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(1) Padecer. (2) Desgracia.-(3) Arbol.-(4) Devastador.-(5) De oztu,

robar.--(6)Fruto,

CATAFALCO CONMEMORATIVO

DEL

ASALTO E INCENDIO DE LA CIUDAD DE SAN SEBASTIAN EN 1813.

En la página 177 ofrecemos á nuestros lectores un exacto croquis, expresamente dibujado para la EUSKAL-ERRIA por el inteligente arquitecto D. José Goicoa, del grandioso túmulo construido por el Ayuntamiento de esta Capital para perpetuar tan tristemente memorable aniversario, túmulo que fué colocado por vez primera bajo la nave central de la espaciosa Iglesia de Santa Maria el dia 31 de Agosto de 1815.

Hé aquí la detallada descripcion de este fúnebre monumento, reproducida de un documento oficial de la època:

Su planta era un poligono compuesto de ocho faces ó lados formado sobre un cuadro de treinta piés: á saber los cuatro, que hacian frente al coro, capilla mayor, puerta principal y altar de Santa Catalina ó del Consulado, tenían de ancho á veinte pies, y los cuatro angulares á seis y medio, resultando, que en su derredor, ó circunferencia venia a tener hasta ciento y diez pies, que componian la plan- · ta total del túmulo. Este se levantaba sobre un zócalo de cuatro piés y cuarto de alto, guarnecido con su media base, y cornisa. En los netos se formaban recuadros baciados, esto es, las faces ó caras principales, ó centrales estaban divididas en tres recuadros. En el del medio se veia retratada en pintura el ave fénix resucitando y levantándose con las alas estendidas desde un nido, que ardia entre llamas, y es la que se espresa en las inscripciones 19, 20 y 21 (*) aludiendo á que San Sebastian vuelve à renacer, cual aquella misteriosa ave de entre sus mismas ruinas y cenizas, y sobre la figura de dicha ave se leia la citada inscripcion 19, y en los recuadros de derecha é izquierda las otras cuatro inscripciones, alternando las latinas, castellanas y bascongadas, cuyo orden se observó en todo el resto. Sobre el zócalo ú octagono montaban en toda su circunferencia tres gradas de à ocho pulgadas, y en ellas estaban distribuidas con simetría, y justa economia 168 luces de lúgubre cera amarilla. Seguia el órden un segundo zócalo cuadrado, ó sea plinto de cuatro y medio pies de alto, imitando el granito, y sobre la faz de cada frente se veia una lápida negra, resaltando una pulgada del fondo, y en las cuatro principales se pusieron inscripciones, y lo propio en las cuatro angulares. Por encima del zócalo se remontaban otras tres gradas de la misma medida de ocho pulgadas, y en ella estaban repartidas con el mismo órden cien

(*) El lector hallará integras estas descripciones en las páginas 204-205 del tomo VII de esta Revista, correspondiente al número de 30 de Agosto de 1882.

