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los que en diversas casas viven fuera de dicha Sagena, son muchos más los de dentro della. Y los de fuera quiere nuestro Señor que acudan los días de fiesta a cumplir con las obligaciones de christia. no y a oir Misa, la qual en esos días se dice a hora conveniente para que vengan a ella.

CAPÍTULO III

De cómo se dispuso la yglesia y de los ejercicios que en ella se hacen.

Hicimos una yglesia bastantemente capaz, adornada con dos al tares, en el uno una imagen de nuestra Señora de la Concepcion, amparo.y vocacion del convento; en el otro un santo Christo crucificado. Fueron colocadas estas sanctas ymágenes en dicha yglesia con la mayor decencia que se pudo, traiéndolas en procesion cada una en su día particular, y celebradas con Misa y sermon, que era para alabar a Dios el ver el júbilo de los pobres captivos y no poca alegría nuestra, el que en medio de tanto paganismo, en una bárbara corte y innumerable pueblo se le ofrezca todos los días al Padre Eterno tres veces la incruenta y muy agradable Hostia que una vez, cruenta, se le ofreció por nuestros pecados en el sagrado árbol de la Cruz. Sea por ello Su Magestad alabado de todas sus criaturas.

Hallamos este rebaño, que todo él era una obeja descarriada; mas ya por la bondad de nuestro piadoso Dios, mediante los exercicios que aquí cada día se hacen se puede decir con el Apóstol: Despondi enim vos uni viro, virginem exhibere Christo, que es una esposa del Señor, porque llegada la noche, cierran los porteros moros la puerta de nuestra Saxena, cuyo grandor es de longitud 43 pasos y lati tud 29, habitada al presente de hasta 200 personas de todo género de naciones. Vanse a sus casas y quedamos por entonces, aunque encarcelados, contentos, y aunque esclavos, a nuestro albedrio. Tócase a la oracion, a la qual asisten con mucho silencio hasta los herejes, y luego al instante al Rosario de Nuestra Señora acuden muchos, rézase todas las noches indispensablemente a coros, acábase con algunos sufragios y acto de contricion, excepto los sábados que se canta la Salve y Letanía, y quando hay sermon, porque se predica a estas horas. Los religiosos proseguimos con nuestros ordinarios exercicios, y acabados se toca a las Arimas, como se dixo de la oracion.

A las dos de la mañana, como en los conventos de los religiosos hay dispertadores que por las celdas llaman a Maytines los hay tambien aquí que con las mismas ceremonias llaman por los ranchos a que vengan a Misa; son muchos los que la oyen y añadiendo el dia de fiesta que es fiesta, para que nadie se quede sin ella, concluyéndose estas funciones a tiempo que quando los porteros vuelven a abrir la puerta, que es en amaneciendo, estan los christianos aparexados para ir a sus trabajos.

Tenemos escuela para muchachos y algunos hombres asisten, todos aprenden a leer. Hay muchas fiestas con que festexan personas particulares los Santos de su nombre, con sermon y Misa cantada, invenciones de fuegos y demás aparato, a uso de España. En la Cuaresma hay los sermones que se acostumbran en tierra de christianos, y con nosotros tienen la disciplina todos los días muchos dellos, y frecuentan los sanctos Sacramentos; los viernes tenemos Miserere, con su poco de fabordon.

Nunca faltan enfermos con quien exercitar la charidad, para cuyo particular ministerio está un religioso determinado, y una Cofradia con mayordomos y dos Hermanos que, para la asistencia de dichos enfermos, piden limosna todas las noches y tienen otras agencias. Intitulase esta Cofradia Nuestra Señora de la Misericordia. Y para que las Animas benditas del Purgatorio no carezcan (aún en esta tierra) de sufragios hay mayordomo que cuida de sus limosnas. A los de fuera acudimos, así para las enfermedades como para administrarles los Sacramentos, con todo secreto y cautela y no salimos de casa sino es para cosa muy necesaria. Y como nuestro sancto hábito es tan singular, no se hartan de maldecirnos, escarnecernos, apedrearnos y escupirnos. ¡Quiera nuestro Señor juntarlo con lo que padeció por nosotros!

