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»Paréceme ver rito de gentios, Que para le comer al hombre mata; Paréceme ver otros señoríos

Do con razen y peso se contrata ;
Paréceme que ya vienen navíos
Lastrados de oro, perlas y de plata;
Paréceme que veo tal riqueza
Que no puede medirse su grandeza.

» Paréceme ver uno y otro seno
Bien proveido de cualquier regalo,
Y gentes en un vicio tan osceno
Que por su fealdad no lo señalo;
Mas dándoles consejos de lo bueno
Quitaremos costumbres de lo malo;
Al fin, que sacaremos deste hecho
Merecimiento y honra con provecho.

»Es Dios el que gobierna, y es la guia Y el principal autor de la jornada, Y aquella benditísima Maria,

A quien siempre tomé por abogada :
En confianza suya se desvía
De tierras conocidas el armada;
Mediante sus favores navegamos,

Y ellos nos han de dar lo que buscamos.
» Estais los marineros y soldados
En cosas necesarias instruidos,
Nuestros navíos bien aderezados,
De todos bastimentos proveidos,
Los ánimos se muestran esforzados
A célebres hazañas conmovidos.
De lo demás tened duda ninguna,
Pues próspera se muestra mi fortuna. >>
Dió fin á su primer razonamiento,
Atentos los soldados venturosos,
Del cual nació tan alto movimiento
Que hizo de cobardes animosos.
Embarcanse con gran contentamiento
Ansí los ciertos como los dudosos,
Ancoras se levaron y resones
Con santas y devotas oraciones.

Viérades marineros diligentes,
Y todos los dispuestos al pasaje,
Saltar por las cubiertas y las puentes,
Por las trabadas jarcias ir el paje,
Viérades desferir velas pendientes
Diciendo « buen viaje, buen viaje,»
Del cual, por ser historia que contenta,
En el segundo canto daré cuenta.

CANTO SEGUNDO,

Donde se trata de las diferencias que hubo entre los soldados, y cómo uno habló atrevidamente contra Colon, y lo que mas sucedió. - Primero viaje de Colon á las Indias.

En tiempo que carece de bonanza,
Como no se mitigue la tormenta,
Mudable suele ser el esperanza
Del hombre que con ella se sustenta ;
Y una represa grande de tardanza
El pecho hinche tanto que revienta,
Principalmente si teniendo duda
Dudosos por lo mismo dan ayuda.

Año de cuatrocientos y noventa
Con mil un año mas era pasado,
Cuando los argonáutas desta cuenta
Iban á conquistar vellon dorado;
Mas no donde Medea la sangrienta
Al padre, viejo rey, dejó burlado;
Pues es otra riqueza tan crecida,
Que de sí sola puede ser vencida.
Callen Tifis, Jason, Butes, Teseo,
Anfion, Echion, Erex, Climino,
Castor y Polux, Testor y Tideo,
Hércules, Telamon, Ergino;
Pues vencen á sus obras y deseo
Los que tentaron ir este camino,
Haciendo llanas las dificultades
Que pregonado han antigüedades.

Las naciones mas altas y escelentes
Callen con el valor de la española,
Pues van con intenciones de hallar gentes
Que pongan piés contrarios en la bola;
Espanto no les dan inconvinientes,

Ni temen del dragon ardiente cola,
Deseando hacer en su corrida

De mas precio la fama que la vida.

Por capitanes van los tres Pinzones,
Para tal cargo dinos y bastantes,
Y en marear las velas y timones
Muy pocos que les fuesen semejantes ;
De Palos y Moguer salen varones
Admirables y diestros navegantes;
Con tanta prevencion, con tal avio,
Salieron al remate del estio.

Con gran concierto guian el armada,
Inflada toda vela y estendida ;
Vereis espumear agua salada
De las agudas proas dividida;
A tierra van no vista ni hollada,
Huyendo de la tierra conocida;
Ya no ven edificios torreados
Porque por alta mar van engolfados.

Al occidente van encaminadas
Las naves inventoras de regiones;
Pasando van las islas Fortunadas
Y Hespérides que dicen Ogorgones:
No curan de señales limitadas
Que ponen las antiguas opiniones,
Y el trópico, que fué duro viaje,
No quiere limitar este pasaje.

Antipodas ignotos van buscando,
Cuya razon ha sido variable,
Y por aquella parte navegando
Que nunca se creyó ser navegable,
Tórrida zona van atravesando
Que se juzgaba por inhabitable;
A todos los presentes y pasados
Me parece que son aventajados.

