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Tarik por el contrario, siguiendo otra ruta, y encaminándose por Tortosa á Murviedro, Valencia, Játiva y Denia hasta los límites del pequeño reino de Teodomiro, observaba tambien muy opuesto comportamiento. Trataba á los pueblos con dulzura, partia con sus soldados los despojos de la guerra, y con mucha escrupulosidad reservaba el quinto de todo el botin para el Califa. Comunicaba á éste directamente sus operaciones sin entenderse con Muza. Este por su parte no perdia ocasion de desacreditar á su rival para con el Califa, pondérándole su espíritu de insubordinacion y sus prodigalidades.

Estos enconos de parte de los dos conquistadores fueron causa de que el Califa de Damasco escribiera á ambos mandándolos comparecer á su presencia, dejando el gobierno de España encomendado á personas de confianza. Tarik obedeció al momento: Muza lo hizo con mas repugnancia, mas al fin despues de haber nombrado á su hijo Abdelaziz wali ó gobernador en gefe de España, partió con los despojos de sus felices expediciones, con la famosa mesa verde, y con inmensa cantidad de oro y pedrería. Pasó el estrecho, y atravesó el Magreb, primer teatro de sus campañas y de sus glorias. En su comitiva iban cuatrocientos jóvenes de las familias godas mas ilustres, que tomó para que sirvieran de ostentacion á su marcha triunfal, y con este aparato fué costeando el litoral de África. Tarik habia llegado antes que él á Damasco, y expuesto ante el Califa sencillamente y con lealtad su conducta. Cuando llegó Muza, Walid se hallaba gravemente enfermo; Suleiman, su hermano, designado para sucederle, hizo comparecer á los dos rivales. La historia de esta entrevista es de un género enteramente oriental. Muza creyó adquirir gran mérito á los ojos del Califa, presentándole la céfebre mesa de oro y esmeraldas. «Emir de los creyentes, dijo entonces Tarik, esa mesa soy yo quien la ha encontrado.-He sido yo, replicó Muza, este hombre es un impostor.-Preguntadle, repuso Tarik, qué se ha hecho el pie que falta á la mesa.-Estaba asi cuando se encontró, respondió Muza.-Emir de los fieles, exclamó Tarik, ahora juzgarás de la veracidad de Muza.» Y sacando el pie de la mesa que llevaba escondido, le presentó al Califa, el cual quedó convencido de que era Muza el verdadero calumniador. Y como ya deseaba tomar severa satisfaccion de su conducta, le castigó teniéndole un dia entero espuesto á un sol abrasador, haciéndole azotar y condenándole á una multa de cien mil mitcales, que Rasis y Ebn Kalkan hacen subir á doscientos mil. Asi pagó el conquistador de África y de España la envidia y rencor con que habia perseguido á Tarik.

Quedó, pues, sometida la España á las armas sarracenas. Rápida, breve, veloz fué la conquista. Lo que costó á los poderosos romanos siglos ente

ros de porfiada lucha, lo hicieron los árabes en menos de dos años. Diestros, políticos, activos, valerosos y entendidos capitanes eran los gefes de la conquista. El estupor se habia apoderado de los españoles despues del desastre de Guadalete, y no les dieron tiempo para recobrarse. El principio religioso, único que hubiera podido realentar los abatidos ánimos, tuvieron los conquistadores la política de aparentar por lo menos que le respetaban, dejando á los vencidos el libre ejercicio de su culto. Sin perjuicio de juzgar mas adelante la conducta de estos primeros invasores, obsérvase desde luego que no fué ni tan ruda, ni tan cruel, ni tan bárbara como nos la pintaron nuestros antiguos cronistas, impresionados por las calamidades inherentes á tan brusca invasion, y como guiados por ellos la han representado después otros historiadores. Á ser auténticas, como no se duda ya, las capitulaciones de Córdoba, de Toledo, de Mérida, de Orihuela, y aun la de Zaragoza, revélase en ellas, mas la política de un proselitismo religioso que el afan de esterminio, y algunas de sus condiciones fueron mas humanitarias de lo que podia esperarse de un pueblo invasor que ocupaba por conquista un pais donde hallaba diferente religion y distintos hábitos y costumbres: creemos que en este punto no puede compararse la conducta de los árabes á la de los romanos y godos; si bien se comprende tambien que á nadie tanto como á los conquistadores convenia, pocos como eran, no exasperar á una nacion grande y vasta, que aunque amilanada entonces, hubiera podido en un arranque de cólera serles terrible (1).

Veamos como se condujeron los que sucedieron á Tarik y á Muza en el gobierno de España (2).

