Imágenes de páginas
PDF
EPUB

XVI.

El año siguiente al advenimiento de Cárlos IV. al trono español estalla en Francia el volcan revolucionario, cuyo sacudimiento conmovió toda la Europa é hizo estremecer todos los sólios. La rapidez de los primeros pasos de la revolucion anunciaba que en breve se iban á ensayar todas las formas, á recorrerse toda la escala de las trasformaciones sociales. Y así fué.

Jamás en tan corto espacio de tiempo anduvo una sociedad tan largo camino. La impaciencia de marchar exigia á cada año el desarrollo y la vitalidad de un siglo, y parecia que los tiempos se compendiaban á la voz de los hombres. Hallóse medio de acortar la distancia de tiempos antes que la distancia de lugar,

y

la revolucion francesa precedió á la invencion del vapor. La Europa armada gritaba ¡atrás! y a Francia, armada tambien, contestaba ¡adelante! Las ideas sin embargo avanzaban más dentro de la Francia los ejércitos fuera. Estados generales, asamblea cons

que

tituyente, asamblea legislativa, convencion, república, directorio, consulado, imperio..... monarquía, democracia, despotismo militar..... A los pocos años de un regicidio nacional, se entronizaba á un déspota: habíase hecho perecer en un cadalso á un rey virtuoso y débil, y se aclamaba á un tirano heróico. Cuando Napoleon establecia repúblicas en Europa, en Francia iban retrocediendo las ideas republicanas. Las ideas y las conquistas marchaban al revés. Del suplicio del rey á la proclamacion del emperador mediaron once años. Al cabo de otros once años la Francia vuelve á gritar ¡viva el rey! El nuevo rey era otro Borbon, Gran retroceso. Pero el movimiento galvánico no ha cesado. Pasan otros quince años, y las ideas que habian retrocedido vuelven á avanzar. La antigua dinastía es de nuevo expulsada, y se proclama á un Orleans rey constitucional. Antes de otros diez Ꭹ ocho años la monarquía constitucional va á acompañar en la proscripcion à la vieja monarquía y al imperio. La Francia es ctra vez republicana. ¿Volverá otro imperio y otra monarquía? ¿Se acabarán de fijar las ideas sobre el mejor gobierno de los pueblos? ¿Estará la humanidad condenada á girar perpétuamente en derredor de un círculo?

Gira, sí; pero es describiendo círculos concéntricos, cuya circunferencia se va agrandando siu cesar, y de cada círculo que describe va recogiendo la humanidad algun principio provechoso que queda

siempre. Así con las alianzas de lo antiguo que vive

y de lo nuevo que nace va modificando su existencia. Costosas son las trasformaciones. Si los pueblos y las generaciones que las promueven meditáran los estragos que acompañan á las grandes revoluciones, retrocederian espantados. Mas por una disposicion providencial la embriaguez del entusiasmo no deja lugar al frio razonamiento y predispone á recibir con gusto el martirio: tambien el furor de la venganza perturba la razon: son las dos fuentes de las grandes virtudes y de los grandes crímenes que en ella se desarrollan. Fecunda en unos y en otras fué la de 1789. Acaso ninguna ha producido tantos héroes y tantos monstruos. La leccion fué dura. ¿Supicron aprovecharla los reyes y los pueblos? Ha sido menester otra revolucion á mediados de este siglo para enseñarles más. ¿Han aprendido los hombres de ahora mas que los de entonces? ¿Ha ganado algo la humanidad? Comparemos.

La revolucion de 1789 fué agresora y conquistadora; la de 1848 proclamó el respeto á la independencia de los pueblos. Entonces la Europa opuso muros de acero á las ideas democráticas; ahora la Europa siguió el impulso de la nacion iniciadora. En la revolucion del siglo pasado eran llevados los hombres á carretadas á la guillotina; la cuchilla era el primer poder del Estado: en la del presente siglo se aclamó el principio de la abolicion de la pena de muerte por delitos

políticos. En 1793 manchó la frente de la Francia la sangre con que tiñó el cadalso uno de los monarcas que menos lo merecia: en 1848 hubo muchas revoluciones y la sangre de varios príncipes corrió en los campos de batalla, ni una gota de sangre real en el afrentoso patíbulo. La Francia del siglo pasado abolió el culto católico, y divinizó la razon humana: se quitó á Dics de los altares y se dió incienso á una prostituta: en la Francia del presente siglo los más estremados reformadores se han visto precisados á invocar el cristianismo, y el sacerdocio católico ha sido buscado para rociar con el agua santa el árbol de la libertad. Entonces un soldado arrancó violentamente de s. silla al gefe visible de la Iglesia, y el gran guerrero puso su mano profana sobre el gran sacerdote; aquel hombre se llamaba Napoleon; ahora otro Napoleon, deudo de aquel, y como él gefe de la Francia, envió las legiones republicanas á reponer en su silla á otro pontífice, Pio tambien como el abofeteado en Fontainebleau, y cometiendo una injusticia política y una inconsecuencia, ha hecho una reparacion religiosa. La Europa lo ha murmurado; ha parecido un contrasentido. Tal vez la Francia inisma lo hizo de mal grado. No murmure la Europa; no era la voluntad de la Francia la que obraba; era el impulso secreto de la Providencia que le habia impuesto una expiacion, y al cual ella obedecia de mal humor sin saberlo. Tambien Alarico iba de mala gana á Roma y 17

Томо 1.

obedecia á la voz secreta que se lo mandaba. Distinto era entonces el fin; La Providescia la misma.

Excesos abominables se han cometido en aquella y en esta revolucion. Lamentamos unos y otros. ¿Cuándo dejará de intervenir el mortífero acero en las cuestiones de política fundamental? ¿Cuándo serán los cambios sociales resultado solo de la discusion pacífica y razonada? Los pocos síntomas que de ello vemos nos indican que aun tiene que vivir mucho la humanidad hasta tocar este estado de perfeccion. ¿Por qué entretanto ha de estar condenada á comprar su mejoramiento á precio de tar costosas pruebas? Lo sentimos, pero no nos atrevemos ni á acusar á la Providencia ni á responder à Dios. Solo sabemos que es así, porque nos lo enseña la historia de todos los siglos. Consuélanos en parte observar que la humanidad no deja de ir progresando siempre, aunque á veces parece retroceder.

Insensiblemente hemos ido abarcando en estas reflexiones sucesos que no son todavía de nuestro dominio histórico. Séanos dispensado, siquiera por si nos faltase despues tiempo y ocasion de hacerlas. Reanudemos el hilo de nuestro bosquejo historial.

Cuando estalló la revolucion de 1789, alarmáronse todas las potencias europeas, y se formaron aquellas coaliciones y comenzaron aquellas guerras que tantos triunfos proporcionaron á las armas de Francia, y tantos progresos dieron al movimiento revoluciona

« AnteriorContinuar »