Otras estrellas ve nuestro estandarte,

Y nuevo cielo ve nuestra bandera,
Por acercallos ya náutico Marte
En continuacion de su carrera;
Al regulado círculo que parte
En dos partes iguales el esfera,
Equidistantes dél por clara muestra
Los polos de la diestra y la siniestra.
Notaban ya la poca diferencia
Que el hijo de Latona les hacia,
O sobre el horizonte su presencia,
O cuando ya debajo se metia ;
Pues era poco menos el ausencia
Que el curso de sus carros con el dia,
Y ser cuasi equinocio sempiterno,
Esto me da el verano que el invierno.
Del largo caminar los marineros,
Y cada día ver mares mayores,
No iban en sus fuerzas tan enteros,
Ni faltos totalmente de temores:
Acá y allá les dan mil aguaceros
Y con ellos bochornos y calores,
Y viendo no hacer algun efeto
Unos con otros hablan en secreto.

Pues como fuesen temples mas ardientes
De los de nuestras tierras y regiones,
Algunos se sentian ya dolientes,
Otros meneaban mil alteraciones;
Comienzan a nacer inconvinientes,
Murmuraciones hay de los Colones,
E uno de vergüenza descompuesto
Al Cristóbal Colon le dijo esto:

« Dudo que pueda ser hombre nacido
En todas las naciones conocidas,
Que sin ser agraviado ni ofendido
Procure ver el fin de tantas vidas,
Sino sois vos que nos habeis vendido,
Por patente verdad cosas fingidas;
Quien tiene pues à tantos en tan poco,
Menos tiene de cuerdo que de loco.

>Traernos vos ha sido desatino;
Quien os siguió mayor desatinado,
Y todos intentamos un camino
A nadie de los hombres revelado,
Segun que claro consta de Agustino
En lo que destas cosas ha tratado,
Y otros van tan ayunos y tan secos
Que niegan con antipodes antecos.

>Leemos cerca desto maravillas
En Plinio y Estrabon, varon anciano,
Y niégalo también á pié juntillas
La pluma de Latancio Firmïano;
Pues tales opiniones encubrillas
Seria de malísimo cristiano,
Y cosas de poetas san Isidro

Las tiene por mas flacas que de vidro.
>Pues dicen ser antipodas novela
Compuesta como muchos desatinos,
Ajenos del sentido del escuela
De los peritos griegos y latinos;
Y entre ellos Aristótiles y Mela,
Escoto, y con Durando sus vecinos:
Pues ¿quién me negará no ser errores
El no querer creer estos dotores?

>Los que con cinco cientos han reglado Del mundo lo que vemos y no vemos, Afirman no poder ser habitado

El medio ni los dos de los estremos:
El medio por calor demasiado
Dos por inmenso frio no podemos
Los dos solos entre estos situados
Se pueden habitar por ser templados.

>> No deja pues de ser gran osadía
Teniendo por verdad aquesta traza,
Sacar de vuestra vana fantasía
Tan vanas opiniones à la plaza,
Y que persevereis en la porfia
Adonde no podemos matar caza,
Y donde, segun vemos de presente,
No tiene de quedar hombre viviente.

»Vos con vuestros hermanos y cuadrilla
Traeis la redondez alborotada,
Ingleses burlan desta maravilla,
No quiso Portugal daros armada,
Y quiso nuestra reina de Castilla,
Para creeros menos recatada;

Y el bien que sacará de aqueste hecho
Será crecida costa sin provecho.

» Con ser favorecidos de los vientos
El tiempo que tenemos navegado,
No acaban de llegar los cumplimientos
De lo que nos habeis certificado;
Faltan á mas andar los bastimentos,
Está todo podrido y estragado,
Abrense los navíos como viejos,
Las jarcias se quebrantan y aparejos.
» Y pues sabemos bien el paradero
De las indotas tierras que buscamos,
O por mejor decir, el matadero
Do nuestras tristes vidas fenezcamos,
Una, dos y tres veces os requiero,
Dejemos el camino que llevamos,
Que bien claro se ve que devanea
Quien lo que nunca fué quiere que sea.»

A muchos la razon pareció buena
De todos los dotores alegados,
Y Cristóbal Colon recebió pena
De términos que tuvo mal criados;
Y ansi mandó colgallo del entena
Por alborotador de sus soldados;
Mas como fuesen muchos en librallo
Paró la furia con estropeallo.

