tus trabajos años largos Con mas insines y mayores cargos.» Sonaban por las naos panderetes Con sonajas que hacen maravillas, Besábanles las manos los grumetes, Y las demás personas no sencillas; Los lejanos quitaban los bonetes Hincando por las naves las rodillas, Y cada cual confuso y afrentado Le pedia perdon por lo pasado.
Diciendo van aquello que veian Haciendo con las manos dulces señas, Los árboles sus ramos descubrian, Víanse las montañas y las breñas, Sonaban ya las hondas que herian Los cóncavos y huecos de las peñas Ven prados y frescuras ser anienas, Ven blanquear las playas con arenas.
Ven cómo sus descansos adereza Puerto que divisaban atalayas, Y ven desde los piés à la cabeza Andar hombres desnudos por las playas, Mujeres do la vista se endereza Sin arreos de mantos ni de sayas, Por ser sus policías y conciertos Andar galán y dama descubiertos.
Salian á mirar nuestros navíos, Volvian á los bosques espantados, Huian en canoas por los rios, No saben qué hacerse de turbados: Entraban y salian de buhíos, Jamás de estraña gente visitados; Ningun entendimiento suyo lleva Poder adevinar cosa tan nueva.
Ansimismo de nuestros castellanos Decian, viéndolos con tal arreo, Si son sátiros estos, ó silvanos, Y ellas aquellas ninfas de Aristeo : O son faunos lascivos y lozanos, O las nereides, hijas de Nereo O driades que llaman, ó nayades De quien trataron las antigüedades.
Ansi todas las ninfas como ellos Son bien proporcionados y bien hechos, Sacados son de hombros y de cuellos, Y mas pecan de anchos que de estrechos : ¡ Cuán luenga hermosura de cabellos! ¡Qué gran tabla de espaldas y de pechos ! Los galanes, las damas y los pajes Jamás deben mudar ropas ni trajes.
Por cierto todos ellos son dispuestos, Y ellas por consiguiente bien dispuestas; Pero los trajes son muy deshonestos, Aun para las mujeres deshonestas, Pues los unos y otros andan prestos Para solenizar venéreas fiestas: Ellos no rozarán las agujetas,
Y ellas no romperán muchas faldetas.
No debe remordelles la conciencia, Ni quieren evitar inconvinientes, Pues tan sin empachosa reverencia Incitan empachosos accidentes; Pues no son en estado de inocencia, Que hijos son de Adán y descendientes; Estas cosas y otras van diciendo Las islas de Lucayos descubriendo.
No hace destas islas Fenescies La valerosa gente que camina, Porque dejando va Guanahanies Y otras de mas momento determina; Descúbrese la isla de Haities, Y Cuba que llamaron Fernandina, En gracia y honor del rey Fernando, Cuyas partes seguia nuestro bando.
Navegaron la parte que pudieron Los dinos de preciosa laureola, Y á estas dichas islas se volvieron, Y no tomaron dellas la mas sola; Porque la de Haities escogieron A quien por nombre dieron Española, Porque su nombre dé por cosa cierta Que fué por españoles descubierta.
Puestos pues en buen orden y concierto, A tierra determinan de llegarse, Mirando si conocen algun puerto Donde puedan surgirse y repararse, Y descubrir en tierra lo cubierto Para poder mejor desengañarse, Y saber quién serán estas naciones, Sus ritos, sus costumbres y opiniones. Buscando, como digo, puerto bueno, De vientos desabridos amparado Ofrecióse delante cierto seno De frescas arboledas rodeado; El circuito dél de casas lleno Y por todas sus partes cultivado; Llegáronse las naos à la boca Que entrambos lados ciñe dura roca.
Adentro contenia gran anchura, Con playa limpia bien acomodada, Y por todas las playas hay fondura Donde puede surgir nave cargada ; No tienen las entradas angostura Pero bajíos hay en el entrada,
Y en ciertas partes hay limpias canales, Mas entonces no vieron las señales.
Colgaban de las rocas ornamentos De yerbas diferentes en verdores, Dulces aguas y claros nacimientos Que formaban murmurios y clamores, De tofos, socarrenas y aposentos, Descansos de los indios labradores, Con otras cosas mas de gentileza, Segun quiso pintar naturaleza.
