Imágenes de páginas
PDF
EPUB

ánimos á la llegada del general Pezuela á la isla de Cuba (1). Sin embargo, si no fué recibido con entusiasmo ni festejos, tampoco se observó una notable frialdad. Sus finos modales, su agradable trato y su clara inteligencia le valieron pronto las simpatías de los que le trataron en los primeros dias; pero estos no fuéron tantos como hubiera sido de desear.

Era costumbre que los capitanes generales saliente y entrante dirigiesen una alocucion al pueblo y otra al ejército; pero el marqués de la Pezuela no lo hizo, sin duda porque no le gusta anticipar conceptos, y ménos ofrecer lo que no sabe que podrá cumplir. Siempre caballeroso, no quiso influir en la suerte de nadie, ni llevar esa retahila de jefes y empleados con que han ido otros, y se limitó á los puramente indispensables, los secretarios, los ayudantes de campo y el brigadier D. Ramon Conti. Por la misma razon no separó á nadie de su destino por sospechas anteriores, sino que quiso cerciorarse por sí mismo de los que eran malos servidores de S. M. Esto hizo que estuviese en observacion en los primeros dias de su mando, y que apenas tomase medida alguna, sin embargo que no descansaba un momento para ponerse al corriente de la multitud de heterogéneos negocios que debia dirigir.

Lo primero de que se ocupó fué del arreglo de la Hacienda. Se decia que eran escandalosos los ágios que se habian cometido en épocas anteriores, que el contra

(1) Téngase presente que fué nombrado el 23 de setiembre y que tomó el mando el 3 de diciembre, lo que dió lugar á preparar los ánimos. {!

bando habia enriquecido á muchos comerciantes de mala fe, en perjuicio del Erario y de los de buena fe, y á no pocos empleados, algunos de los cuales hacian alarde de sus robos, pues gastaban públicamente el triple del sueldo que gozaban. Separó á todos aquellos cuya conducta no dejaba dudar de su falta de probidad, y puso en su lugar á hombres que reunian á la capacidad, el deseo de corresponder á la confianza que se les habia dispensado. El estado comparativo núm. 1.o es el mejor comprobante de lo acertado que anduvo en esta parte.

Al arreglo de la Real Hacienda siguió el de los Emancipados. Los abusos cometidos habian llamado la atencion del gobierno inglés, y era preciso un pronto y eficaz remedio para evitar conflictos. Nuestro amor patrio se resiste á entrar en detalles que por otra parte indig narian á nuestros lectores; pero es preciso decir algo, para que se comprenda cuán patrióticos y humanitarios eran los sentimientos que guiaban al general Pezuela. Una parte de los emancipados, ignoraban que no fuesen esclavos, y se les trataba como tales por mu→ chos patronos. Su número no llegaba á la mitad de los que habian sido aprehendidos, y no pasaban de cua-> renta los que aparecian nacidos de las emancipadas en el espacio de veinte años, cuando era natural que ascendiesen á muchos centenares. Publicóse la orde-nanza núm. 2, y se dictaron medidas muy sérias para la presentacion de los emancipados, y sin embargo de la falta de datos acerca del número, época de la entrega,. nombres de los patronos y lugar de su domicilio, se lo

gró que se presentasen 2,090, y formar en pocos meses un fondo de 79,772 pesos 5 rs., segun consta de la certificacion núm. 3. En la Gaceta de la Habana de 27 de julio de 1855 (núm. 4), aparece que una gran parte de esta cantidad fué invertida en cosas ajenas de lo prevenido en el artículo 19 de la ordenanza (1), lo que podrá dar lugar á justos reclamos. Además se estendieron contratas por duplicado, conforme al modelo de dicha ordenanza, y se tomaron todas las medidas que dictaba la prudencia para evitar plágios en lo sucesivo, y para que los patronos no se tomasen mas facultades que las concedidas por la ordenanza y la razon. Estas medidas, por justas y necesarias que fuesen, disgustaron á muchos de los que poseian emancipados, los que ayudaron luego á difundir ideas que tendian á persuadir que el general Pezuela era abolicionista.

