Romancero general, ó Coleccion de romances castellanos anteriores al siglo XVIII, recogidos, ordenados, clasificados y anotados, Volumen1

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Agustín Durán
M. Rivadeneyra, 1849
 

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Página 137 - Allí fabló el conde Arnaldos, bien oiréis lo que dirá: "Por Dios te ruego, marinero, dígasme ora ese cantar." Respondióle el marinero, "tal respuesta le fue a dar: "Yo no digo esta canción sino a quien conmigo va.
Página 249 - ¿Qué es aquesto, mi señora? ¿Quién es el que os hizo mal? — Un sueño soñé, doncellas, que me ha dado gran pesar; que me veía en un monte, en un desierto lugar...
Página 254 - Todo es gala el africano, su vestido espira olores, el lunado arco suspende, y el corvo alfanje depone. Tórtolas enamoradas son sus roncos alambores, y los volantes de Venus sus bien seguidos pendones.
Página 387 - Ayer era rey de España, hoy no lo soy de una villa; ayer villas y castillos, hoy ninguno poseía; ayer tenía criados, hoy ninguno me servía, hoy no tengo una almena que pueda decir que es mía.
Página 254 - En un pastoral albergue que la guerra entre unos robles le dejó por escondido o le perdonó por pobre, do la paz viste pellico y conduce entre pastores ovejas del monte al llano y cabras del llano al monte, mal herido y bien curado, se alberga un dichoso joven, que sin clavarle Amor flecha, le coronó de favores. Las venas con poca sangre, los ojos con mucha noche, le halló en el campo aquella vida y muerte de los hombres.
Página 373 - Mira Ñero de Tarpeya a Roma cómo se ardía; gritos dan niños y viejos, y él de nada se dolía.
Página 108 - Bien podéis salir desnudo, pues mi llanto no os ablanda; que tenéis de acero el pecho, y no habéis menester armas." Viendo el español brioso cuánto le detiene y habla, le dice así: "Mi señora, tan dulce como enojada, "porque con honra y Amor yo me quede, cumpla y vaya, vaya a los moros el cuerpo, y quede con vos el alma. "Concededme, dueño mío, licencia para que salga al rebato en vuestro nombre, y en vuestro nombre combata.
Página 249 - El azor con grande cuita metióse so mi brial; el aguililla con grande ira de allí lo iba a sacar; con las uñas lo despluma. con el pico lo deshace...
Página 249 - Las ciento hilaban oro, las ciento tejen cendal, las ciento tañen instrumentos para doña Alda holgar. Al son de los instrumentos doña Alda adormido se ha: ensoñado había un sueño, un sueño de gran pesar. Recordó despavorida y con un pavor muy grande; los gritos daba tan grandes, que se oían en la ciudad. Allí hablaron sus doncellas, bien oiréis lo que dirán: — ¿Qué es aquesto, mi señora? ¿Quién es el que os hizo mal?
Página 255 - Todo sirve a los amantes, plumas les baten veloces, airecillos lisonjeros, si no son murmuradores. Los campos les dan alfombras, los árboles, pabellones ; la apacible fuente, sueño; música, los ruiseñores. Los troncos les dan cortezas, en que se guarden sus nombres mejor que en tablas de mármol o que en láminas de bronce. No hay verde fresno sin letra, ni blanco chopo sin mote ; si un valle Angélica suena, otro Angélica responde.

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