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tianos, y en lo que les garramó aquel Rey, suplicándome les mande acudir con algun socorro, para salir del empeño en que el dicho convento se puso por pagar la cantidad que se le repartió. Y habiéndose visto, juntamente con lo que ha escripto el Duque de Medina Celi en esta materia, he resuelto lo que entendereis de él, a quien he mandado os lo participe, y que por su parte dé al Guardian de dicho convento y religiosos que vinieron con él, toda la asistencia y ayu. da que hubieren menester, para que puedan volverse, por el mayor consuelo de los demás religiosos que quedaban en aquel convento y de los que se han convertido a nuestra santa fe, mediante su asistencia.

De Madrid, a 26 de Noviembre de 1653.
Yo el Rey.

CARTAS DEL RMO. P. D. FR. FRANCISCO GUERRA, OBISPO DE CÁDIZ, AL P. FR. TOMÁS DE SANTA MARÍA (1)

I.- Agradeciéndole los buenos servicios que hace en Medina con motivo de la peste.

Doy a V. P. los agradecimientos debidos, por el consuelo que se sirve prestar a esa Ciudad en el trabajo presente, así por su persona como por los religiosos de su casa. Y doy licencia para que los dos religiosos que V. P. ha señalado para el Hospital, administren los sanctos Sacramentos por el tiempo que durase el contagio, que después, queriendo el Señor, se las enviaré por escrito; y confío mucho del cuidado y caridad del Padre que en esta ocasion les será de sumo alivio espiritual a los afligidos. Y que en sus devociones no me perderá de vista como ve que lo he menester.

El Señor nos acuda con su misericordia y guarde a V. P. como deseo.

Cádiz, y Febrero año de 1650.

Nota. Ocasion es esta de exercitar caridad y fortaleza y demás virtudes. De mi parte lo suplico así a V. P. y a esos PP. en cuyas oraciones me encomiendo.

Fr. Francisco, obispo de Cádiz.

P. Presidente Fr. Thomas de Santa María.

(1) Id., fs. 264-6. VC. Ms.

Véanse sobre este misionero, PUERTO, Misión. Lib. V. caps. I-III, XI, XXVI, XXIX y XXX; Crónica, lib. VII, caps. X, XIV; MARTINEZ DELGADO, Historia de Medina cit.. parte tercera, cap. II, pág. 277.

II.-Le felicita por su viaje a la Misión de Marruecos.

Aunque tengo buenas esperanzas de que V. P. ha de venir por esta tierra, con todo, en reconocimiento del favor que me hace en la suya de los 5 del corriente, significo a V. P. el consuelo que tengo en saber de su buena salud y de la resolucion que ha tenido por bien tomar sacrificándose a nuestro Señor en la ida al reino de Marruecos. Espero en la divina Bondad que le ha de dar a V. P. fuerzas para todo y para que logre muchos empleos de su servicio en los fieles que están en aquellas partes, en tanto que se dispone la jornada y que V. P. venga por acá, siendo el Señor servido, vea si puedo ser de algun provecho, que de verdad estimo la persona de V. P. y deseo que nuestro Señor la guarde muchos años como yo se lo pido. Cádiz, y Enero 18 de 1654 años. Muy siervo en el Señor de V. P. Fr. Francisco, obispo de Cádiz. P. Fr. Thomás de Santa María.

III. Le contesta a Marruecos.

Con singular consuelo recibo la de V. P. de los 10 de Enero, que por mensagero de su buena salud y la de esos Padres es para mi de toda estimacion. Estoy ya tan de paso para Madrid que me cogió la de V. P. el mismo día que salí de Cádiz, con que es fuerza responderle desde el viaje, y así sólo tengo que decir a V. P. que le acompañan las oraciones de muchos en ese cautiverio, y que lo que le podemos encargar siempre es el sto vir fortis et praeliare bella Domini.

Yo voy a la gloriosa empresa de la Inmaculada Concepcion, con'fiado en las oraciones de tantos votos, especialmente de V. P.

De ahí me escribe Antonio Gomez, piloto, por su libertad; este asumpto es tan dificultoso que podrá V. P. significarle mi afecto y buena voluntad, a quien guarde nuestro Señor con los aumentos de gracias que deseo.

