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los castellanos, y puso guardias en las puertas de la villa; pero las casas del arraval fueron saqueadas sin dejar en ellas cosa alguna de las que no havían podido retirar los de la villa, que no fué de poca consideración, por ser casas de zurradores y haver mucha mercadería en ellas, que después las vendió la milicia bien varato. La villa estava riquísima, porque siempre havía tenido propicios los generales, y con la provisión de los exércitos havía adinerado mucha cosa.

Pasó la Mota con su exército á Constantí, en donde havía una guardia numerosa; sitiaronle, y en pocos días se rindió con pactos mui generosos, de cuerda encendida y bala en boca; lo mismo sucedió con la guarnición que estava en Salou, y asimismo se fueron retirando todos los castellanos á Tarragona que estavan extendidos por el Campo, que siendo muchos y reducidos á una plaza, se fortificaron bellamente con va

la ay; cavalleria francesa 390 cavallos; la compañia de Amat 95 cavallos; Y assi advierta V. M. á dalgun amigo de confiansa que esten vigilantes, y que hechen el resto mientres pueden, que si queda vencida la Provincia, serán tratados peor que no lo fueron los moriscos.

El de la Mota tiene fama de buen soldado, que assi lo escrivió el de Nochera, el qual procura la fortificacion de Caragoça.

Tambien escribió Ro, que el Principe Condé avia de entrar en RoseIlon, y que estava aziendo junta de gente por los avisos tenia, pero que despues deste aviso tuvo otro que el Francés quedava sin fuerzas ni poder, que por sustentar á Cataluña havia echado el resto, y que él obedeciendo las Reales órdenes tendria á punto la artilleria y gente de guerra, para aser la faction à su tiempo (no se esto lo que es). Dios lo encamine y á V. M. me guarde como puede y yo deseo. Madrid Mayo 14 de 1644. (Siguen dos líneas borradas.)»

La dirección, salutación y firma autógrafa de la carta, fueron borrados en la Diputación, según he advertido.-En el reverso de la carta original, y puesto por la Diputación, dice:

«Madrid-1644. de 14 á 31 Maig-lo confident.»-(Archivo de la Corona de Aragón. Generalidad de Cataluña. Cartas comunes originales, 1641, Mayo.)

(2) Concertáronse, querrá decir.

rias fortificaciones en circunbalación de la Plaza, de calidad, que siendo numeroso el exército de la Mota, jamás se atrevió á intentar asalto ninguno; bien que bloqueó la Plaza de modo que no eran dueños de salir un paso de ella, aunque por la numerosa guarnición y favorable del terreno se mantubo Tarragona inexpugnable (1).

CAPÍTULO 105.

ENTRA EN ROSELLÓN EL PRÍNCIPE DE CONDÉ Y MARQUÉS DE ASPERNAN CON NUMEROSO EXÉRCITO, Y SUS VICTORIOSOS PRINCIPIOS.

Á últimos de Junio del año 1642, entró en Rosellón por la parte de Narbona el S. or Príncipe de Condé con el Marq. de Aspernan, governando mil cavallos y cinco mil infantes, gente veterana y de tanto valor como acreditavan los Cavos. Salieron los castellanos á el encuentro en un sitio que llaman Castillo Roselló (2): travóse una sangrienta escaramuza, y, por último, los franceses hicieron jugar con vala de mosquete

(4) Como ampliación de las noticias que da Parets en este capítulo y siguientes, véanse APÉNDICE 1, La guerra en el campo de Tarragona y frontera del Ebro, y también APÉNDICE II, El sitio de Tarragona, donde cronológicamente imprimo los documentos más curiosos que he encontrado referentes al período de tiempo que discurre desde la salida de la Motte á campaña, hasta el levantamiento del bloqueo de dicha ciudad, merced á la victoria obtenida por la escuadra de Felipe IV sobre la armada francesa. Véase al propio tiempo la continuación del precioso Diario de la guerra que figura en el APÉNDIDE VIII.

(2) Dicho sitio, conocido hoy por los nombres de Tour de CastellRoselló, ó Tour de Château-Roussillon, es un despoblado arqueológico que se encuentra en el camino que de Perpiñán conduce á Canet. Los restos de una torre del siglo XII y una pequeña iglesia románica, es lo que queda de la población de la Edad Media Castrum Ruscinonense y Rossiliona, bija de la famosa Ruscino, citada ya en la guerra hannibaliana, y la que dió nombre á toda la comarca.