(1) Despues de leer las crónicas cristianas y árabes, nos quedamos sin saber con certeza qué fué del conde Julian, del obispo Oppas y de los demas parientes de Wiliza, ó causadores ó cómplices de la pérdida de España. Los unes suponen al conde Julian alentando á Tarik en el consejo de oficiales á que se apresurára á apoderarse de Toledo, los otros lo hacen servir de guia á Muza desde su desembarco y en casi toda la expedicion: otros, y son los mas, guardan profundo silencio. El Pacense dice que Muza condenó á muerte á varios nobles de Toledo por causa de Oppas que se habia fugado de la ciudad: per Oppam... á Tolelo fugam arripientem: lo cual probatia que los árabes

no babian correspondido muy bien con los mismos que los invitaron ó auxiliaron en la empresa de la conquista. De todos modos la suerte de la familia de Witiza ba quedado envuelta en bastante misterio.

(1) Fuera largo enumerar las inɛxactitudes que cometió Mariana, privado de muchos documentos posteriores, en los capítulos que destina á la narracion de estos sucesos. Su mismo ilustrador, el docto Sabau y Blauco, nota ya bastantes; y al llegar al cap. 25 del libro VI. dice: «Los cronicones antiguos no hablan nada de lo que refiere Mariana en este capítulo, ni sabemos de dónde tomó estas noticias.» Hay errores evidentes de fechas, de nombres y de hechos.

CAPITULO II.

GOBIERNO DE LOS PRIMEROS EMIRES

De 713 á 738..

Abdelaziz.—Regulariza la administracion de España.-Su tolerancia con los cristianos.→ Cásase con la reina viuda de Rodrigo.-Hácese sospechoso á los musulmanes.-Mucre asesinado de órden del emir de Africa.-Breve y justo gobierno de Ayub.-Traslada el asiento del gobierno de Sevilla á Córdoba.-El Horr.-Primera invasion de los árabes en la Galia.-Toma de Narbona.-Es depuesto El Horr por sus exacciones.—Alzama.-Hace una estadística de España.-Es derrotado en Tolosa de Francia.-Prudente y equitativo gobierno de Ambiza.-Conquista toda la Septimania.-Otros emires de España.-Castigo de sus tiranías.-Abderrahman.-Rebelion de Munuza y su término. -Famosa batalla de Poitiers.-Carlos Martell.-Grau derrota del ejército sarraceno y muerte de Abderrahman.

Encargado Abdelaziz del gobierno de España, y habiendo fijado su asiento en Sevilla, dedicóse á regularizar la administracion de las ciudades sometidas; nombró perceptores ó recaudadores de los impuestos, que por regla general consistian en el quinto de las rentas, si bien le rebajó hasta el dieżmo á algunas poblaciones y distritos; creó un consejo ó divan, con el cual compartia la direccion de los negocios de España; estableció magistrados con el nombre de alcaides; dejó á los españoles sus jueces, sus obispos, sus sacerdotes, sus templos y sus ritos, de tal manera que los vencidos no eran tanto esclavos como tributarios de los vencedores. Indulgencia admirable, ni usada en las anteriores conquistas, ni esperada de tales conquistadores. Los que asi quedaban y vivian denomináronse Mostárabes ó Mozárabes, nombre ya de antes usado en otros paises por el pueblo vencedor.

Habíase señalado ya Abdelaziz por su clemencia y su moderacion para con los cristianos. Una circunstancia notable vino á hacer todavía mas suave

la suerte y condicion de los vencidos bajo el gobierno del jóven emir (1), á estrechar mas las relaciones entre árabes é indígenas, si bien fué al propio tiempo la causa de su ruina y perdicion.

Dijimos en el anterior capítulo, que entre los prisioneros hechos en Mérida se hallaba la reina Egilona, la viuda del desventurado Rodrigo. Era jóven y bella, Abdelaziz lo era tambien, y prendóse apasionadamente de su ilustre y hermosa cautiva. El generoso hijo de Muza logró hacerse amar de la viuda del último monarca godo, y con sorpresa de musulmanes y cristianos los que comenzaron por amantes se convirtieron luego en esposos. Abdelaziz no exigió de Egilona que abrazase el islamismo, la permitió seguir siendo cristiana, y le dió el nombre árabe de Ommalisam, que quiere decir la de los lindos collares. Desde entonces por amor á su nueva esposa fueron en aumento las consideraciones del ya tolerante emir para con los cristiapos, al paso que se hizo sospechoso á los fervorosos musulmanes, que murmuraban la mansedumbre con que trataba á los pueblos conquistados, tan opuesta al rigor que con ellos habia empleado su padre. Suponíanle ya algunos traidor á la fé del islam, avanzando á decir que en secreto se habia hecho idólatra, que asi llamaban ellos á los cristianos (2). Atribuíanlo todo al influjo de Egilona la infiel, muger ambiciosa y de corazon altivo, y añadian que todas las mañanas colocaba en la cabeza de Abdelaziz una corona semejante á la que llevaba su primer marido Ruderik el romano, como para incitarle á que se alzára con el señorío de España (3).