Muchas ninfas andaban por las aguas Nadando, los cabellos esparcidos, E indios en canoas y piraguas De sus arcos y flechas proveidos ; Pintados con el jugo de las aguas, Que son sus ornamentos mas pulidos; De narices y orejas dependian Algunas joyas que resplandecian.
Por gran contentamiento se tenia Mirar tales verduras y decoro, Mas fué mucho mayor el alegría De ver que descubrian joyas de oro; Porque cualquiera dellos entendia Ser muestras de riquezas y tesoro, Y ansi luego embocó la capitana Que siguen las demás de buena gana.
Yendo por allí con buen avio Con sonda y el timon bien atentado, Dió Cristóbal Colon en un bajio O piedra do lo vieron encallado ; Huyeron los demás deste navío Asegurándose por otro lado, Acudiendo bateles prestamente Para sacar las ropas y la gente.
Todos de ver aquellos perdimientos, A su vuelta y salud perjudiciales, Quedaron por estremo descontentos Y con sospecha de mayores males; Echan juicios varios, dicen cuentos Pronosticando mal de las señales, Llorando muchos dellos y diciendo Que su ganar entraban ya perdiendo. Colon, puesto que pena recebia, Con un raro valor disimulaba, Y con aquel calor que convenia A los desconsolados consolaba, Dando reprehension al que temia Y al que por mal anuncio la juzgaba, Diciéndoles : « Yo puedo dar razones Con que confunda vuestras opiniones;
>>Pues tengo por suceso placentero Aqueste que teneis por lamentable, Y lo que sospechais ser mal agüero Aqueso juzgo yo por favorable; Cuya declaracion y paradero Después lo contareis por admirable; Porque nave quedar en este suelo No fué sin provision del alto cielo.
>Desto daré razon no mal fundada, Sino mejor zanjada que la vuestra, Pues la nave que vemos encallada Quiere decir que con felice diestra Habemos de tener aquí plantada La nave de la Iglesia madre nuestra, Y queda sobre piedra por indicio De que es lo principal del edificio.
»De manera, que si para lo visto Católicos sentidos dan la llave, Diremos ser la piedra Jesucristo Y el reino de la Iglesia ser la llave; Y ansí será pesar con placer misto O por mejor decir todo suave, Pues se pierde navío de madera Y se gana la nave verdadera.
>>A la cual con la lumbre recebida Veremos acudir en nuestros dias Aquesta gente bruta, divertida En diabólicas idolatrías;
Y acá no la veremos combatida Con las olas de falsas herejías, Por caer estas tierras en las manos De reyes fidelísimos cristianos.
» Que bien pudiera Dios dar estas gentes
A muchos otros reyes y señores De los pasados siglos ó presentes; Mas escogió los nuestros por mejores : Queriendo dellos y sus descendientes Hacer para su Iglesia protetores, Porque la suerte del primer talento Vaya sin reparar en crecimiento.
» Aquí tendrán riquísimos reinados Y gozarán amplísimos imperios, Donde sus capitanes y soldados Ternán do bien usar sus ministerios; Habrá también por tiempos obispados Católicos y santos monasterios: La fe del Redentor y su manada Aquí tiene de ser muy ampliada.
»También habrá civiles competencias Contenciones, bandos y porfias, Que debajo de falsas aparencias Sus maldades dirán ser obras pías; Pero verán jüeces con audiencias Por freno de las tales tiranías, Porque las tales son congregaciones Prestas á deshacer rebelïones.
Ansí que, si mirais con vigilancia Lo sucedido, hallareis por cierto, Que pérdida no fué sino ganancia La nave que dejamos en el puerto, Y negoció de muy gran importancia El orbe que tenemos descubierto; Por tanto todos nos aderecemos
Y sepamos quién son estos que vemos.» Dijo; y á ver navíos tan potentes, Cuales jamás tuvieron por vecinos, Acudia tal número de gentes
Que cubrian las playas y caminos; Miran con atencion y paran mientes Si son hombres humanos ó divinos, Contemplan las espadas, las adargas, Y espantanse de ver barbas tan largas. Venian los mas dellos embijados Desde los bajos piés á los cabellos; De plumas de colores estampados Acudian también algunos dellos; Joveles de oro fino mal labrados Pendientes de narices y de cuellos, Otros con brazaletes y con petos Que fueron à la vista mas acetos.
