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artes de consuno conspiraban á una completa emancipacion del yugo en que las había tenido el pseudo-clasicismo entronizado en Europa por el Renacimiento. En el campo de las letras, Mad. de Staël, Chateaubriand, Schlegel, Byron y Walter Scott, aquélla con su libro sobre la Alemania, el hijo de la brumosa Bretaña con su Genio del Cristianismo, su René y sus Mártires, el sabio literato de Hannover con sus traducciones de Shakespeare y Calderon, el excéntrico poeta inglés con su Childe Harold y su Don Juan, y el gran prosador escocés con sus Novelas históricas, habían abierto á los ingenios nuevos y fascinadores derroteros. En el de las artes, principalmente en la pintura, la guerra contra el arcaismo, contra las teorías del bello visible, contra el desnudo, contra el plegado sistemático, estaba enérgicamente iniciada desde la muerte de David por Hersent y Géricault en Francia, por Cornelius y Overbeck en Alemania é Italia. Varios caminos se brindaban á los jóvenes escritores y artistas por efecto del ruidoso aplauso que la llamada escuela romántica obtenía desde la revolucion francesa de 1830; y notemos, aunque, no sea más que de pasada, un fenómeno curioso que con esta revolucion ocurría.

El impulso contra las ideas arcaicas dado en nombre de la libertad intelectual, de que era la Francia para nosotros el representante más autorizado, pues para los países del Norte lo era la Alemania,-procedía de diversos orígenes: en primer lugar, ya desde los preparativos de guerra que la Europa septentrional había venido haciendo de 1812. á 1814 para sacudir el yugo del árbitro del Occidente, el amor de patria y el espíritu religioso combinados habían producido una especie de poesía nueva, en que los recuerdos de la vieja Alemania y las antiguas creencias cristianas se daban la mano para exaltar el entusiasmo militar de todos los pueblos de raza germánica. Este gran movimiento patriótico y religioso, que ahuyentaba los recuerdos mitológicos de los tiempos paganos para glorificar en cambio los de la Edad Media cristiana, no podía ménos

de producir en el terreno de la literatura y de las artes una revolucion análoga á la que se operaba en el mundo político. De aquí los poetas místicos y soñadores: de aquí los pintores y escultores puristas.-Pero al propio tiempo, el arcaísmo era combatido en Inglaterra por otros dos terribles adalides: Byron y Walter Scott, á quienes poco há citábamos. Byron le combatía con el irresistible ariete del ridículo y de la ironía; Walter Scott haciendo retroceder la historia, de las ficciones y del artificio clásico, á la realidad y naturalidad de las crónicas y memorias. Y esta triple influencia del misticismo aleman, de las inspiraciones satánicas del gran poeta escéptico, y de las narraciones entretenidas y veraces del gran novelista, sistemas en su esencia opuestos, pero concordes todos en el menosprecio del clásico antiguo, venía trabajando á la juventud de todas las naciones desde que el estandarte del romanticismo había comenzado á ondear en las esferas de la literatura y del arte de nuestro siglo.

¿Se afilió Carderera, segun lo hicieron muchos de nuestros jóvenes literatos y artistas, á alguna de estas escuelas románticas como escritor y crítico? Él no era poeta, es decir, no escribía versos, aunque sabía admirablemente sentirlos; no era tampoco novelista. De Byron y de Walter Scott tenía, pues, poco que tomar; si hubiera sido su vocacion la de escritor lírico ó dramático, nunca hubiera imitado al autor del Don Juan ó de Manfredo: la impiedad era repugnante á sus sólidas creencias cristianas. Si envidió alguna vez los lauros del poeta, de seguro no fueron los de Espronceda, satélite del vate inglés, sino más bien los de Lamartine, á quien sinceramente admiraba. Y si no se afilió á ninguna de las escuelas ultramontanas que se disputaban en Francia la direccion del movimiento intelectual en la region de la fantasía, ¿de qué le aprovechó aquel nuevo impulso? ¿Qué partido sacó de la derrota del viejo sistema con el cual tiranizaba la Francia antes de 1830 á las escuelas de toda la Europa meridional sometiéndolas á un yugo exclusivo y uniforme?