Pasadas ya las furias y accidente
De aquel alborotado movimiento,
Movíanse las ondas mansamente
Sin las alborotar furia de viento;
Colon vista sazon tan conviniente,
De principales hizo llamamiento,
Y llegados adonde los espera,
A todos les habló desta manera.

« Entre todas las cosas desta vida, Que pretenden regir humanas gentes, Ninguna puede ser mas mal regida Que donde mandan muchos diferentes ; Lo cual por esperiencia conocida Suele parir cien mil inconvinientes, Y mas adonde hay entendimientos Que se suelen mudar á todos vientos.

»Digolo por los hombres importunos, Maestros de la grita sucedida,

Que á los que de buen seso son ayunos
Han hecho fácilmente dar caida:
De cuya causa ya piensan algunos
Que están en el remate de su vida,
Y que por hallar tanto mar en medio
Totalmente carecen de remedio.

» Espántanme mudanzas tan estrañas,
Y tan alborotadas condiciones,
Y que el valor y ser de las Españas
Engendre tan enfermos corazones,
Temblando de sus hechos y hazañas
Los mas feroces brios de naciones,
Por hechos que hicieron afamados
En los siglos presentes y pasados.

»No deja pues de ser trabajo fuerte,
Que siendo todos ellos animosos,
Cayesen en las manos de mi suerte
Los que de la tener están quejosos;
E ya con pensamientos de la muerte
Quieren menospreciar nuevos reposos:
Insinias son de viles pecadores
Temer do faltan causas de temores.

>>No hizo hechos dignos de memoria
Aquel que se cebó de blanda cama,
Ni alcanzará ninguno la victoria,
Opreso de los brazos de su dama;
No gozan hombres flojos de la gloria,
Ni cobran los cobardes buena fama;
Trabajos son las alas y los vuelos
Con que cristianos suben á los cielos.

>> Cuanto mas que por toda la jornada
No vistes desventura sucedida;
La gente si se siente fatigada,
Todos (bendito Dios) tenemos vida;
El agua no la damos limitada,
Ni navegamos faltos de comida ;
Los navíos están bien preparados
Y estancos de las quillas y costados.

>> No como los pintó nuestro soldado
Con oracion mas suelta que fundada,
La cual pusistes en mas alto grado
Que si fuera por ángel pronunciada;
Aunque yo como viejo mas cursado
De cierta ciencia sé que dijo nada,
Y entiendo bien que sus autoridades
Son ajenas y faltas de verdades.

Y no me espanto yo ser engañados
Los dotos á quien él ha referido,
Por no ser destas cosas obligados
A saber lo que nunca fué sabido;
Y tratando de hombres no hallados
Les parecia ser buscaruido,
Por no poder probar tal gente nueva
Venir sicut et nos de Adán y Eva.
» El alegó dotísimos varones,
Engañados de falso pensamiento,
E yo puedo también dar opiniones
Que sienten con lo mismo que yo siento,
Dando bastantes causas y razones
No fuera de razon ni fundamento,
Pero lejos están mis conjeturas
De sueños, opiniones y leturas.

» Que no me dan á mí gloria ni pena Los muchos á quien tengo de mi mano, Como son Averrois y Avicena

Y el inclito dotor Alberto Mano;
Pues autoridad sacra, que es la buena,
Dice no hacer Dios tierras en vano,
Y aquestas os daremos brevemente
Fértiles, apacibles y con gente.

Quiero decir un encarecimiento
Que con dificultad será creido:

Y es que fuera del santo nacimiento,
Y Dios de humanidad andar vestido,
Es este caso de mayor momento
Desde la creacion acontecido,
Estraña cosa de las mas estrañas,
Suma de humanos hechos y hazañas.

»Si aquesto tengo yo por cosa cierta,
Como claro veremos, Dios mediante,
Mal hago si me vuelvo de la puerta,
Y vos peor si no pasais delante;
Enfermos hay, mas no persona muerta,
Ni tal enfermedad que nos espante;
Y que sucedan muertes destos males,
No somos los humanos inmortales.

Do quiera se rodea la caida, Do no pensais hallais una tormenta, No sé del mundo yo cosa nacida Que pueda de la muerte ser exenta ; Guerra mortal es toda nuestra vida, Y la guerra de hombres se sustenta, Y todos los achaques desta guerra También corren la mar como la tierra.

