Alcázares Reales de esta ciudad y en su Ayuntamiento y Congregación los RR. PP. Fr. Bernardo, Presentado en Sgda. Teología, de la Orden de Santo Domingo; Fr. Martín de Caso, Maestro en Sgda. Teología, de la Orden de San Francisco; Pedro Martinez de Barrio, Doctor en Derechos y el Bachiller Antón Ruíz de Morales, Canónigo de la Iglesia Catedral de esta dicha ciudad, pesquisidores de la Santa Fe Católica, por autoridad Apostólica y jurisdicción ordinaria, etc. Este religioso con el carácter indicado concurrió con sus compañeros, y alguna vez presidió por sí mismo a cinco Autos de fe en que fueron sentenciados varios reos, muchos de los cuales fueron quemados: siete, el 1 de Marzo de este mismo citado año en el Campo de la Verdad; nueve, el 2 de Mayo en el Campo de Marrubial; diez y siete, el 16 de Agosto junto a la Puerta del Rincón; uno, el 28 de Febrero del siguiente de 1484 en la Puente baja, donde también y no en el Campo de la Verdad, lo fué, después de degradado por el Obispo de Málaga, el tesorero Pedro Fernández de Alcaudete, judio protervo que dogmatizaba la ley de Moisés y otras heregías. (1) En 1482, la sorpresa de Zahara que costó harta sangre cristiana, vengada en la toma de Alhama; y comienza el período de reconquista, que se ha de coronar a los diez años en la Alhambra de Granada. Por lo que hace a nuestro propósito, copiamos una vez más el testimonio del tantas veces citado P. Laín; Los Reyes Católicos proseguían con ardor la guerra de Granada; habían ganado a los moros varias fortalezas, y este año, 1487, tomaron a Málaga con lo que casi se acabó de conquistar toda la frontera. Trataba la reina doña Isabel de fundar conventos de la Observancia en las principales ciudades que iba conquistando, y conforme se posesionaba de ellas hacía sus repartimientos de tierra y señalaba a nuestros religiosos los sitios donde habían de fundar sus conventos para cuyas fábricas contribuía generosamente con todo lo necesario. Los PP. Observantes en Capítulo general de Tolosa, de este mismo año teniendo noticia de la beneficcncia de la Reina sancionaron este decreto: Se determina que por consideración a los ilustrísimos Reyes de Castilla, si aconteciere que en el reino de Granada se ganasen lugares para nuestra familia, estos formen de por sí una Custodia o Provincia al arbitrio del próximo Capítulo. GUBERNANTIS, L. c.; III. 132. La Reina Católica que iba en el Cuartel general del ejército contra los moros de Granada estaba en Jaén el año de 1489. En esta ciudad recibió una embajada del emperador de Turquía en la que (1) P. Lain; L. c. cap. XIII. le enviaba a decir, que si no dejaba las armas y devolvía los pueblos tomados, él exterminaría todos los cristianos de sus dominios y destruiría los santuarios de Tierra Santa. El mensajero de tan funesta bravata era Fr. Antonio de Milán, Guardián de Jerusalén que mal de su grado tuvo que admitir la embajada por evitar mayores extorsiones. Los Reyes Católicos le honraron dándole ricas ofrendas para los Santos Lugares, y con él enviaron a don Pedro Mártir de Anglería para avisar al turco la justicia con que procuraban reconquistar el reino de Granada que habían usurpado los moros, y que además se asociarían con otros príncipes cristianos para llevar sus armas poderosas hasta Asia, donde vengarían cualquier agravio que él pensase hacer a la cristiandad, especialmente a los religiosos franciscanos de Tierra Santa. Por el mismo tiempo se hallaba en Jaén el Custodio Fr. Antonio de Sangrelinda tratando con la Reina la fundación de varios conventos de la Observancia en algunas ciudades recien conquistadas. Tratóse de las de Ronda, Baza, Guadix y Almería que estaba para rendirse. Y especialmente se dió comisión por el dicho Custodio a Fr. Antonio de Villafranca para que tomase posesión de la de Málaga para la cual ya los Reyes habían señalado sitio. El 12 de Agosto de 1484, moría Sixto IV. Le sucede Inocencio