Las Cabezas, y Febrero 19 de 1656 años.
Siervo en el Señor de V. P.

Fr. Francisco, obispo de Cádiz.

P. Fr. Thomás de Santa María.

J. M. y J.

Relacion del viaje que hicieron de la ciudad y reino de Marruecos a la ciudad y reino de Fez Fr. Luis de San Agustin y Fr. Alonso de la Magdalena, predicadores y misionarios por Su Santidad en dichos reinos. Año de nuestra Redencion de 1672 (1).

CAPÍTULO I

De la partida de Marruecos.

Por obedecer (segun lo que dice el Espíritu Santo: Melior est obedientia quam victima) a la Sagrada Congregacion de Propaganda Fide, que nos tiene mandado a los misionarios dar quenta de nuestras Misiones, digo yo, Fr. Alonso de la Concepcion (2), al presente guardian deste convento de la Purísima Concepcion que la santa Provincia de San Diego de religiosos Descalzos de la Regular Observancia de nuestro seraphico Padre San Francisco en la Andaluzía de España, no sin gran Providencia divina sustenta en esta ciudad y reino de Fez para el consuelo espiritual de los christianos que en él estan captivos: - Que por quanto por muerte de Muley-Axis (que fué por el mes de Abril del dicho año), rey de Fez, Marruecos y sus comarcas, fué electo en rey de Fez Muley-Esmain, su herma.

(1) Diferentes cartas, etc., fs. 225-9; VC. Ms.

(2) «Fr. Alonso de la Concepcion, nació en el concejo de Periedo, valle de Cabezon, en las montañas y arzobispado de Burgos, año de 1630, siendo bautizado el día 23 de Enero. Fueron sus padres Lorenzo Díaz y Catalina Iglesias, descendientes de esclarecido linaje, obteniendo sus antecesores oficios honrosos en la República por el estado de hijosdalgos.

>>>Ignórase el por qué vino a Sevilla nuestro Fr. Alonso, como igualmente las circunstancias de su vocacion. Sólo consta que tomó el hábito y profesó para el coro de edad de más de treinta años, pues la hizo en 30 de Marzo de 1660, después de haber pasado el año de probacion con ejemplaridad y gusto de toda la Comunidad.

>>>Es tan sucinta la narracion de la virtuosa vida de este varon venerable que está redu. cida a sólo lo siguiente: Fué Fr. Alonso, muy observante de la Regla, guardándola al pie de la letra aún en las mayores necesidades y achaques. Caminó siempre a pie. Siendo Prelado del Convento de Ceuta hizo viaje a Vizcaya por limosnas, haciéndolo todo a pie. Estuvo largos años en Marruecos, Fez y Mequinez y en todas partes dejó el buen olor de sus virtudes, siendo admiracion de cristianos, judíos y moros. Su pobreza fué tal, que sólo tenía para su uso, un hábito y túnica remendados, unos paños menores de sayal, y una cruz tosca. Su oracion, muy frecuente; su penitencia rígida y continuada, Padeció antes de su muerte, por un año entero grave enfermedad, no viéndosele nunca impaciente, antes bien alegre, manifestando un contento y gozo inalterable. Por último, perseveró constante en este régimen de vida, desde su profesion hasta su muerte, que fué el año de 1716, habiendo cumplido 87 de edad. A lo referido se reducen las noticias que he encontrado de tan ejemplar religioso.» C. Ms., lib. IV, cap. XII. Veáse CASTELLANOS, 1. c. Segundo período, caps. XXXI y sigs.

no, y en rey de Marruecos Muley-Hamet, sobrino de entrambos, pretendió dicho Muley-Esmain subjetar a su obediencia los reinos que lo estaban a la de su muerto hermano; para lo qual hizo guerra a dicho Muley-Hamet, el qual y su exército, siendo desbaratado, entró on la ciudad de Marruecos Muley-Esmain a los primeros de Junio de dicho año, apoderóse de sus fuertes y remitió con otros despojos a los christianos que allí estaban captivos, a la ciudad de Fez, adonde tenía su Corte.