¿Estoy yo por ventura bien dispuesto El tiempo que vosotros estais malos? Si por angustia grande teneis esto, ¿Hallaisme rodeado de regalos? Ši tanto trabajar os es molesto, ¿Está de mí mas largos intervalos? Bien claro conoceis de mis porfías Que no paro las noches ni los dias.

» Los ásperos trabajos son mi cebo,
Vigilias de las noches son mis fiestas,
Sobre mis afligidos hombros llevo
El peso de los dias y sus siestas;
Ya para mi no es negocio nuevo
Llevar las pesadumbres á mis cuestas,
Las cuales de otros males son defensa,
Por esperar bastante recompensa.

»Todos me conoceis por marinero,
En negocios de mar bien instruido,
Y porque no dudeis agora quiero
Decir lo que jamás habeis oido:
Debeis saber que yo soy el primero
Que por adonde vais se vió perdido ;
Lo cual es infalible conjetura
Segun pintan los grados del altura.

» El negocio pasó desta manera:
Haciendo yo de Portugal camino
Para la insula de la Madera,
Terrible temporal nos sobrevino ;
Y sin saber el fin de mi carrera,
Fué tan tempestuoso, que convino
Irnos forzados destos movimientos
A voluntad de aguas y de vientos.

» Sin ver aguja ya ni hacer cuenta
De otros instrumentos que son guias,
Y el proceloso tiempo representa
Prolija duracion en sus porfias ;
Durónos finalmente la tormenta
Por espacio de seis ó siete dias,
Trabajos, sobresaltos y congojas
Cuanto mas espaciosas menos flojas.

» La furia deste tiempo mitigada,
Puesto caso que no sin daño mio,
Quedó luego la mar tan sosegada
Como remanso de potente rio;
Pero mi flaca gente descansada
En sueño convirtió todo su brio,
Tendido cada cual por la cubierta
A semejanza de una cosa muerta.

Estando por momentos en espera
De viento que viniese refrescando,
Acaso vi pedazos de inadera,
Por cima de las ondas flutuando,
De lo que combatiendo su ribera
El agua de la mar va despegando ;
Pudo juzgar cualquier entendimiento
No ser lejos de allí su nacimiento.

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» Horruras ansimismo de avenidas
Que llevan las corrientes enhiladas,
Hojas y yerbas nunca conocidas
Ni de piés de español jamás holladas ;
Aves ví por los aires esparcidas,
Que de las nuestras son diferenciadas
Contento recebí, mas después desto
En perplejidad grande me vi puesto.

> En mi pecho se traba grande guerra
En consideracion de lo que via,
Dispúseme de veras por ver tierra
Si por alguna parte parecia,
Y dióme por los ojos una sierra
Con ciertas ensilladas que hacia,
Y aunque de espeso ñublo muy cubierta
En no se deshacer se hizo cierta.

>> Miréla muchas veces, y tornaba
Por no ser de los ojos engañado;
Porque también á veces sospechaba
Ser marinos vapores ó ñublado ;
Y hecho lo posible, mas quedaba
En mi primera vista confirmado,
Deseando saber razon alguna
Del lugar do me trujo la fortuna.

» Bien cierto de que no fué fantasía,
Estuve muchas horas en mi popa,
Recorriendo por mapas que traia
El Africa, y el Asia con Europa ;
Y en todos los discursos que hacia
La tierra que yo via no se topa,
Y tales discreciones nunca veo
En las trazas de Mela y Tolomeo.

» Perdia muchas veces la paciencia
En no conocer tierra semejante;
Sabido pues babeis de cierta ciencia
Que no soy destas cosas ignorante,
Y no tan sin vigor de suficiencia
Que muchos no me tengan por bastante,
También sé que sabeis que yo vivia
De hacer mapas mundi que vendia.

» Y eu efeto, por dalles adiciones,
Ví cómo convenía hacer lista
De nuevas y admirables relaciones
Que puse de la tierra nunca vista;
Porque no me faltaban intenciones
De procurar volver á su conquista;
Pues por entonces no me convenia
Llegar allá con poca compañía.

