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Tumulto de Nápoles capitaneado por Tomás Aniello (1).

(Tom 129, fól. 716.)

Despues de haber cerrado los pliegos ayer, llegó una faluca de Nápoles, con carta del duque de Arcos, que refiere que habiendo quitado la gabela de la fruta en aquella ciudad y puéstola en el vinagre y otras cosas, domingo á 8 (2) de este, se juntaron gran número de muchachos y mujeres, y vinieron diciendo: ¡Viva el Rey y muera el mal gobierno, y fuera la gabela! Llegaron á Palacio con este rumor, y por aquietarlos, se les concedió quitar la nueva gabela; volvieron á bajar al mercado con esto y desde él tornaron á la tarde mucha mayor cantidad de gente diciendo lo mismo, y que no solo la gabela nueva, mas todas se habian de quitar, y que muriesen los traidores al Rey y al pueblo. El Duque salió á las ventanas á aquietarlos y no bastó; pidieron el privilegio de Cárlos V, y se les concedió con ciertas condiciones, dicen de poca importancia; mas tampoco esto los aquietó, antes fueron tan furiosos que saliendo el virey en su coche á apaciguarlos, y habiéndosele roto los tirantes junto á San Francisco de Paula, cargó de modo el pueblo, y con tales cosas. que le obligó al duque á meterse en el convento. Duró

(1) Tampoco esta carta tiene fecha, ni se sabe á quien va dirigida. Que no se escribió en la capital lo declara suficientemente la expresion aquella ciudad con que se designa á Nápoles, y es de creerse que la noticia llegó por mar en una felucca, que es una embarcacion pequeña de las que se usan en aquellas mares. Es probable se escribiese en Palermo, Mesina ó algun otro puerto de Sicilia, con anterioridad á haberse alli sabido la muerte de Masaniello ocurrida nueve dias despues de su alzamiento, pues de lo contrario no hubiera el corresponsal dejado de referirla.

(2) Debió decir 7 como en las anteriores; véanse las págs. 28 y 57.

todo lo dicho hasta el miércoles por la noche, y en este tiempo hubo los desórdenes de entrar en Palacio hasta el cuarto de la vireina, en busca de el Electo del pueblo para arrastrarle, despues de haberle quemado la casa y saqueado la plata y un baul de cequies, lo cual llevaron al banco á depositar en nombre de S. M.; y lo mismo hicieron de toda la plata y dinero que hallaron en las demas casas que quemaron de ministros que habia y tenian manejo en la Hacienda, que dicen llegaron á 43, y entre ellas las que se saben son: la de Casanate (que fué la postrera), la de Sofia, la de Aquino, la de Ceballos, la de Andréa Naderi (1); y la de don Juan Chacon (2). Cuentan que toda la ropa de las casas la quemaron, y que un hombre tomó una toalla y la llevaba, y que un capitan de estrada le hirió diciendo en su lengua: «pícaro, aquí no venimos á robar sino á hacer justicia y castigar ladrones, y á servir á Dios y al Rey y á nuestro pueblo.>>

Todos estos señores, ministros y virey, se están en el castillo, porque la vireina con sus hijos se metió allí cuando el pueblo entró en su cuarto, y el virey cuando pudo. Fué el pueblo á las cárceles de Santiago, de la Seda y Almirantazgo y otras menores, y sacó los presos, y intentando lo mismo en la Vicaria, no pudo porque se le resistieron los señores; y lo mismo hicieron en San Lorenzo, donde intentaron tomar las armas de la Ciudad. Ha andado la nobleza muy fina; y á Matalon dicen le maltrató el pueblo porque llevando un papel de Palacio, diciendo era la gracia, y viendo ellos que no era como querian ó que era falso, se volvieron contra él.

(1) No está claro si es Naderi ú Onaderi; tambien pudiera ser Nacleri. (2) Don Juan Chacon Ponce de Leon, visitador general del reino de Nápoles, pariente cercano del virey. No dice Tarsia que fuese quemada su casa ni tampoco la del Dr. Casanate, que era español.

A 10 de este quedaba quieto lo de quemar casas, pero habian quemado la casa de la pólvora, volándose parte de los que la quemaron. No hubo otras muertes ni en las casas ni en otras partes. La tema del pueblo es que las haciendas de aquellos que han manejado la de S. M. desde el duque de Alba hasta hoy y se han hecho ricos, es de S. M. y ha de quedar por suya.

Madrid y Julio 22 de 1647.

(Tom. 129, fól. 962.)

