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antiguo predominio. Reprimió la audacia de los piratas berberiscos con la toma de Mazarquivir y Orán, con el establecimiento de arsenales en los pueblos marítimos del Mediodia, y con el equipo de una respetable armada en el Mediterráneo. Con igual actividad puso á recaudo el reino de Navarra amenazado por los franceses y el rey desposeido Juan de Labrit, enviando un cuerpo respetable de tropas, y haciendo desmantelar todas las villas y ciudades de aquel reino, escepto Pamplona; con lo cual evitó que se hiciera de nuevo independiente. No fue menor el celo que empleó el cardenal en la reforma del estado eclesiástico, cuyas costumbres se mejoraron estraordinariamente, y cuya aplicacion á los estudios produjo despues insignes varones en el ministerio pastoral y en las tareas literarias. Ultimamente Jimenez dió gran impulso á la civilizacion intelectual con la agigantada empresa de la Biblia poliglota, y el suntuoso establecimiento literario de Alcalá, donde fundó y dotó cuarenta y seis cátedras, de toda especie de enseñanzas, dejando para sostenimiento de las mismas catorce mil ducados de renta.

Pero ya iba á cesar el gobierno de este hombre estraordinario. Carlos habia celebrado en Noyon un tratado de alianza con Francisco I rey de Francia; y el emperador Maximiliano, no pudiendo habérselas solo con los franceses y los vene

cianos, hizo con aquellas dos potencias un tratado, el cual puso fin á la sangrienta y larga guerra que habia promovido la liga de Cambray. Deteníase no obstante Carlos en Flandes, porque sus ministros flamencos tenian interes en que dilatase su venida, por cuanto allá se gastaban las rentas de España, y ellos reportaban grande utilidad. Por otra parte temian al cardenal Jimenez, cuyo talento, integridad y elevado ánimo le daban sobre todos un grande ascendiente. Parecíales probable que estas eminentes calidades unidas á la reverencia debida á sus años y oficio, inspirasen respeto y consideracion á un príncipe joven, que animado tambien de nobles y generosos sentimientos, pudiera prendarse de las virtudes del cardenal, con mengua del influjo que ellos tenian. Al fin las repetidas instancias de aquel, los consejos del emperador Maximiliano, y las impacientes murmuraciones del pueblo español, determinaron el embarque del rey Carlos, acompañado de su primer ministro Chevres (llamado por los historiadores españoles Xebres), y de un brillante y numeroso séquito de nobles flamencos (1).

Aportó el rey á Villaviciosa en Asturias, donde desembarcó el 19 de setiembre de 1517, sien

(1) Robertson's, History of Charles V, lib. 1, edicion de los clásicos ingleses, Paris 1828, tom. 2 de las obras de Robertson, pág. 130.

do recibido con las mayores demostraciones de alegria. El cardenal que se habia puesto en camino para recibir al monarca, tuvo que detenerse enfermo en el monasterio de Aguilera, cerca de Aranda de Duero. Noticioso del desembarco del rey, le escribió felicitándole por su llegada, y dándole saludables consejos acerca del modo con que deberia proceder para grangearse la estimacion. de sus súbditos.

Pero los consejeros flamencos de Carlos, que temian el encuentro de este con el cardenal, retardaron su viage con varios pretestos, manteniéndose cuanto pudieron en Asturias, y procurando entretanto desacreditar á Jimenez con una exagerada pintura de su arbitraria conducta, é insoportable condicion. Finalmente, á instigacion suya escribió Carlos á Jimenez una carta muy tibia dándole gracias por sus pasados servicios, y citandole para el pueblo de Mojados, donde le daria audiencia, concluida la cual podria retirarse á descansar. Esta escandalosa ingratitud alteró tanto al cardenal, que agravándosele la calentura falleció de alli á pocos dias (1). Tal fue el primer paso que dió en su carrera política este rey estrangero que vino en menguada hora á acabar con las libertades de Castilla.

(1) Sandoval, História de Carlos V, primera parte, lib. 3, §. 2, pág. 114.

CAPÍTULO III.

Conducta del rey Carlos, y estado de la monarquia hasta el fin de la guerra de las Comunidades.

Poco

oco despues de la muerte del cardenal hizo Carlos su entrada solemne en Valladolid, para donde habia convocado las córtes. Escrupulizaban estas sobre el título de rey que habia tomado viviendo aun su madre doña Juana, contra la antigua práctica de la monarquia; pero la presencia del príncipe, los artificios, ruegos y amenazas de los ministros, allanaron todos los obstáculos, y Carlos fue proclamado rey juntamente con su madre, debiendo preceder el nombre de ella al de su hijo en todos los actos públicos.

Tambien concedieron las cortes á Carlos un donativo ó servicio mayor que cualquiera otro

otorgado á los anteriores monarcas (1). Pero nada era bastante para satisfacer la codicia de los flamencos, que no trataban sino de enriquecerse, vendiendo los oficios públicos y los beneficios eclesiásticos, y convirtiendo por todos medios en utilidad propia el favor esclusivo que gozaban con el monarca. Tenia esto muy descontentos á los castellanos, cuyo disgusto se acrecentó al ver nombrado para el arzobispado de Toledo á Guillermo de Croy, sobrino de Xebres, que aun no tenia la edad canónica, y para canciller de Castilla á otro favorito estrangero llamado Sauvage.

Entretanto Carlos, dejando asi mal contentos á los castellanos, partió á Aragon para ser reconocido por las cortes de aquel reino; y en el camino despachó á su hermano Fernando á Alemania con pretesto de visitar á su abuelo Maximiliano; pero en realidad para alejarle de España, donde era muy querido. En las cortes de Aragon esperimentó Carlos mayores dificultades que en las de Castilla, y á duras penas pudo lograr que se le confiriese el título de rey juntamente con el de su madre. Todavia fue mayor la resistencia de los

(1) Las peticiones hechas en estas córtes por los diputados, y las respuestas del rey, se hallan insertas en la Historia de Carlos V de Sandoval, tom. 1, págs. 122 y siguientes.

Tomo III.

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