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poder impedir que entráran en ella refuerzos, y cuando vió que habia conseguido llamar alli la atencion y las fuerzas de Enrique II. de Francia, á los ocho dias de sitio levantó de repente el campo, y torciendo á la derecha avanzó á marchas forzadas hasta ponerse delante de San Quintin, dejando á todos sorprendidos con evolucion tan inesperada. Al dia siguiente cayó en poder de los capitanes españoles Julian Romero y el maestre de campo Navarrete, los mismos que habian aconsejado el sitio de San Quintin, el burgo ó arrabal, que constaba de unas cien casas y estaba defendido por fosos y bastiones (). Desapercibida como se hallaba la plaza y con poca guarnicion, se hubiera tomado en pocos dias á pesar de su natural fortaleza, si el almirante de Francia Coligny, al verla en tan inminente riesgo, no hubiera tomado la valerosa resolucion de lanzarse atrevidamente dentro de ella, bien que perdiendo la mayor parte de su gente, para dar aliento á sus escasos defensores.

El rey Felipe II, que habia salido de Bruselas el 28 de julio, andaba alternativamente entre Valenciennes y Cambray, dando calor á las cosas de la guerra, y disponiendo la incorporacion de la division

(4) La relacion de esta notable campaña, la tomamos principalmente de un códice MS. de la Biblioteca del Escorial, señalado ij.V-3, escrito indudablemente por

uno que presenció los sucesos: insertóse esta relacion en el tomo XI. de la Coleccion de documentos inéditos.

inglesa mandada por Pembroke al ejército del duque de Saboya. Por su parte el almirante Coligny, conociendo todo el riesgo en que se hallaba la ciudad, instaba y apremiaba al condestable Montmorency su tio á que acudiera con su ejército en socorro de los sitiados de San Quintin. Hízolo asi el condestable de Francia avanzando desde La-Fere con diez y ocho mil hombres y diez piezas de artillería, y llevando consigo una gran parte de la nobleza francesa. Adelantóse Andelot, hermano del almirante Coligny, con mas intrepidez que prudencia, y aunque él logró penetrar en la plaza con unos quinientos de los mas esforzados, pereció la mayor parte de su division, y comprometió el resto del ejército, introduciendo la confusion en sus filas. Aprovechando aquella oportunidad el jóven duque de Saboya con la pericia y presencia de ánimo de un gran capitan, destacó toda su caballería á las órdenes del conde de Egmont, mientras él seguia detrás al alcance con la infantería, y de tal manera acosaron á los franceses en su retirada, que rompiéndolos y desbaratándolos y sembrando por el campo el estrago y la muerte, ganaron una de las victorias mas completas que se leen en los anales de las batallas. Quedaron prisioneros el condestable Montmorency y su hijo menor, los duques de Montpensier y de Longueville, el maristcal de Saint-André, el príncipe de Mántua, y hasta otros trescientos caballeros de distincion, con cinco mil soldados tudescos: mu

rieron sobre cuatro mil francases: quedó en poder de los vencedores toda la artillería, á escepcion de dos piezas, con cincuenta banderas, veinte de francescs y treinta de tudescos. La pérdida del ejército del rey de España no pasó de ochenta hombres. Fué esta memorable victoria el 10 de agosto de 1557, dia de San Lorenzo (1).

La nueva de este gran triunfo llenó simultáneamente de terror y espanto á los habitantes de París, que ya se figuraban ver al enemigo á las puertas de la capital, y de satisfaccion y júbilo al rey don Felipe que se hallaba en Cambray. Al dia siguiente partió para incorporarse á su ejército, y el 13 de agosto se asentó el pabellon real en un valle á la vista de San Quintin. Dícese que el duque de Saboya manifestó al rey ser de dictámen de que se levantára el sitio y se marchára rápidamente sobre París, fundado en que

(1) Hæreus, Anal. Brabant. II. -Herrera, en la General, página 294.-Cabrera, Hist. de Felipe II. lib. IV.-Leti, Vita, parte prima, lib. XII.-Estrada, Guerras de Flandes, Decad. I. lib. I.— Robertson, Hist. de Cárlos V., libro XII.-MS. de la Biblioteca del Escorial, ij.-V-3.

En la relacion MS. del Escorial, se nombran los siguientes personages prisioneros o muertos.

El condestable de Francia.
El duque de Montpensier.
El duque de Longueville.
El mariscal de Saint-André.
El Rhingrave.

El príncipe de Mantua.

La Roche du Mayne.
Rochefort.

El vizconde Tournay.
El baron Curtou.

Mr. de Enghien (muerto).
El conde de Ville (muerto).