Tocaban unos grandes atambores, Caramillos y flautas imperfetas, Sonaban por encima los altores Caracoles á modo de cornetas; Dan otros alaridos y clamores, Otros bacian gestos y pernetas: Segun lo que se ve cada cual piensa Ser todas amenazas de defensa.
Van nuestras gentes pues encaminadas A estas, mas mejor apercebidas, Pues iban con escudos y celadas Y ansimismo banderas estendidas; Relumbran grandemente las espadas De los rayos del sol siendo heridas; Saltaron con valor en la ribera Donde la gente de indios los espera. Delante de los cuales se mostraba Un indio sobre todos eminente, Que Goaga Canari se llamaba, Segun después se supo claramente, El cual á pelear los animaba
Y á defender sus tierras y su gente, Y á todos los soldados que tenia Semejantes palabras les decia :
• Por causas evidentes conocemos, Amigos, compañeros y soldados, Haber necesidad de que velemos Y no vivamos punto descuidados,
Pues no sabemos quién son los que vemos, Ni de parte de quién son enviados, Si son hombres marinos ó terrenos, Si son varones malos ó son buenos. » Si tienen de caribes propiedades, O condiciones otras mas horrendas; Si quieren con nosotros amistades, O vienen para guerras y contiendas; Si son tan grandes sus necesidades
Que quieren que les demos las haciendas; De qué tierras podrán haber venido, En qué lejanos reinos han nacido.
Si son gentes de buenos pensamientos A bien es recebillos; si son gratas, Si vienen fatigados de hambrientos, Darémosles comidas bien baratas ; Darémosles de nuestros alimentos Guamas, auyamas, yucas y batatas, Darémosles cazabis y maices, Con otros panes hechos de raices.
» Darémosles buitias con agies, Darémosles pescados de los rios, Darémosles de gruesos manaties Las ollas y los platos no vacíos; También guaraquinajes y cories, De que tenemos llenos los buhíos, Y curaremos bien á los que enferman, Colgándoles hamacas en que duerman.
» Y conocidos ya sus pareceres, Seyendo con nosotros residentes, Darémosles las hijas por mujeres Para hacellos deudos y parientes; Haríamos comunes los placeres De campos y de rios y de fuentes, De cazas y de pescas las usanzas Y de las sementeras y labranzas.
» ¿Quién pudiera saber lo que desean Con certidumbre de su pensamiento, Con qué fines agora se menean? Pues bien no juzgo deste movimiento; Deseo finalmente que no sean Causa total de nuestro perdimiento, Que no por ser compaña tan estrecha Dejaré de tener mala sospecha.
>> El número que vemos es pequeño Aunque vengan mejor aderezados, Mas no por ser tan pocos los desdeño Con yo tener millones de soldados; Porque quiero dar cuenta de mi sueño, Segun que lo soñé dias pasados, O cosas sustanciales del historia, Si quiere socorrerme la memoria.
» Al tiempo que las gentes de dormidas Están de sus trabajos olvidadas, Via volar dos águilas asidas Con diademas de oro coronadas ; Las alas aunque no muy estendidas, Mares y tierras tienen abrazadas, Y por crecida que su presa fuese Faltaba quien las uñas les binchese.
» Parecióme volar al alto cielo, Y al tiempo que las alas estendian, De solo ver aquel umbroso velo, Hasta las bestias fieras les temian : Reales aves de subido vuelo A estas respetaban y servian, Y muchos gavilanes diligentes Eran sus adalides y sirvientes.
» Aquestos sus ministros ó falcones Andaban con las alas levantadas, Escudriñando reinos y regiones De sus tierras remotas y apartadas; Y deshaciendo cuantas religiones Están a nuestros dioses dedicadas, Haciendo ser por todo lo criado Un solo Dios creido y adorado. » Entre sueños of mil aullidos Que dábamos por campos y collados, Por ver los santuarios encendidos, Y todos nuestros ídolos quemados; Aquestos naturales destruidos, Sus poderosos pueblos asolados, Y no paraban nuestras compañías Sirviéndoles las noches y los dias.