» Los mapas otras mil veces rodeo
Bojando penitísimas naciones,
Y anduve hartas horas á rastreo
De las pisadas viejas y opiniones:
Como Platon en Cricias y Timeo
Y el otro de las trágicas ficiones
De tierras que tuvieron por muy ciertas,
Que en sus dias no fueron descubiertas.
>> Estas cosas y otras contemplando
Cerca de los peligros en que estaba,
El sol iba sus rayos aportando,
Y á mas andar el viento refrescaba ;
Y mi cansada gente descansando
Que uno ni ninguno recordaba.
Llamélos no sin voces ni denuestos,
Y mandéles que todos estén prestos.
» Levantanse los flacos navegantes
A poner en efeto lo mandado,
Los ojos de dormidos inorantes
De todo lo que tengo razonado;
Dan velas á los vientos como antes
Para desnavegar lo navegado,
Y fué servido Dios omnipotente
Que nos sirviese viento conviniente.
» Fueron nuestras jornadas mas tardías
Por impedirme calmas la carrera,
Y ansi tardamos número de dias
En volver a la insula Madera ;
Con gran debilidad de fuerzas mias,
Mi peregrina nave mal entera,
Salimos todos flacos, macilentos,
Con falta de salud y bastimentos.

> Holgámonos de ver cristianas gentes
Y amigos conocidos en el puerto;
Salimos mal parados y dolientes,
Pero (bendito Dios) ninguno muerto;
Los marineros todos inocentes

De lo que, como veis, he descubierto,
Ni hasta ya me ver en estos mares
Quise cosas tratar particulares.

>Porque desde este cielo nos volvimos
Segun me certifica conjetura,
Por suma diligencia que tuvimos
En asentar los grados del altura;
Ansi que, de la tierra que decimos
Estar puede nii gente bien segura,
Firmisimos en esta confianza

Que no puede ser mucha la tardanza.

> Por tanto cese vano sentimiento
En flaco corazon y alborotado,
Y por un poco mas de sufrimiento
No quiera perder bien tan deseado ;
Pues ansi me dé Dios todo contento,
Que esto no fué fingido ni soñado,
Sino cosa real, clara, patente
Y negocio que pasa realmente.

>> Podeis seguros ir á los navíos,
Porque lo dicho presto lo veremos,
Y con sombrías plantas, frescos rios,
De los cansados cuerpos recreemos;
Con gran cuidado ya, señores mios,
Porque soplan los vientos que queremos,
Velando cada cual por los cuarteles,
Y llévense por popa los bateles. >>

Dada de su descurso larga cuenta Para poner sus iras en templanza, La gente que vivia descontenta Hizo de sus palabras confianza; Con cuya dulcedumbre los alienta Revalidando mas el esperanza; Pero durarán poco sus sabores, Segun verán agora los letores.

CANTO TERCERO,

Donde se cuenta la gran tormenta que padecieron antes de ver tierra, y como la gente se alborotó otra vez; y del razonamiento que les hizo Vicente Yañez Pinzon.

En aqueste mundano movimiento
La risa y el placer á nadie sobra;
Duran los regocijos un momento,
Permanecen desgustos en su obra:
Y tras un poco de contentamiento
Suelen venir mil horas de zozobra;
En la no tal y en la mayor grandeza
Los remates del gozo son tristeza.

A los que proseguian su camino
De la suerte que dijo nuestro canto,
De la misma manera les avino
Hecho su blando gozo duro llanto,
Por un tempestuoso torbellino,
Incitador de lloros y de espanto,
Que fué tan riguroso cual escribo;
Mas quién podrá contallo muy al vivo?
Cuando la destemplanza comenzaba,
El sol á mas andar se despedia;
La braveza del mar tal se mostraba
Que todo corazon entristecia:
El austro que sus soplos aumentaba
A pesado temor los convertia,
Ninguna cosa por las ondas suena
Que de pavor mortal no venga llena.
Si tiemblan con temor los marineros,
No menos los pilotos y patrones;
Andaban todos prestos y lijeros
Asegurando velas y timones;
Pero poco después los mas enteros
Poseidos de grandes turbaciones,
A causa de las ondas espantables
Que no se les mostraban navegables,

Llevan un solo papo de mesana,
Porque tendida no pueden sufrilla;
Paréceles á todos que se gana
En calafetear el escotilla;
Si les hace farol la capitana
No se les da lugar para seguilla,
Porque de todas partes soplan vientos
De varios y contrarios movimientos.
Cuanto la noche mas escurecia,
Para mayores daños abre puerta;
Un español á otro no se via,
Ni determinar puede cosa cierta :
El agua de las ondas embestia
A todos los que van sobre cubierta;
Vereis de los que van asegurando
Unos caidos y otros tropezando.