Un soldado de caballería llama. do Sedano, natural de Abia, tierra del marqués de Aguilar, fué el que prendió al condestable, y á quien éste entregó el estoque; pero la fé, como entonces se decia, no se la dió sino al capitan Valenzuela, y se repartió entre los dos el premio de la captura. Diez mil ducados era lo que se daba por la pri» sion de un general.

no habia fuerzas que pudieran oponerse á su marcha, y tal vez á la ocupacion de la consternada capital, y que Felipe, ó menos resuelto ó mas prudente, 'no juzgó oportuno aventurar un paso que pudiera comprometerle, atendidos los inmensos recursos de que aun podia disponer la Francia, y prefirió la ventaja menos brillante pero mas segura de apoderarse de la plaza que tenian delante. Adoptada esta resolucion por los caudillos del ejército, hizo el rey intimar la rendicion al almirante Coligny y á los moradores de la ciudad, bajo la palabra de dejarlos ir libres y aun de hacerles merced. Y como la respuesta del almirante de Francia fuese tan enérgica como era de esperar de su acreditada entereza y valor, comenzóse al dia siguiente (14 de agosto) á batir la plaza con todo género de armas y proyectiles. La defensa que hizo Coligny fué digna de su reputacion militar, y ella acabó de colocarle en el número de los mayores y mas famosos generales de su siglo. Pero érale imposible resistir á los reiterados ataques de un ejército de cincuenta y seis mil hombres, entre españoles, ingleses, alemanes y flamencos, bien provistos de todo, y alentados con una tan brillante y reciente victoria. Al fin rota por unas partes la muralla y minada por otras, dióse el asalto general, y fué entrada y tomada la ciudad (27 de agosto, 1557), con gran mortandad de hombres, niños y mugeres, en que se cebaron cruelmente los soldados, y cayendo prisioneros el alTOMO XIII.

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mirante Coligny, su hermano Andelot, y otro hijo del condestable de Francia (1).

Al siguiente dia hizo su entrada Felipe II en la destruida ciudad; ordenó que cesára el incendio puesto

(4) El que prendió al almirante fué un soldado de Toro, llamado Francisco Diaz: aquel fué puesto por orden del rey bajo la custodia del maestre de campo Cáceres. Andelot pudo fugarse, no sin sospecha de soborno por parte de los españoles que le guardaban.

En la relacion manuscrita del Escorial, hecha por un testigo de vista, se hace una descripcion horrible de las crueldades y excesos que cometieron los vencedores. «Murió (dice) mucha gente «de los enemigos, y hubo algunos «que despues de muertos y des«nudos en carnes, los hombres en «el suelo los abrian por los estó«magos, y aun yo vi uno que le «sacaron las tripas por el estómaago. En las casas que entraban «alemanes ó ingleses no dejaban «hombre á vida, ni muger, ni ni«ño. Hallóse de cuenta que mata«ron dentro en la villa, y de los «que se descolgaron por la muraalla al tiempo del asalto, setecien«tos y diez franceses, todos hom«bres de guerra, sin las mugeres «que murieron y mochachos. Por «nuestra parte murieron en el «asalto hasta cincuenta hombres «por la parte de Navarrete, y por «la de Julian hasta cien hombres, «<con los ingleses que mataron. Sa«quearon todo el lugar; y dentro «en las casas y bodegas mataron «mucha gente que se habia escon«dido en ellas, á todos los que no «<eran de rescate. Duró el saco «hasta otro dia en la noche á 28 «deste. El saco fué grande, como «era tierra de mercancía, y no

«hubo soldado que no ganase, y «muchosámil ducados y á dos mil, y algunos á mas de a doce mil. «Cavaron las bodegas y las caba«llerizas, y hallaron enterrado «grandes cosas de vestido y seda, «y cosas de oro y plata, en muy «grandes cantidades. Puso S. M.

gran cuidado y diligencia en que «se salvasen las mugeres, y ansi «mandó recoger las que se podian «salvar, á la iglesia mayor, que es «bien grande. Dióse tan buena «maña en esto, que se salvaron mas de tres mil mugeres; unas «las metian en la iglesia como es«taba ordenado, otras las llevaban «á las tiendas del duque de Sabo«ya; peró primero que las llevasen că la una y á la otra parte, las «desnudaban en camisa, y las bus«caban si tenian dineros; y si al«guna saya ó ropa buena tenian, ase la quitaban; y porque dijesen «dónde tenian los dineros, las da«<ban cuchilladas por la cara y ca«beza, y á muchas cortaron los «brazos, y hoy 28 de agosto en la «tarde y por la mañana se saca«ron todas estas mugeres que se «pudieron salvar, y por mandado «de S. M. se llevaron delante las atiendas del obispo de Arras (Grau«vela), y a un lado de las tiendas «de S. M.... Las monjas recogió «el conde de Feria y el duque de «Saboya en sus tiendas, que en «esto hubo mucho cuidado, y de «que no fuesen deshonradas...... «porque á quedar en sus moneste«rios la noche que se entró la tier«ra, los tudescos las mataran..... «Los alemanes, sin podello resis

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