Imágenes de páginas
PDF
EPUB

ba. Y á la verdad no reinaba ya en Aragon el entusiasmo ni el vigor que en otros tiempos para la defensa de sus antiguas libertades. La representacion nacional, á cuyo abrigo respira y se mantiene el espíritu público, no se juntaba como antes en épocas fijas y cercanas, sino cuando placia al monarca. El historiador Cabrera, hablando de las cortes celebradas en Monzon por los años de 1563, dice que fueron muy litigiosas por haber muchos años que no las tuvieron (1). El Justicia de Aragon no era ya un elemento conservador, como antes, un antemural donde se estrellaba la arbitrariedad del trono; sino un magistrado con grande autoridad judicial y casi ninguna política.

[ocr errors]

En Castilla los procuradores de las ciudades eran los únicos que aun solian atreverse á hablar como sus antepasados (2); ¿pero qué podian valer

(1) Historia de Felipe II, libro 6, capítulo 16, página 336.

[ocr errors]

(2) El señor Marina en su Teoría de las córtes, tomò II, página 427 dice lo siguiente: "Mas todavia como no sea posible que se amortigue al instante el espíritu público de una una nacion generosa, ni que se apague de repente el fuego del patriotismo, los procuradores de estos reinos no dejaron de hablar con su acostumbrada energia ante la presencia de la magestad imperial, y de reconveTomo III. 9

los débiles acentos del patriotismo contra un poder terrible, apoyado en la fuerza militar, y en la autoridad teocrática de la inquisicion? La sociedad española se habia transformado enteramente. No era ya un cuerpo vigoroso y lozano que saliendo de la anarquia de la edad media, y renunciando á unas instituciones mal enlazadas, de contrapuestos intereses locales, se regulariza para

nir á Carlos, primero sobre sus escesos y prodigalidad en las córtes de 1523, 1527, 1538 y otras. Lo mismo hicieron con el rey Felipe II, que tal vez excedió á su padre en orgullo y despotismo, y cuya política maquiavélica y carácter suspicaz era mas formidable. Los representantes del pueblo bien lejos de intimidarse, superiores á sí mismos, y á todas las consideraciones humanas, le dijeron en las córtes de Valladolid de 1558, peticion 4.a: "que de haber tenido tantos años la magestad imperial su casa al uso y modo de Borgoña, y V. R. M. la suya como la tiene al presente con tan grandes costas y escesivos gastos, que bastarian para conquistar y ganar un reino; se ha consumido en ellas una gran parte de vuestras rentas y patrimonio real, y recrecídose muchos daños....... y en las de Toledo de 1559 y 1560, peticion 3.a: "señor, los gastos de vuestro real estado y mesa son muy crecidos, y entendemos que convenia mucho al bien de estos reinos, que V. M. los mandase moderar, asi para algun remedio de sus necesidades, como para que de V. M. tomen ejemplo todos los grandes y caballeros y otros súbditos de V. M. en la gran desórden que hacen en las cosas sobredichas."

someterse á un poder central, sin perder los derechos de una libertad pacífica y bien entendida: esta era la grande obra de Isabel. Sus despóticos sucesores ahogaron aquella libertad, y el pueblo oprimido, pobre y desalentado, fue poco a poco avezándose al yugo de una ignominiosa servidumbre.

á

CAPÍTULO VIII.

Estado de la monarquia en el reinado de Felipe III.

Felipe III habia heredado una monarquia mas

vasta que el imperio romano en los tiempos de su mayor poderio; tranquila en el interior por el rígido gobierno del antecedente reinado; en paz con la Francia, segun dije mas arriba, y descargada de la molesta soberania de los Paises Bajos, que Felipe II habia cedido á su hija Isabel, prometida esposa del archiduque Alberto. Pero esta agigantada monarquia, tan poderosa al parecer, habia perdido en el siglo XVI su antigua organizacion política, y là administracion económica de los reyes católicos.

Carlos V lanzando de la representacion nacional dos poderosos elementos, el clero y la nobleza,

de

solo habia dejado el de las comunidades, debilitado ya con el desastre de Villalar, y esta manera el principio monárquico quedó victorioso y preponderante. A consecuencia de las contiendas religiosas, y de la exaltacion del catolicismo en la Península, el clero español contento con sus riquezas, escudado con la inquisicion y los jesuitas, aumentaba de dia en dia su poder y consideracion en la sociedad, sin echar de menos el lugar que habia ocupado en las antiguas cortes.

Entró á reinar Felipe II, y viendo un clero tan poderoso, parecióle lo mas conveniente y seguro sentar su trono sobre esta base teocrática, la mas respetable para el pueblo español, á fin de que las dos autoridades se sostuviesen mutuamente procediendo de comun acuerdo. Consumóse en tonces la obra del poder absoluto; y la nobleza privada de la antigua consideracion política y prepotencia feudal, se resignó á servir al monarca, buscando la gloria en los campos de batalla, ó bien ostentando su antiguo esplendor y á veces sus talentos en los vireinatos, embajadas y supremos consejos de la corte.

La nacion sola era la mal parada y perdidosa en estos grandes trastornos políticos. Carlos V y Felipe II se dieron tanta priesa á consumir la riqueza pública en sus quiméricos proyectos de ambicion, que á principios del siglo XVII la na

« AnteriorContinuar »