Las naves al profundo sumergidas,
A veces á las nubes encumbradas,
Por uno y otro bordo combatidas
Y del olaje cuasi zozobradas;
Desconfiaban todos de las vidas,
Las manos á los cielos levantadas,
Y de los sobresaltos y temblores
Nacian grandes gritos y clamores.
Comienzan á rezar Avemarías,
Y acaban en diversas oraciones,
Unos dellos prometen obras pías,
Los otros romerías y estaciones;
Otros hasta dar fines á sus dias
Permanecer en santas religiones;
Otros también en estas asperezas
Se dejaban decir muchas flaquezas.

Pues decian llorando de sus ojos
Recitando maneras de provechos :
¡Oh rocas, oh cañadas, oh rastrojos,
Oh tierra de mis fértiles barbechos!
Dichoso quien halló vuestros abrojos
Y ve pacer el buey por los repechos!
¡Oh morada segura, do las camas
Son hechas de tomillos y retamas!

Otros decian á sus compañeros Cuando golpe de mar los cuerpos baña: ¡Quién por inquietud de marineros Dejó la quietud de su cabaña!

¡ Quién olvidó cabritos y corderos
Por ver aquesta loba que se ensaña
Del aire, cuya voz puede movella,
Y el halago mejor es nunca vella!

Esto decian viendo sumas cumbres
De las ondas que van en crecimiento,
Y andando con aquestas pesadumbres
Medidas por rigor de bravo viento,
En mástiles y entenas vieron lumbres
Que dieron esperanza de contento,
Las cuales saludaron á su modo
Los marineros y consorcio todo.

El regocijo, grita y algazara
Al desmayado hace que despierte;
A bendecillas cada cual se para
Por parecelles venturosa suerte,
Diciendo ser san Telmo y santa Clara
Que vienen á librallos de la muerte;
Y son las lumbres que ellos tanto aman
Lo que Castor y Polux otros llaman.

Pues la gentilidad ciega creia

Ser dos hermanos de la reina Helena;
Una lumbre por mala se tenia,
Pero si vian dos por señal buena :
La una los navíos sumergía,
Dos los hacian libres desta pena,
Y creo que presentes y pasados
En este caso viven engañados.

Pues tales aparencias de candela
O representacion de resplandores,
En las escuras noches se congela
De las exhalaciones y vapores;
El cómo la natura nos lo cela,

Y no dan razon cierta los dotores,
Porque también se ven las lumbres tales
En los guerreros campos y reales.

Y con nacer las lumbres mucho antes
Que navegase mar vela ni remo,
Dicen que son algunos navegantes
San Telmo, san Erasmo, san Eremo;
Pues gentes en la lengua discrepantes
Pronuncian el vocablo con estremo;
Mas aunque diferentes nombres canto
Consta todos tres ser un mismo santo.
El marinero pues mas avisado
Aquestas devociones mas encumbra,
Y en las noches que el mar anda turbado
Mirar por él mas veces acostumbra;
Y ser el santo bienaventurado
Juzga cualquier cosilla que relumbra,
Y entonces aconteceu á la gente
Cosas que después rien grandemente.

Pues yo ví cierta noche de aguaceros
Llena la mar de harta destemplanza,
Hincarse de rodillas marineros
A san Telmo segun comun usanza;
Y vimos claramente compañeros
Reverenciar el hierro de una lanza,
Que en popa del navío se traia,
Y con la escuridad resplandecia.
Otra noche decian ser venido
Cuerpo santo, y así lo saludaban,
Mas bien puede juraros quien lo vido,
Ser gotas de la mar que relumbraban,
Encima de un estrenque recogido
Acia la proa donde señalaban,
Y conocieron ser juïcio vano
Por los desengañar mi propia mano.

En daros destas cosas larga cuenta
Pudiéramos gastar algunos dias,
Y echáramos algunos en afrenta
Contando semejantes boberías;
Pero volvámonos á la tormenta
Que llevan estas nuestras compañías,
Cuyo furor á todos espantable
La noche y otro dia fué durable.

Cesando pues los bravos movimientos,
Y estando ya la mar muy sosegada,
Tornaron á hacer ayuntamientos
Las principales gentes del armada;
Hicieron al Colon requerimiento
Con furia de respetos olvidada;
Perplejo no sabia qué hacerse,
Ni si perseverar ni si volverse.

