Imágenes de páginas
PDF
EPUB

VARIANTES

DE LA EDICIÓN DE SEVILLA 1613

5

Ha parecido útil indicar algunas variantes importantes de la edición de Sevilla 1613, primera en que se ha cambiado el texto primitivo. El cotejo con la de 1595 enseñará cuánta diferencia hay entre las dos

ediciones.

EDICIÓN DE SEVILLA 1613

Capítulo I, folio 2 (compárese arriba, pág. 2): Hízose esta ciudad famosa, rica y populosa hasta el infelice tiempo en que el Rey don Rodrigo perdió a España. Lo qual no se declara por no ser a propósito de nuestra historia. Sólo

diremos...

Capítulo I, folio 5 (comp. arriba, pág. 531): Señor: holgaría que tu Alteza me 10 diesse licencia para hazer una entrada en tierra de Christianos en los campos de Lorca, Murcia y Cartagena: que confiança tengo de venir con ricos despojos y cautivos. El Rey le dixo: conocido tengo tu valor, y te otorgo licencia como lo pides, y también porque se exercite la gente de la guerra; pero temo mal sucesso porque son muy soldados los Christianos de estas tierras que quieres correr. Respondió Abidbar...

15

20

23

Capítulo II, folio 15 v. (comp. arriba, pág. 1030): Pero el cavallero Lisón se defendió con gran destreza, y ofendió y acosó de suerte al Moro, que en poco rato le hirió en dos partes. Y como se vido herido, se encendió en más cólera, y procuró la muerte al contrario.

Capítulo II, folio 16 (comp. arriba, pág. 11,8): La batalla estava sangrienta, porque avía tantos cuerpos de hombres y cavallos muertos que apenas podían andar: y con los alaridos, vozería y polvareda casi no se podían ver, pero no por esso dexaran de pelear con mucho esfuerço ambos exércitos. El valiente Alabez...

Capítulo IV, folio 23 (comp. arriba, pág. 2721): Y a quien más pesó deste desafío fué a la hermosa y discreta Fátima, de linaje Zegrí, que amava mucho de secreto a Muça. Pero él adorava a la hermosa Daraxa...

Capítulo VI, folio 39 (comp. arriba, pág. 4535): lo qual él sentía mucho, y lo
mostrava hasta en los trajes y vestidos, porque conforme á la passión que sen-
tía, assi traya el vestido: y por él juzgavan los Cavalleros y damas de Granada
los efectos de su causa, y de sus amores...

Capítulo VI, folio 40 v. (comp. arriba, pág. 4720): No fué tardo el bizarro Moro
en su yda y llegándose quanto pudo al balcón muy gozoso: le dixo su dama:
«¿Cómo, Zayde, todavía perseveras? ¿No sabes que me infamas? Advierte la nota
que das. Considera que mis padres me tienen puesta en vida estrecha. Vete
antes que seas sentido dellos, porque an jurado, que si no ay enmienda, que
me an de embiar a Coyn. Y no imagines que te he olvidado, que tan en mi alma 10
te tengo como antes. Passen estos nublados, que Alhá nos embiará bonança,
y queda con él que no puedo estar más aquí. » Y llorando se apartó de su
amante dexando a su amado Moro en tinieblas...

15

Capítulo VI, folio 41 (comp. arriba, pág. 4737): En este sarao y fiesta se halló
el gallardo y bizarro Zayde, Cavallero Abencerrage, el qual amava a su bella
Zayda, y ella á él, y era en tanto extremo el amor que se tenían, que no exce-
día un punto de su gusto el uno del otro; y entreteníanse ambos sin gozarse
con solo el verse y hablarse hasta que llegase el venturoso día de su desseado
casamiento. Un día la bella mora hizo una trença de sus hermosos ca vellos (que
eran más que ebras de oro de Arabia), y con sus propias manos se la puso en el 20
turbante a su querido Zayde...

Capítulo VI, folio 47 (comp. arriba, pág. 5518): Y con mucha razón eran tan
queridos de damas, porque todos ellos eran galanes, gentilhombres y hermo-
sos, dotados de mucha discreción, muy bien criados y de muy buenos respe-
tos. Ninguno llegava a qualquiera dellos con necesidad que no se la reme- 25
diasse. Deshazedores de agravios. Quietadores de la república. Padres de huér-
fanos. Amigos por estremo de la conservación y obediencia a sus Reyes devida.
Eran muy amigos de Christianos, y por esta y otras muchas causas eran tan
queridos de todo el Reyno...

Capítulo VII, folio 54 (comp. arriba, pág. 64,): Pero yo os certifico, señora 30
de mi libertad, que es mayor la guerra que en mi alma y pensamiento haze
vuestra beldad y hermosura. Muerto me an vuestros ojos de amor. Mi pecho se
abrasa y arde en amorosa llama; si no acudís al remedio, sin duda morirme; re-
cebidme en vuestro servicio, bella señora; no seáys ingrata a mi amorosa volun-
tad; y suspirando cessó en su plática. Galiana estuvo atenta...

Capítulo VIII, folio 57 (comp. arriba, pág. 682): Quando el Maestre vido al
Rey y a la Reyna, y a las damas, alçó la celada y hizo la reverencia devida. Y
por todos conocido le fué hecha cortesía. Hecho esto puso el Maestre un pen-
doncillo roxo en la punta de la lança, que era señal de batalla. Mostafa, alcayde
de Almería, pidió licencia al Rey...

