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unguentos, varios aromas, Lacrimatorios de vidrio, en que estavan recogidas las lagrimas de los Parientes, i amigos mas intimos; i esto para manifestar la estimacion al difunto; i ponian tambien su Lampara inextingible en obsequio de Pluton; todo esto, imediato al Cippo de piedra, en que gravavan el nombre del difunto. I tal significan las Inscripciones en que leemos: Cum lacrymis posuere. Estos Cippos se hallan con frecuencia. En el cauce del Turia, mui cerca de la ISIS, que yo comenté, se encontro en 20. de Mayo 1760. la Inscripcion siguiente, quebrada:

MARITVMO

LAE.VXORI

ARITVMA

MATRI

Expressa, que una Hija, puso esta memoria á su Madre, muger de Maritumo. Tiene de raro, la noticia de la Gente Marituma establecida en Valencia; i que se puso quando era VIA Publica, parte de lo que àora es Rio; cuya corriente passava entonces por en frente de la Puerta Sucronense, dejando los muros de la ciudad á mano izquierda, como dijo Salustio. (in Fragment. lib. 2.) Despues de este Historiador, los Valencianos comprando el sitio, i trayendo el agua desde la Puerta del Sucro, encaminaron el Rio, dejando los muros á mano derecha como le vemos. De esta mudanza, nos queda una Inscripcion en la Puerta de la Trinidad, assi llamada por el Monasterio de en frente, cuya Historia publiqué en 1761. De algunos puntos, se acaba de resintir un Regular, á quien espero, para confirmarme en las verdades que expressé en ella. Cornelio Sila, fué el primero que mandó ser quemado despues de su muerte: de el tuvo principio el quemar los cuerpos difuntos antes de ponerlos en el Sepulcro, como notó Ciceron, lib. 2. de legib. I esta costumbre duró hasta la edad de los Emperadores Antoninos. Por especial virtud tuvo en algunos excepcion, como alli expressó el mismo Ciceron: i el sin duda la logró para su tan querida hija Tuliola, cuyo Cuerpo, en el Pontificado de Alejandro VI. (no en el de Sixto IV. ni Paulo III.) se halló en la famo

sa Via Apia, cerca de la sepultura de su Padre, entero, sin lesion, con sus cabellos embueltos en red de oro, todo el lleno de licores, dentro de una Arca de Marmol, con la Inscripcion: Tulliolae filiae meae; i á cuyos pies ardia una Lampara inextinguible, que se apagó al abrir el Sepulcro. (Rhodigin. Lect. antiq. lib. 3. c. 24. Casal. de Vrbis splendor. part. I. pag. 352.) Aunque en nuestros tiempos ai tanto descubierto, aun no han encontrado los modernos aquellos aromas conque los antiguos preservavan los cuerpos tantos años. La lei de las XII. Tablas disponia assi: Ilominem mortuum, in Vrbe ne sepelito, neve vrito: no obstante á veces prevaleció la costumbre de enterrarse en la Ciudad, i aun en Casa, de que habló Virgilio: Sedibus hunc refer ante suis, & conde Sepulcro. I en prueva, en la Ciudad de Padua, en un angulo exterior del Monasterio de Santa Justina, se encontraron los Huessos de TITO LIVIo, con su Inscripcion, dentro de un Arca de plomo, en Tiempo de Andres Dandolo, Gran Dux de Venecia, por los años 1350. Despues Don Alonso V. Rei de Aragon, i Conquistador de Napoles, pidió á Padua un Brazo, para memoria de tan gran Historiador de la edad de Augusto, que la Ciudad entregó á su Legado Antonio Panormitano, Poeta insigne. (Thess. Bolland. in Clem. X. tom. 2. Dissert. 49. de Epikia, seu discretione, pag. 521.) Avia sido grande la inclinacion de este Principe á la Historia de Livio: tanto que Lorenzo Vala, no la dissimuló al dirigirle la Carta que empieza: Cum Titum Livium, quotidie Romanorum Historicorum eloquentissimum, aut audias, aut legas &. Plinio el Menor, assegura, que un Español de Cadiz, llevado de la gran fama de Livio, se encaminó á Roma por solo verle, i apenas lo consiguió, se bolvió á su tierra: (Epistol. lib. 2. Epist. 3.) lo que repitió San Geronimo, Epist. 103. á Paulino. San Basilio el Grande, San Gregorio Nazianceno, i San Agustin, no condenaron la inclinacion á estas antiguedades, antes, la dieron por mui util, i inocente. I en efeto, JESUChristo, no se desdeñó de mirar el Denario Romano, en que estava la Efigie del Cesar, Idolatra: ni San Pablo, de ver las Estatuas, i Aras Gentilicias de los Athenienses, para demostrarles su engaño, que llanamente confessamos, diciendo con el Salmista: Confundantur omnes, qui adorant Sculptilia; & qui gloriantur in Si

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mulacris suis. De mi Libreria, Valencia 26 de Abril 1766. Idem qui superius, Augustinus Salesius.

