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van. El fundador del imperio muslímico de Occidente erigió ya multitud de madrissas ó escuelas, premia ba los doctos, y hasta nosotros han llegado los elegantes versos que él mismo escribió con su pluma. Su hijo Hixem siguió las huellas de su padre y fomentó y propagó la enseñanza. Alhakem I., aunque sanguinario y cruel, era docto y le dieron el sobrenombre de el Sabio. Abderrahman II. oia y examinaba las producciones literarias de sus hijos Ibam y Othman. Del III. hemos visto cómo llevaba á su córte los sábios de todas las partes del mundo y los colocaba en los cargos y puestos mas eminentes del estado, cómo iba siempre rodeado de un séquito numeroso de astrónomos, médicos, filósofos y poetas distinguidos, y debíale Alhakem II. su esmerada educacion literaria. Este califa, ilustradísimo ya y aficionado á las letras, alcanzó un período dichoso de paz; y como el gérmen de la civilizacion existia, desarrollóse al amparo de su proteccion, al modo que las plantas crecen con lozanía cuando despues de mucho cultivo y de copiosas lluvias aparece un sol claro, radiente У vivificador.

Una observacion nos suministra la lectura de las historias arábigas. Ni un solo literato, ni un solo erudito deja de ser mencionado por sus historiadores. No se verá que omitan jamás los nombres de los doctos que florecieron en cada reinado, con sus respectivas biografías y la correspondiente reseña de sus obras. Cítase con frecuencia el fallecimiento de un profesor

distinguido como el acontecimiento mas notable de un año lunar. La narracion de un combate empeñado entre dos ejércitos se interrumpe en lo mas interesante para dar cuenta de que alli se encontraba, ó de que llegó á la sazon, ó de que murió á tal tiempo en cualquier punto que fuese tal poeta ilustre ó tal astrónomo afamado. Conócese que estaba como encarnada en aquellas gentes la apreciacion del mérito literario, y asi correspondia á un pueblo en que los califas eran eruditos, en que los príncipes eran bibliotecarios, y en que los guerreros soltaban el alfange con que habian combatido para empuñar la pluma y transcribir con ella las escenas mismas en que acababan de ser actores en los campos de batalla.

Anticiparemos, sin embargo, aunque mas adelante tendremos ocasion de hacerlo observar, que era esta una ilustracion mas brillante que positiva, mas superficial que sólida y mas poética que filosófica, con cuya prevencion ya no nos maravillaremos tanto cuando la veamos desaparecer.

Tal era el estado de los dos pueblos, musulman y cristiano, cuando murió el ilustre Alhakem Almostansir Billah. Uno y otro van á sufrir grandes mudanzas Ꭹ alteraciones en su situacion física y moral.

CAPITULO XVIII.

ALMANZOR EN CÓRDOBA:

DE RAM RO III. Á ALFONSO V. DE LEON.

De 976 á 1002.

Situacion de los tres reinos cristianos al advenimiento del califa Hixem II. -Menoría de Ramiro III. de Leon.-Pónesele bajo la tutela de dos religiosas.-Imprudencias y desórdenes del monarca en su mayor edad.-Irrita á los nobles y proclaman á Bermudo II. el Gotoso.ALMANZOR primer ministro y regente del califato.-Imbecilidad del tierno califa.-Obra Almanzor como soberano del imperio.-Su nacimiento: sus altas prendas: su conducta.-Jura eterna guerra á los cristianos. Sus dobles campañas anuales.—Sus triunfos.-Fuga de Bermudo II. á Asturias.-Toma Almanzor á Leon y la destruye.-Sus victorias en Africa.-Conquista á Barcelona.-Recóbrala el conde Borrell II.-Descripcion de las fiestas nupciales del hijo de Almanzor. -Los Siete Infantes de Lara.-Vence Almanzor y hace prisionero al conde García Fernandez de Castilla: su muerte.-Destruye el gran templo de Santiago de Galicia.-Triunfos de los musulmanes españoles en Africa.-Muerte de Bermudo II. de Leon.-Alfonso V.Calamitosa situacion de la España cristiana.—Alianza de los soberanos de Leon, Castilla y Navarra para resistir á Almanzor.-Refuerzos que este recibe de Africa. Famosa batalla de Calatañazor.Glorioso triunfo de los cristianos.-Almanzor es derrotado despues de veinte y cinco años de victorias, y de cincuenta batallas felices. -Muere en Medinaceli.-Epitafios de su sepulcro.

Podemos anunciar que llegamos á uno de los períodos mas importantes de la dominacion sarracena en España. El nombre del personage que va á la cabeza

de este capítulo lo dice tambien bastante al que no sea del todo peregrino en nuestra historia de la edad media. En el hecho mismo de ponerle al frente, no siendo Almanzor califa, damos ya en entender suficientemente que no va á ser el califa, sino su primer ministro, el alma y el sosten del imperio musulman y el gran competidor de los cristianos en la época que nos toca describir.

Por una rara y singular coincidencia, de los cinco estados independientes que se han formado en nuestra Península, á saber, el imperio árabe, los reinos de Leon y de Navarra, y los condados de Barcelona y de Castilla, en los tres primeros y mayores reinan simultáneamente tres niños, Ramiro III. en Leon, Sancho Garcés el Mayor en Navarra, Hixem II. que ha sucedido á su padre Alhakem II. en Córdoba: acontecimiento nuevo para los tres reinos, de donde hasta ahora hemos visto excluidos los príncipes de menor edad. ¿Cuál de los tres tiernos soberanos prevalecerá sobre los otros? Naturalmente habrá de preponderar aquel que tenga la fortuna de ver depositadas las riendas del estado que él no pueda manejar en manos mas robustas y vigorosas, el que vea encomendada la direccion del reino á persona de mas talento y capacidad, la de la guerra á genio mas activo y emprendedor.

Habíase confiado la tutela y educacion del tierno monarca leonés y la regencia del reino á dos muge

res, á dos religiosas, que lo era ya su tia Elvira cuando subió Ramiro III. al trono, y entró tambien despues en el claustro su madre Teresa, la viuda de Sancho I. Por fortuna á la natural flaqueza del sexo suplia la piedad y discrecion de estas dos mugeres, en términos que no solo marchaba en prosperidad el estado bajo su gobierno, sino que en una asamblea de obispos y magnates celebrada en Leon (974) se dieron gracias a Dios por los particulares beneficios que el reino disfrutaba bajo la acertada y prudente direccion de las dos piadosas princesas, y principalmente de Elvira, que era la que ejercia mas manejo en los negocios públicos, hasta el punto de decir aquellos próceres, que si por el sexo era muger, por sus distinguidos hechos merecia el nombre de varon (4). En principios de virtud y en máximas de sana moral educaban las dos religiosas princesas á su real pupilo; ejercitábanse en piadosas obras y fundaciones; remediaban y corregian abusos, contándose entre sus medidas la supresion que de acuerdo con los obispos hicieron de la silla episcopal creada en Simancas por Ordoño II. contra los sagrados cánones que prohibian la existencia simultánea de dos cátedras episcopales en una misma diócesi. Prosperado hubiera el reino de Leon bajo el gobierno de tan virtuosas y discretas se

(1) Et quoniam scriptum est (dijeron aquellos ilustres varones) quia non est discretio apud Dominum diversorum sexuum vi.

TOMO IV.

rorum ac fœminarum, set qui
recte credit et recte agit sine du-
bio vir nuncupatur, etc. Risco,
Esp. Sag. tom. 34, pág. 283.
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