» Las águilas asidas coronadas, Que yo via volar desta manera, Allí las traen estos dibujadas Por parte principal de su bandera ; Los tiempos y las horas son llegadas Si mi revelacion es verdadera; Conviene pues que cada cual defienda Sus hijos, sus mujeres y hacienda. »
Dan grita como gentes de albornoces : Resuenan increibles alaridos, A vuelta de los gritos y las voces Empúñanse los arcos encogidos; Todos iban lozanos y feroces, De jáculos agudos prevenidos; La briosa postura y el denuedo A muchos españoles puso miedo.
Viendo pues tan inmensa compañía Por no ponelles el estorbo tarde, Por alto tiran el artillería
La cual hizo que nadie los aguarde ; Antes quien de la mar menos huia Era tenido por el mas cobarde, Metiéndose por bosques y por breñas Y por concavidades de las peñas.
Como nube que grande crecimiento De pluvias á los ojos representa, Però la fuerza seca de algun viento Sus escuros vapores ahuyenta, Dejando sin aquel impedimento
Los campos con el sol que los calienta, Ansi la batería de los truenos Ahuyentaron indios destos senos.
Fué la rústica gente divertida, Sin que su rey pudiese detenellos; Y los nuestros siguiendo la huida Para poder tomar alguno dellos, Mujer ven en el monte detenida, Cuyas prisiones fueron los cabellos, Que siendo por los aires esparcidos Fueron de ciertas ramas detenidos. Metióse por el monte mas cerrado Destos inconvinientes ascondidos, Como vivace ciervo fatigado De la rapace fiera perseguido; Y fué por espesuras emboscado De sus ramosos cuernos detenido ; Ansí que su decoro y ornamento La causa fué de su detenimiento.
Clamores grandes daba la doncella En balde, que no deben ser oidos, O si la oyen, para socorrella Por ventura no son tan atrevidos; Al fin los españoles asen della, Y entonces dió mayores alaridos, No haciendo ya cuenta de su vida Por ver gente de barba tan crecida. Colon, que de la presa se holgaba, Y dió de buena gana las albricias, Con señas de amistad la halagaba Haciéndole regalos y caricias, Como quien grandemente deseaba Hacer con estas gentes amicicias; En efeto, cesaron los clamores, Aunque no totalmente los temores.
Diéronle de comer como convino, Sacando de su buen matalotaje Frutas secas, cecinas y tocino, Y otros regalos mas de su viaje; Hiciéronle beber de nuestro vino, Que no le parecia mal brevaje, Y en ciertos ademanes representa El alegría del que se calienta.
Después de la comida halagóła Con señas á los ojos aplacientes, Vistiéndola de blanca camisola, De mas de dalle dijes trasparentes; Y hechas estas cosas, envióla A que llamase deudos y parientes; Ella correspondiendo con las señas Emboscóse por medio de las breñas.
A grandes voces dice por la senda: « Venid, parientes mios, nadie huya; Pues no vienen á guerra ni contienda, Ni quieren que la tierra se destruya; Y no solo no piden la hacienda, Mas antes quieren darnos de la suya; Perded recelo de cualesquier males Que honestos hombres son, y liberales.>> ¿Qué vas, mujer liviana, pregonando, Juzgando solamente lo presente? Mira que con las nuevas dese bands Engañas á los tuyos malamente; El dicho vas agora publicando, Mas tú verás el hecho diferente, Verás gran sinrazon y desafuero, Y el sueño de tu rey ser verdadero.
Verás incendios grandes de ciudades En las partes que menos convenia; Verás abuso grande de crueldades En el que mal ninguno merecia; Verás talar labranzas y heredades Que el bárbaro sincero poseía, Y en su reinado y propio señorío Guardarse de decir es esto mio.
