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de se habia acogido Bermudo. De esta manera se halló Sancho el Grande de Navarra, merced á su ambicion y á su energía, dueño de un vasto imperio que se extendia desde mas allá de los Pirineos hasta los términos de Galicia, y si él no tomó ya el título de emperador, aplicáronsele despues por lo menos (1).

Pero duróle ya poco el goce de tan vasto poder, porque se cumplió el plazo que estaba señalado á la vida del conquistador. Y bien fuese que recibiera muerte violenta yendo á visitar las reliquias y el templo de Oviedo, segun la Crónica general; bien fuese natural su muerte, como parecen indicarlo los dos prelados cronistas de Toledo y de Tuy, no le cogió aquella desprevenido, puesto que sintiendo aproximarse su fin tuvo tiempo para hacer entre sus hijos aquella célebre distribucion de reinos que tantàs discordias habia de producir y tanto habia de alterar la respectiva condicion de los estados cristianos. Dejó, pues, Sancho á su hijo mayor García el reino de Navarra; á Fernando el antiguo condado de Castilla, juntamente con las tierras conquistadas al reino de Leon entre los rios Pisuerga y Cea; á Ramiro, habido fuera de matrimonio, le señaló el territorio que hasta entonces habia formado el condado de Aragon,

Yerra Mariana cuando atribuye esta obra al conde Sancho de Castilla.

(4) El epitafio que se puso á la

reina su muger decia asi: Hic requiescit famula Dei Domna Mayor Regina, uxor Sancii imperatoris.

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y por último á Gonzalo, otro de sus hijos, el señorío de Sobrarve y Rivagorza.

Tal fué la famosa particion de reinos que don Sancho el Mayor de Navarra hizo entre sus hijos poco tiempo antes de su muerte, acaecida en febrero de 1035, despues de un reinado de cerca de 65 años; duracion prodigiosa, y la mas larga que se hubiese hasta entonces visto (1).

En este mismo año (26 de mayo de 1035), murió tambien el conde de Barcelona Berenguer Ramon I. el Curvo, cuando solo contaba treinta años de edad, si bien el cielo le habia dotado de larga sucesion en dos mugeres que habia tenido, doña Sancha de Gascuña y doña Gisla de Ampurias, sucediéndole en la soberanía condal de Barcelona el primogénito del primer matrimonio Ramon Berenguer, llamado el Viejo, aunque jóven, por la razon que diremos despues.

No conocemos bastante para poder apreciarlas debidamente, ni las razones especiales que moverian á Sancho de Navarra, ni la intencion y el fin que pudo llevar en distribuir de la manera que lo hizo entre sus hijos la rica herencia que les legó, ni los motivos personales que le impulsáran á dejar favorecidos á unos mas que á otros en aquella desigual partija. Infiérese de las escatimadas y oscuras esplicaciones de los escritores de aquel tiempo que influyeron no poco

(1) Mon. Silens. Chron. -Annal. pág. 308. Complut. p. 313.-Chron. Burg.

en ella secretos y afecciones nacidas de la vida doméstica de aquel gran monarca. De todos modos, cualquiera que hubiese sido la particion, una vez róta la obra laboriosa de la unidad, una vez distribuido como patrimonio de familia el grande imperio que Sancho habia sabido concentrar en una sola corona con los esfuerzos de su vigoroso brazo, hubiera sido difícil poner freno á la ambicion, á la codicia y á la envidia que muy pronto se desarrolló entre los hermanos coherederos, y evitar las sangrientas guerras civiles que entre ellos nacieron apenas enfrió el hielo de la muerte el cadáver de su padre.

