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gras destinadas, mas bien que al servicio doméstico, á la desmoralizacion de la juventud blanca, y con frecuencia de los hijos de sus amos? No se me escapa que un corto número de hembras, en razon del de varones, podria dar márgen á rivalidades y disgustos de gran consideracion; sin embargo, creo que se pudiera sacar partido de esta misma circunstancia que el matrimonio sea un premio á la laboriosidad y al buen comportamiento; que los amos secunden las uniones legítimas de sus esclavos, y sus consecuencias. Casi todos los legisladores han concedido premios á los esposos que tienen cierto número de hijos, y los amos debieran hacerlo con tanta mas razon por cuanto los hijos de sus esclavas forman parte de su patrimonio.

Queda plenamente demostrado que el marqués de la Pezuela, al tomar sérias medidas para impedir el tráfico de esclavos, procedia como buen cristiano, como súbdito leal, como patriota y como hombre previsor; que consultaba á la vez la Religion, la Moral, la Política, y el porvenir de la isla, y que sus detractores procedian de mala fe, con villanía, y algunos contra sus propios intereses y los del país que los vió nacer.

MATRIMONIOS ENTRE PERSONAS DE DISTINTA RAZA
Y COLOR.

No contentos los negreros con haber viciado en parte la opinion pública por medio de las calumnias que quedan refutadas, quisieron que el bello sexo y los pa

dres de familia entrasen en el complot. Al efecto su-. pusieron que el negrófilo gobernador, deseoso de halagar á sus ahijados, habia pasado una circular autorizando los casamientos de negros con blancas. Para que no pudiese dudarse de las funestas consecuencias de tal medida y para que creciese la alarma en el seno de las familias honradas, inventáronse varias historietas que corrian de boca en boca, de pueblo en pueblo, y que atravesando el Atlántico llegaron al Mediterráneo. Deeíase que los negros, requebraban públicamente á las señoritas con la esperanza de obtener su mano, y otros embustes por el estilo.

Dió pié á esta maquiavélica calumnia el hecho siguiente. El celoso y apostólico Sr. Arzobispo de Santiago de Cuba tocó, durante su visita pastoral, que muchos blancos vivian en contubernio con mulatas y aun con negras, de las que tenian hijos; y como sabia que la diversidad de razas no era un impedimento canónico para el matrimonio, constándole que tampoco lo era civil, cuando el blanco pertenecia al estado llano, se creyó, como pastor, en el deber de encaminar sus ovejas por el buen camino, y previno á los que vivian amancebados que ó se casasen ó se separasen. Algunos se escusaban de lo primero, con la diversidad de raza y color de su concubina, y de lo segundo, con el abandono en que quedarian los hijos habidos de ella.

Aunque el Illmo. Sr. Claret conocia perfectamente las disposiciones vigentes no menos que sus facultades, sin embargo, deseoso de evitar choques siempre funes

tos, ocurrió á la primera autoridad de la isla en solicitud de una aclaratoria. El Sr. Cañedo, de conformidad con el dictámen de uno de sus asesores, pidió un voto consultivo al Real Acuerdo, que despues de algunos trámites lo dió, manifestando que no se estaba en el caso de hacer la menor alteracion en la legislacion existente». El documento núm. 15 comprueba no solo la exactitud de cuanto va referido, sino tambien que el marqués de la Pezuela no tuvo la menor intervencion en el asunto; de lo que se deduce cuán rastreros y villanos eran los medios que se empleaban para hacerle odioso.

Lo que no puede esplicarse fácilmente, sin estar en ciertos antecedentes, es, cómo una invencion tan grosera y destituida de datos, pudo turbar la tranquilidad de algunas familias muy honradas y producir una alarma general. Sabian que era una farsa no solo los magistrados que formaban el Real Acuerdo, sino los prelados, los curas y los periodistas (1). ¿Cómo no desvanecian el error que iba cundiendo? Ignoro la causa; lo que puedo asegurar es que no lo hicieron, y que algunos obraron mas bien en sentido contrario. Recuerdo perfectamente que la vez primera que oí hablar de este asunto, estaba presente un magistrado que guardó el mas profundo silencio, y no trató de calmar la inquietud que manifestó una cariñosa madre; lo que me hizo du

(1) No estraño que el Diario de la Marina y la Prensa no desvaneciesen la calumnia, porque no secundaron una sola medida del general Pezuela, escepto la del Black Warrior, y por la conducta que observaron despues que dejó el mando.

dar de la prudencia que reconocia en la primera autoridad.

El Sr. Obispo de la Habana, en una circular que pasó á los curas párrocos, despues de transmitir el voto consultivo á que se habia conformado el Gobernador, les decia que no siendo ya un impedimento la diversidad de raza y color, podian proceder á los enlace que ocurriesen. Me complazco en suponer que la partícula ya, que podia dar á entender que se habia hecho alguna innovacion, se puso inadvertidamente, aunque me consta que se tiraron muchas mas circulares de las necesarias, y que se entregaron algunas á los desafectos al general Pezuela, que las pusieron en circulacion. Doloroso es tener que publicar semejantes hechos; pero así lo exige la historia.

Como la esperiencia no vino en confirmacion de las patrañas inventadas por el encono negrero, como no hubo un solo caso de los que se afectaba temer por unos y temian otros en realidad, se fué calmando la alarma, y nadie volvió á ocuparse de la materia. Sin embargo, mientras en la isla de Cuba se desvanecia la calumnia, y con ella la alarma, en Madrid se estendia la Real órden de 10 de agosto de 1854 (documento núm. 14). que no llegó á publicarse en la Gaceta de la Habana, porque el general Concha, que la llevó, despues de haber examinado el espediente relativo, sacrificó sus deseos á la reputacion del Gobierno que la habia dictado sin conocimiento de causa. No obstante, la Gaceta y el Diario de la Marina hicieron alusion á ella, sentando que el

Gobierno habia desaprobado la medida del general Pezuela en la materia que nos ocupa. (Documento n.o 15.) ¿Qué mucho pues que se hubiesen alarmado algunos padres de familia, cuando el ministro de Estado, Sr. Pachedecia que habia llegado á conocimiento de S. M.» lo que realmente no habia ocurrido?

ARMAMENTO DE GENTE DE COLOR.

Una de las medidas tomadas por el general Pezuela que causó mas sensacion fué la comunicacion de 24 de mayo de 1854. (Documento núm. 16.)

Como los ánimos estaban predispuestos con las medidas de que se ha hecho mencion, y con las maliciosas consecuencias que se les suponian, no vieron muchos que solo se trataba de reorganizar el antiguo instituto de pardos y morenos, que ningun perjuicio habia ocasionado, sino mas bien beneficios. Los negreros, siempre dispuestos á comentar á medida de sus deseos los actos de la autoridad que les privaba de continuar la esplotacion de carne humana, presentaron el armamento de los negros como la prueba mas convincente de que se caminaba á la abolicion de la esclavitud; y los anexionistas vieron en él la amenaza de africanizar la isla, ya que dejase de ser española. Tantos y tan diversos fuéron los comentarios que se hicieron con miras opuestas, que la disposicion vino á ser mucho mas útil de lo que pensara la autoridad que la dictó. El marqués de la Pezuela no habia tenido mas objeto que cubrir las conside

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