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nitivo del duque de Alba en el gobierno político y militar de Flandes y su venida á España. Los historiadores señalan como única causa de haber admitido el rey la dimision del duque, su falta de salud y el deseo repetidas veces manifestado de retirarse. Pero hubo en realidad mucho mas que esto, segun evidentemente se ve por la correspondencia oficial que tencmos á la vista. Cierto es que el duque de Alba gozaba ya de poca salud, y hacia tiempo deseaba y pedia ser relevado del gobierno, como que á virtud de sus reclamaciones habia el rey nombrado У enviado para reemplazarle al duque de Medinaceli. Encendida la guerra cuando este último llegó á los Paises Bajos, creyó el de Alba que su reputacion no le permitia abandonar el pais en aquellos momentos hasta pacificarle, continuó al frente de la guerra y de los negocios, de modo que habia en los Estados dos gobernadores, uno de hecho y de realidad, que era el duque de Alba, aunque dimisionario, y otro que puede decirse nominal, , que era el de Medinaceli, á quien se aparentaba consultar como á una especie de coadjutor ó coregente, pero que en hecho de verdad desempeñaba un papel indefinible. Si al principio pareció marchar acordes los dos gobernadores, no tardaron en surgir entre ellos las quejas y disidencias que era de esperar. «Mucha paciencia he necesitado desde que vine á es>>tos paises (escribia el de Medinaceli desde Nimega >>en 12 de noviembre de 1572), y ahora que el du

>>que de Alba se mantiene lejos del teatro de la guer»ra, estoy determinado á dejarle en cuanto Zutphen »sea tomada. El rey juzgará si es conveniente que un >> capitan general esté tan apartado de su ejército, y si >>es decoroso á mi reputacion que la direccion de la »guerra y de las tropas se haya encomendado á don >> Fadrique, que por la edad puede ser hijo mio. A bien » que con irme yo nada sufrirán los negocios, porque Del de Alba me da tan poca parte de las cosas, á lo >> menos de los términos y resolucion dellas, que en >>las que se ofrecen no me instruye, y en las demas >>del gobierno, que lo ha de hacer, dice que no es lle»gado el tiempo, y que las ocupaciones destas revuel>> tas no dan lugar á ello (1).»

Por otra parte el secretário Albornoz, íntimo del de Alba, escribia al secretario Zayas (de Nimega, á 8 de marzo, 1573): «El duque de Medina ayu»da poco á la direccion de los negocios. ¡Pluguiesc á >>Dios que el rey no se hubiera acordado de nom>>brarle, y que él no hubiera venido jamás á estos >> paises, ó que hubiera venido asi que se le nombró! >>Porque desde que se supo su nombramiento, co>>menzaron las intrigas entre los consejeros, y nacie>>ron todos los embarazos en que nos hallamos..... Si >>el duque de Medina se queda aqui, apostaria á que »esto se pierde en ocho meses, ó acaso en cua

(1) Carta del duque de Medina- legajo 552.

celi, Archivo de Simancas, Estado,

D

>>tro.....(. Por este órden continuaban quejándose mútuamente uno de otro duque, é indisponiendo recíprocamente uno á otro gobernador con el rey.

Influyó esto sin duda grandemente en el ánimo de Felipe II. para decidirse á nombrar gobernador y capitan general de los Paises Bajos á don Luis de Requesens, comendador mayor de Castilla, que gobernaba el ducado de Milan. En 3 de octubre le escribia desde el Pardo que habia mandado se le estendieran las patentes é instrucciones que habia de llevar, y en 21 del mismo desde Madrid le decia que se las enviaba, con una instruccion particular firmada de su mano, que contenia importantes advertencias, asi para la buena direccion de los negocios de Estado, como para la disciplina de las tropas. En su virtud pasó Requesens á Flandes (noviembre, 1573), donde fué muy bien recibido del duque de Alba, y aunque el comendador rehusaba encargarse del gobierno hasta la partida del duque por consideracion á su persona, habiéndole éste enseñado las cartas del rey en que le ordenaba hacer la trasmision del mando tan pronto como aquel llegase, cedió el de Requesens, y se encargó de la lugartenencia general de los Estados (29 de noviembre), con el sentimiento de saber la situacion deplorable en que se encontraba la hacienda, debiéndose considerables sumas, sin haber un real en

(4) Archivo de Simancas, Estado, leg. 556.

caja, ni medios de subvenir á los gastos ordinarios (4)

Dispuso pues el duque de Alba su partida, y salió de Bruselas para España (18 de diciembre, 1573), despues de haber gobernado á Flandes seis años, trayendo consigo á su hijo don Fadrique con cinco compañías de caballos, con los cuales se embarcó en Génova, dejando aquellos paises en guerra, y á los hombres políticos haciendo los mas diversos cálculos y encontrados juicios sobre la conveniencia ó inconveniencia de su retirada á tal tiempo y en tales circunstancias. Al decir de un historiador no iban descaminados los que juzgaban que al modo que en Roma se dijo de Augusto César, «que ó no hubiera debido nacer, ó no debiera haber muerto, asi se podia decir del duque de Alba, «que ó no debiera haber ido nunca á Flandes, ó no debiera haberle dejado á aquel tiempo.» Ocasion tendremos nosotros de emitir nuestro juicio los sucesos lo irán mostrando tambien, y solo apuntaremos al terminar este capítulo, que el gobierno de Requesens, tan diferente en carácter del duque de Alba, no podia menos de dar nueva fisonomía á la situacion de los Estados de Flandes.

(1) Cartas del duque de Alba al rey, de Bruselas, 2 de diciembre, y de don Luis de Requesens,

4 de diciembre, tambien de Bruseis. Archivo de Simancas, Estado, leg. 555.

CAPITULO XI.

LOS MORISCOS.

EL MARQUES DE MONDEJAR Y EL DE LOS VELEZ.

1569.

Primeras operaciones de campaña del marqués de Mondejar.-Paso del puente de Tablate.-Atrevida resolucion de un fraile franciscano.-Fuga de los moriscos.-Sitio y socorro de Orgiba.-Los cristianos en Pitres, Poqueira y Jubiles.-Gran degüello de mugeres moriscas.-Diego Lopez Aben Aboo.-Discordia entre el rey Aben Jumeya y sus parientes.-Tratos de paz.-Accion de Paterna.-El marqués de Mondéjar en Andarax y Ujijar.-Su política con los rendidos. Espedicion del de Mondejar á las Guájaras.-Conqui sta del Peñon.-Fuga y suplicio de el Zamar. - Crueldad del marqués con los vencidos.-Reduccion de los lugares de la Alpujarra.—El marqués de los Velez en la sierra de Filabres y en la de Gador.Sus triunfos sobre los moriscos en Huécija y Filix.-Indisciplina de sus tropas. Atrevida espedicion de don Francisco de Córdoba.-El marqués de los Velez en Ohanez.-Escenas trágicas.-Pacificacion de la Alpujarra. Riesgo que corrió Aben Humeya de ser cogido.Sálvase mañosamente.-Acusaciones é intrigas en Granada y en la córte contra el marqués de Mondejar.-Da el rey á don Juan de Austria la direccion de la guerra.-Don Juan de Austria en Granada.

De índole completamente diversa y nada parecida á la guerra de Flandes cra la de los moriscos insur

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