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dencia, cuando ya me tachan de afecto á los ingleses?» Y dióle después á entender que España sabria hacerse justicia á sí misma, si quien debia hacerlo no se cuidaba de ello, y añadió: «España tiene catorce navíos de guerra en aquellos mares, y cuando quiera podrá tener seis mas.» Y en cuanto al ofrecimiento de la restitucion condicional de Gibraltar, contestó evasivamente excusándose con que, estrangero como era en España, no podria contar para ello con ninguno de sus colegas, «cuyos sentimientos, le dijo, que son los mismos de la nacion, los inclinan á no comprometerse en una guerra con Francia por vuestros inte

reses.>>

No quedó mas airoso el ministro inglés en el otro punto de su comision relativa al proyecto de prestar apoyo al rey de Nápoles, á fin de asegurar á su hijo segundo la posesion de las Dos Sicilias en el caso de llegar á sentarse en el trono de España. Como inútil consideraba sir Benjamin Keene toda esplicacion que se intentara sobre este asunto. «Suponiendo, le decia á Pitt, que se entablase la negociacion, no veria el rey de España con gusto, á lo que entiendo, que la Inglaterra ni cualquier otra nacion se mezclára en las disputas con su hermano el rey de Nápoles; porque aqui se mira este negocio como cosa de familia, en la que nadie tiene derecho de intervenir....... La opinion de la nacion española en general es que aquellos esta dos deben de volver á la corona de España, por haber TOMO XIX. 24

sido conquistados con sus armas y tesoros, y que ni el rey difunto ni la reina tuvieron facultades para separarlos de la monarquía.>>

Por último, terminaba Keene su larguísima contestacion al ministro (6 de setiembre, 1757), no dándole esperanza alguna de buen éxito en ninguno de los estremos que abrazaba la delicada comision que le habia encomendado, atendida la disposicion del ministro Wall y la inflexibilidad de los reyes; lamentábase de haber tropezado con obstáculos insuperables, que atribuia á su mala estrella ó á su corta capacidad, y concluía rogándole intercediese con su soberano para que le permitiera retirarse á causa del lastimoso estado de su salud (4).

Era en efecto tan lamentable el estado de la salud de este embajador, que en carta confidencial que á los pocos dias escribió al ministro británico (26 de setiembre, 1757), le decia: «Añadiré, con no menos verdad que resignacion, que si no recibo sin pérdida de un minuto licencia de S. M. para dejar este puesto y salir de aquí, tengo fundados temores de que llegue demasiado tarde.» Y se cumplió su triste pronóstico. Cuando le fué enviado el permiso para que pudiese regresar á Inglaterra á respirar los aires de su pais natal, Keene habia dejado ya de existir. Su larga comunicacion sobre el ofrecimiento de Gibraltar fué el

(4) Despacho muy reservado Pitt.-Villiam Coxe le inserta inde sir Benjamin Keene al ministro tegro en el cap. 57 de su historia.

último despacho que escribió este célebre У hábil diplomático. Su muerte, dice un historiador de su nacion, dejó un gran vacío en la diplomacia de Inglaterra; si bien el sucesor que se nombró, conde de Bristol, era tambien un personage de reputacion y de reconocida capacidad, aunque le faltaba aquel conocimiento del carácter español que habia adquirido Keene con la esperiencia y el trato de muchos años.

Tambien por este tiempo se habia resentido la salud del ministro Wall, y obligádole á presentar su renuncia, lo cual hizo en un estenso escrito. Verdad era que su salud se habia quebrantado, pero éralo tambien que tenia parte en aquella resolucion el disgusto que le producian los gravísimos negocios que tenia á su cargo. La reina y el rey no juzgaron prudente admitirle la dimision en aquellas circunstancias; al contrario, uno y otro le comprometieron de la manera mas lisongera y honorífica á que permaneciese algun tiempo más en su puesto. No era ya mucho el que po dian prolongarse los dias de la misma reina, á juzgar por los padecimientos que la aquejaban, y por desgracia tampoco Fernando estaba destinado á dar á España muchos años de paz y prosperidad; pero á la narracion de este deplorable suceso habremos de consagrar otro capítulo.

CAPITULO VI.

MUERTE DE LA REINA DOÑA BÁRBARA.

MUERTE DE FERNANDO VI.

SU GOBIERNO Y ADMINISTRACION.

De 1758 á 1759.

Presentimiento de la reina doña María Bárbara.-Su enfermedad: su fallecimiento.-Profundo delor del rey.-Retirase á Villaviciosa.— Enferma de melancolía.-Circunstancias notables de su enfermedad. Su muerte.-Carácter y virtudes de Fernando VI.-Cómo socorria la miseria pública.-Medidas económicas.-Los pósitos, y su administraccion.-Moralidad de los empleados públicos.-Estado de la hacienda y de las rentas reales.-Giro de letras.-Caudales de Indias.-Arbitrios.-Pago de deudas atrasadas.-Fábricas y manufacturas.-Ejército y marina.-Proyecto de la única contribucion directa. Memoria de Ensenada sobre todos estos puntos.-Sobrante que dejó Fernando VI. en las arcas públicas.-Cédulas y pragmáticas reales sobre varias materias de moral y costumbres sociales.-Movimiento intelectual en este reinado.-Academia de Nobles Artes. Otras academias.-Viages científicos.-Comisiones para el reconocimiento de los archivos del reino.-Fruto y resultados de esta medida.-Curiosa correspondencia del padre Burriel.— Proyecto sobre archivos judiciales.-Otras comisiones literarias.Desarrollo de la cultura intelectual.-Agradable memoria que dejó á los españoles este monarca.

La paz y el bienestar que España disfrutaba tras argos reinados de agitaciones y de guerras, merced

al sistema de neutralidad con tanta perseverancia seguido por Fernando VI. y su esposa, duró por desgracia menos de lo que el reino necesitaba para acabar de reponerse de sus pasados quebrantos; porque tambien fué mas corta de lo que habria sido de desear la vida de estos pacíficos y benéficos monarcas.

Pareció haberlo presagiado de sí misma la reina. Cuando las religiosas destinadas á habitar el real monasterio de las Salesas de Madrid pasaron á ocupar aquel suntuoso edificio, cuya ereccion habia sido debida á la piedad de la reina doña Bárbara de Braganza, al terminarse la solemne ceremonia de la instalacion de la comunidad y de la consagracion de aquel magnífico templo (25 de setiembre, 1757), la régia fundadora se despidió de las ilustres religiosas diciendo: «Ya no nos veremos mas en este mundo.» Y asi se realizó. Su enfermedad habitual se fué agravando cada dia, y acabó de desarrollarse de un modo terrible en Aranjuez, donde se trasladó la córte. Pero aun se prolongó su padecimiento por bastantes meses, en cuyo tiempo tuvo aquella señora lugar para dar ejemplo de paciencia y de resignacion cristiana: que ademas de otras dolencias, llenóse aquel cuerpo, tan hecho á la comodidad, al aseo y al regalo, de multitud de tumores, que le producian dolores acerbos (1). Luchando con esta terrible penali

(1) El dean Ortiz, en su compendio cronológico de la Historia

de España, lib. XXIV. c. 3.o dice que la enfermedad de esta reina

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