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HAR

EGE

JAN 19 1889

LIBRARY.

fund.

HISTORIA GENERAL DE ESPAÑA.

PARTE TERCERA.

EDAD MODERNA.

DOMINACION DE LA CASA DE AUSTRIA.

LIBRO II.

REINADO DE FELIPE I.

CAPITULO XIV.

FLANDES.

DON LUIS DE REQUESENS.

De 1574 a 1576.

Garacter y gobierno de Requesens.-Manda quitar de Amberes la estátua del duque de Alba.-Regocijo de los flamencos.-Desgraciada espedicion en socorro de Middelburg. Dominan los orangistas toda la Zelanda.-Gran triunfo de los españoles contra Luis de Nassau.-Grave sedicion de las tropas españolas.-Págase á los amotinados, y vuelven á la obediencia.-Otro desastre de la armada española.-Proyectan los enemigos asesinar á Requesens, y los

nuestros al príncipe de Orange.-Conducta de Felipe II. en este negocio.-Célebre sitio de Leyden por los españoles.-Rompen los rebeldes los diques y sueltan las aguas.-La armada enemiga navegando sobre los campos y por entre las poblaciones.-Socorro de Leyden. Los españoles peleando entre las aguas.-Amotínanse otra vez nuestras tropas.-Próspera campaña en Holanda.-Peligrosísima y temeraria espedicion á Zelanda.-Los españoles vadeando á pié los rios y los brazos de mar.-Zierickzée.-Heroismo inaudito de los capitanes y soldados de España.-Triunfos.-Conquistas en Zelanda.-Nuevos tumultos y sediciones de tropas.Muerte del comendador Requesens. Gobierno del Consejo de Estado. Levantamiento general en Flandes contra los españoles.Apurada situacion de éstos, y su heroismo.-Teson lamentable de los amotinados.-Combate sangriento en las calles de Amberes.— Triunfo de los españoles: dominan la ciudad.-Don Juan de Austria es nombrado gobernador de Flandes.

La guerra de los Paises Bajos continuaba consumiendo á España sus tesoros y sus hombres. Dejamos en el capítulo X. de este libro á don Luis de Requesens, comendador mayor de Castilla, antiguo embajador en Roma, lugarteniente general de don Juan de Austria en el mar, acreditado de capitan valeroso y esperto en la guerra contra los moriscos y en el combate naval de Lepanto, de prudente como gobernador del estado de Milan, dejámosle, repetimos, en posesion del gobierno y vireinato de Flandes (fines de 1573), en reemplazo del duque de Alba, tan aborrecido de los flamencos.

El carácter templado, afable y benigno de Requesens, tan opuesto á la dura severidad del de Alba, hacia esperar que le atrajera las voluntades y la ad

á

hesion de los de Flandes, tanto como su antecesor las habia enagenado. La primera alocucion á los Estados de las provincias, las arengas de los diputados de los cuatro miembros de Flandes y de los Estados de Brabante al comendador y las respuestas de éste, lo hacian tambien esperar asi ("). Procuró desde luego corregir y enfrenar en lo posible la licencia de los soldados, nacida principalmente del atraso de las pagas, que mas que á otros cuerpos se debian á los viejos tercios y la caballería ligera de España. Entre las medidas del nuevo gobernador hubo dos de que muy especialmente se felicitaron los flamencos, el perdon general á los rebeldes ausentes con tal que volvieran á la obediencia de la Santa Sede y del rey, y el haber mandado quitar de Amberes la estátua del duque de Alba, que miraban como un ultraje y un insulto hecho al pais. Esto último les causó un verdadero regocijo, asi como lo primero fué considerado por algunos como indicio de temor ó de debilidad (2). Asi fué que si bien muchos se acogieron al indulto implorando el perdon de sus estravíos, otros se envalentonaron mas con la indulgencia, y prosiguieron con mas ardor la comenzada lucha.

No fué afortunado Requesens en las primeras operaciones de la guerra. Dueños los orangistas, no

(1) Archivos de la ciudad de Brujas, reg. Vitlembock, A.-MS. de los archivos de negocios estrangeros en París.-Coleccion de

Gachard, tom. II. pág. 715 á 718.

(2) Estrada, Guerras de Flandes, Decad. I. lib. VIII.-Cabrera, Hist. de Felipe II. lib. X. cap. 45.

solo de la isla de Walcheren, sino de toda Zelanda, á escepcion de Middelburg, su capital, y de dos pequeños castillos, harto apretados todos por los rebeldes, recibió aviso del coronel Mondragon del apuro en que se hallaba en Middelburg, que hacía dos años habia podido ir sosteniendo á costa de esfuerzos heróicos; pero reducida ya á menos de la mitad su gente, agotados todos los mantenimientos, devorados hasta los animales inmundos, y no teniendo cada soldado por todo sustento sino dos onzas de pan de linaza por dia, que tambien se acababa ya, era imposible resistir mas si inmediatamente no recibia socorro (enero, 1574). Activo y diligente el comendador mayor, aprestó con la mayor rapidez dos escuadras que desde Amberes fuesen al socorro de Middelburg por los dos brazos del Escalda', una al mande de Sancho Dávila, otra, que habia de ir mas derechamente, compuesta de sesenta y dos navíos, al del maestre de campo Julian Romero, dándole por vice-almirante á Glimeu.

Inauguróse esta jornada naval bajo los mas siniestros auspicios, y concluyó desastrosamente. Al disparar un cañonazo de saludo el navío en que iba el capitan Bobadilla, y era uno de los mayores y mejor armados, se abrió de manera que se le tragaron todo las aguas, no pudiendo salvarse sino el capitan con muy pocos, y todos mal parados. Al encontrarse la armada con la de los enemigos, que siempre habia sido superior y mas numerosa, especialmente en bajeles pequeños,

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