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confianza, entraron capitales en circulacion, los prestamistas fuéron ménos exigentes, y el comercio y la agricultura abundaron en recursos, á la vez que se aumentaban los fondos del Erario, sin imponer un solo centavo de contribucion.

el

Mucho antes de la creacion del Banco, se habia ocupado el marqués de la Pezuela en equilibrar el valor impositicio del oro con el de la plata. La escasez de moneda de plata obstruia las pequeñas operaciones que son indispensables para el comercio de la vida, y daba lugar á grandes abusos: El escesivo valor que tenian las pesetas sevillanas hasta 1840, habia hecho que las onzas de oro se estimasen en diez y siete pesos, y aun así eran pocas las que circulaban, hasta que aquellas se redujeron á su intrínseco valor. No guardaba proporcion el aumento que se habia dado al oro de un 6 1⁄2 p. 100, con que tenia la plata de un 25 p. 100. El Gobierno Supremo, con un rasgo de generosidad de que presenta pocos ejemplos la historia, redujo en 1840 las pesetas sevillanas é isabelinas á su legítimo valor, indemnizando completamente á los tenedores. Hizo el sacrificio de algunos millones, para cortar un mal que tomaba creces todos los dias; pero olvidó otro de fácil curacion entónces, y que despues se ha hecho muy difícil. No alteró el valor del oro, y pronto se tocó. como era fácil prever, la escasez de la plata. Cuando el marqués de la Pezuela tomó el mando de la isla de Cuba, en las casas de cambio solo se daban 78 pesetas por una onza de oro que valia 17 duros. 6 sean 85 pesetas. No podia verifi

carse con oro ninguna compra que no montase por lo ménos á 2 ó 3 pesetas, porque el vendedor hubiera perdido la ganancia en el cambio. El pago de sueldos, salarios, jornales, se verificaba comunmente en oro, y resultaba una pérdida á todos los que tenian necesidad de emplearlo para los usos comunes. Estos y otros muchos males, que no son de este lugar, resultaban de la falta de equilibrio entre el valor intrínseco del oro y la plata, y el previsor Marqués quiso cortarlos de raíz; pero tropezó con grandes preocupaciones, y no pocas dificultades. Consultó al Real Acuerdo, á la Real Junta de Fomento, á la corporacion municipal, y halló una completa divergencia de opiniones. Despues de largas discusiones, triunfó la idea del marqués de la Pezuela, apoyada en los principios económicos, y la Seccion de Ultramar del Consejo Real aprobó el proyecto; pero como este se suprimió, y el general Pezuela fue relevado, la reforma no se llevó á cabo, y los males van en aumento.

ZONAS MILITARES Y ENSANCHE DE LA HABANA.

Además de haber dividido la isla en cinco zonas militares, que hacian mas fácil la defensa y el ataque en casos dados, adoptó el marqués de la Pezuela una nueva linea de defensas para la capital, que alejando las zonas tácticas, y reduciéndolas á sus justos límites, permitia aprovechar mas de 3,000 solares, y aumentar considerablemente la poblacion, esperando la autorizacion del Gobierno de S. M. para el derribo de las inútiles murallas. que con razon calificó un escritor de ceñidor de

piedra con que se aprietan los miembros de un pueblo que pide desahogo para su respiro, y espacio para su incesante crecimiento».

· Hacia algunos años que estaba prohibido fabricar en varios puntos de estramuros, so pretesto que se hallaban dentro de las zonas tácticas en proyecto, que eran tres, y lo peor era que no se permitia reparar algunas casas construidas á ciencia y paciencia del Gobierno, y del Cuerpo de Ingenieros. Sin embargo, se veian dentro de las zonas muchos edificios, que se decia haber sido el resultado de convenios nada honrosos. A pocas varas del camino cubierto, y á ciento y pico de las murallas. está el gran teatro de Tacon y la hermosa calle del Prado, cuyas sólidas y elevadas casas dominan completamente los muros de la ciudad, y sin embargo se prohibia fabricar en otros puntos mas distantes de las fortalezas, sin que se esplicase satisfactoriamente el porqué de esta diferencia. El general Pezuela hizo presente al Gobierno Supremo estas y otras anomalías; patentizó la inutilidad de las murallas actuales, y propuso un nuevo plan de defensas, presentado de su órden por el Real Cuerpo de Ingenieros, y tuvo la satisfaccion de que el Gobierno de S. M. aprobase el proyecto, aunque no logró verlo realizado, á causa de su relevo. No obstante, en 22 de junio publicó el documento núm. 26, fijando la nueva línea de defensas y permitiendo fabricar desde 120 varas de las murallas hasta 250 de la nueva línea. con lo que se acallaron justas quejas y satisfacieron muchas necesidades.

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En 5 de octubre, esto es, trece dias despues de haber tomado el mando de la isla el general Concha, pasó al ayuntamiento de la Habana la comunicacion que puede verse en el documento núm. 28, que era el resultado de los afanes de su antecesor, y pocos dias despues se principió el derribo del glacis. Luego se paralizó, sin que sepamos la causa.

MONUMENTO A COLON.

El regidor D. Ramon Montalvo y Calve habia tenido la feliz idea de hacer una mocion para que se construyese en la capital de la isla, un monumento digno del descubridor del Nuevo-Mundo, y el marqués de la Pezuela dió al pensamiento toda la grandiosidad que reque ria. proponiendo que se pidiese á S. M. permiso par abrir una suscricion universal, y redactó la esposicion que se agrega con el núm. 29. Como era de esperarse, S. M. no solo concedió la autorizacion, sino que manifestó «haber visto la propuesta con muy particular agrado» (documento núm. 30). El ayuntamiento de la Habana se dirigió á los habitantes de la isla. en los hermosos términos que pueden verse en el documento núm. 31. Dirigióse tambien á las demás corporaciones municipales, para que secundasen un proyecto que honraba á toda la isla. Se pasaron por conducto del Sr., Presidente comunicaciones análogas á todos los cuerpos del ejército, á todas las corporaciones y á todos los representantes de España en los diversos países del globo ; propúsose un premio considerable al artista que presentase el mejor

diseño del monumento, á juicio de la Real academia de S. Fernando, y nada, absolutamente nada, se omitió para que la ejecucion correspondiese á la grandiosidad del proyecto.

Los periódicos todos acogieron la idea con entusiasmo, porque Colon pertenecia á todos los partidos y á todos los pueblos. Empezóse la suscricion por el ayuntamiento de la Habana, en la que el marqués de la Pezuela figuraba con 1,000 duros, que remitió al depositario Sr. D. Ignacio Crespo y Ponce de Leon, y todo auguraba la pronta y feliz realizacion del grandioso proyecto; pero vino la revolucion de julio, y el consiguiente relevo, y el proyecto quedó paralizado, como si el hijo de Cogoletto (1) fuese polaco.

PROYECTO DE UNA CATEDRAL Y UN CEMENTERIO.

El proyecto de erigir un monumento á Colon se habia hermanado con otros dos en el piadoso ánimo del marqués de la Pezuela. La catedral de la Habana no corresponde á la opulencia de sus habitantes, y el modesto altar en que descansan las cenizas del descubridor dista mucho de los mausoleos de hombres ménos grandes y ménos útiles género humano. Proyectó pues el general Pezuela edificar un gran templo, sin gravar al vecinda. rio ni al Estado (2), que recordase los beneficios que

(1) Lugar del nacimiento de Colon, en el golfo de Génova.

(2) La catedral debia erigirse con los productos de la Caja de Descuentos.

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