oigo que exhala tu revuelto seno, Tú eres el mar que acarició mi cuna, el que arrulló con maternal cariño, al compás de sus ondas, mis ensueños de niño; el atleta potente que luchando sin calma, de mi ser en el fondo arrojó un alma, más grande que tú joh mar! y más hirviente. No aquel limpido, azul y cristalino, que baña los magníficos palacios del Adria venturosa el que rodea el túmulo gigante de la antigua, soberbia, altiva Roma, y en sus aguas serenas ve reflejarse con las altas torres de la fuerte Estambul la culta Atenas, De aquel inmenso que de polo à polo, fiero estendiendo su azotada espalda, se alza terrible y sólo; . lecho inquieto de nácar y esmeralda del Asia vil que se revuelca en cieno, y entre sus brazos amoroso oprime que girando en confuso remolino, que en ronca algarabia se estrellan en los riscos solitarios, allá en las costas de la pátria mia. Tú eres el mar sin fin del alma euskara, que proceloso y bravo presta energía y sobrehumano aliento y á la frente de aquel que nos oprime ¡Cuánto te adoro, mar! ¡Con qué alegria y dulcísimo anhelo retratada en tu faz contemplé un dia lanzó á los vientos la sañosa queja. De mi Euskaria feliz y libre un dia despertaba el gerir de tu oleaje que en la cumbre del alto Kuruceta, y enclavado en la cruz, en la agonia, lanzó el Basco vencido, nó domado, que al opresor infame maldecía. Vi en ti la fuerte y cristalina valla que empujára á luchar á los valientes que en Calatañazor, Oca y Padura, escribieron con sangre la epopeya de exterminio y valor, que hundió en las Navas del fiero Almoumenin la raza impura, y entre las brumas que tu faz 'coronan en el cielo lei en nube opalina › grabados por el ángel de la gloria los nombres de Legazpi, Oquendo y Mina, Orán, Pavía, San Marcial, Vitoria. Hoy el lamento de la pátria mia escucho, mar, en tu profundo seno; el llanto triste de mi Euskal-erria corre á mezclarse á tu corriente brava, y el canto melodioso que la calma parece devolver al pecho, alterna con el suspiro que desgarra el alma. ¿Qué es esto, pátria? ¿La maldita planta en el oscuro fondo de tus valles el escudo del franco y la arrogancia de las anchas llanuras de Castilla parte el grito cruel! Allá se funde la pesada cadena que ata nuestra existencia y nos mancilla! Al nombre alli de libertad bastarda se alza una nueva cruz al pueblo euskaro, y mano fratricida rasga el código santo de una raza et que sólo libre comprendió la vida. ¡Muere, Euskaria infeliz!..... El mundo en vano me invita á que perdone y á que olvide, y el miedo vil con temblorosa mano torpe silencio al patriotismo pide. Que elalma arrebatada corre à adorar junto á la estéril roca que el nervio que palpita en tus entrañas que se oculta en las cántabras montañas, En tí encontré el valor que me arrebata De tí he aprendido á odiar la tiranía coloca de la pátria en los altares. ¡Quién tuviera el aliento poderoso que hincha, Cántabro mar, tus ondas bravas, con que fiero y terrible te revuelves para lanzar, cual maldición del cielo, y rugiendo cual tú mi voz pudiera resonar con estruendo pavoroso y á la Euskaria despierte del sueño vergonzoso en que yace sumida, y en los umbrales mismos de la muerte conquistar otra vez pueda la vida! 12 de Junio de 1883. ALVARO ANSORENA. |