Viéndonos, pues, sin obejas de que cuidar, determinamos de alcanzar licencía del dicho Rey para pasar nuestro convento a la ciudad de Fez, donde havía muchos captivos muy necesitados de ministros del santo Evangelio. Y conseguida, con el auxilio de Dios, sin contradiccion alguna -cuya divina Providencia tiene señalados oportunos tiempos para todas las cosas de su mayor servicio; pues haviendo dos años antes con singulares diligencias intentado dicho traslado y teniendo alcanzado el beneplácito de Muley-Axis, permitió Dios que un alcaide muy familiar suyo lo disuadiese de lo que antes havía concedido, y así revocó la gracia, porque no havia llegado el tiempo que nuestro Señor tenía para esto señalado-, salimos de Marruecos sin dexar del todo el convento, antes con tal disposicion que conociendo la inconstancia de las cosas de la tierra pudiésemos volver a él, todos o alguno si en aquella ciudad en algun tiempo huviese captivos; y así dexamos la casa habitada de unos chistianos griegos.

Y por quanto nuestro principal intento en estas partes es el consuelo espiritual de dichos pobres captivos, determinamos hacer nues. tro viaje por la ciudad de Salé, donde son muchos los que asisten, siendo camino muy estraviado para la de Fez. Y dexando a la consideracion los muchos trabaxos y peligros que en él padecimos, por ser la tierra bárbara y despoblada, llegamos finalmente a dicha ciudad de Salé, donde fuimos con toda alegría recibidos de los christianos, los quales havia año y medio que carecían de los sanctos Sacramentos, por lo qual nos detuvimos allí ocho dias administrándoselos, dando gracias a nuestro Señor por haverse querido servir de nosotros pobrecillos para coxer en aquella descreída Ciudad muchos frutos de su agrado y para que se verificase lo que dice Dios: In omni loco offertur mihi oblatio munda, aquellos dias celebramos el sancto sacrificio de la Misa y recivieron los christianos la sagrada Comunion, alabando a nuestro Señor por tan sigular beneficio.

CAPÍTULO II

De la partida de Zalé y llegada a Fez.

Salimos de dicha ciudad de Zalé, y prosiguiendo nuestro viaxe llegamos a la de Mezquinez, por consolar tambien a los captivos que alli asistían, los quales reciviéndonos con toda alegría se confesaron. Aquí reconciliamos al gremio de nuestra santa madre la Iglesia a un hereje amburgués. Y veese quan del servicio de Dios son estas acciones, por las muchas contradicciones que en ellas nos hace el común enemigo de nuestras almas; pues por no saver nuestra lengua dicho amburgués nos valimos para intérprete de un católico alemán, y después de mucho trabaxo y largas disputas pidió él mismo otro intérprete de nacion irlandés, tambien católico, mediante el qual luego al punto se reduxo, con que coleximos que el intérprete primero más servía de contradecirnos que de interpretarnos.

Dimos fin a nuestro viaje y entramos en la ciudad de Fez a los dos de Julio de dicho año, donde luego, sin detencion, fuimos a visitar al gobernador Sid Alhatib, y dándole quenta de nuestra venida, mediante los despachos que traíamos de Muley Esmain nos re civió con todo agasajo, ofreciendo de su parte cumplir con el orden de su Rey y favorecernos en todo lo que se ofreciese. Nos despedimos, agradeciendo la merced, y fuimos a la Sagena o carcel de los christianos, donde fuimos recibidos con indecible alegría, de docien tos y setenta que en ella havitaban.

Teníamos orden de un Alcaide muy pribado de el Rey (por cuyo medio conseguimos el venir a esta Ciudad) de no determinar casa hasta que el Rey llegase a la suya; y entonces él se la pediría muy a nuestro gusto. Así estuvimos cerca de dos meses esperando; у viendo que se dilataba su venida, determinamos hacer casa dentro en la misma Sagena, lo qual se consiguió. Y fué disposicion divina, el que se huviese dilatado la venida del Rey, porque en este tiempo lo tuvimos de reconocer el sitio que era más conveniente para el bien espiritual y utilidad de los christianos; pues hemos experimentado, no fuera tanto del servicio de Dios tener asistencia en otra parte, por no poder acudir a sus necesidades con la puntualidad necesaria, pues que de noche les decimos Misa, les predicamos y damos ordinariamente los Sacramentos, lo qual no se pudiera hacer con tanta comodidad si biviéramos fuera. Y aunque es verdad que son muchos

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