Temíase de alguno gran revuelta, Y en ella los peligros de su vida, La casa de razon andaba suelta, Y sola voluntad obedecida; Los pensamientos son de dar la vuelta; Apresurar querian la partida; Hubo también diversas opiniones, Y fué la principal de los Pinzones.

Porque Vicente Yañez el anciano, Que entre los navegantes de su era, En todo lo sabido de Oceano Había bien corrido la carrera. En esta confusion tomó la mano, Y á todos les habló desta manera, Y por sus canas y merecimientos Tienen todos por bien de estar atentos.

«Si con razon las cosas son pesadas, Vereis que son injustas las querellas De aquel que se buscó las cuchilladas, Si tuvo gran temor de padecellas; Y desatino ya después de dadas El no querer sufrir la cura dellas, Y débiles las fuerzas y denuedo

De aquel que de su sombra tiene miedo.

» Y ansí de los trabajos padecidos,
Que no quiero tener por muy pesados,
Sereis, si teneis sanos los sentidos,
Vosotros de vosotros agraviados;
Pues todos los que sois aquí venidos
No fuistes compelidos ni forzados,
Antes las fuerzas fueron voluntades
Dispuestas á sufrir calamidades.

» Pues en hacer la gente vez alguna
No fuimos importunos ni molestos.
E infinitas veces, que no una,
Dijistes que veníades dispuestos
A cualesquier desmanes de fortuna,
Y entrastes con aquestos presupuestos,
De los pechos poner á cualquier plaga.
Diga, señores, pues barba que haga.

»¿Pensábades hallar fijos cimientos
En medio de las aguas turbulentas?
¿Pensabades tener los aposentos
Segun que por mesones ó por ventas?
Pensabades tratando con los vientos
Poderos escapar de sus tormentas?
Con estas condiciones arrendamos
Los que las altas ondas navegamos.

» Quien dellas suele ser mas confiado
A trances rigurosos se convierte;
Que el improbo furor del mar airado
No suele respetar flaco ni fuerte;
Mas antes el que va mas apartado
Está solos tres dedos de la muerte,
Y casos al vivir tan importantes
Es mucho menester mirallos antes.

» De hombres sabios es y de prudentes
Vivir por este peso y esta tasa;
Pero llegados los inconvinientes,
El cuerdo como puede se los pasa,
Sin intentar remedios indecentes
Estando ya las manos en la masa,
Y sin considerar el paradero
Dejar la soga ir tras el caldero.

>> Porque en venceros tal desconfianza
Perdeis honores y ganais afrenta,
Mayormente gozando de bonanza
Y habiéndose pasado la tormenta;
Y á trueco de bien poca mas tardanza
Hacer de alegre vida descontenta,
Causada y engendrada de la pena
De sospechas que queda cosa buena.
» Y es por cierto torpísima manera
De duros y robustos labradores,
Estando de sazon la sementera
Dejalla de coger por las calores,
Huyendo los sudores, como quiera
Que estaban ya pasados los mayores,
Y no gozar los frutos y gasajo
Por ahorrar un poco de trabajo.

» Pues si hemos de medir estas verdades
Con esto que tratamos y que vemos
Grandes serian nuestras poquedades,
E yerros insufribles cometemos;
Si ya vencidas las dificultades,
Del arte que venimos nos volvemos;
¿Qué cuenta demás desto se daria
Al rey nuestro señor que nos envía?

» Decidme¿qué disculpas ó razones
Podemos dalle siendo preguntados?
¿Qué juzgarán de nuestras intenciones
Los sabios y los bien intencionados?
Podrán dar su disculpa los Colones;
Nosotros no, seyendo tan culpados,
Que para perfecion de sus intentos
Ponemos siempre mil impedimentos.

» No conoceis, señores, otros males
Por no juzgar el cielo de colores,
Que no todos los tiempos son iguales,
Pues tienen sus templanzas y rigores;
Y ansí, huyendo destos temporales,
Habemos de hallar otros peores,
Cometiendo navíos al gobierno
En costa de Castilla por invierno.

» El escorpion agora mentiroso
Imprime desmedidas frialdades;
Los nimbos del orino proceloso
Levantan rigurosas tempestades,
Impiden a las ondas el repose
Las hiadas lluviosas y pleyades;
El mas seguro puerto y acogida
Promete grandes riesgos de la vida.

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