Jhs. Imprimatur:

Mayoral, Vic. Gen.

Imprimase:

Caro.»

Tal es la mejor Monografía del Sr. Sales, escritor fecundisimo y honra de su patria Valjunquera de Aragón, villa poco distante de Alcañiz en la provincia de Teruel. Allí nació en 21 de Diciembre de 1707. Ocho años después pasó á Valencia, en cuya Universidad perfeccionó sus estudios, con tanta maestría, como lo dan á entender los trabajos eruditos que publicó en 1734; y singularmente el que intituló: Scekel et Middak Israelis; seu de Veterum Hebraeorum ponderibus et mensuris, cum nostris Hispanicis collatis comparațisque. Sacó á luz en 1746 las Memorias históricas del antiguo santuario del Santo Sepulcro de Valencia, donde (1) estampa el dibujo de una inscripción arábiga, grabada en el frontispicio de aquel Monumento insigne. Para mejor descifrarla se puso en correspondencia con el célebre benedictino Montfaucon, cuya carta escrita desde Orleans en 12 de Julio de 1739, y la que obtuvo del P. Alejandro Brehón, fechada en San Sebastián, á 20 de Agosto de 1736, diéronle ocasión ó pretexto de imaginar que la inscripción, para ellos indescifrable, se remontaba á la época de Constantino.

Lo cual aviso con el objeto de asegurar la validez de su testimonio acerca de la tabla marmórea (laterculum), que llama itinerario, y dice haberse mostrado por Junio de 1727 en la puerta de la Xerca; donde asimismo apareció la inscripción (3732) dedicada á Tito Vespasiano, y alusiva al culto ferviente y peculiar que tributaba el Emperador á la Paz Augusta.

En 25 de Setiembre de 1753 encontró y copió el Dr. Sales la preciosa inscripción miliaria de San Vicente de Borriol, ratifir cándose de nuevo y sin vacilación, tres años después, en el nú mero de ciento diez y nueve millas que la piedra marcaba, segu

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ramente en armonia ó de acuerdo con la distancia contada desde Tarragona. Este punto es capital, ya se considere como atendible. para fijar la copia del epigrafe, sacada por Laborde, que aceptó Hübner (4949), ya para restaurar los números de las millas, 6 descabalados ó erróneos en los miliarios de Cabanes (4951), Aldea cerca de Tortosa (4952), Cambrils (4954) y Vilaseca (4953).

Á 20 de Mayo de 1760 se descubrió en el moderno cauce del Turia la piedra funeral, que tampoco ha sido registrada por Hübner. Esta piedra era quebrada. El Dr. Sales interpretó mal la inscripción, no advirtiendo que le falta el nombre del dedicante. Suplo y traduzco:

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En Baeza (3311) ocurre otra Marituma y en Itálica (1133, 5039) · dos Maritimas. Reservado estaba á Valencia el ofrecernos un ejemplar del gracioso diminutivo Maritúmola.

Finalmente, el miliario Hadrianéo se descubrió á 10 de Abril de 1766, cerca de Valencia, en la heredad de D. Salvador Martin Lop y Borrull, á un lado del camino real, que guía desde la ciudad del Cid hasta Játiva. Tiene su complemento este epigrafe en otro de Ágreda (4892); y ojalá no sea el último que se encuentre en el corto trecho de la vía Augusta que iba desde Valencia hasta el remate occidental del convento jurídico Tarraconense. El cual espiraba en Alcira (Sucronem); variándose allí, simétrica, por el lado opuesto la numeración de los miliarios, que venían alineados desde Cartagena.

El Dr. Sales murió en Valencia el día 4 de Enero de 1774. Han dado noticia de sus obras, aunque no de todas, el laborioso

D. Vicente Ximeno (1) y el no menos diligente D. Justo Pastor Fuster (2). «Son muchísimas, dice Fuster, las obras que este incansable escritor tiene trabajadas; porque solo un indice de letra suya, que he visto, ocupa seis hojas, que no copio por no ser difuso.» No le agradecerán por de contado la omisión los bibliófilos, ni los verdaderos amigos de nuestra Historia y Literatura.

Lamenta Hübner (3730) el extravio de otra Monografía que cita Sales en la que acabais de oir: «Turiae marmor nuper effossum, sive Dissertatio critica de Valentino sodalitio vernarum colentium Isidem; Valentiae, apud Jos. Thom. Lucam; 1760. Espero que no podrá ese folleto, por más que se esconda, ocultarse a la sagacidad é inteligencia del Sr. Settier, quien acaba de favorecernos tan oportuna como útilmente con el ejemplar del relativo á la coluna Hadrianéa, sacándolo del polvo del olvido.

Madrid 3 de Julio de 1883.

FIDEL FITA.

(1) Escritores del Reyno de Valencia; t. 11, pág. 304 y 305; Valencia, 1749.

(2) Biblioteca valenciana con adiciones y enmiendas à la de D. Vicente Ximeno; t. 11. pág. 72 y 73; Valencia, 1830.

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