unos cañones y piezas que traían ocultos entre unas ramas en el cuerpo de las tropas, ocasionando en los castellanos gran mortandad, con que fué preciso retirarse á Perpiñán con catorce carros de heridos y muertos. Pasaron los franceses á batir el castillo y villa de Canet, que se rindió con gran pérdida de los castellanos; y asimismo las villas de Argelés, Palau y la Roca, que todo sucedía mui en nuestro favor y gloria del Exército francés, al qual se agregaron muchos paisanos que servían á su misma costa en favor de la Provincia, portándose con tal valor en los sucesos de dichas villas, que los señores Condé y Aspernan les señalaron sueldo de Rey y pan de munición. Pasaron de allí á Elna, donde havía una guarnición de mil y ducientos hombres entre napolitanos y otras naciones, que se rindieron con pactos mui honoríficos, encaminándose á Perpiñán; y con gran estavilidad concedía el S. or de Condé estos pactos, como fuera aumentar el número (de gente) en Perpiñán, á fin de que se consumieran las provisiones más presto, por el designio que llevaba de sitiarla á la larga: fortificóse en Elna, camino real de Colibre, y tomó todos los puertos por donde podían entrar mantenimientos á Perpiñán, castigando severísimamente á quantos intentavan llevarlas, y oprimiendo asimismo á quantos intentavan salir de las fortalezas (1).

(4) Enrique de Borbón, Principe de Condé, nombrado Gobernador del Languedoc para estar al cuidado de las ocurrencias en Cataluña, penetró en el Rosellón al frente de un ejército, como cuenta Parets, cuyo texto puedo aumentar con los documentos que figuran en el APÉNDICE IV, Condé en el Rosellón. Importantes son también, y relacionadas con dicha campaña, las cartas de Richelieu á Condé continuadas en el APENDICE II, El sitio de Tarragona.

guna, tenían noticia los castellanos de los aprietos, y así se juntaron en los Alfaques catorce galeras de España, catorce de Nápoles, seis de Sicilia y siete de Génova con cinco bergantines, aguardando que el mar estubiera en calma para que, no molestándolas los navíos franceses, pudieran lograr la ocasión de entrar el socorro: tubiéronla favorable la mañana del día 4 de Julio de 1641, que hallándose tan vecinas á Tarragona, embistieron al remo con tal furor por la parte de los navíos franceses, que sin molestia alguna se entraron en el puerto; y sólo el navío Almirante de Francia pudo dispararles tres cañonazos, con los quales lesio(nó) algo la popa del real de España. Parecióle al Marq. de Villafranca que no estavan seguras las galeras en el puerto; y así dejando once, que eran las de la provisión, zarpó con las demás á toda furia, bien que en la escaramuza que se trauó con las galeras francesas, perdió el de Villafranca una llamada S." Diego, que la rindió otra llamada la Reyna, en que se hallaron 200 sacos de vizcochos y alguna poca de infantería; las que quedaron en el puerto fueron siete de Génova, dos de Sicilia, una de Nápoles y otra de España: las siete primeras cargadas de mantenimientos, y las quatro de infantería entre todas las 40 galeras traían siete mil infantes.

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Mosiur de la Mota con su exército miró toda la historia desde tierra, con harto desconsuelo suyo, y así resolbió marchar con sus tropas á la torre de Mongons, á donde asistían el Diputado y Conseller. Adelantóse la Mota con cavallería catalana y francesa al sitio de la Cruz, entre Tarragona y el Mar, para impedir el desembarco de la milicia por la parte de Tamarit, y encontrando mucha soldadesca que estava de guardia en sus puestos, la hicieron retirar dentro Ta

TOMO XXIII

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rragona, con tal prisa, que dejaron muchos mosquetes y picas por el campo: el Excmo. Señor Arzobispo de Burdeus, General de Mar, empezó á disparar contra la galera, que havía refrescado el tiempo con tal furia, que en breve rato se gastaron pasadas de tres mil balas. Asimismo embió en diferentes ocasiones cinco burlotes para pegar fuego á las galeras: por los forzados que huieron de las galeras en el discurso de la pelea y pasados á nuestro campo francés, se supo que, entre las valas y embestidas de los baluartes, havían quedado casi inútiles las galeras y perdida infinita mucha gente, así chusma como milicia; pero como era mucha, entró socorro de gente y víveres en la plaza, aunque poco, porque al llegar al puerto dieron las proas con tanta furia en tierra, entrando mucha agua y malogrando el mantenimiento, que se acomodaron de estas once, siete galeras, una de las quales governava D. Manuel Alba, hijo de Barcelona, y que la plaza quedava algo socorrida de gente y mantenimientos (1).

CAPÍTULO 107.

SOCORREN SEGUNDA VEZ LOS ESPAÑOLES Á TARRAGONA.

Viendo los Castellanos que el primer socorro no se havía logrado enteramente, se dispuso el segundo con navíos y galeras, viendo que el de Burdeus permanecía delante Tarragona con sus diez y nueve galeras y otros tantos navíos, y así, recogiéndose en los Alfaques las veintiocho galeras que havían quedado y

(4) Véase APENDICE II, El bloqueo de Tarragona, relacionando dichas noticias con el citado APÉNDICE NÚM. I, La guerra en el campo de Tarragona y fronteras del Ebro, y otro APENDICE, el VIII, Ejército español. Diario de la guerra.

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