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Asi terminó sin efusion de sangre, y por lo mismo con admiracion de todos los hombres políticos, la complicada y antigua cuestion de la sucesion de los hijos de Isabel Farnesio de España á los ducados de Parma, Toscana y Florencia, objeto de los afanes de aquella reina, que logró por fin ver satisfecho su anhelo, pero que estuvo muchas veces para comprometer en serios disturbios á todas las naciones y producir sangrientas guerras en Europa. No hay duda que en este sentido hizo un gran servicio el rey Jorge de Inglaterra.

lla un estado de los navíos, galeras y tropas que salieron de Barcelona para Italia el 17 de octubre de 1731, con los nombres de

los navíos, cañones que montaba cada uno, y el número de soldados de cada arma y de cada cuerpo.

CAPITULO XIX.

RECONQUISTA DE ORAN.

DON CARLOS REY DE NAPOLES Y DE SICILIA.

De 1732 á 1737.

Giraudes y misteriosos armamentos en los puertos y costas de España -Espectacion y alarma pública.-Sale de Alicante una poderosa armada.-Manifiesto del rey declarando el objeto de la espedicion. -Gloriosa reconquista de Oran.-El conde de Montemar vuelve á Sevilla.-Combates en Africa para mantener las plazas de Oran y Ceuta. Otros proyectos de la córte de España.-Quejas y reclamaciones del Imperio y de la córte de Roma sobre la conducta de Cárlos en Parma y Toscana.-Oficios de Inglaterra para evitar un rompimiento.-Muerte del rey de Polonia.-Ruidosa cuestion de sucesion á aquel trono.-Anuncios de nuevos y grandes disturbios en toda Europa.-Regresa la córte de Sevilla á Madrid.-Alianza de Francia, España y Cerdeña contra Alemania y Rusia.-Neutralidad de Inglaterra y Holanda.-Ejército ruso en Varsovia.-Eleccion de dos reyes.-Ejércitos franceses, sardos y españoles, en el Rhin, en Lombardía y en Toscana.-Espedicion española á Nápoles.-El conde de Montemar-Generalísimo el infante don Carlos. -Entrada de Cárlos en Nápoles.-Es proclamado rey.-Gloriosa accion de Bitonto.-Rendicion de Gaeta.-Recuperacion de Sicilia. -El duque de Montemar.-Cárlos de España rey de Nápoles y de Sicilia.-Guerra sangrienta en Lombardía y en el Rhin.-Disgusto y conducta de las potencias marítimas-Tratos de paz entre Francia y el Imperio.-Ajuste de preliminares en Viena: artículos.

-Suspension de hostilidades.-Resistencia y reparos de la córte de España.-Sentimiento de los toscanos.-Accede por último Felipe V. al tratado de Viena.-Distribucion de reinos.-Contestaciones entre Cárlos y el pontífice sobre el feudo de Nápoles y Sicilia. Regreso de Montemar á España.

Aquietada con esto al parecer la Europa, sosegado el movimiento diplomático, y en tanto que en Sevilla parecia no pensarse en otra cosa que en arreglar la ejecucion de lo acordado con Inglaterra en el último convenio, por medio de comisarios tratadores que al efecto fueron por una y otra córte espresamente nombrados (bien que varios puntos hubieron de quedar sin resolucion y en suspenso por falta de conformidad entre ambas partes), observaron ó supieron las potencias con no poca sorpresa y recelo los grandes armamentos marítimos y militares que en los puertos y.costas de España se estaban haciendo, especialmente en Cádiz, Alicante y Barcelona, y que á la flota que volvió de Italia y se mantenia armada, se le mandó proveer de todo lo necesario para un viage de cuatro meses. Todos discurrian, indagaban todos y nadie acertaba á saber ni penetrar el objeto de tales aprestos, y dónde se dirigiría la empresa que sin duda se meditaba. Asustóse Génova al ver acercarse con cierto aparato á sus puertos seis navíos de guerra españoles, los cuales sin embargo no iban sino á recoger dos millones de pesos que la córte de España tenia en el barrio de San Jorge, y habian de servir para la

espedicion, fuera de una cuarta parte que se envió al infante don Cárlos. Alarmóse el emperador, y fué menester para tranquilizarle despachar un espreso al duque de Liria para que le asegurase que no se enderezaba la espedicion contra ninguna de las potencias aliadas.