VIII, y a este, tras un breve pontificado de cuatro años, el español Alejandro VI, 1492-1503. La historia, aun después de concienzudas rectificaciones, ha formulado juicios gravísimos sobre la conducta y costumbres de uno y otro. Era el ambiente de la época. No obstante, poseyeron altas virtudes políticas, y en lo que respecta a España sus nombres están unidos a los más gloriosos triunfos de nuestros Reyes Católicos. El primero, concediéndoles las gracias espirituales de la Cruzada y las rentas con los maestrazgos de las Ordenes militares, impulsó la conquista de Granada; el segundo, en documentos célebres que han pasado a la historia, consagró las conquistas del descubrimiento de América y autorizó la ansiada reforma de las Ordenes religiosas, especialmente la de los Conventuales fran ciscanos. En la gobernación suprema de la Orden se suceden dos Ministros generales, italianos de nacionalidad. El primero, Rdmo. Fr. Juan Zaneto de Udine, 1469-75. Desempeñó su oficio, muy a satisfacción de la Orden, especialmente de los Observantes, a los que favoreció con todo afecto. Expidió en consecuencia un decreto en forma de Circular, mandando bajo graves penas que todos los religiosos de la Observancia que en los años anteriores se habían pasado a la Conventualidad volviesen a la misma Observancia. Murió obispo de Tarbis, 1483. El segundo, Rdmo. Fr. Francisco Nanio, vulgarmente conocido por el epíteto de Sansón que le dió el Papa en una de aquellas disputas tan agitadas entonces sobre la Concepción Inmaculada de María, tiene el generalato más largo en la historia franciscana, 1475-99. Niño de ocho años, fué acogido en el convento de Sena y a edad competente ingresó en la Orden. Completó sus estudios en Bolonia, y adquirió bien pronto gran celebridad dentro y fuera de la Orden. Conventual de educación y de temperamento, favoreció el desarrollo de la Observancia, pero nunca transigió con los proyectos reformistas de Isabel la Católica. Los historiadores españoles, le han tachado de ambicioso y groseramente autoritario. Cuentan que vino a España para defender la causa de los Conventuales, y que perorando con poca discrección ante la Reina hubo esta de decirle; -¿Habéis pensado, Padre, lo que estais diciendo? Sabéis con quién hablais? A lo que contestó; —Sí, señora, lo he pensado muy bien; y sé aún mejor que estoy hablando con la Reina doña Isabel, que es ceniza y polvo como yo—. Y que volviendo las espaldas, salió de palacio. En realidad, es una anécdota desprovista en sí misma de toda veracidad histórica. Waddingo y los demás cronistas de la Orden, prueban que el Ministro general Sansón nunca estuvo en España; pero es lo cierto que su conducta en el asunto hizo muy probable el episodio. La reforma se hizo a su despecho o contra su voluntad. Nunca quiso admitir dignidades eclesiásticas que insistentemente le ofrecieron, pero se aferró al generalato de su Orden hasta su muerte acaecida en Florencia, 27 de Octubre de dicho año, a los 85 cumplidos de su edad. En tanto, la Providencia deparaba a la gran Reina, del seno de la Orden franciscana el hombre de carácter, de consejo y de acción que para su espíritu y para las empresas que llenan los últimos doce años de su reinado necesita ba, Fr. Francisco Jiménez de Cisneros. En rigor, este episodio pertenece a la siguiente época, pero tiene en este período sus raíces, y aquí hemos de dibujarle para mayor claridad de los principios que venimos exponiendo y para dejar expedita la relación de otros acontecimientos más interesantes y concretos que nos llaman y subsiguen en la Historia de la Rábida. No nos detendremos a describirle con la extensión que merece, ni tampoco hemos de escudriñar por cuáles medios llegó a encarnar el tipo y la personalidad del genio de su patria y de los ideales de su Orden, en el siglo más glorioso de nuestra historia. Sólo algunos rasgos, a nuestro objeto. Nació en