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en menistriles que hay en la tierra que tentó el obispo de España, que hasta que Felipe de Cáceres prendió al obispo siempre era muy bien servida.

El capitan Ruy Dias Melgarejo es un hombre muy cruel, revoltoso y desasosegado, y hombre de larga conciencia que no teme mucho á Dios; especialmente es amigo de matar hombres, y mató a su mujer y á un clérigo é á un mancebo, y ha hecho otros delitos, mayormente con estos súbditos de vuestra Magestad, que son los indios naturales, que sin culpa ha muerto más de dos é tres mil personas de muertes crueles, sacándoles los ojos, y las tripas por las vedijas, cortándoles las cabezas, haciéndolos cuartos, cortándoles las manos y brazos, cortándoles las narices, solamente porque le hobiesen miedo. Y en las guerras que les ha hecho, ha sido á fuego y sangre, porque le hobiesen miedo, niñas y niños, y despojando las casas, llevándoselas, porque de una vez metió cuatrocientas piezas y las metió en esta ciudad de la Asuncion entre muchachos é muchachas é mujeres quitadas de sus maridos y de sus padres y madres. Estas trujo un criado suyo que se llamaba Collaco, y estas recibió Doña Isabel de Contrera, que era su suegra, y lo supo Francisco de Vergara que era su hermano que gobernaba, sin otras que envió otras veces y barcages; y ansí estas como las otras que cada dia enviaba, las vendia y daba por caballos y cosas que habia menester, y pagaba con ellas deudas y trampas que hacía, vendiéndolas como esclavas, dándolas en precio á los oficiales que le hacian algunas cosas. Y desto es testigo todo el pueblo del Piquerí y el de la ciudad de la Asuncion.

Item, ha hecho cuando estuvo en San Vicente á donde se casó con su mujer, la que mató, despojó un ingé

nio de hacer azúcar y lo hizo echar á perder, que era de un caballero portugués que se llamaba Luis de Goes; y engañó á sus dos hijos que eran mancebos, con palabras y por metimientos; de manera que se llevó toda la gente de esclavas y esclavos que Luis de Goes tenia en el ingénio; de manera que el ingenio y Luis de Goes quedaron perdidos; de manera que de enojo Luis de Goes se murió padre de los mozos; murió él y su mujer; y los mozos que llevó consigo, despues que los tuvo en el pueblo del Piquerí, los trató muy mal y les quitó sus haciendas, y al uno su mujer y fué mal infamado con ella, siendo su comadre.

Item, á unos portugueses que fueron del pueblo de San Vicente á contratar, en achaque de favorecerles les quitó sus haciendas y los tuvo hasta que murieron sin dejarlos volver á sus casas é mujeres; y algunos afrentó dándoles azotes y otras vergüenzas; de todo lo cual fué relacion al rey de Portugal, y se hizo proceso en San Vicente desto y de otras cosas malas que cuando se salió de San Vicente, escondidamente hizo á la salida de la tierra del rey de Portugal; hoy en dia tiene presos á los que mandaban en esta costa, porque no pusieron diligencia en hacerlo volver.

Item, allende á los vasallos de vuestra Magestad que poblaron la ciudad real y la del Espíritu Santo, tiene hechos muy grandes agravios, y á los clérigos en palabras y en obras hechas muchas afrentas; de manera que no hallaba el obispo clérigo que quisiese estar en su compañia, y todo esto lo sabian los que mandaban, que era su hermano y un concuñado, y no lo remediaban porque eran tales como él.

Y de todo esto vuestra Magestad mande hacer

provanza, y se hallará muy bastante y aun más que

esto.

TRASLADO DE UNA INFORMACION HECHA POR D. PEDRO DE MENDOZA, GOBernador de las PROVINCIAS DEL RIO DE LA PLATA (1537.) (1).

Este es treslado sacado de una informacion que D. Pedro de Mendoza, ya difunto, dejó á Juan de Ayolas, su lugarteniente de gobernador, al tiempo que eldicho don Pedro se embarcó para España, la cual se halló en el escritorio del dicho D. Pedro, al tiempo que se inventariaron los bienes que venian suyos en la nao, la cual es esta que se sigue.