Siguieron los preparativos, con tanta actividad y en tan grande escala, que al apuntar la primavera (abril, 1732), llegaron á reunirse en la playa de Alicante mas de seiscientas velas, cosa que causó general asombro, pues como dice un escritor de aquel tiempo, «nunca se vió el mar Mediterráneo cubierto de tanta variedad de banderas juntas. La artillería que llevaban á bordo, ademas de la de las naves, constaba de ciento diez cañones y sesenta morteros. Juntóse para esta empresa un ejército de veinte y siete mil hombres, con algunas compañíás de voluntarios y gran número de aventureros, entre los cuales habia oficiales de mucha distincion, y mas de treinta títulos de Castilla. Dióse el mando de la armada al teniente general don Francisco Cornejo, el del ejército al conde de Montemar don José Carrillo de Alborn oz. Se recordaban las grandes empresas navales del tiempo de Cárlos V., que ninguna excedió á ésta, ni en el número de vasos, ni en la magnificencia y abundancia con que iba provista ("). Ignorábase todavía su

(4) Hé aqui algunos curiosos temporáneo nos suministra acerpormenores que un escritor con- ca de esta grande armada. Com

destino; traslucíanle pocos, para los más permanecia misteriosamente encubierto.

Cuando todo estuvo dispuesto, y pronta la escuadra á darse á la vela, dió el rey un manifiesto (6 de junio, 1732), y envióle al Consejo de Castilla para que se publicára en Madrid, declarando que la espedicion se dirigia á recobrar la plaza de Orán en la costa de Africa, que recordará el lector se habia perdido en 1708, por culpa de aquel conde de Santa Cruz que desde Cartagena se pasó al archiduque de Austria con las galeras y el dinero que se le habia dado para su socorro. El 15 de junio (1732) sonó el cañon de leva en la playa de Alicante; todas las embarcaciones levaron anclas, y el dia siguiente comenzó á navegar la escuadra en perfecto órden y ofrecien

poníase de 42 navíos de guerra españoles, el que menos de 50 cañones'; 2 bombardas; 7 galeras de España, mandadas por don Miguel Regio; 2 galeotas de Ibiza; 4 bergantines guarda-costas de Valencia; 409 naves de trasporte; 50 fragatas; 97 saetías; 48 pinques; 20 balandras; 4 urcas; 161 tartanas; 2 polacras; 8 paquebotes; 2 gabarras; 26 galeotas, y otras 57 embarcaciones desocupadas. Se componia el ejército de 40 batallones y 24 escuadrones.

Embarcáronse 12.400 quintales de pólvora; 16,420 bombas; 56,000 granadas de mano; 80,693 balas de cañon; 1,522 quintales de balas de fusil; 8,000 cajones de cartuchos; 33,000 tacos para la artilleria; 12,000 fusiles de repuesto; 200 cureñas de todos ca

libres; 20 carros cubiertos; 240 alventrenes; 60 carromatos baleros; 60 galeras; 40,000 faginas de á 12 pies, 20,000 de á 9 pies; 14,000 salchichones; 80,343 sacos para tierra; 20,500 instrumentos para gastadores, como son palas, picos y espuertas; 780 caballos de frisa; 150 acémilas; 422 barracas de madera; 81 hornos de campaña; 140 mulas para la artilleria; 150 machos de abasto y de tiro; 36,000 fanegas de cebada; 220,000 arrobas de paja; 14,000 herraduras para caballos; 250,000 quintales de plomo; 400 vacas; 1,576 carneros; 4,000 gallinas; 1,000 camas de hospital; 2.000.000 de raciones de armada; 7,000 botas de vino; 190,000 arrobas de leña..... -Belando, Historia civil, p. IV., c. 99.

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