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tosa; pero todos son discursos con poco fundamento. El gobernador de esta plaza, Brito, es de los ministros mas atentos que tiene S. M. A su valor se debe la conservación de ella. Ha mostrado en todo grande soldado, dando aliento a los soldados, así con sus palabras como con sus ejemplos, siendo el primero en los peligros y penetrando con grande sagacidad los intentos del enemigo de todo cuanto obraba para contraminarlos.

Hubiérase perdido sin duda está plaza á no ser Brito tan grande capitan, porque nuestra gente de guarnicion era poca, el poder del enemigo grande, y la solierbia mayor. Estaba el Francés persuadido que en 15 dias se habia de ganar esta plaza; pero Dios castigo su ufanía, cegandole en muchas cosas. Porque primeramente, cuando esta plaza estuvo 15 dias sin hacer baterías por falta de artillería, y así en este tiempo tuvo lugar nuestro gobernador para fortificarse y prevenir las defensas. Lo segundo erró en atacar la plaza por la parte más dificultosa: Lo tercero en plantar la artillería en el puesto donde menos nos podia ofender, aunque nos han hecho mucho daño porque la jugaron incansablemente, y los artilleros eran diestros:

Entre otros casos singulares sucedió el siguiente. Una bala descomunal cortó el medio cuerpo á un soldado; como si fuera un rábano, y por extraordinarísima misericordia de Dios se conservó el soldado con habla hasta que llegó un sacerdote; y le oyó de confesion.

Fué singular el gozo de los paisanos todos cuando vierön retirar al enemigo. El martes se hizo una salva Real que alegro grandemente los ánimos, y á la noche hubo luminarias en todos los balcones. El miércoles llegó el marqués de Mortara desde Fraga con 1.000 caballos y viendo que el enemigo encaminaba sus tropas hacia Flix, se volvið á Fraga el dia siguiente.

Estamos esperando 1.000 hombres para guarnecer

esta plaza y suplir la falta de gente que ha ocasionado el sitio.

Un trompreta se ha hecho prisionero; confirma las nuevas de las alteraciones, y que han muerto á don José de Margarit, el mas apasionado por Francia de todos los catalanes, y que la causa de haber hecho alto el ejército del enemigo sin arribar, es por no tener seguro el paso por Cataluña.

Añade el trompeta que un socorro que le venia de víveres, le han cogido los catalanes, y que la noche que alzaron el sitio saquearon los vivanderos las tiendas del príncipe de Condé, por que la guarda de este habia robado á dichos vivanderos las provisiones; mas de prisioneros nunca se hace mucho caso, que hablan conforme entienden ha de gustar quien los tiene en su poder.

En este Colegio, á mas de los religiosos, sustentábamos cada dia dos soldados, y estaban tan contentos por lo bien que se les acudia que habia grandes pretensiones sobre este alojamiento.

Al tiempo que el enemigo alzó el sitio, estaban tan cansados los soldados de la plaza que si hubiera el enemigo proseguido las baterías, minas y asaltos 15 dias, se hubiera llevado la plaza á juicio de muchos entendidos.

Han muerto de los nuestros dos sargentos mayores, un capitan de corazas, tres de infantería y oficiales reforma dos muchos, y son 200 los heridos que hay en el hospital. Del enemigo ha muerto mucha nobleza, dos mariscales y un duque camarada del príncipe de Condé, dos coroneles, cuatro sargentos mayores; y un capitan francés que tenemos prisionero, afirma que entre muertos y heridos serán 5.000 de la parte del enemigo, y entre estos mucha gente de cuenta que peleando por la reputacion de Francia, deseosos de cobrar el honor perdido del año pasado, se arrojaban á los mayores peligros. >>

Hasta aquí la carta del superior de Lérida. De Flandes llegó aquí el comisario de la caballería, de parte del señor archiduque Leopoldo á traer el aviso de la toma de Armentier. Dice juntamente tiene S. A. el mas lucido ejército que ha habido en Flandes años há, y que está sobre manera querido y asistido de lo noble y plebeyo del país.

El Condestable ha tomado ahora de nuevo á Alba, plaza de importancia, en el Monferrato, y dicen la desmantelará como lo hizo con Niza. Cuando estuvo sobre Niza la quiso socorrer el gobernador del Casal; salió y no hizo nada. Cuando volvió cuatro capitanes suyos no le quisieron abrir las puertas, y él tuvo maña para entrarse, y al punto los hizo colgar de cuatro almenas.

La capitana de Nápoles se quemó en el mismo puerto con grande parte de la ropa del visitador D. Juan Chacon, y con grandes presentes del virey para S. M. y para otras personas. Perecieron 25 hombres. Quien echase el fuego ó la ocasion de quemarse hasta ahora no se sabe; sacóse la artillería.