Lo que Juan de Ayolas, mi lugarteniente, ha de hacer, si place á Dios y acá viene, ó si él no viniere, el capitan Salazar, es llevar toda la gente de arriba, y la de aquí toda la que cupiere en los bergantines; y si pudiere hacer otro camino, pegar fuego á esas naos ó anegallas y llevarse toda la gente arriba. Y esto remito á su parecer, porque si los que están aquí son para trabajar y sembrar, podrán pasar y bastará quedar treinta hombres en las naos. Y en fin, como he dicho, todo lo remito á parecer del dicho Juan de Ayolas; y si le pareciere llevar toda la gente, lleve el pataj en que la lleve toda; y si no pudiere pasar con el pataj de Santispíritus, déjelo alli y la gente

(1) Archivo de Indias.

que no pudiere ir en los bergantines y vuelva por ella otro camino; de manera que toda la gente esté junta donde el dicho Juan de Ayolas viere que conviene. Y si le pareciere pasar derecho á la otra mar, que lo haga; porque siempre deje casa en el Paraguay ó en otra parte que le pareciere, por donde sepamos siempre dél donde está, y la gente que yo le enviáre, lo halle. Y por cuanto yo le dejo poder para quitar capitanes y poner otros, es mi voluntad que los que hasta agora ya tengo fechos, si no ficieren por qué, que no los quite ni mueva, y que si sus alféreces ó lugares tenientes hicieren por qué, que los quite y los castigue, y no quite ni mueva las compañias á los capitanes, sino que ponga otros alfére ces ó tenientes en sus nombres de los dichos capitanes que yo tengo nombrados.

Habeis os de guardar de las personas que sabeis que yo me guardaba; y de los que yo me fiaba, bien creo que podeis fiaros.

Recoged todos mis criados y servíos dellos, que son buenos y fiables; principalmente Ortega que se queda, recibidlo por criado luego.

Si Salazar quisiere ir á España á ser mi mayordomo, enviámelo con el capitan Francisco Ruiz, al cual dejo aquí para que me lleve la nueva de lo que, si place á Dios, vos hobiéredes fecho é alguna perla ó joya, si hobiéredes habido para mí; que ya sabeis que no tengo qué comer en España, si no es la facienda que tengo de vender; y toda mi esperanza es en Dios y en vos. Por eso mirá, pues os dejo por hijo y con cargo tan honrado, que no me olvideis, pues me voy con seis ó siete llagas, cuatro en la cabeza y una en la pierna, y otra en la mano, que no me deja escribir ni aun firmar.

Al capitan Francisco Ruiz, tratá bien, porque yo le quiero mucho y es de mi tierra y sabeis que nos criamos juntos, y despachámelo luego, porque si place á Dios, si lleva con qué, os lo tornaré luego á enviar con gente y con bergantines que suba el rio arriba, porque no se detenga.

Estos que se me han quedado acá, que son Antonio de Mendoza y Antonio de Angulo, si os sirvieren bien, hacedles honra, y sino no cures deilos, cada uno sepa que ha de llevar sus partes, sirviendo.

Si de algunos hiciéredes justicia, sea con mucha razon; y si fuere cosa que podais pasalla, pasadla; porque Dios será dello servido, y sino no le justicies sin hacer su proceso primero y bien sustanciado. Y si el caso fuere tal que os toque en traicion, y estoviéredes cierto que es verdad, y no halláredes testigos que basten, empozadlo secretamente de noche ó echarlo donde no parezca ni os pueda hacer daño, pero primero, como os he dicho, se os acuerde de Dios, que aunque sois mozo sois cuerdo y en todas las cosas le poné delante; y os dejo las provisiones y cédulas que tengo del rey; hacedlas guardar para aprovecharos dellas.

Yo dejo ciertas partes señaladas que se den á los oficiales del rey, y á Francisco Ruiz que va conmigo y á mis criados y á los marineros, si Dios algun bien nos diere sacadas mis costas, razon es que hayan algun provecho demás el capitan Francisco Ruiz y estos oficiales del rey.

El contador llevo por no dejaros aquí hombre tan bullicioso, y tambien él quedaba de mala gana. Á su hermano que queda por su lugarteniente, tratá bien y decidme mucho bien de su hermano. Haceos bien quisto

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