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Nada se estipuló relativamente al derecho de visita de los navíos ingleses en los mares españoles: mas como los de aquella nacion reportaban tantos beneficios de su comercio con España, no se quejaron mucho de la omision de este capítulo; tanto más, cuanto que en la práctica el derecho de visita se ejercia ya muy flojamente y no con el rigor ni la escrupulosidad de otros tiempos (1).

Con la paz de Aquisgran reposó la Europa de las fatigas de tantos años de destructora lucha. Fernando VI. de España, pacífico de suyo, fué sin duda el soberano que mas se alegró de ella: la reina doña Bárbara, cuya política era tambien la conservacion de la paz, no la celebró menos; y la reina viuda Isa bel Farnesio pudo quedar satisfecha de ver que una guerra movida por su causa habia dado por resultado la colocacion de su segundo hijo, objeto y fin de todos sus afanes. La mayor parte de las tropas que habia en Italia volvieron á España, y solo quedaron algunas como para dar posesion al infante don Felipe de los Estados que se le adjudicaron.

(1) Historia de los Tratados.- dencia de Keene.-Marlós, ConPapeles de Walpole.-Correspon- tinuacion de Lingard, c. 65.

CAPITULO II.

LOS REYES Y SUS MINISTROS.

EL MUSICO FARINELLI.

Do 1749 1753.

Cualidades de Fernando VI.-Carácter é inclinaciones de la reina.Discreto sistema de neutralidad adoptado por los dos.-El ministro Carvajal.-Su sencillez, integridad y rectitud.-Su política.-Su amor á la independencia española.-El ministro Ensenada.-Sus antecedentes y servicios.-Su talento.—Su pasion à la magnificencia y al lujo. Opuestos caractéres y encontrada política de los dos minis_ tros.-El confesor Rábago.-Su influencia con el rey.-El músico Farinelli. Triunfos artísticos de este célebre cantor.-Cómo y por qué fué traido al palacio de los reyes de España.-Causas de su grande influencia con los soberanos.-Solicitan su favor hasta los embajadores y principes.-Modestia, honradez y justificacion de Farinelli.-Desunion y rivalidad entre Inglaterra y Francia.-Resentimiento de Feruando con Luis XV.-El embajador francés Duras.Sus ligerezas é indiscreciones.-Paralelo entre el francés Duras y el inglés Keene.-Trabajos políticos de Carvajal y Ensenada en opucsto sentido.-Tratado de Aranjuez.-Alianza entre España, Austria, Toscana y Cerdeña.-Solicita Inglaterra su adhesion, y no se la admite.-Sistema y palabras notables del ministro Carvajal.-Disgustos de Fernando con sus dos hermanos, Cárlos y Felipe.-Alianza comercial de Nápoles con Inglaterra.-Política sagaz del gabinete de San James con el de Madrid con motivo de aquel tratado.

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Entusiasmo de Carvajal, y agradecimiento de los reyes.-Empeño de Francia en que sea separado el ministro español en Londres, don Ricardo Wal.-No lo consigue.-Es llamado Wal & Madrid, y vuelve á Lóndres mas honrado.

Reposa al fin España, y tras largos años, tras siglos enteros de guerras y de agitaciones disfruta del beneficio inapreciable de la paz, á la sombra de un monarca que conoce cuánto daña el espíritu de conquista á los inteseses nacionales, y cuánto perjudica el tráfago de las guerras á la prosperidad y felicidad interior de un reino. Y este reposo de que empieza á gozar la monarquía se trasmite al ánimo del historiador, que fatigado de referir tantos combates (por mucho que haya querido alijerar con la pluma los pesados sucesos que lentamente se decidian cou las armas), anhelaba ya tambien dar á su espíritu, no el descanso de la inaccion, que no es posible á quien se impone esta tarea, pero siquiera aquel alivio que proporciona la variacion en la índole y naturaleza del trabajo, pudiendo dedicar su exámen histórico á lo que le consagraban los soberanos y los gobernantes en este reinado, á lo que constituye la verdadera vida social de un pueblo, á los adelantos y mejoras materiales, morales é intelectuales de una nacion.

Entre las cualidades de Fernando VI. descollaba este amor á la paz. Atribúyesele h aber adoptado una máxima que parece era como proverbial en España en aquel tiempo, á saber: Con todos guerra, y paz

con Inglaterra. Y el embajador inglés afirma haberla oido de sus labios en una audiencia que con él tuvo (). Asi le convendria espresarse entonces con el ministro británico, pero la verdadera máxima de este rey era: «paz con todos y guerra con nadie.» El heredero de Felipe V. habia heredado tambien de su padre el humor hipocondriaco. Y es notable que bajo el alegre suelo de España tres soberanos, el último de la casa de Austria y los dos primeros de la de Borbon, padeciesen de hipocondría. A esta afeccion debe sin duda atribuirse que Fernando prorumpiera á veces en arranques de cólera y en arrebatos de impa ciencia, siendo de suyo templado y de un natural benigno. Poco afecto á fatigar su atencion con la meditacion profunda de los negocios, y sin poseer una instruccion sobresaliente, tuvo no obstante el buen tacto, cualidad la mas útil en los reyes, de rodearse de ministros de talento y de saber. Era tan cumplidor de su palabra, que se decia que su mayor falta era no faltar jamás á ella. Como español, nacido ya en España, aunque conservaba afecto á los Borbones franceses, huia de caer bajo su dependencia, y solia decir, que nunca consentiria ser en el trono de España virey del rey de Francia. Amante de la justicia como su padre, económico y sóbrio para sí, era

(1) Carta de Keene al duque de Beford, 8 de diciembre, 4750. -«Entonces oí, dice, lo que no me hubiera atrevido á pensar que sa

liese de los labios de un príncipe de Borbon, el proverbio español: «Con todos guerra, etc.»

liberal con sus vasallos, y largo en socorrer sus necesidades. Al modo de su padre, no acertaba á hacer ni á resolver nada sin el consejo de la reina, y Bárbara de Braganza tuvo con Fernando VI. tanta influencia, intervencion y manejo en los negocios del Estado, como Luisa de Saboya é Isabel Farnesio con Felipe V.

Su esposa Bárbara de Braganza, hij a del rey don Juan V. de Portugal, de dos años menos que Fernando, no dotada de hermosura, pero sí de donaire, de viveza y de capacidad, era merecedora de la confianza del rey, y habia sabido captarse su cariño por su afectuosidad y su dulzura. Propensa como él á la melancolía, y amiga de la soledad, el temor dé morir de repente, temor fundado en su constitucion física, la hizo asustadiza; y el de perder á su marido y sufrir las privaciones de reina viuda, la hizo un tanto codiciosa y avara, cualidad con que deslustró otras buenas prendas que tenia, y con la cual se hizo menos bienquista que hubiera podido serlo de los españoles. Menos resuelta y mas tímida que Isabel Farnesio, aunque ejercia tanto ascendiente con Fernando como aquella con Felipe, le utilizó mucho menos, por temor de disgustarle y de hacerle acaso perder el no mucho apego que ya tenia á la corona. Amante de la paz como su marido (y es ciertamente notable tal conformidad de caractéres entre estos régios consortes), careciendo de hijos que les estimuláran la ambicion

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