Y ansi fué que los hombres que vinieron En los primeros años fueron tales, Que sin refrenamiento consumieron Innumerables indios naturales:
Tan grande fué la prisa que les dieron En usos de labranzas y metales, Y eran tan escesivos los tormentos Que se mataban ellos por momentos.
Lamentan los mas duros corazones, En islas tan ad plenum abastadas, De ver que de millones de millones Ya no se hallan rastros ni pisadas; Y que tan conocidas poblaciones Estén todas barridas y asoladas, Y destos no quedar hombre viviente Que como cosa propia lo lamente.
Los pocos baquianos que vivimos Todas aquestas cosas contemplamos, Y recordandonos de lo que vimos, Y cómo nada queda que veamos, Con gran dolor lloramos y gemimos, Con gran dolor gemimos y lloramos; Miramos la maldad entonces hecha Cuando mirar en ella no aprovecha.
Pudiera de lo visto y entendido Entrar en laberinto de maldades, Indinos del varon bien instruido En nuestras evangélicas verdades ; Mas no será razon ir divertido Contando semejantes crüeldades: Volvamos prosiguiendo la carrera Desde donde dejé la mensajera.
Todas aquellas gentes ascondidas, Temblando con temores de su vida, Acuden á las voces conocidas De quien ya sospechaban ser comida; El rey que la contó con las perdidas Holgo de su salud y su venida,
Y ella trató fiel y buenamente Aquello que entendió de nuestra gente.
Los nuestros recogieron estandartes Por ya no parecer inconviniente, Y con reguardo de guerreras artes Se refrescó la fatigada gente; Tomaron posesion de todas partes Llamándoles las Indias de occidente, Once de octubre, años cuatrocientos Con mas noventa y dos y dos quinientos. Pues como luz de Febo ya hacia Absencia natural de luz humana, Y por medidos cursos se venia La menos clara lumbre de Diana, Cada cual á su nao resolvia, Hasta ver resplandor de la mañana, Donde Colon estuvo vigilante; Y lo demás diremos adelante.
Cómo vino la india mensajera y con ella el rey Goaga Canari con gran número de gente, con el cual hizo amistades, y lo demás que alli se hizo.
Bien podemos decir que si contento En esta breve vida se granjea, Es cuando llega dulce cumplimiento De lo que grandemente se desea ; Pues no halla lugar el sufrimiento Hasta que ya la cosa se posea; Y ansi les fatigó noturno ocio Por esperar el fin deste negocio.
Mas el escuro manto desviado Con luz de la mañana placentera, Vieron todos venir por un collado La deseada ninfa mensajera;
Y un escuadron de indios que cargado De sus comidas toma la ribera, El rey con otros muchos capitanes De paz haciendo señas y ademanes.
A la siniestra mano y á la diestra Tocaban muchos dellos caramillos: Mirándolos està la gente nuestra Subidos por las popas y castillos; Y viendo que de paz era la muestra, Acuerdan de venir á recebillos; Unos á otros huelgan ya de verse, Y de se saludar sin entenderse.
Pero los nuestros van como sagaces A ver hombres que no son conocidos, Y no tan confiados de las paces, Que no fuesen muy bien apercebidos: Con muestras de placeres y solaces A la ribera verde son venidos, Do saltan principales coroneles, Dejando bien á punto los bateles.
Luego como las partes se acercaron En lugar y postura conviniente, Al Goaga Canari señalaron Cuál era capitán de nuestra gente: Por señas como mudos se hablaron Falta de rugas una y otra frente, Supliendo por señales esta mengua Que cada cual tenia de su lengua.
Y como les faltaban las razones Para que sus concetos publicasen, Las dádivas presentes y los dones Fué cosa necesaria que hablasen, Y las magnificas ostentaciones Aquestas amistades confirmasen; Y ansi nuestro Colon primeramente Dió al Goaga Canari lo siguiente:
Una camisa de ruán labrada, Un sayo nuevo de color bermejo, Una gorra pequeña colorada, Segun el uso fué de tiempo viejo ; Una escofieta buena perfilada, Ciertas cuentas de vidrio y un espejo, Cintillas y otras cosas menos que ellas, A quien puso valor no conocellas.
