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chos que aman su servicio y estan en la misma opinion, se determinase de procurar que esta cosa pasase á efecto, hay tan grandes dificultades é inconvenientes, que no se pueden remediar en la ejecucion de ello, que seria cuasi imposible; y por tanto yo suplico muy humildemente á V. M. que no se ofrezca en su respuesta á cosas demasiadas ni á lugares no bien seguros y sin sospecha, ni V. M. con cobdicia de llevar la cosa adelante, no se prende á hacer cosas perjudiciales á su estado y Persona Real, ni se deje mas engañar de las palabras de francéses; y sea V. M. cierto que en la prosecucion de este negocio guardarán menos verdad si pueden, que en ningun otro caso; y tengo por averiguado que su cartel y todo su pensamiento es tentar si podrán engañar por esta via, ya que tan avisado tienen á V. M. por todas las otras formas de negociar. Y pues el Rey de Francia es el que ha quebrado su palabra, fe y juramento, él es obligado á confiarse de V. M. y de su palabra Real, y V. M. no le pase por pensamiento fiarse de cosa que pueda tener sospecha de engaño ó de poca seguridad en este caso, porque si el Rey de Francia no piensa engañar ó usar de alguna cautela, yo creo que no saldrá á otros medios ni se satisfará con lo que sea razonable.

Y suplico á V. M. que para templar y amansar el deseo que justamente puede tener de vengarse vengarse de la persona de este enemigo comun y proseguir el género de batalla que V. M. ha deseado tener con él, vea que este no es bastante remedio para los males que ha causado y hace en el mundo, y V. M. considere cuanto debe á Dios y cuantos favores y vitorias ha recibido de su mano, y como debe procurar de tener muy clara y limpia su conciencia y su corazon para con su divina presencia, y en

derezar á su servicio todas sus obras, afecciones y deseos. Y pues que este género de batalla no es lícito entre cristianos como V. M. en Toledo en el caso de Valdevieso y en otros ha seido consultado por los de su Consejo, V.M. que ha de ejecutar y cumplir en la tierra la ley divina y dar ejemplo y ley á todos, no es razon que en su Real Persona quebrante aqueste precepto, pues que sin ofrecerse á notorios y evidentes peligros y á cosas no hacederas, no lo puede efectuar aunque quisiera,

Mayormente que no vemos utilidad pública que de ello se pueda seguir, y son evidentes muchos daños que se podrian causar en mayor turbacion de la paz universal de la que hoy vemos, aunque es muy grande. Porque si V. M. venciese al Rey de Francia como se debe esperar en Dios que seria, él no pierde nada porque está tan deshonrado y tiene tan mal nombre en el mundo, que en ser vencido de V. M. no perderia honra, antes sí puede decirse ganaria en haber tenido ánimo de combatirse con tan grande y animoso Príncipe, que ya sabe la clemencia y humanidad de que V. M. suele usar cuando es vencedor; y V. M. aventura en ello tantas y tales cosas, que no puede nadie acabarlas de pensar si la cosa se pusiese en tal discrimen.

Lo primero querer V. M. hacer hábile para combate á hombre tan deshonrado, y tan infame y perjuro como él, que demas de romper y quebrar su palabra, fe y juramento, osa poner en el cartel que él no es obligado á cumplir lo que prometió estando guardado, seyendo de ley, y obligacion natural, y precepto y usanza de las gentes, acostumbrado aun entre los infieles, que lo que un caballero promete por el beneficio que recibe en su deliberacion, es obligado á lo cumplir, ó por ello cae

en mal caso, cuanto mas habiendo fe y juramento y pu diendo él volverse á la prision si no podia cumplir, V. M. puede habilitar cuanto sea servido; pero crea que Dios ni las gentes no deben tener por hábile persona que tan mal siente de las leyes de la fidelidad y virtud; y aunque V. M. le habilitase para presentar cartel de desafio, no creo que le licencia para que afirmase en su escrito una tan falsa conclusion, pues que V. M. no vió lo que conte nia el escrito; y hombre vencido, prisionero y tan prendado no debia así ser admitido. Señor: dice el derecho canónico que entrar en estos campos, es tentar á Dios, y que van contra aquella autoridad que dice: Non tentabis dominum Deum tuum. Y en verdad yo creo que tomarla con tal persona es la tentacion mas que doblada, y aun manera de cuasi desperacion poner en ventura una cosa tan preciosa é inestimable como es la Persona de V. M. y su autoridad é Majestad Imperial y Real, contendiendo con persona tan mal estimada en el mundo tan aborrecida de sus súbditos y de los que no lo son, aunque sea Rey: y demas que á V. M. no es oculto que es tenido por loco y parlero, estimado por inconstante, y persona sin ser.

