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nuestras ciudades (39) que ha proporcionado á los rea listas españoles la hospitalidad mas afectuosa. Este Frances cristiano y realista estaba cierto que no se engañaba la ciudad leal de Burgos, la heroica Zaragoza y las demas poblaciones de España han saludado con el mayor entusiasmo las banderas del hijo de S. Luis, saliéndole al encuentro; y no hay que dudarlo, todo el reino católico pronto será restituido á su gobierno legítimo, cuyo principio será siempre la religion.

Los revolucionarios, huyendo delante de la bandera blanca, han esperado en vano que se transigiria con sus doctrinas, y que con esto se les proporcionarian nuevas victorias: las palabras sagradas del rey de Francia, pronunciadas desde lo alto de su trono, aseguran que no se tratará con los rebeldes, y que aquellos sofistas armados, que llevan escrito en sus banderas el mote ridículo de soberanía del pueblo, quedarán para siempre separados de toda participacion al gobierno del pueblo generoso que los aborrece, y que por la pureza de sus principios y la constancia de su caracter será siempre el honor y el baluarte de la cristiandad (40).

Asi como la fe cristiana, conservada universalmente en España, ha distinguido este pueblo en las últimas conmociones de la sociedad europea; asi tambien esta misma fe distingue las familias fieles de los demas reinos. Un nuevo Tertuliano podria decir todavía : « No se ha hallado entre >> nosotros Niger, ni Albino ni Casio, ni siquiera Nigrianos, » Albinianos ó Casianos. » El caracter mas notable de cada cristiano, fuera de la vida privada, es una fidelidad inalterable al príncipe y á las leyes de su pais: y si en Francia, algunas ciudades y aldeas han sido seducidas por los enemigos del órden público, vayan alli los misioneros del Evangelio, y el pueblo despues de haber oido sus predi

caciones, concluye su canto religioso con el grito de viva el rey (41)'

La religion cristiana ha constituido sola á todos los estados de la Europa moderna: una esperiencia de treinta años, y aun mas el encono de la secta revolucionaria contra los ministros de esta religion, prueban que la fidelidad á su doctrina puede sola conservar los estados, siendo el mejor garante de la obediencia y felicidad de los pueblos, de la seguridad y de la gloria de los reyes.

De una aplicacion del derecho divino introducida por Jaime I, rey de Inglaterra, y por los teólogos angli

canos.

BUCHANAN fue nombrado preceptor del hijo de María Stuart por los sectarios que habian entregado á su madre en manos de la reina Isabel (42). Este príncipe, que despues fue rey de Inglaterra con el nombre de Jayme I, conocia mejor que nadie las consecuencias de sus doctrinas; y habiendo llegado á ocupar el trono, nunca cesó de impugnarlas en sus discursos al parlamento, y en las instrucciones que escribió para su hijo. « Lee la historia, le dice, y particu» larmente la de tu pais; * pero no entiendo hablar de los » libelos de Buchanan y de Knox. Si alguno hubiera durante >> tu reinado que guardase ejemplares de aquellos, usa » con él de toda la severidad de mis leyes, pues en este punto te permitiré pensar como el viejo Pitágoras, y creer » que el alma criminal de aquellos escritores sediciosos pasará en aquellos que oculten sus libros y defienden sus opiniones.

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. La reforma de la religion, dice Jaime I en el mismo >> escrito *, se obró en Escocia sin órden alguna del príncipe, >> cuando en Inglaterra, en Dinamarca y en varias provincias » de Alemania sucedió muy distintamente. »>

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« En Escocia, algunos ministros de la religion, hombres turbulentos, vehementes y osados, supieron hacerse tan gratos á la muchedumbre en medio de aquel trastorno de

las cosas divinas y humanas, que despues de haber pro

* De institut. principis. Jacobi M. B. regis, opera. p. 163.

** Ibid. p. 147.

bado

» bado la dulce satisfaccion de mandar, pronto meditaron, » para su utilidad, ura forma democrática de gobierno. » Animados primeramente con la desgracia de mi abuelo,

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luego con la de mi madre, tristes ventajas que lisonjeaban » demasiado á su ambicion; y despues de haber abusado > por mucho tiempo de la debilidad de mis pocos años, → para consolidar su democracia, volvieron por fin sus miras » hácia el poder tribunicio, cuya consecucion les pareció indudable. Era su intento apoderarse solos del manejo de » todos los negocios, para gobernar con mas facilidad al pueblo segun su antojo. Asi es que, durante mi menor edad y aun despues, no hubo ni una sola sedicion cuyos ◄ autores no se esmeraran en poner á sus furores y criminal empresa bajo el amparo de estos hombres de quienes acabo » de hablar. En sus juntas tribunicias cubríanme de las mas > atroces calumnias; no por haber incurrido yo en delito alguno, sino porque era rey, único crímen irremisible á sus ojos..... Miran á todos los reyes y los príncipes de la iglesia como otros tantos enemigos de la libertad. »

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Este monarca, atendiendo siempre á los ataques de log Puritanos contra los reyes, se espresa de este modo en otro de sus discursos en el parlamento: * Asi coma es blasfemia disputar del poder de Dios, es sedicion en los súbditos disputar de lo que puede hacer el rey en toda la estension de su poder..

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Los jurisconsultos esplicaron esta doctrina del monarca. En aquellos tiempos, dice Hume ** los jurisconsultos representaban á la prerogativa de la corona, como una cosa real y permanente, semejante á aquellas esencias » eternas de la escuela, que no pueden alterar el tiempo ni * Rapin Thoyras, année 1621.

** Année 1625.

H

» la violencia..... Los teólogos llamaban en su apoyo al » sello de la religion. Estas doctrinas parecieron mas nece» sarias en aquellos tiempos, porque los Puritanos empezaron » á publicar una doctrina opuesta. »

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Jayme I transmitió estas doctrinas á su posteridad. Carlos I creia que al título de rey estaba anexa una autoridad superior á las leyes, en virtud del derecho divino; no le parecia poder resistir de otro modo á los sectarios que dominaron en su tiempo, y que no reconocian mas que la soberanía del pueblo. La verdad estaba en el medio, cual la han reconocido siempre los doctores católicos y es que todos los gobiernos, las repúblicas como las monarquías, las monarquías mixtas como las absolutas, estan todos en el órden de Dios. Tomas Moro se habia puesto dos veces al frente de la oposicion, bajo Henrique VII y Henrique VIII, para contradecir á la imposicion de un subsidio; y sin proclamar la insurreccion, como hicieron despues los héroes puritanos bajo Carlos I, logró que se retiraran aquellas imposiciones, con sola la fuerza de su caracter, con la que, poco despues, defendió á la religion católica hasta verter su sangre por ella.

La aplicacion del derecho divino, introducida por los teólogos anglicanos del siglo décimo séptimo, y que fuera manifiestamente destructiva de los límites puestos á la autoridad real por la constitucion de Inglaterra, fue la que perdió á la casa de Stuart. Jaime II, aunque públicamente católico, y teniendo en su corte un nuncio del Papa, reinó cuatro años sin la menor contestacion de su autoridad. Mas cuando declaró que su poder era superior á las leyes, que por consiguiente podia dispensar de su ejecucion, y que pusó en práctica esta máxima, todos los partidos se reunieron contra aquel monarca, hasta los mas arrimos promotores

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