Pues aquel impulso, aquella victoria, aquel grito de emancipacion fueron para Carderera la señal de que había recobrado su plena libertad de accion para consagrarse, sin temor de censuras académicas, al estudio de la ignorada y calumniada Edad Media, inaugurando en la Península Ibérica las útiles investigaciones, poderosas auxiliares de la Historia, merced á las cuales la marcha y las transformaciones del arte nos revelan las mutuas influencias de las diferentes civilizaciones en los Estados y pueblos que la naturaleza ó la conquista pusieron en contacto durante aquella trabajosa y fecunda edad. Con generoso afan se dedicó desde entónces á acopiar materiales para sus tareas arqueológico-artísticas, imitando el hermoso ejemplo que le daban en la vecina Francia los Lenoir, los Letronne, Raoul-Rochette, De Caumont, Didron y los Champollion; en Italia, Rossi, Fea, Vermiglioli, Cattaneo y Malaspina; en Inglaterra, Boeck, Ottley, Britton y Kosegarten; en Alemania, Ottfried Müller y Bottiger; y completando las que, con exagerado exclusivismo, realizaron en España Cean Bermudez en el campo histórico de nuestra pintura y escultura, y Llaguno y Amirola en el de nuestra arquitectura.

(Continuará.)

P. DE MADRAZO.

ACUERDOS Y DISCUSIONES DE LA ACADEMIA

NOTICIAS

En la Biblioteca de la Academia existe depositada, para que pueda servir de consulta á los que lo soliciten, la obra titulada Coleccion de modelos de las Armas y de los Trajes usados por las tropas de mar y tierra, desde la más remota antigüedad hasta nuestros dias. Dibujada y escrita por el Capitan de Caballería Don Manuel Jimenez Gonzalez.

La Junta organizadora del Congreso internacional de Americanistas, que se reunió en esta corte en Setiembre del pasado año, pidió á varios establecimientos públicos, y entre ellos á nuestra Academia, notas de los mapas, cartas, planos, relaciones geográficas de Indias (Nueva España, Perú y otros reinos y provincias) y noticias de documentos relativos á nuestras investigaciones en el continente descubierto por Colon. La Academia se prestó gustosa á esta peticion, y reunió los documentos que han figurado en la Exposicion recientemente verificada.

Á propuesta del señor Bibliotecario, se ha reformado el Catálogo de precios para las obras que tiene en venta nuestra Academia: novedad que ha producido excelentes resultados.

Entre otros descubrimientos, de que frecuentemente se da noticia á la Academia, merecen citarse el de multitud de sepulcros hallados al SE. de la ciudad de Vitoria, segun comunicacion dirigida por el señor Vicepresidente de aquella Comision provincial de monumentos.

El Sr. D. Basilio Sebastian Castellanos ha ofrecido y regalado á nuestra Biblioteca las obras del diplomático y literato español D. José Nicolás de Azara, con algunas otras producciones sobre historia y literatura; desprendimiento que agradeció la Academia como era debido.

Con igual satisfaccion ha recibido ésta el donativo, hecho por Mr. Charles Boy, del drama lírico de Santa Inés, en verso provenzal, perteneciente al siglo XIII, y descubierto por el Sr. D. Víctor Balaguer.

El Sr. D. Jacobo Zóbel, Académico electo, ha presentado el primer tomo de su Estudio histórico de la moneda antigua española, y leido algunos trozos, acompañados de observaciones que fueron oidas con mucho interés en la sesion correspondiente.

Nuestro individuo de número D. Juan Facundo Riaño, autor del interesante libro titulado The industrial arts in Spain, ha remitido un ejemplar de él por medio de la Seccion de ciencias y artes de la Comision del Consejo de instruccion del Museo de Kensington del Sur.

A cierta distancia de la ciudad de Córdoba, en el partido de la Fuente de las piedras, sitio de la Dehesilla, segun comunicacion del Sr. Marqués de la Corte, se han encontrado casualmente varias estancias sepulcrales subterráneas, y dentro de ellas despojos humanos, armas y otros objetos de pedernal, de los cuales acompañó los correspondientes dibujos. Acordándose dar las gracias al Sr. Marqués, se le ha rogado al propio tiempo que excite el celo del dueño del terreno, á fin de que se preste á continuar las excavaciones.

El Excmo. Sr. D. Antonio Romero Ortiz y el Ilmo. Sr. D. Cesáreo Fernandez Duro, ocupan ya en la Academia las plazas de individuos de número, vacantes por defuncion de los Sres. D. Pedro Sabau y D. Antonio Delgado.

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