y

Demas de esto debe V. M. considerar que uno de los casos en que dicen no haber lugar á desafio, es cuando la cosa sobre que se contiende, está clara y no ha menester probanza para la averiguar; pues haber el dicho Rey jurado, prometido y dado su fe y palabra, V. M. lo tiene por escrituras auténticas que no se pueden contradecir ni negar: haberlo él todo quebrantado, al mundo es notorio, y hoy permanece en su dureza; pues ser él perjuro, infame y fementido, derechos son claros. Pues estando el fecho así, querer V. M. admitir y

habilitar tal persona, parece querer oscurecer y poner en duda su derecho trayendo la cosa á tal estado: y por la lealtad que á V. M. debo y verdad como á mi Señor natural, le debo decir que de mi flaco juicio V. M. ningun buen fruto puede sacar de llevar este negocio al cabo, antes creo que no lo podria ejecutar sin incurrir en asaz detrimento de la reverencia, y acatamiento y preeminencias que á su Cesárea é Imperial Persona son debidas, y esto mismo veo que sienten personas de buen celo y entendimiento; y no sé que mayor honra V. M. podria dar en esta vida al Rey de Francia, pues si V. M. mira lo que conviene á la conservacion del bien público de sus reinos, y que de su vida y salud pende la de todos sus súbditos, y la quietud, paz y reposo de sus tierras y estados, ¿parécele á V. M. que los dejaria bien remediados y consolados poniéndose en tal tentacion con un miembro de Satanás, sabiendo que está escripto que en aquestas batallas muchas veces el que tiene la verdad y la justicia es vencido, y por oculto juicio se da la victoria al menos esforzado? Y esta es una de las causas porque se reprueba el tal exámen como se podria mostrar por diversos ejemplos de historias antiguas y mas modernas; y por no ser enojoso á V. M. con mas larga carta, dejaré de poner otras causas que se podian traer, pues que escribirán tantos en este caso, que no será nienester alargarme.

Otra vez torno á suplicar humildemente á V. M. que por ninguna via V. M. se ofrezca á cosa que sea demasiada, ni se fie de sus enemigos ni de sus aliados ni afeccionados, ni de persona que con V. M. tenga negocios de intereses, y que V. M. tenga mas consideracion al bien público y á lo que conviene á todos sus súbditos,

que no á cumplir y ejecutar su voluntad y lo que su grande y ardiente ánimo le inclina, pues que tiene tanta obligacion á refrenar en este caso y aun negar su propia voluntad por el bien universal.

Y si V. M. todavía presupone que de esta causa se la de seguir paz é bien público en la cristiandad, querria saber que ángel se lo puede haber revelado, porque juzgándolo por la razon y por lo que leemos en casos seniejantes, no solamente no se suele conseguir paz por tal via..... para los presentes y subcesores..... de lo que se debia, y aun sé lo que mi hábito requiere. Reciba V. M. la lealtad y amor que á ella me fuerza, y Dios Todopoderoso inspire en el Real corazon de V. M. paz que se conforme con su santa voluntad, y le dé tan larga y bienaventurada vida como los suyos deseamos y he

mos menester.

Hoy rescibí otra letra de V. M., y á la hora se des pachó la provision en lo de los beneficios de los naturales de esos tres reinos conforme á lo que V. M. mandó, porque aquello nos pareció justo, y la lleva esta posta. De Madrid sábado 20 de junio. Muy humilde servidor y capellan de V. M. Q. S. R. M. B.J. Compostellanus.

CARTA DEL Arzobispo de toledo al emperador.

12 de junio de 1528.

C. M. La letra de V. M. de 9 de junio recibí y por ella ví lo que V. M. mandó que se me escribiese cerca del cartel de desafío que por el faraute del Rey de Francia se presentó á V. M.; y como quiera, Señor, que esta cosa es tan grande y tan nueva, no puede dejar de oirse y sentirse con mucha novedad, especial á la Emperatriz

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