Imágenes de páginas
PDF
EPUB

sentir el segundo dia, y era menester ir á buscar la comida dentro de la ciudad. Y aunque esto lo sabia Anielo, no lo estorbaba. Ha tomado mucho oro y plata, de que hace mucha moneda, muchas cantidades de dinero de diversas partes, y pide grandes donativos á las religiones y conventos poderosos, publicando que es para satisfacer lo que se debe á este reino, y enviar á S. M. gran donativo. Si esto fuese así sería gran consuelo. Muestra con el Rey buena correspondencia, y ha mandado que mañana lunes todos trabajen y arrimen las armas, por haber ocho dias que no lo hacen, por atender á andar armados en estas inquietudes. Parece que esta borrasca se va ya acabando; Dios lo haga por su misericordia.

por

Este hombre es hijo de padre y madre pescadores como él, y de la mas vil escoria del pueblo, y se sustentaban todos de vender pescado, y su profesion era lo mismo, siendo así que el dia antes del suceso habia sido preso haber vendido contra el arancel. Será de edad de 23 años, de mediana estatura, y de semblante que parece endemoniado, que muchas veces lo dispone á hacer despropósitos, de manera que ayer hirió á muchos del pueblo disparatadamente y se quiso arrojar al mar con las vestiduras que tenia, y cuando salia de casa para ir á visitar al virey y á las funciones públicas, iba vestido de lama con calzones de tela y una camisa muy negra. Yo le ví en esta suerte el sábado por la mañana, y por curiosidad lo fuí á ver al mercado, adonde desde una ventana daba audiencia á una multitud de gente, y con verle desde lejos me sobrevino terror, de donde se puede inferir que para esta accion no hubo otra causa en este hombre sino el asistirle algun demonio; no obstante que él decia que se acomodaria conforme á la voluntad del pueblo, porque de allí á tres dias moriria, como sucedió puntualmente, y nosotros que lo hemos visto, todavía soñamos.

Salvóse la casa de don Juan de Chacon (1), porque el virey se lo pidió encarecidamente al dicho Tomás Anielo.

La forma en que se nombró ó eligió á este hombre, es que habiendo levantado el pueblo el primer dia á dos populares de los magnantes para que gobernasen, tomó el pueblo poca seguridad de ellos, y allí los mataron luego, y discurrieron en nombrar á otro independiente de la nobleza. Hallaron que el dia que se quemó la barraca de la fruta, este Tomás Anielo tomó una mano de higos y se los tiró á la cara al Electo del pueblo, que es á quien todos respetan, muy rabioso de que consintiese la gabela de ella; y viendo el pueblo esta accion tan atrevida en hombre tan bajo, le buscó y nombró por gobernador, obedeciéndole con toda puntualidad; que cuando iba con el Arzobispo cercado de la chusma, con solo una seña que hacia se apartaba una pica, y estando con el virey con una palabra que dijo se fué de Palacio, y tomó un Cristo en las manos y exhortó á todos á la fidelidad del Rey, y dijo que él veia que estaba cercano á la muerte, y que estaba consolado de haber hecho aquel servicio á su pueblo; y saliendo al claustro le tiraron algunos carabinazos, de que murió, y le cortaron la cabeza, y le arrastraron.

Habiendo el virey mandado venir algunas compañías, el pueblo las desarmó todas sin hacer daño á los soldados." Mandó el muerto gobernador matar mas de 10 bandidos, y á Juanetin de Oria que soltase los forzados que hubiesen cumplido el tiempo, y pusiese en su lugar algunos bandidos; regaló al virey en el castillo, y envió refresco á toda la ciudad con mucha galantería. En Nápoles á 15 de Julio de 1647.

(1) Véase lo que atrás queda dicho, pág. 33.

Otra relacion del tumulto de Nápoles.

(Tom. 129, fól. 778.)

Sabrá vmd. que por los muchos aprietos y guerras que S. M. ha tenido y tiene, se ha sacado de este reino grandísima suma de millones de dinero, y con tan mal órden y administracion de los ministros, que además del sentimiento que esta ciudad y reino tenia de no poder mas, ni haber dónde cargar mas, sentian que los hombres de negocios y ministros de S. M. estaban extraordinariamente ricos, y que la nobleza de los caballeros traian mercancía de poner cada dia nuevas imposiciones de alcabalas, que aquí llaman gabelas; porque por dar su voto, los vireyes los premiaban con dádivas y cargos, y tenian tan opreso al pópulo, que los trataban como á esclavos; y esto es lo que á los españoles nos ha valido para no perecer en esta ocasion, como despues diré en su lugar.

