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de alguna asistencia de cualquiera soldado nuestro por su interés particular, que no se pudo averiguar.

Tomóse la artillería, que eran 10 piezas, siete gruesas y las otras menores, y de aquellas que el cardenal Ro→ cheliu habia mandado fundir con inscripcion que manifestaba su intencion, llamando al cañon Ratio ultima Regum. Ya se ponen por memoria en el castillo de Cambray hasta que V. M. se sirya dar otra órden.

Las armas de V. M. han ganado en esta ocasion la corneta blanca del rey de Francia, única en aquel reino, y á que suelen abatirse las demas, y que los franceses refieren que no se ha perdido jamás, así como tambien la bandera de la compañía del Delfin de Francia. El estandarte del mariscal Guiche, y otras muchas banderas que se van juntando, y que se ponen á los piés de V. M., quien represento lo que me se ofrece en esta materia por medio del Conde-Duque.

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En el número de los muertos hay gran diferencia, pero discurren serán 2,000 ahogados, sin contar 1,200 muertos tendidos en la campaña. Los prisioneros que se hallan hasta ahora pasan de 3,000. Si se acabare la relacion á tiempo irá con este despacho. Hay mariscal de campo, sargento mayor de batalla, coroneles, capitanes, y personas de cuenta, y todos los podremos trocar por los que se perdieron con el marqués de Povar en Cataluña, quedando con muchas ventajas en la cantidad. Bien se ha tomado satisfaccion triplicada de aquella desgracia.

Tomáronse los papeles del conde de Guiche, la instruccion original de cómo habian de proceder en lå guerra de este año contra estos Estados, de que remito á V. M. copia, con las márgenes que me parecieron, para mayor declaracion.

Saquearon los soldados 500 carretas de bagaje, gran cantidad de dinero, que estaba para pagar el ejército, y

tantos se hicieron ricos que nos va poniendo esto en alguna confusion. Los caballos de la artillería, los de tanta caballería, que no perecieron, son en gran número; y todo han tomado y repartido los soldados, cabiendo tal parte á los croatas que se puede temer no quedarán mas de provecho para su ejercicio.

No creo que hemos perdido en todo 400 hombres con algunos capitanes de caballos y infantería. Ningun cabo ni persona de gran cuenta, coronel, ni maese de campo ha sido muerto, ni aun herido en estos ejércitos, aunque es verdad que muchos llegaron al extremo peligroso; solo el coronel de caballeria alemana D. Fernando de Castro Pereyra, mi primo hermano, que no solamente obró con gran valor delante de su regimiento, pero se adelantó en algunas ocasiones, y se mezcló con los enemigos de suerte que le dieron muchas heridas, y le pasó por encima toda la caballería, y murió de dos de ellas, dentro de las veinte y cuatro horas, sacrificándose al servicio de V. M. la persona mas propincua de sangre que yo aquí tenia. Yo no, porque ni Dios lo permitió, ni era tan mio propio que lo pudiese procurar tanto.

En efecto, Señor, la victoria es de gran consecuencia, por el tiempo, por la calidad de la gente, siendo esta la mejor que ha quedado de Francia. Y entre otros los regimientos del Piamonte y la Bretaña deshechos, y los demas que se hallaron en la batalla, de que (si bien hasta ahora con alguna confusion en que puede haber engaño) remito á V. M. la relacion inclusa, para que se pondere mas la calidad del suceso y la merced que Dios nos ha hecho.

Enviaré aparte, ó con otro despacho, por no dilatar esta nueva, la relacion de las personas que mas se aventajaron para que V. M. les mande hacer merced, y aquí se procurará disponer lo que fuere posible.

He puesto el ejército el dia siguiente 27 en la raya de Francia, con las espaldas hacia Cambray, para recoger la gente desmandada, enviar los prisioneros, curar los heridos y obrar lo que las fuerzas, las ocasiones y el tiempo permitieren, sin reserva alguna, porque si no se templase mucho el valor y los deseos que hay de servir á V. M. con la prudencia y la conveniencia de su real servicio se pasaria desde luego á mayores cosas; pues quien ha obrado con tanta resolucion como los soldados que V. M. aquí tiene, parece que convendria mas hallar medios de templarlos que de adelantarlos: porque séame lícito representar á V. M., sin quedar con escrúpulo de lo que se debe publicar del valor de estos soldados, y de los cabos que los mandan, por no quedar con obligacion de restituir lo que callare, creo que bien pueden tocar la incredulidad sus operaciones.