35

40

Capítulo IX, folio 74 (comp. arriba, pág. 88,): No tengo cuenta con esso (res-
pondió Fátima); pero si aora le a ydo mal, podrá ser que le vaya bien des-
pués, y tanto que te pese, lo qual veremos al fin. Bien dizes (dixo Xarifa) y
esso aguardo y cree que los buenos principios siempre traen buenos fines. Esso
niego (dixo Fátima) y espero que me dirás que tengo razón por este símil. Bien 45
as visto o oydo, que un enamorado galán (en las primicias de sus amores) sirve
a su dama con gran cuydado, siendo puntual en darla gusto, en regalarla, en
darle músicas, en rondarle la casa y en idolatrarla. Házele mil promessas que

5

5

10

13

20

mientras más fuere, más le servirá y querrá: y que tan imposible será el dexarla,
y quererla, como dexar el Sol de calentar en el estío, y querer arrebatar con
la mano la luziente Luna de su lugar: y como mover montes de una parte a otra
en un instante: y otros muchos impossibles que dizen. Y sobre todo el casarse
con ellas. Todo con motivo y fundamento de gozar la dama a quien dessean. La
inocente obligada con obras y promessas entrégale su libertad, viene en su
deseo y gózala. Aqueste son buenos principios Xarifa? Ella respondió: Sí. Dixo
Fátima. Pues a penas a gozado la rendida dama el fraudulento amante, quando
porque passando un Cavallero por su casa le quitó el bonete, por cortesia: di-
ciendo luego, que es su galán, y que no se admira, que quien le entregó su
onor a él lo entregará a muchos. No queriendo advertir el perverso y femen-
tido amante, que debaxo de sus promessas y juramentos se le rindió la desdi-
chada dama. Y aun en más fuerte caso (mira Xarifa quánta es la malicia de los
que esto usan y traen por flor) que por solo que le dió algún rayo de sol en su
balcón, desisten de la amistad de la recogida Dama, y la dexan burlada, presa
de amor y desonrada: por cuya causa viene a tener desastrado fin. Son éstos
buenos fines? No por cierto, dixo Xarifa: y confiesso ser assí lo que dizes, y
passar assí oy en el mundo, y conozco yo algunas hijas dalgo pobres, cuya her-
mosura an gozado algunos Cavalleros, y sólo por ser pobres les an dexado, y
están arrinconadas y perdidas para siempre. Y assí devemos las Donzellas es-
carmentar encabeça agena, y no creer a nadie de ligero, si no yr con el gusto
de nuestros padres. Y si te parece, miremos a los justadores...

Capítulo IX, folio 76 (comp. arriba, pág. 89.): Y Sarrazino se salió de la plaça,
junto con los Cavalleros que le acompañaron. Abenámar mandó poner los ricos
25 despojos a los pies del retrato de Fátima, su señora, sonando al poner los mu-
chos instrumentos músicos. El gozo y alegría que sintió la discreta y hermosa
Fátima fué grande por la alcançada vitoria, y más quando vido a los pies de su
bello retrato trofeos tan ricos y estimados. Aunque todo este regocijo lo cele-
brava entre sí por dissimular el mucho amor que tenía a Abenámar, porque
30 ella no quería que con certidumbre supiessen lo que sospechavan: en lo qual
era de diferente gusto que las otras Damas de palacio, que se holgavan que sus
negocios supiessen...

Capítulo XI, folio 102 (comp. arriba, pág. 12445): Muy atento avía estado
Muça a las palabras del nuevo Christiano, y tanto sentía su mal que no pudo
35 dexar de hacer un muy tierno sentimiento considerando el estado en que es-
tava un tan valeroso cavallero: y verle tendido en el duro suelo rebolcándose
en su sangre, de la qual avía un lago, y sin poder restañar la poca que le que-
dava. Y llegándose á él para consolarle, vido cómo el nuevo convertido hizo la
señal de la Santa Cruz y la besó, diziendo liesus, rindió el alma a su Criador.
Lastimóse tanto de ver al nuevo Christiano muerto, que derramó muchas lá-
grimas sobre el difunto, con el dolor que tenía de la muerte de su caro amigo...
Capítulo XII, folio 112 (comp. arriba, pág. 1338): Puestos los cavalleros en
cura, se partió Muça a Granada, llevando el cavallo de Albayaldos. Y a puestas
de sol llegó a la ciudad, y entrando por ella se reboçó con el cabo del capellar
45 por no ser conocido. Y assí llegó a la Alhambra, agora que el Rey su hermano
se sentava a cenar...

40

Capítulo XIII, folio 140 (comp. arriba, pág. 16933): Desta suerte va este ro-
manze diziendo, pero éste y el passado contienen una cosa en sustancia. Y aun-

que son viejos, es bien traerlos a la memoria, para que quien ignora el fundamento de la historia lo sepa. Sucedió esta batalla...

Capítulo XIII, folio 148 (comp. arriba, pág. 173,): Pues vámonos a la ciudad (dixo el fácil Rey) y se dará la orden que pide mi vengança. O desdichada ciudad, y qué rebuelta y cisma se te ordena por dar crédito al mal aconsejado Rey, a las Sirenas que le cantavan al oydo. Con esto partieron a Granada, y en entrando en la Alhambra, se fueron al palacio Real, a donde la Reyna con sus damas le salieron a recebir...

Capítulo XIII, folio 157 (comp. arriba, pág. 182): Pues como viesse Muça la mayor parte de la ciudad reduzida a su voluntad, para que bolviesse su hermano a ser obedecido, procuró saber a dónde estava. Y supo cómo se avía retirado al cerro del Sol, a una mezquita que estava allí, huyendo de la voz que oía, cuando dezían todos: muera el Rey y los traydores.

5

10

Capítulo XIV, folio 164 (comp. arriba, pág. 1906): A lo qual respondió la Reyna: «Mientes como traydor tú y todos vosotros, y yo confio en el poderoso 15 Alhá que ha de descubrir la verdad y os a de costar caro...

« AnteriorContinuar »