Ramiro el Bastardo ("), á quien tocó el pequeño reino de Aragon, fué el primero que, descontento de su lote tomó las armas contra su hermano García de Navarra, que de órden y acaso con alguna mision de su padre se hallaba á la sazon en Roma. Mas no contando Ramiro con bastantes fuerzas propias para despojar á su hermano, llamó en su ayuda á los régulos musulmanes de Zaragoza, Huesca y Tudela, con cuyo refuerzo penetró hasta Tafalla y puso sus tiendas alrededor de esta ciudad. Pero García, que con no

(4) Pretenden algunos hacer á Ramiro hijo legitimo. Creemos que se equivoca el señor Cuadrado cuando dice (Recuerdos y Bellezas de España, tomo de Aragon, nota á la pág. 23): «La opinion de que Ramiro era bastardo no tiene apoyo alguno en las crónicas antiguas.» En el Ordo numerum Regum Pampilonensium se lee:

Sanctius rex ex ancilla quadam nobilissima et pulcherrima, que fuit de Aybari, genuit Ranimirum...... Deinde accepit uxorem legitimam reginam...... filiam comitis Sanzio de Castella. El monje de Silos (Chron. n. 75) dice espresamente que le tuvo de una concubina: «Dedit Ramiro, quem ex concubina habuerat......»

ticia de la muerte de su padre, regresaba á sus estados, informado del movimiento y proyectos de Ramiro, reunió apresuradamente un ejército de pamploneses, y con la celeridad del rayo cayó sobre el campamento de Tafalla, arrolló las desapercibidas huestes, huyeron despavoridos los que quedaron con vida, y el mismo rey de Aragon, que acaso reposaba, descuidado, para no caer en manos de García hubo de montar descalzo y casi desnudo en un caballo desjaezado y sin mas bridas que un tosco ronzal al cuello, y asi huyó hasta ganar las montañas de su reino, quedando los navarros dueños de las tiendas У despojos de cristianos y musulmanes. Debe creerse que no tardaron en ajustarse paces entre los dos hermanos, pues se vió luego á don Ramiro en posesion tranquila de su reino (1).

Por su parte Bermudo de Leon, tan luego como supo la muerte de Sancho, se preparó á recobrar sus antiguos dominios. Ayudabale el buen espíritu de sus pueblos, y fácilmente se reinstaló en Leon y recuperó las tierras del Oeste del Cea. Como quien ostentaba hallarse otra vez en la plenitud de sus derechos, expidió carta de privilegio para la reedificacion de la ciudad y templo de Palencia, anulando la que habia dado don Sancho, como emanada de un poder ilegítimo. Y como en su propósito de recuperar todo lo que

(4) Rod. Tolet. 1. VI.-Mon. Sil. n. 76.-Luc. Tud. p. 91.

obligado por la fuerza y la necesidad habia cedido al nuevo rey de Castilla avanzase sobre las modernas fronteras de las dos reinos, don Fernando, viéndose atacado por fuerzas superiores á las suyas, acudió en demanda de auxilio á su hermano don García el de Navarra. No tardó éste en presentarse con un ejército en Burgos. Reunidas las fuerzas de ambos reyes castellano y navarro, marcharon al encuentro del leonés. Halláronle con su gente en el valle de Tamaron, ribera del rio Carrion, y empeñóse una sangrienta batalla, en que de un lado y otro se peleó con igual arrojo y esfuerzo. El rey don Bermudo se mostró uno de los mas intrépidos y de los primeros en arrostrar los peligros: fiado en su juventud, en su valor, y en la ligereza de su caballo, llamado Pelagiolus, se precipitó lanza en ristre en lo mas cerrado y espeso de las filas enemigas buscando y desafiando á Fernando. Su ciega intrepidez le perdió. Fernando y García resistieron firmemente el choque de su rival; tropezóse Bermudo con la punta de sus lanzas, y cayó mortalmente herido del caballo. Siele de sus compañeros de armas perecieron á su lado: El combate duró todavía algunos instantes, pero la noticia de la muerte de Bermudo se difundió entre los leoneses, y se pronunciaron en dispersion y retirada hácia Leon (1037).

Asi pereció el jóven rey don Ramiro III."), con

(4) Mon. Sil. n. 79.-Luc. Tud. rey don Fernando el Magno. ubi sup.-Sandoval, Historia del

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