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tropas de unos á otros á título de visitarse, robando á su paso cuanto topan, y talando huertas y heredades. S. M. ha mandado poner remedio; pero es imposible. ¡Poco puede durar! La del cielo lo remedie, yguarde á V. R., &c. »

Ayer vino correo de S. M. como 1,500 hombres que da para servicio de S. M. el reino de Aragon, habian ya pasado el rio Segre, y se habian incorporado con la gente de Mortara.

Esta semana pasada han ahorcado á dos por homicidas. El uno tenia cuatro muertes y el otro poco menos. Esta semana tambien ahorcan á otro por salteador de caminos.

Las galeras que estaban reparándose en el puerto de Cartagena salieron dél, y á pocos lances encontraron con un navío de holandeses y franceses. Acometiéronle, y despues de haber peleado cuatro horas le rindieron. Estaba cargado de mercadurías, en especial de lienzo. Dicen es muy rica la presa; murieron de una y otra parte ca

torce.

Esta semana pasada ha sucedido una cosa particular en Toledo, y fué que un D. Francisco de Arcos, que estaba levantando gente en aquella ciudad, y era capitan de ella, nombrado de la dicha ciudad, sacó de un convento dos doncellas que estaban allí recogidas; gente honrada. Una dicen para sí, y otra para su alférez. Tuvo aviso el alcalde mayor y cercó la casa donde estaban, y sacólas de allí, y llevólas á la suya hasta que el corregidor viese dónde se habian de poner que estuviesen seguras. Aquella noche juntó el D. Francisco de Arcos su gente y de mano armada entraron en casa del alcalde mayor, y con grande violacion las sacaron de allí con daño de los que resistieron; y estuvieron tan ciegos y resueltos los soldados que á una de las contenidas hirieron. Tuvo aviso el corregidor y mandó prevenir gente y cerrar las puertas de la ciudad,

y sacar los barcos del rio, y hecho esto con toda brevedad cercó la casa del D. Francisco de Arcos, que se escapó por los tejados á nuestro colegio, y cogió en ella las doncellas que depositó en dos casas de personas principales. Luego trató de prender los delincuentes. Al capitan le aconsejaron los PP. de casa se fuese á otra parte, por no ser seguro el colegio, que es casa corta y fácil de hallar cualquiera retraido. Tomó el consejo, y vestido de clérigo salió della y fué á otro convento. De los soldados entre otros se prendió á uno que habia estado mas insolente en casa del alcalde mayor. Este está ya condenado á ahorcar; otros tienen presos. Anduvo muy alentado el corregidor, entrando en el cuerpo de guardia por tres veces solo con su espada en la mano, y sacando dél á los que tenian noticia se habian hallado en este fracaso. Dió aviso á la Reina, nuestra señora, y al Consejo, el cual envió al punto un alcalde de Córte con poderes del Consejo Real, de Guerra y de la Reina para administrar justicia. Hásele encargado sériamente averigue con toda exaccion si la violencia del convento fue hecha con llaves falsas de las puertas ó por las tapias. Préndense muchos sobre el hecho; el soldado estuviera ya ahorcado; mas ha determinado el alcalde darle tormento para que descubra cómplices. Esto está en este estado, y el Consejo tan sentido del caso que un oidor dijo convenia para escarmiento, si todos eran culpados, que los colgasen á todos sin dejar uno, que mas importaba aquel castigo que una compañía mas á S. M.

De Italia ha venido extraordinario á S. M. Con él avisa el conde de Siruela como querian en el Piamonte dar á los españoles un vespersiciliano (1), acabando con todos en un dia. Estaba esta materia muy secreta. Los nuestros tan sin cuidado como quien entendia vivia con amigos y confiden

(1) Así en el original; parece quiso decir vísperas Sicilianas.

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tes, sin tener ningun principio para poder temer del mal trato de los piamonteses y franceses, que eran los que habian urdido la tela y la tenian en buen punto, despues de tratahaberlos los nuestros sacado de la opresion y mal miento del Francés. Dió aviso al gobernador de Milan, el cual dispuso las cosas de suerte que cogió á muchos de los principales de la conjuracion, que han pagado con la vida. A otros muchos tiene presos, que tambien pagarán conforme á la culpa que constare haber tenido. Los nuestros están con este caso bien advertidos y cuidadosos, por ver que quien era su cabeza se ha ladeado y hecho traicion, y que allí no hay ningun grande de España que pueda manejar las por ahora armas y defender con brio nuestro partido, ni les puede ir socorro. A mucho riesgo está lo de Italia. ¡Dios lo remedie!