En la circular de 25 de diciembre de 1855, habia recordado para su observancia las leyes que amparan el dominio privado de las fincas rurales»; de lo que dedujeron los negreros que toleraria la trata; que no indagaria el paradero de los bozales que se introdujesen en la isla ; que una vez en las fincas, estarian á cubierto de toda investigacion, porque lo contrario era, segun ellos, atacar la propiedad que se ofrecia respetar. Se esperaban varias espediciones de Africa, armadas durante el mando del general Cañedo; los armadores interpreta

(1) El artículo 19 de la ordenanza que habia sido aprobada por S. M., establecía que estos fondos debian invertirse en obsequio de los emancipados.

ron del modo indicado una frase comun, porque suelen interpretarlo todo, hasta las leyes, a favor de sus intereses y de sus deseos. Luego tocaron que se habian equivocado completamente; pero ya no era posible dar contra-órdenes, y las espediciones negreras, que no fuesen apresadas por los cruceros ingleses, que entonces eran insignificantes á causa de la guerra de Oriente, debian llegar á la isla. Se sondearon las personas mas relacionadas con el capitan general, y se tocó que era imposible todo arreglo, y que no debia esperarse ninguna consideracion. Era pues preciso desacreditar á la autoridad que contrariaba sus torpes especulaciones, y el mejor medio de buscar prosélitos era atribuirla el proyecto de abolicion de la esclavitud existente. Con esta maligna suposicion, por absurda que fuese, se logró alarmar á algunos propietarios que luego tomaron á mal el empadronamiento dispuesto por el Real decreto de 22 de marzo.

Para corroborar el supuesto plan de abolicion, se aprovecharon los negreros de algunas frases del bando publicado en 3 de mayo, y abultaron algunos abusos cometidos por los encargados de cumplimentar las órdenes del Gobierno. No solo se apresaron sin consideracion alguna los negros que trataban de introducirse ó se habian introducido, sino que se prendieron á los armadores ó dueños de las espediciones, que siendo personas notables por su riqueza, y algunas por la posicion social que esta les habia proporcionado, se creian fuera de la ley, Es fuerza confesar que hubo algunos peque

ños abusos en el modo; pero ni estos podian atribuirse á la primera autoridad, ni acaso dejaba de escusarlos el empeño general en disfrazar los hechos y ocultar la verdad. En los delitos en que puede prodigarse el oro para enervar la accion de la justicia, las medidas comunes suelen estrellarse en la falta de probidad de los que deben esclarecer los hechos. El caso es que la autoridad no prendió á nadie que no tuviese parte en la introduccion de bozales, sin que hiciese registrar una sola finca en que el resultado no justificase la medida. Mas todos los pasos se traducian por indicios de abolicionismo, porque así convenia á los degradados traficantes, y á los que se aprovechan de tan infame tráfico.

Propaláronse voces falsas, supusiéronse hechos, fraguáronse calumnias para persuadir que el marqués de la Pezuela caminaba con pasos agigantados á la emancipacion de los esclavos. Ya se decia que apadrinaba y daba alas à todos los siervos que se le pre-. sentaban en queja, ya se suponia que iba á disponer que los negros pudiesen casarse con blancas, ya que iba á dar armas á todos los negros libres, para que pudiesen secundar la abolicion de la esclavitud en que yacian sus hermanos. Aunque las personas sensatas no daban crédito á tamaños absurdos, y aunque nada temian los mismos que las propalaban, sin embargo sucedia lo que habia dicho Maquiavelo, la vil calumnia surtia sus efectos, en las almas cándidas y de pocos alcances».

Como el general Pezuela era tan conocido por sus cristianos sentimientos, como por su honradez y caballe

« AnteriorContinuar »