Grandes discursos oirá V. R. por allá de haberse levantado el de Condé de sobre Lérida. Lo cierto es, que la causa no se sabe, y que todo lo que se dice es sin fundamento bastante. Esperan que con eso vendrá á saberse, y para que este blanco no quede sin algo, referiré algunas de las cosas que se dicen. Unos dicen está alborotada Barcelona; otros que la Francia, porque no se hacen paces; otros que el duque de Orliens se quiere hacer rey, y que ha escrito al de Condé que no arriesgue el ejército, porque le habrá menester la Francia. Otros porque el de Orliens habia escrito á Condé que no le podia la Francia enviar cada mes los socorros de gente que le habia ofrecido, y que Condé habia jurado, que si no se los enviaban se habia de volver sin hacer nada, y que esto se lo habia dicho claro al Parlamento y gobernadores. Otros que

ΤΟΜΟ ΧΙΧ.

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teme ha de haber inquietudes en Francia, y quiere tener aquella gente para mejorar su fortuna; y con esto Adios mi padre, que guarde á V. R. Madrid 2 de Julio de 1647. Sebastian Gonzalez. Al P. Rafael Pereyra, de la Compañía de Jesús, en Sevilla.

Recibí los palillos, que por ser de mano de V. R. se puede estimar, aunque no los gasto.

Madrid y Julio 10 de 1647.

(Tom. 429, fól. 960.)

Pax Christi, &c. Adjunta hallará V. R. copia de una carta del P. Juan José Sancho, escrita al P. Francisco Franco, con fecha del 20 de Junio, sobre el feliz suceso de Lérida. Dice así:

« Gracias á Dios que hemos salido de un sitio, no tan largo como el pasado, pero mas peligroso por la porfiada batería del enemigo, que entró con muchos brios, y Dios le ha bajado la cresta con la mayor infamia que se ha visto, parte obligado de las alteraciones que tenia en Cataluña, y parte por despecho, viendo que en una plaza donde habia tan poca gente, se le hacia tan grande resistencia á fuerza de valor, que ha sido de los mayores triunfos que se pueden decir. En solas cuatro surtidas que hizo nuestro gobernador á los ataques, le mató 2.000 hombres y hirió mas de otros 1.000, deshaciéndoles sus fortificaciones solos 100 hombres que salieron ordinariamente, por estar la plaza muy falta de gente, y con tan poco número les deshizo las trincheras y dió fuego á las minas, obligándoles á 3.000 ó 4.000 que asistian en los ataques, á retirarse al cordon donde estaba el cuerpo del ejército francés, mas numeroso que valiente, aunque venia en él

gran parte de la nobleza de Francia; pero se vuelve muy menguada, porque fué tan grande el temor que concibieron los soldados franceses, escarmentados de las zurras que llevaban, que los traian á palos á los ataques, y así fué fuerza desmontar la caballería y ponerla en ellos, en donde quedó muerta mucha parte de la nobleza de Francia.

Con todo, si Dios no nos hubiera favorecido, y el temor no hubiera hecho tanta impresion en los monsiures, era imposible conservar la plaza, porque nuestra gente estaba muy cansada, y nos han muerto 400 hombres de los mas esforzados que teniamos.

La batería que nos han dado ha sido de las mayores que se han visto. En tres semanas que ha estado atacada. la plaza, han tirado once mil y tantos cañonazos; en el caballete de nuestro tejado dieron cuatro tiros que nos le maltrataron mucho; pero no es este el mayor peligro que ha tenido, pues en tres ocasiones ha estado para ser derribada nuestra casa, por ser grande padrastro á la fortificacion de San Andrés; y si no fuera por lo que se ha mostrado, y el deseo que tenia el señor gobernador de favorecernos, fuera infalible el ejecutarlo; pero la pia aficion ha obrado tanto, que solo porque no padeciese nuestra casa se resolvió el señor gobernador á poner guarnicion en ella, terraplenando todas las puertas, y dejando solo un postigo en la muralla por donde nos pudiésemos retirar sin ser descubiertos del enemigo, en caso que avanzase ó abriese alguna brecha para entrarla. Esto merece mucha estimacion, porque hacer esta fineza en ocasion que le faltaba gente para defender la ciudad, solo por no derribar nuestro colegio, es cosa que no la hicieran todos. Verdad es que yo y los demás PP. le hemos asistido, en cuanto se ha ofrecido, y agradecido á esto, en cuantos bandos echaba poco favorables á los religiosos, exceptuaba los PP. de la

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