En menos de seis meses ha ganado V. M. á los franceses en estos Estados noventa y seis piezas de artillería en las villas que se han tomado y en esta batalla que llaman de Chatelet. Perdieron los franceses tres villas; con una de ellas se recuperó gran parte de la provincia de Flandes, y con la otra toda la provincia de Lila: y aun antes que se cumplan los seis meses podemos esperar haber ganado mas. Vencióse una batalla rompiendo 10,000 hombres, con tantos prisioneros, y á tan poca costa, contra un ejército fortificado, á que nuestros soldados entreteniéndose llaman rebatalla.

Si llegasen alemanes podrá V. M. haber socorrido las cosas de España, y llegando las armadas á tiempo, y las prevenciones que allá se hacen, se podria componer la Corona.

Socorriéndose las cosas de España, como V. M. habrá visto, por la gente y bajeles que fueron con dos mesadas de las ordinarias, que solo se cobraron en seis, redujo

V. M. su ejército á una aventajadísima disciplina; conocen ya los soldados que pueden tomar plazas y vencer á los franceses, y estos que las pueden perder y ser vencidos en estos Estados de las armas de V. M., sin que á unos y á otros se les pudiese persuadir de ello hasta ahora.

Queda V. M. con un ejército victorioso, y tan aguerrido, que mirarán bien cómo se le ponen delante así el principe de Orange como el rey de Francia, pues no solo en su ausencia, pero en su presencia se les tomó la plaza de Ayre, y se vió él obligado á retirarse.

Quedamos disponiendo dar gracias á Dios Nuestro Señor, y procurando cumplir un voto que hice de que se fabricase un templo en Cambray, que se llame Nuestra Señora de la Vitoria, á quien daremos la proteccion de estas fronteras, y donde se podrán depositar los despojos de esta batalla que V. M. permitiere.

Suplico á V. M. se sirva mandar prevenir mercedes para los que tan bien le sirvieron, menos para mí, que debo servir tanto mas: y la mayor que recibiré (como tengo representado á V. M. en la ocasion de la recuperacion de la Bassée) es que V. M. se sirva de probar siempre mi voluntad, pero no mas mi fortuna, habiendo quedado con tal conocimiento de lo poco que valgo en las horas que duró la batalla, que deseo por todo extremo y sobre todo dejar estas victoriosas armas de V. M. á otro general que pueda coger el fruto de lo que hemos sembrado, y que sea tan felices y los buenos sucesos tan continuados como yo deseo se ofrezcan siempre á los reales piés de V. M. cuya católica y Real persona guarde Dios largos y felices años como la cristiandad ha menester. Del campo á Crevecourt, 27 de Mayo 1642. D. Francisco de Melo.

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Zaragoza y Junio 12 de 1642.

(Tom. 90, fól. 454.)

Mi señora: obedeciendo á vmd., en lo que me manda en su carta, diré á vmd. lo que con mas certeza se sabe en en esta ciudad en medio de tantas desdichas. El sabado dió el Francés asalto general al castillo de Monzon y le mataron 700 hombres, y se retiró, y ha mudado las tiendas á otro punto. El enemigo no cesa un punto de tirar al castillo, porque la villa ya la tiene por suya muchos dias há; mas los del castillo se defienden con grande valor y ánimo, y si no les falta el sustento no tomará el enemigo el castillo. Agua faltaba, mas ha sido Nuestro Señor servido de llover estos dias, y está socor→ rida la necesidad. La gente está animosa y con unos ánimos de leones, y voluntariamente sale toda la gente con el mayor gusto que se puede exagerar. Ya está convocada toda la del reino, y no desean sino verse armados; habrá hasta 1,000 caballos á la vista de Monzon, de los nuestros; mas no pueden pasar la puente, ni tampoco los franceses. Afirman que tiene el Francés 5,000 caballos mucho buenos.

El Condestable se partió ayer de esta ciudad, entre doce y una, muy apriesa. Tiene grandes esperanzas que se ha de socorrer la plaza, porque por Fraga ha de entrar el de Leganés con su caballería y infantería, por la otra parte de Barbastro la gente de Ribagorza, y por esta parte de Monzon la caballería y infantería que está enfrente del enemigo.

Hasta ahora muy poca gente ha muerto de nuestra parte, y de la del enemigo muchísima. Está tan determinada y valerosa la gente de los lugares que ha saqueado

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