Un día le dió a una christiana un repentino accidente, y llamados a su casa la hallamos en gran peligro de su vida; y quedándose mi compañero para si podría confesarla, yo fui en tanto por el sancto Oleo, y de vuelta, pasando por la plaza, me arrojaron, sin saver de donde, una piedra como de tres libras sobre el empeine del pie derecho, con lo qual no me podía mover en buen rato. Otra vez iba, en Marruecos, a decir Misa a los christianos que estaban en la Alcazaba, y entre otras me tiraron una piedra con la qual me abollaron el cáliz que llevaba en la manga. Otra vez llevando el Smo. Sacramento a un enfermo, en dos diferentes partes me acometieron moros, que si no me fuera acompañando un christiano que me defendió pudiera temer alguna irreverencia. Con que se viene en conocimiento de la oxeriza grande que el demonio nos tiene, porque le embarazamos

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las ganancias que en estas tierras se puede prometer, como se verá en los casos siguientes.

Quidam defecit a catholica Religione, incedensque in lethale morbum et in se reversus, ad nos confugit, causa curationis assumpta, exercitaque in eum charitate possibili, tam spiritali quam corporali, ingravescente morbo, salutis animae lux petebat, et toto corde me videri desiderabat; nos autem eum paulatim praeveniebamus usquequo finem vitae suae proxime conspeximus apropinquare. Hoc enim accidit quaedam nocte ad horam circiter undecimam, nosque videntes tam opportunum tempus perditam illam ovem recuperandi, inmemores periculorum nobis inminentium et quod reliquus grex sine pastore fortasse in hoc deserto relinquendus esset, memores tamem illius divini Pastoris qui relictis nonaginta novem in deserto, amissam suis humeris portavit, tota mente desiderantes vestigiis ejus quoad possibile nostrum inherere, reconciliatum apostatam sacramento Poenitentiae donavimus, firmissimo proposito obstrictum, si ad diem superstes esset, retro non aspecturum imo potius publice confessurum Christum Dominum quem coram ipsis publice negaverat. Sed, o bone Deus, quam incomprensibilia sunt judicia tua! Accidit, o me miserum tantis leneficiis indignum! quando propter Christum pati fidebamus, in ipso aurorae rutilantis fulgore, anima ejus (pie considerata) ad Sponsum migravit.

Alium item apostatam nostris cautelosis adminiculis, depravatam sectam publice coram proceribus mauris detestatum et impune relictum ad veram fidem reconciliavimus.

Plura hujusmodi referre poteram, sed sat est ad laudandam magnam misericordiam Dei nobiscum factam.

CAPÍTULO IV

De cómo pedimos compañeros y misioneros para nuestra ayuda.

Viendo pues que cada dia (con gran dolor nuestro) se va aumentando el número de captivos, por los muchos cosarios que hay en las ciudades de Zalé y Tetuan, pedimos a nuestro Padre provincial Fr. Christoval de Santa Maria nos embiase compañeros para que nos ayudasen en nuestro ministerio, lo qual fué en la forma siguiente.

Por el mes de Agosto del año pasado de 73 se pidió por parte del

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rey Muley-Esmain comercio a D. Juan de Peñalosa y Estrada, gobernador de la plaza del Peñon, presidio fuerte y maritimo del Cathólico Rey (q. D. g.) en este Africa y muy propinquo a esta ciudad de Fez, para lo qual, a peticion de dicha parte, di carta para dicho Gobernador, asegurando la firmeza de las condiciones que se ajustasen, con lo qual se ajustó dicho comercio y comunicacion.

Ya que la bondad de Dios se servía a ofrecernos tan buena ocasion, valimonos della pidiendo que nuestros compañeros misioneros hiciesen tránsito por aquella plaza a ésta, que es muy acomodado, porque dista una de otra solos dos dias de camino, y la ciudad de Málaga, primer puerto de España, dista menos de 24 horas de trave. sia en mediana navegacion del Peñon, que es quanto se puede desear para el buen régimen desta Mision, y el tránsito por otras partes es muy dificultoso y incómodo, por estar los puertos maritimos muy distantes de esta corte.

