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Nueva Granada, que supo comunicar su ardor á toda la guarnicion. Tales eran los medios de defensa, que como dice un historiador inglés, «hubiera podido resistir con ellos á un ejército de cuarenta mil hombres (1).» Atacaron los ingleses con arrojo, y lograron apoderarse de algunos fuertes avanzados á bastane distancia de la plaza, y alentados con esto y desem barcando nuevas tropas, pusieron sus baterías contra el fuerte de San Lorenzo que dominaba la ciudad, y con cuya pronta rendicion ya se lisonjeaban.

Tanto envaneciéron al almirante Vernon aquellos pequeños triunfos, que despachó pliegos á Inglaterra anunciando que pronto seria dueño de la plaza. Esta noticia se celebró con estraordinario júbilo en Lóndres; parecióles ya á los ingleses que estaban cerca de acabar con el imperio español en América; en su entusiasmo acuñaron una medalla, que representaba por un lado á Cartagena, por el otro el busto de Vernon, con inscripciones alegóricas al ilustre vengador del honor nacional. Pronto se disiparon tan halagüeñas esperanzas. Vernon intentó un asalto al fuerte de San Lázaro, al cual destinó mil doscientos hombres escogidos; pero casi todos fueron víctimas de su mal dirigido arrojo; una salida de los españoles del castillo acabó con los pocos que quedaban. Este revés aumentó el desacuerdo que ya habia entre Vernon y

Coxe, España bajo el reinado de los Borbones, cap. 44.

el general de las tropas Wentworth: las continuadas lluvias habian desarrollado una epidemia mortífera, y en muy poco tiempo las tropas inglesas se hallaban reducidas á la mitad. Fuéles preciso abandonar la empresa, destruyeron las fortificaciones que habian tomado, y se retiraron á la Jamaica. Cuando la nueva de este desastre llegó á Lóndres, causó tanta tristeza y tanta indignacion como habia sido el traspor-te de alegría á que anticipadamente se habia entregado el pueblo. Todo era entonces acusaciones contra el ministerio que habia aconsejado la guerra, como lo habian sido antes contra el ministro que estuvo por la paz.

El comodoro Anson, que con muchas dificultades y trabajos habia logrado doblar el cabo de Hornos, la Isla de Juan Fernandez y la costa de Chile, cuyos habitantes puso en consternacion, pudo apoderarse de la ciudad de Payta, que por espacio de tres dias entregó al saqueo y á los llamas. Después, tomando rumbo hacia Panamá, en busca de aquellos ricos bageles que conducian á España los tesoros de las Indias, tras infinitas fatigas y penalidades que sufrió en su larga navegacion, consiguió al fin dar caza al galeon español Nuestra Señora de Covadonga, le atacó con brio, y le apresó con toda su riqueza, que se valuó en trescientas trece mil libras esterlinas, la mas rica, dice un escritor inglés, de cuantas presas han entrado en los puertos británicos, pero tambien la única

pérdida importante que sufrió entonces España. Otras tentativas de los ingleses en las costas del Nuevo Mundo no dieron resultado alguno lisonjero para aquella nacion, bien lo causáran las discordias entre sus gefes y la intemperie del clima, bien las oportunas precauciones de los españoles y las medidas acertadas del gobierno.

Buscando el almirante Vernon alguna manera de reparar el desastre y el descrédito sufridos delante de Cartagena, con el resto de sus naves y de sus estenuadas tropas, y con un cuerpo de mil negros que sacó de Jamaica concibió el pensamiento de apoderarse de la isla de Cuba, y con este designio se dirigió á la Antilla española. Mas no tardó en convencerse, despues de algunas tentativas inútiles, de que no alcanzaban sus fuerzas para ello. Celebróse consejo de guerra, y Vernon con harta pena suya, tuvo que someterse á la decision de los oficiales de retirarse con la pérdida de mil ochocientos hombres que habian sufrido: con lo cual pudieron darse por destruidos aquel ejército y aquella escuadra que cuando salió de los puertos británicos dejó al pueblo inglés gozándose en la esperanza de arrancar á los españoles la dominacion de América. Al regresar Vernon á Inglaterra no llevaba sino unas pocas naves y algunas tropas desfallecidas. Aumentó con esto el descontento público, y en todas partes se emitian sin rebozo quejas contra el gobierno.

Tal fue el resultado de estas guerras marítimas entre Inglaterra y España. Un escritor contemporáneo de aquella nacion () hizo un cálculo de que resultaba haberse sacrificado por lo menos veinte mil hombres en aquellas desgraciadass empresas, y otro escritor estrangero (2) supone haber sido capturados por los españoles, en todo el tiempo que aquella duró, hasta cuatrocientos siete bageles ingleses (3).

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CAPITULO XXI.

EJERCITOS DE LOS TRES BORBONES EN ITALIA.

LOS HERMANOS CARLOS Y FELIPE.

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De 1738 á 1745.

Matrimonio de Carlos de Nápoles.-Recibe la investidura del papa.— Matrimonio del infante don Felipe.-Muerte del emperador Cárlos VI. de Alemania.-Cuestion de sucesion.-Pretendientes á la corona imperial.—Derechos que alegaba España.-Alianzas de potencias. Guerras de sucesion al Imperio.-María Teresa.-Designios y planes de los monarcas españoles.-Espedicion española á Italia. -El duque de Montemar.-El ministro Campillo.-Va otra escuadra española á Italia.-Causas de malograrse la empresa.-Guerra de Austria.-Viage del infante de España don Felipe.-Causas de, su detencion en Francia.-El cardenal Fleury.-Triste situacion del ejército de Montemar.-En Bolonia, en Beodeno, en Rímini, en Foligno.-Escuadra inglesa en Nápoles.—El ́rey Cárlos es forzado á guardar neutralidad.-Retirada de las tropas napolitanas.-Separacion y destierro de los generales Montemar y Castelar.-El conde de Gages.-Batalla de Campo-Santo.-Alianza de Austria, Inglaterra y Cerdeña contra Francia y España.-Alianza de Fontainebleau entre España y Francia.-Muerte de Fleury.-Actitud resuelta del gobierno francés.-Espedicion marítima contra Inglaterra.— Se malogra.-Gran combate naval entre la escuadra inglesa, la francesa y española reunidas.-Rompe el rey de Nápoles la neutralidad. Los ejércitos de los tres Borbones pelean en el Mediodía y en el Norte de Italia.-Los dos príncipes españoles, Cárlos y Felipe, cada uno al frente de un ejército.-Apuro de Cárlos en Vele

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