Ultimamente estos meses pasados se juntaron los caballeros con el Electo del pópulo, que tenian una sola voz, y hicieron un donativo á S. M. de un millon. Como ya no habia dónde cargarlo, pareció ponerle sobre las frutas y verduras, y hubo quien diese luego sobre esta gabela doscientos mil ducados.

El pópulo de esta ciudad no podia tolerar la gabela, por ser particularmente sobre los pobres, y dieron muchas señales de ello quemando en las plazas públicas las casas destinadas donde se cobraba este derecho, y amenazando con carteles que amanecian en las esquinas; y aunque se le advirtió al duque de Arcos el peligro, los ministros del Rey y Electo del pópulo, que era traidor como ellos, y tenian parte y eran interesados en esta gabela, le persuadieron

siempre no quitarla; hasta que sucedió á los 7 de este mes, á hora de medio dia, que se juntaron grande cantidad de muchachos, que ninguno pasaba de 20 años, y un descalzo pescador delante á caballo con una banderilla de un trapo blanco, y cada muchacho con una caña alta en la mano, que como remolino iban por toda la ciudad gritando: ¡viva el rey de las Españas, y muera el mal gobierno! rompiendo todas las casas donde se cobraban los derechos de esta gabela de la fruta, y quemando los libros y el dinero que hallaban, porque venian aconsejados de gente de mas juicio que ellos.

Fuéronse aquella mañana al palacio del. virey, y se ordenó á la compañía de infantería española de guardia que no les impidiesen la entrada ni hiciesen mal; error, notable del duque de Arcos que lo mandó, y del sargento mayor que allí estuvo. Consintió que los muchachos impetuosamente subieran al cuartel del duque y tomasen armas de los soldados y la caja de guerra, y arriba quitaron las alabardas á los alemanes, y rompieron las puertas, diciendo que querian que se les quitase las gabelas de la fruta. Con esta furia echaban la ropa y doseles por los balcones, y hacian pedazos cuanto hallaban, y lo echaban por las ventanas á la plaza de Palacio; y aunque á este ruido acudió mucha gente á sosegallos y á decilles de parte del duque se aquietasen, y se les arrojaban billetes en que ordenaba que se quitasen, sfempre porfiaban que le que-· rian hablar. Bajóse por un caracol, habiéndole aconsejado unos caballeros que saliese en un coche diciendo: «quítese la gabela, quítese la gabela,» y hubiérale de costar la vida; porque cargaron los muchachos sobre él, y le sacaron del coche muy mal tratado, y unos caballeros le salvaron la vida. Mientras el duque les arrojaba cantidad de cequies, púsose en una iglesia de San Francisco de Paula frontera de Palacio, donde dos soldados españoles dispararon dos

arcabuces al tropel y mataron cuatro de ellos, y ellos al irse, mataron á dos soldados; y el virey se fué á un castillo y los muchachos se juntaron con mozos descalzos de la plebe, creciéndoles la intencion, porque tenian quien les aconsejase.

Aquella noche no hicieron sino ir quemando casas de ministros y de los afiadores (1) de todo género de gabelas, y las casas y libros donde se cobraban, diciendo: «Fuera todo género de gabelas;» y nombraron por cabo de todo el pópulo al pescador que iba con los muchachos el primer dia, y quemaron las casas del Electo del pueblo. Y dió órden Tomás Anielo de Amalfi, que así se llamaba (2), pescador, que toda la ciudad se armase, pena de la vida, que la ejecutaba con notable rigor, y así le obedecieron todos é hízose capitan general del pópulo.

En las casas ricas que quemó, que fueron mas de 100, hallaban plata labrada y joyas, y costales de doblones. Públicamente hacía hogueras y hacia quemar en el mismo fuego al que trataba de robar, aunque fuese un cuarto de valor. Ibanle embajadas del virey con los señores de las autoridades de este reino que se sosegasen y dijesen lo que deseaban. Respondían que viviese el Rey de España, y que querían que se quitasen todas las gabelas desde el tiempo del emperador Cárlos V, así en esta ciudad como en todo el reino.

En este tiempo el virey habia enviado á llamar la caballería é infantería que estaba en los lugares en alojamiento, y al entrar en esta ciudad, el Tomás Aniello enviaba compañías del pueblo á desarmarlas.

(1) Está sin duda por "arrendadores."

(2) En el discurso de esta relacion son muy varios los nombres que el copiante de ella da á este personaje, llamándole alternativamente Tomás Anillo, Anilo, Aniello, Anielo y hasta Angulo.

ΤΟΜΟ ΧΙΧ.

4

« AnteriorContinuar »