En dicha ciudad de Fez, a 2 de Agosto de 1674.
Fr. Alonso de la Concepcion.

CAPÍTULO V

De la venida y entrada de nuestros tres compañeros Fr. Diego de la Madre de Dios, Fr. Fernando de San Joseph, sacerdotes y predicadores, y Fr. Gaspar de San Agustin, laico.

Llegaron los contenidos a la ciudad de Málaga, puerto ya referido, donde estuvieron algunos días detenidos por no haver embarcacion. Llegóse finalmente el día tan deseado, que fué a 18 de Noviembre de 1673. Dispusieron su viaje, y a las quatro de la tarde se embarcaron, acompañándoles desde nuestro hospicio los religiosos y otras muchas personas que con muchas lágrimas de devocion daban gracias a nuestro Señor, juntamente pidiéndole favoreciese su via. je, pues era tanto del servicio suyo. Y que fuesen oidos se puede colejir, porque estando para alzar velas se levantó de repente una bo. rrasca tan fuerte que les obligó a se desembarcar, y parece no fué acaso sino gran providencia de Dios que da los medios convenientes para los fines que se enderezan a servirle; pues poco antes se vió muy cerca un navio de turcos, el qual se presume vendría a embarazar tan sancto fin, porque dias pasados se habian llevado a Argel una embarcacion que iva a la dicha plaza del Peñon con bastimen

ARCH. I-A.-Том. ІХ.

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tos y un religioso Capuchino, morador de su convento, que alli tiene su Provincia, del qual peligro (mediante dicha tormenta) quiso nuestro Señor librarlos.

A los 27 de dicho mes prosiguieron su viaje, volviéndose a embarcar en el muelle de dicha ciudad, y con toda prosperidad llegaron a dicha plaza y puerto deseado del Peñon, a las tres de la mañana del 29, donde fueron con mucho gusto recibidos del Gobernador, del P. Vicario, oficiales y soldados. Y pasados dos meses (porque antes no huvo comodidad) me dieron quenta de su llegada a dicha plaza, pidiéndome les remitiese salvoconducto del rey Muley Esmain para la seguridad de su tránsito, el qual no se pudo conseguir por entonces, por estar la tierra muy molestada con guerras y el Rey exercitándolas, muy lejos de la Corte.

Finalmente, vencidas muchas dificultades, la tierra ya quieta y el Rey en su casa, un domingo a las once del día 10 de Junio de 74, estando bien descuidados del caso, se apareció a la vista de parte de tierra gran número de moros de a pie y de a caballo, que causó grande confusion en la plaza. Pero luego se descubrió enarbolada una bandera blanca, con que se aseguró venian de paz. Hicieron alto un tiro de mosquete del fuerte que dicha plaza tiene en tierra firme, y saliendo la lengua a reconocerlos y saver lo que querian, como es costumbre, respondieron que venían de parte de Muley Esmain por tres papases christianos que en aquel fuerte estaban detenidos, para llevarlos a Fez donde asistían otros dos sus hermanos, para lo qual traía salvoconducto el principal personaxe dellos que era sobrino y cuñado de Sid Alhatib, mayordomo mayor del Rey. Hizosele de parte del Gobernador un ostentoso recibimiento, entregó el salvoconducto y carta mía, trataron de su partida nuestros Hermanos, la qual fué tan sentida de todos los moradores de la plaza como de nosotros descada. Siete meses estuvieron en ella, poco más o menos, exercitándose en obras de piedad y ayudando al P. Vicario en su ministerio, que se hallaba sólo por la falta del ya referido Padre.

Miércoles siguiente, 13 de dicho mes, día de San Antonio de Padua, se despidieron con muchas lágrimas de todos, saliéndonos a acompañar dicho Gobernador con su milicia hasta el corto término que el militar orden permitía, y agradeciendo tanta merced, y lo mismo nuestro alcaide de moro y su acompañamiento, comenzaron su viaje con sumo gozo alavando al Señor, porque los havia concedido pisar ya tierra de su mision. Llegaron a la ciudad de Fez, donde fueron recevidos con gran contento de todos los christianos. Dió

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