to y cuatro velas igualmente amarillas. A estas se seguia un pedestal de siete piés y dos pulgadas de alto, decorado con su base y cornisa, y en los dados, ó netos de en medio se colocaron las cuatro inscripciones primeras, y en los laterales de los cuatro ángulos se veian pintadas cuatro calaberas, como símbolo de la mortalidad. Sobre el pedestal descansaban otras tres gradas de la misma altura que las anteriores; y en ellas ardían hasta cien luces. Encima de la última grada estaban puestos con gracia ocho airosos ramilletes ó florones de cipreses naturales de cuatro pies de elebacion, y en los cuatro ángulos otros tantos vistosos candelabros con grandes bachas amarillas, que tenian en todo de alto diez y nueve pies, é iluminaban magestuosamente á la gran pirámide, que coronava al cenotáfio, ó catafalco. Sobre la dicha tercera graderia sentada un plinto de tres y medio pies de alto y once y medio de frente, imitando aquella buena piedra de Tortosa, y sobre él arrancaba, y descollaba con soberania una pirámide truncada que, como se ha dicho, remataba el túmulo, y tenia de elebacion veinte y nueve y medio pies, remedando al granito. La cubria un paño negro cuadrado de siete varas, guarnecido de otro blanco, con el que se formaba una gran cruz al estilo griego, cayendo los brazos con mucha propiedad sobre la faz de cada lado de la pirámide. En los cuatro ángulos del paño, que correspondian á los de la pirámide, habia otras cuatro cruces blancas, y de las puntas de paño colgaban cuatro grandes borlas blancas así mismo; y entreveradas con algunos filos negros que viniendo á dar sobre los dichos cuatro ángulos hacian un bellisimo golpe de vista, y engrandecian y hermoseaban considerablemente el todo. Por remate de la piràmide estaba colocada una calabera colosal, que formada con su cuello y quijada correspondiente, se elevaba cuatro pies y cuarto, ciñiendo el cráneo fúnebre corona de cipres. Por debajo del cuello salian airosamente dos lozanas palmas, que volaban, y se esparcían acá y allá por uno y otro lado hasta tres y medio pies, aludiendo al género de martirio, que sufrieron los moradores de San Sebastian en aquel deplorable dia. Sobre la última grada, y desde el plinto de la pirámide se enarboláron oblicuamente dos banderas con las armas de la Ciudad, rotas, medio quemadas y bañadas en sangre, en astas que tenian las puntas plateadas, y corbatas negras; todo en señal y signifi cacion de que los destrozos, efusiones de sangre, voracidad de las llamas y otros horrores, aunque dejaron tan malparada á la triste San Sebastian, y trasformada de una manera tan fatal que se pudiera exclamar, y decir justamente de ella: O quantum hoc Niobe distabal ab illa, no fueron capaces de ajar, y deslucir el glorioso timbre, que adornan su antiguo escudo de armas retratado en las mismas banderas con la misteriosa expresion: Por fidelidad, nobleza y lealtad ganadas. Tales eran los adornos, las figuras, emblemas y geroglíficos. que componian y realzaban este soberbio y ostentoso túmulo, cuya elebacion total era de cincuenta y nueve y 'r' pies, siendo la del templo de ciento y dos en su mayor altura y el número de luces hasta cuatrocientos. Su vista era magnífica, grandiosa, é imponente, hallándose tambien rodeado en su pié ó zócalo de hachas sobre grandes blandones ó hacheros. >>

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HERALDICA BASCONGADA,

Terminado ya esteriormente el soberbio palacio provincial de Guipuzcoa han dado comienzo hace algun tiempo las obras de decoracion interior del mismo y deseando la Comision provincial que en la del salon principal estén representados con la

mayor fidelidad y exactitud los escudos de armas de todos los pueblos de este solar, s dirigió con fecha 7 de Mayo último á todos sus Ayuntamientos, interesando el envio de dibujos y descripciones detalladas de los títulos, insignias y divisas que lleva el escudo de armas de cada pueblo, con expresion de los colores y significacion de los atributos que lo constituyen, y la ampliacion de cuantos datos y noticias estimen convenientes para la más acertada realizacion del pensamiento.

La mayor parte de los pueblos han contestado ya á la patriótica excitacion de la Diputacion de Guipuzcoa, y, si bien los datos enviados no ofrecen muchos de ellos gran novedad, hay entre ellos algunos documentos curiosísimos, despachos históricos y heráldicos y certifi. caciones de armas, que merecen ser sacados del olvido en que yacen, empolvados en los archivos municipales, y puestos á disposicion de los amantes de las glorias del pais.

Obedeciendo á este interés, abrimos en nuestra Revista esta seccion de HERÁLDICA BASCONGADA, en la que reproduciremos los escudos municipales de armas mas interesantes del pais, dando á la par á conocer su historia y su tradicion; seccion que inauguramos hoy con el siguiente curiosísimo documento relativo á la villa de Lizarza, que magníficamente escrito en soberbio pergamino se conserva encuadernado en aquel archivo municipal y que ha sido enviado original á la Comision provincial, á los efectos expresados en la circular de dejamos hecha mencion.

Hé aqui este pintoresco y erudito documento:

que

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