Torrelaguna, arzobispado de Toledo, de familia honrada, ni plebeya ni aristocrata, clase hidalga y cristianos viejos. Estudió en Salamanca y recibió órdenes sagrados en Roma de donde volvió con un breve o facultad pontificia para el primer beneficio eclesiástico de la Santa Sede que vacase. Desde este momento su vida es una serie de contrastes; Tomó posesión en forma de derecho y en perfecta justicia del arciprestazgo de Uceda, pero el poderoso e indomable arzobispo Carrillo le reduce y mantiene en prisión seis años consecutivos. Están frente a frente los dos hombres de mayor tesón. Cisneros cede cuando le ofrecen a cambio una canonjía en la Catedral de Sigüenza. Don Pedro González de Mendoza le nombra desde Sevilla, primero, y de Toledo después, su Vicario y Provisor; el conde de Cifuentes le entrega la administración de sus estados; tiene ante sí una carrera tan brillante como podía apetecer. Pero es entonces cuando se descontenta de sí mismo y de cuanto le rodea y decide ingresar en la Orden de San Francisco. Su primer biógrafo, que le trató en vida, expresa los motivos; No faltó causa para esta inspiración divina, conocer que tenía fuerzas para remediar muchas cosas que andaban en España quebradas y mal regidas o mal puestas en orden, especialmente las letras que había gran falta; el estado de la Iglesia, sus ministros y jueces, y otras particularidades en la gobernación de la república, que se platicaban mal por defecto de buen celo en las personas que lo trataban. Y visto que Dios le había dado el conocimiento para lo sentir, y deseo para lo remediar y que no le dió tal aparejo para entender en ello, imaginó que sólo era porque todo lo tuviese por extraño de si sino la salvación de su alma. (1) Pidió el hábito en el pobrísimo y solitario convento de la Salceda, 1484, pero el P. Provincial le lleva a San Juan de los Reyes donde hace el año de noviciado. Consigue luego que le manden al otro aun más pobre y solitario del Castañar; trata de pasar desconocido, y sus hermanos de Comunidad le eligen Guardián. Se traslada a la Salceda, con el propósito de negarse al trato de criatura humana, pero el Capítulo Provincial le manda por obediencia que de nuevo acepte allí el mismo cargo guardianal. En este retiro le sorprende el nombramiento de confesor de la Reina. El citado P. Quintanilla refiere el hecho; En este tiempo los Reyes Católicos ganaron el reino de Granada a 2 de Enero de 1492; era confesor de la Reina doña Isabel don Fr. Fernando de Talavera, religioso jerónimo y obispo al presente de Avila y eligiéronle por primer arzobispo de Granada, causa bastante para no poder asistir a su Majestad. Como la Reina desease acertar en la elección de un confesor que fuese de las partes y calidades que para el descanso de su conciencia convenía, acudió para mejor conseguir su intento al Cardenal don Pedro González de Mendoza, que era el todo de estos Reyes y en particular privado y muy favorecido de doña Isabel, y como su Alteza sabía que por muchas experiencias el Cardenal conocía los sujetos de calidad y prendas en todos sus reinos, le encomendó con muchas veras le buscase un confesor, y que pusiese los ojos en una persona de partes y calidades de virtud, letras, prudencia y santidad.... Respondió el Arzobispo que tenía uno con las calidades que pedía su Majestad y otras muchas de más importancia; hizo una breve relación de la vida, de su sangre, virtud, letras, prudencia, santidad, autoridad y buen celo, y concluyó con decir que este era Fr. Francisco Ximenes de Cisneros religioso de la Orden de San Francisco, Guardián de la Salceda..... Mandole la Reina que aceptase el cargo de confesor, pero Cisneros le impuso condiciones y fué necesario un breve pontificio obligándole a seguir la corte. En 1494 se celebra Capítulo Provincial, en Burgos; (1) FLORIÁN DE OCAMPO, citado por P. Fr. Pedro Quintanilla, El Humilde Ensalzado..... Vida, etc. Lib. I. cap. VI. |