El rey recompensó por muchas veces Las dádivas con otras no menores, Pues dió, por enseñar sus altiveces, Piedras ricas diversas en colores, Granos de oro, tales como nueces, Y tales como pomos y aun mayores, Copia de frutas varias y alimentos Con los cuales servia por momentos.
Colon, que tales granos de oro via, Tan ricos y tan prósperos presentes, Con el contento grande que tenia Con gran sabor hablaba con sus gentes : Facecias, gracias, cuentos que decia Causaban gran placer á los oyentes; Pues el gusto y sabor que al alma toca Destila sus dulzores por la boca.
Y ansi hablaba con los indios rudos Sin dalle propia voz á sus oidos, Diciendo: «Poco va veros yo mudos, Como hablen presentes tan lucidos; Pues con lo que nos dieren los desnudos Mejorarán el pelo los vestidos,
Y mas me holgaré cuantos mas vengan, Por llevallos adonde en mas se tengan.
Mas os hago saber que soy sabueso De tales propiedades y costumbres, Que con el grano de oro de mas peso Recibo mucha menos pesadumbre ; E yo prometo de tenello preso
En cárcel donde nunca vea lumbre, Hasta que con bigornia y con martillo Le demos rostro muy mas amarillo.
Ya que vuestras vergüenzas anden fuera, Falten para sacármelos á plaza,
Que para mí será carga lijera Eso que vuestras casas embaraza ; Y quiero mas volver desta manera Que tornar á bordon y calabaza ; Crecen con esto mis contentamientos Y no menos salir con mis intentos.
» Pero tratar ya desto son estremos Que refrescan pasados accidentes; Bastará de presente lo que vemos Para desengañar los insipientes; Y agora será bien que convidemos A este rey y algunos de sus gentes, Dalles hemos algunas cosas buenas Que ellos las pagarán con las setenas. » Los vocablos allí fueron baldíos, Pero hicieron señas con las manos, Diciéndole que viese los navíos Con otros cinco ó seis de sus hermanos Y porque se dejase de desvíos, En tierra se quedaron diez cristianos: El indio sin poner impedimento Manifestó por obras ser contento.
En la nao los huéspedes noveles, Aderezóse luego la comida, Ponen la tabla, tienden los manteles, Segun la voluntad del que convida : La mesa toda fué por sus cuarteles De náutico bizcocho proveida, Los vasos proveidos en el banco De buen víno haloque, tinto y blanco. De cosas á los indios peregrinas Sirvieron alimentos suficientes, Muy gentiles capones y gallinas Guisados con sus ciertos adherentes ; Hubo muchas maneras de cecinas, Conservas ansimismo diferentes, Pero mucho mas gusto les ponia El sabroso licor que se bebia.
Porque el comer es poco, mal asado, Desta gente de bajas esperanzas, Mas su beber es tan demasiado Que vence las mayores destemplanzas ; Y para tal efeto mal reglado Hacen las sementeras y labranzas, Pues por un cierto modo peregrino De lo que hacen pan hacen el vino.
Estaban pues los nuestros espantados De la rudeza desta compañía, Y estímulos de hambre mitigados, Negocio que la nuestra pretendia; Quedaron estos nuevos convidados Puestos en posesion del alegria Que crian los licores de Metina Y viñas de la tierra surrentina.
Ansí que, levantados de la cena Sin uso de merced ni besamanos, Volviéronse los indios á la arena Donde dejó Colon los diez cristianos, Alaban ellos la comida buena, Los nuestros la riqueza de los granos, Y viendo coyuntura conviniente Habló Colon con todos lo siguiente:
Muchas veces ofrece la ventura A los hombres empresas de sustancia, Y la posesion dellas asegura El que sabe tener perseverancia; Pero cuando se pierde coyuntura Con ella desparece la ganancia, Pues ocasion que fué menospreciada De todo lo que trajo deja nada.
» Por no saber tomar consejo sano Antes que de sí tenga la querella; Y ansi tenia yo por muy liviano A quien en busca fué de cosa bella, Si la halló, dejalla de la mano Con intenciones de volver por ella, Porque podria ser que sus amores Hallasen luego nuevos posesores.
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