Imágenes de páginas
PDF
EPUB

tilla, son los que legan á la posteridad la institucion más funesta, la más tenebrosa, la más opresiva de la dignidad y del pensamiento del hombre, y la más contraria al espíritu y al génio del cristianismo. Se establece la Inquisicion, y comienzan los horribles autos de fé. Los hombres, hechos á imágen y semejanza de Dios, son abrasados, derretidos en hogueras, porque no creen lo que creen otros hombres. Es la creacion humana de que se ha hecho más pronto, más duradero y más espantoso abuso. Los monarcas españoles que se sucedan, se servirán grandemente de este instrumento de tiranía que encontrarán erigido, y el fanatismo retrasará la civilizacion por largas edades. Apresurémonos á hacer la Inquisicion obra del siglo, producto de las ideas que habia dejado una lucha religiosa de ochocientos años, hechura de las inspiraciones y consejos de los directores espirituales de la conciencia de Isabel, á quienes ella miraba como varones los más prudentes y santes, de la piedad misma y del celo religioso de la reina. El siglo dominó en esto á aquel génio, que en lo demás habia logrado dominar al siglo. Quiso, sin duda, hacer una institucion benéfica bajo el conveniente pensamiento de establecer la unidad religiosa, y levantó contra su intencion un tribunal de esterminio. Es imposible armonizar los sentimientos piadosos de la magnánima Isabel con las monstruosidades de Torque:nada. ¿Era que reconocido el error le faltarian ya ó fortaleza ó

medios para contener los brazos de aquellos freidores de carne humana?

Pero apartemos la vista de tan sombrío cuadro, llevémosla á la pintoresca y magnífica vega de Granada. Frente á esta ciudad, abrigo formidable de los últimos restos del viejo imperio mahometano, se ostenta otra ciudad moderna, obra maravillosa de rapidez, para cuya construccion se han convertido los guerreros cristianos en artesanos y fabricadores. Esta ciudad-campamento es Santa Fé. Allí están Isabel y Fernando al frente de su ejército. Un dia aparecen cortesanos y soldados vestidos de gala. General alborozo se nota en los reales de los cristianos. Despléganse los pendones. Retumba en la vega el estampido de tres cañonazos disparados desde la Alhambra. Se levanta el campamento, y se encamina hácia los muros de la soberbia ciudad. ¿Es que sonó la última hora para el pueblo infiel?

Un personage moro, seguido de cincuenta caballeros musulmanes, se dirige con semblante mústio hácia el Geníl. Al llegar á la presencia de otro personage cristiano, hace ademan de apearse de su palafren, é inclinando su abatido rostro: «Tuyos somos, le dice, rey poderoso y ensalzado: estas son, señor, las llaves de este paraiso; recibe esta ciudad, que tal es tal es la voluntad de Dios. Era el desgraciado Boabdil, el último rey moro de Granada, que entregaba las llaves de la Alhambra al victorioso Fernando

con arreglo á la capitulacion. Pronto reflejaron los rayos del sol en la luciente cruz de plata que los reyes Católicos llevaban consigo á los campamentos, símbolo del cristianismo victorioso del Koran, y el perdon de Castilla ondeó luego en una de las torres de aquel alcázar donde tantos siglos tremolára el estandarte del Profeta. Era el 2 de enero de 1492.

Llegó á su desenlace el drama heróico de ochocientos años la Iliada de ocho siglos. La soberbia Ilion de los musulmanes está en poder de los cristianos. Consumóse el doble triunfo de la fé y de la independencia de España. Los orgullosos hijos de Mahoma, vencedores en Guadalete, se han retirado llorosos, vencidos para siempre en el Genil. Las dos pobres monarquías que nacieron en los riscos de Astúrias y en las rocas de Jaca son ya un solo y poderoso imperio que se estiende desde el Pirineo hasta los dos mares: y á esta grande obra de religion, de independencia y de unidad, han cooperado Dios, la naturaleza y los hombres.

Aun esperaba otra mayor remuneracion á la perseverancia española. El premio ha sido tardío, pero será abundoso.

que

Habia un mundo que nadie conocia, y un hombre sino le habia adivinado tal como era, llevaba en su cabeza el proyecto y en su corazon la esperanza de descubrir nuevas regiones del otro lado del Atlántico. Era el más grande pensamiento que jamás habia con

Томо 1.

11

cebido el ingenio humano. Por lo mismo los príncipes y soberanos de Europa le habian desechado como una bella quimera, y tratado al atrevido proyectista como un visionado merecedor solo de compasion. Solo hay una potestad en la tierra que se atreva á prohijar el proyecto de Colon. Es la reina Isabel de Castilla. Colon merecia descubrir un mundo, y encontró una Isabel que le protegiera: Isabel merecia el mundo que se iba á descubrir, y vino un Colon á brindarla con él. Merecíanse mútuamente la grandeza del pensador y la grandeza de la magestad, y el cielo puso en contactó estas dos grandezas de la tierra.

Atóni'o se quedó el mundo antiguo cuando supo que aquel temerario navegante que desde un pequeño puerto de España habia tenido la audacia de lanzarse en una miserable flotilla á desconocidos mares, en busca de continentes desconocidos tambien; que aquel visionario despreciado de las coronas, convertido ya en cosmógrafo insigne, habia regresado á España y ofrecido á los pies de su real protectora testimonios irrecusables de un nuevo mundo descubierto. Ya no quedó duda de que el Nuevo Mundo existia, y la fama de Colon voló por el Mundo Antiguo, que admiró y envidió la gloria del descubridor, y admiró y envidió la gloria de España á quien aquel mundo pertenecia y admiró y envidió la gloria de Isabel, á quien se debia la realizacion del maravilloso proyecto

Encontrose, pues, España la mayor potencia del

orbe, á pesar de la famosa línea de division que un papa hizo tirar de polo á polo por la plenitud de la potestad apostólica, para señalar á los españoles la parte que les correspodia poseer en aquellos remotos climas.

El globo se ha agrandado; el comercio y la marina se estenderán por la inmensidad de un Occéano sin riberas; los metales del Nuevo Mundo harán una revolucion en la hacienda, en la propiedad, en las manufacturas, en el espíritu mercantil de las naciones, y las cruzadas para la conversion de idólatras reemplazarán á las cruzadas contra los mahometanos.

No se cansaba la fortuna de halagar en este tiempo á los españoles, y como si fuese poco haberlos libertado del yugo musulman y haberles dado un nuevo mundo, les abre otro vasto campo de glorias en el centro de la Europa civilizada. Despues de haber peleado ochocientos años dentro de su propio territo rio, salen á gastar sus instintos guerreros en tierras estrañas. Los unos van á llevar su civilizacion á pueblos incultos del otro lado del Occéano, los otros van á recibir otra civilizacion más culta del otro lado del Mediterráneo, venciendo y conquistando en ambos hemisferios. Porque mientras el sol de Occidente alumbra sus conquistas en la India, el sol de Oriente ilumina sus triunfos en Italia. Allá se agregan imperios jumensos á la corona de Castilla; acá las pretensiones de Carlos VIII. y de Luis XII. de Francia sobre

« AnteriorContinuar »