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Esta semana ha habido aquí una novedad bien singular. El presidente de la sala de Alcaldes mandó llamar para las cinco de la tarde 40 personas, 37 alguaciles de Córte tres escribanos. Estaban los dichos contentísimos pareciéndoles que debia de ser para visitar algunas lonjas ó casas de asentistas, para hacer registro de la moneda que al presente tenian, de donde les parecia no saldrian ellos con las manos vacías. Los demas que no eran llamados estaban no poco quejosos de que una ocasion que se ofrecia buena de poder aprovecharse fuesen ellos excluidos donde los otros eran llamados. Acudieron los tales con el alcalde, , que grande puntualidad, y con la misma fué es D. Pedro de Almezchita (1); metióles en la Sala del crímen y sacó una lista, y fuélos nombrando á todos los contenidos, y viendo estaban allí mandó cerrar la puerta, y sacó otro legajo de papeles, y dijo: «fulano salid aquí.»

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(1) El mismo personaje tantas veces nombrado, y cuyo verdadero nombre parece haber sido Amezquita.

Presentóse el alguacil ante el alcalde, y díjole: «A vos se os ha averiguado por parte de S. M. y del Consejo que ha tantos años que estais amancebado, y que habiéndoos avisado varias veces no ha tenido esto remedio, y así se os manda que dentro de tres dias ó vendais ó dispongais de la vara y vayais á servir á S. M. á la guerra de Cataluña, pena de la vida,» y con tanto se le dió su cédula con el auto, y le mandó que se fuese, y el escribano de la causa dió testimonio de la notificacion. Concluido con este llamó á otro, y puesto ante el alcalde le dijo: «A vos se os tiene averiguado teneis en vuestro cuartel tantas mujeres ruines, y que no habeis tratado de remediar los escándalos que de ahí se han ocasionado, ni las habeis echado de los barrios donde viven conforme á varias órdenes que teneis; antes las habeis conservado, porque os acuden todos los dias cada una con tanta cantidad de dinero. S. M., y el. Consejo mandan que dentro de tres dias dispongais de la vara y salgais á servir á la guerra á S. M., pena de traidor.>> Díole su auto como al primero y salió luego fuera. Acabado con este llamó á otro, y en presentándose allí, le dijo «como el Consejo y la Reina le tenian averiguado habia comprado la vara, porque era heredero, y á título de vender el vino de su cosecha, á sombra de la vara metia grandes cantidades, defraudando las rentas Reales y ministros á quienes tocaba la cobranza de los derechos; y así le mandaba S. M. y el Consejo dispusiese de la vara, y que dentro de tres dias fuese á servir á la guerra, pena, &c.» Llamó al cuarto á quien hizo cargo trataba en comprar escrituras y débitos por precios muy bajos, valiéndose de la necesidad de quien vendia, y como poniéndolas en cabeza de otros hacia las ejecuciones por su persona, apretando con rigor á los deudores á pagar por entero, principal y décimas, obligándolos á malbaratar y vender sus haciendas por librarse de su opresion, y comprando

de los necesitados por precios bajísimos intereses muy considerables; que uno y otro era en grande perjuicio de la república, y que en pena destas demasías. S. M. y el Consejo mandaban dispusiese dentro de tres dias de la vara y fuese á servir á S. M. en la guerra, pena de la vida, &c. De esta suerte fueron todos los 40 llamados y despachados; hay grande ruido de intercesiones y súplicas; tiénese por cierto no les valdrá ninguna.

Tambien se tiene por cierto que así á otros de la misma data que ahora no han sido visitados, como á otras personas se les averigua la vida de secreto, y que otro dia tendrán tambien su San Martin.

Nada de lo que V. R. me avisa de lo que por allá corre tiene fundamento: todo es apócrifo, y acá corren tantas mentiras como por allá, y aun mas, de suerte que apenas hay de que poder echar mano. Anoche contó un padre que por vía de Inglaterra se habia tenido aviso en Sevilla que D. Francisco de Melo, despues de una grande batalla que habia tenido con los franceses los habia desbaratado y ganado grandes despojos. Item: que al rey de Francia le habian dado veneno, y que llegó á lo último, y que conociéndolo los médicos le dieron remedios, con que lanzó el veneno. Estas dos nuevas puede V. R. juntar con las que por allá corren y con otra que contó un Padre de Indias tambien anoche, y fué que en Italia se decia habia concurrido tanta multitud de vencejos que cubrieron el sol, y que maravillados desto todos salian á ver un caso tan raro y extraordinario, y que á vista de innumerable pueblo que estaba viéndolos se partieron en dos bandas como escuadronés, y que pelearon unos con otros tan cruelmente, que por grande rato parecia llovia sangre; que fué tanta la cantidad de los que cayeron muertos que obligó á hacer grandes cabas para enterrallos, para que no inficionasen el aire. Destas cosas pudieran ir muchas, á no ser tiempo mal TOMO XIX.

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