Tales rumores fueron tomando consistencia, pasaron los mares y llegaron hasta el Califa Suleiman, sucesor de Walid, hombre orgulloso y sombrio, que irritado ya contra el padre de Abdelaziz, y temiendo el resentimiento de sus hijos, emires todos tres, los dos en África y el uno en España, acogió con avidez la acusacion y resolvió deshacerse de todos. La órden de muerte para Abdelaziz la comunicó á los cinco principales caudillos de esta tierra. El primero que la recibió fué Habib ben Obeidad el Fehri (4),

(1) Dábase indistintamente á los gobernadores de España los títulos de emir y de wali, que equivalia á príncipe, dux, gefe ó gobernador. El emirato de España era una dependencia ó como vicariato del de Africa, que tenia su asiento en la moderna Cairwan, y éste á su vez dependia del califato de Damasco. Abdelaziz antes de venir á España habia desempeñado el emirato de Cairwan. (2) Faustino Borbon, en sus Cartas para ilustrar la Historia de la España árabe, intenta probar con el testimonio de algunos

autores árabes, que Abdelaziz habia realmente abrazado el cristianismo.

(3) Isid. Pacens., Cron. n. 42.

(4) Habib era el nombre personal: ben significa hijo; ben Obeidah hijo de Obeidah; el Fehri es el patronímico de la tribu. Este mismo órden siguen generalmente los árabes en todos los nombres. A veces citan los de muchos de sus abuelos, para lo cual no hacen sino añadir á cada uno de ellos el ben, Es como el filius de la Biblia, en que se observa tambien la misma costumbre.

el mas fiel amigo y compañero de Abdelaziz. Grande fué la afliccion de Ilabib. Es posible, esclamó, que la envidia y el odio paguen de esta manera los mas gloriosos servicios? Pero Dios es justo, y nos manda obedecer al Califa.» Tal era el deber de un musulman sumiso, y Habib se resignó.

Habitaba Abdelaziz una casa de recreo en las afueras de Sevilla; á su lado habia hecho construir una mezquita donde se congregaba el pueblo á la oracion. Resueltos los cinco gefes á ejecutar las órdenes del Califa, entraron una mañana en la mezquita, conducidos por Zeyad, cuando el desventurado y desprevenido Abdelaziz rezaba la oracion del alba. Echáronse sobre él los conjurados, y aunque muchos amigos pugnaron todavia por defenderle, acribilláronle con sus lanzas (año 97 de la hegira, 715 y 716 de J. C.) Cortáronle la cabeza, y enterraron su cuerpo en el patio de la casa. La cabeza alcanforada la enviaron al Califa de Damasco. Tocóle á Ilabib ser el conductor del funesto presente. Cuéntase que habiendo llegado Muza al palacio del Califa al tiempo que éste examinaba la cabeza de su víctima, tuvo la horrible crueldad de preguntarle: «¿Conoces, Muza, esta cabeza?—Si, contestó altivamente el anciano wali, la reconozco: la maldicion de Dios caiga sobre el asesino de mi hijo, que valia mas que él.» Y salió del palacio, y partió para Waltichora, su patria, donde á poco tiempo murió oprimido de pesar. Los hermanos de Abdelaziz sufrieron la misma suerte que él. Justo castigo, dicen los cronistas cristianos, con que Dios hizo expiar á Muza sus crueldades para con los fieles: indigna recompensa, dicen los escritores árabes, de los distinguidos servicios que habia prestado al imperio tan noble familia (1).

Abdelaziz habia gobernado la España con prudencia cerca de diez y ocho meses. En las inmediaciones de Antequera hay un valle que llaman todavía de Abdalaziz, nombre sin duda conservado por los árabes en memoria de aquel desgraciado emir. Ignórase lo que fué de Egilona. Parece que la Providencia quiso cubrir con el velo de la oscuridad el término de los principales personages godos de la última familia real. En cuanto á Teodomiro, al tiempo que la cabeza de Abdelaziz le fué enviada al Califa, despachó tambien emisarios para suplicar á Suleiman que respetára las cstipulaciones hcchas con el emir, y consiguió que el Califa las mandára observar.

No habia nombrado el Califa sucesor á Abdelaziz. En su virtud reunié→

1) Tarik murió tambien, como Muza, en la oscuridad y en la desgracia. Parecia destino de los conquistadores de España perecar ingratamente recompensados por su3

pueblos. Anibal y Escipion, Muza y Tarik, todos tuvieron un fin poco digno de sus gloriosos bechos.

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