Pax Christi, &c. Correo ha venido extraordinario de Flandes. Con él avisan, que habiendo tomado á Armentier, Comines y otros dos fuertes, se movió nuestro ejército hácia Betun (Bethune). Los franceses sacaron gente de Arras, y introdugeron socorro del presidio de Lins, dejando solos 300 soldados de guarnicion. En estando sin el grueso del presidio, por estar en Arras, se arrimó á Lins el coronel Bec, con 1.000 infantes y 500 caballos, y degollando el presidio de Lins, lo tomó. Esta faccion concluida, dió de repente el señor Archiduque sobre Landresi, plaza fuerte, y levantó trincheras; espérase en breve buen suceso.

El Francés ha hecho todo el esfuerzo posible por juntar ejército para Flandes, y el que tiene junto es de 22.000 hombres, entre caballería y infantería. El nuestro tiene 35.000, así en la caballería como en la infantería; si huhubiese un hecho en que Dios nos diese buena suerte, sería de grande importancia para la conclusion de la paz.

El de Baviera está muy arrepentido de las capitula

ciones que hizo con Francia de la neutralidad, porque no le han cumplido cosa alguna de las que le ofrecieron.

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De Italia no se sabe cosa alguna, acá corre voz mandan al Condestable, que en llegándole los alemanes que le remiten de Nápoles, ponga sitio al Casal. Estuvo bien cerca estos dias de tomarle por interpresa, y se descubrió el trato, con que no pudo tener efecto.

De Cataluña no hay cosa ninguna, como si tal guerra no hubiera; unos y otros están á la sombra en sus alojamientos.

De Portugal hay poco que decir, porque aquella guerra se reduce por ahora á solo hurtar. La semana pasada hicieron alguna gente nuestra dos entradas y les cojieron seis caballos buenos, 50 cabalgaduras y algun ganado mayor, y en la otra entrada cojieron otra cantidad de cabalgaduras de toda suerte.

Muertes hay muchas aquí violentas, y á pocos se ahorca por ellas; no se debe de poder caminar en los negocios con mas priesa.

Llegó de Zaragoza el señor don Luis de Haro tres dias há, y ha sido visitado de toda la Córte, como quien tiene la gracia de S. M.

Ayer hizo un grandioso banquete el duque del Infantado. Fueron de mesa el Almirante, el de Osuna, el duque de Ariscort, el marqués de Velada y su hijo; el de San Roman, el conde de Lemus y otros señores y grandes. Fué banquete de los mas célebres que se han hecho dias há, por la multitud y variedad de platos esquisitos que en él se sirvieron.

No se ofrece otra cosa de que avisar á V. R. á quien nuestro Señor guarde como deseo. Madrid 22 de Julio de 1647. Sebastian Gonzalez. = Al P. Rafael Pereyra, de la Compañía de Jesús, en Sevilla.

=

V. R. me haga caridad de avisarme si recibieron en el

colegio de San Hermenegildo á Juan Francisco de Viloria, en la Compañía, y si fué para hermano estudiante ó coadjutor. El papel que V. R. pide buscaré y lo remitiré en hallándose.

Córdoba y Agosto 3 de 1647.

(Leg. suelto, núm. 1, fól. 743.)

Pax Christi, &c. Muy bien hecho es el reparo de V. R., mas como fué caso pensado, todo se previno muy bien. La semana pasada, despues de hecho y admitido el convite del sermon de Santo Domingo, vinieron por convento el P. Prior Fray Pedro Manrique, el P. Prior pasado Zayas, el M. Valdespino y el M. Breña, todos tres lo mas grave del convento, y renovaron el convite, y añadieron los agradecimientos. Será bueno el sermon; el nuestro fué extremado con gran concurso de todo género. Dijo mucho bueno de San Ignacio y de su religion, escritores, libros, mártires y demás santos. Añadió alabanzas á todas las religiones; y fué muy acertado, porque hubo muchos religiosos. Con todo, hubo quien juzgase que tuvo algo de picante sobre la eleccion de la canongía pasada. Es gran sujeto de verdad el P. Pimentel. Aun no le oigo hablar en su partida.

Un caso gracioso escriben de Málaga. Un navío inglés que estaba en aquel puesto, viendo el precio sobresaliente del trigo, quiso lograr una buena suerte é ir á Africa por trigo. Llegó á uno de sus puertos (no me han sabido decir el nombre): halló en él un navío de turcos cargado de trigo para llevarlo no sé adonde. Pidióles el inglés le vendiesen aquel trigo: no hubo remedio. Aguardó á que se hiciese al ancla una mañana la nao del Turco: salió tras ella á dis

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