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encima de la muchedumbre, al eco de mil repetidos vivas, y llevándolo asi hasta su real aposento !!......

Se leen en el Monitor otros pormenores sobre esta entrada del Rey á Madrid

Madrid, 6 de Mayo. *

« El Rey entró anteayer en su Capital, en medio de las aclamaciones y del alborozo de su pueblo. Desde el real sitio de Áranjuez hasta Madrid, su coche fue tirado por el pueblo. Un gentío inmenso cubria el camino. S. M. habiéndose apeado á la entrada de la villa, se dirigió á su real palacio, el pueblo está rebozando de contento parece que están olvidadas todas nuestras desgracias.

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Madrid, 17 de Mayo. **

Anteayer por la tarde, S. M. recorrió á pie toda la capital. Su presencia aumentaba el entusiasmo de las fiestas públicas. La música, los fuegos artificiales, los gritos de alegría mil veces repetidos, daban á esta villa un movimiento estraordinario. Ningun accidente ha turbado tanto regocijo.

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Aquel júbilo universal y la confianza mutua del Rey y de su pueblo en los mismos dias que siguieron la disolucion de las Cortes, prueba el concepto que habia formado la España de la obra filosófica de aquel congreso. La lápida de la constitucion fue derribada espontaneamente en todas las ciudades у villas de España, al grito de ¡ viva el Rey!

Llegaron los cien dias. (5) El Duque de Angulema fue á Madrid, y recibió las demostraciones del respeto y amor que la nacion española profesa á la casa de Borbon. El Rey, asegurado del afecto de sus pueblos, y de la decision de sus * Monitor del 30 de Mayo 1814.

** Monitor del 3 de Junio 1814,

tropas, juntó dos ejércitos para marchar en defensa del gefe de su familia. Uno de ellos entró por el Rosellon, bajo las órdenes del general Castaños; el otro se dirigió á la Navarra baja, mandado por el conde del Abisbal. El Duque de Angulema se avistó con el general Castaños, y este, conformándose con los deseos de S. A. R., se retiró el mismo dia ( 28 de Agosto) al territorio español. El conde del Abisbal, que se habia avanzado á Ustaritz, cerca de Bayona, tambien se retiró. Estos ejércitos españoles entraron en Francia con las escarapelas de las dos naciones, la encarnada y la blanca, rivalizando con nuestros pueblos del mediodia, en el afecto á los soberanos de la casa de Borbon.

Unas tropas tan adictas á su Rey, no daban esperanza alguna á los conspiradores. A fines de aquel mismo año de 1815, Porlier quiso levantar el estandarte de la rebelion en Galicia, y sus soldados le abandonaron. Lacy tuvo igual suerte en 1817; pero se tentó una empresa mas grave en 1819. Dejaré hablar al autor de las cartas unidas á la obra del señor Conde de Toreno.

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Tiene Vd. presente, sin duda, que Voltaire definió la francmazonería, una sociedad que nunca ha hecho, y que » nunca hará nada. La francmazonería pues ha desmentido » á Voltaire en España, siendo ella la que dispuso los oficiales del ejército de Andalucía á librar á su patria del despotismo.

>> El ministerio de 1819, habiendo determinado separar de España á todos los oficiales jóvenes, entre los cuales fer» mentaban vivamente las ideas de libertad y constitucion. Formó el plan de la espedicion de Buenosaires, para comprenderlos en el ejército que debia embarcarse; pero » el remedio empeoró el mal, porque aquellos oficiales que, estando dispersos, trataban con muy poco ardor de

sus.

* sus designios, se animaron luego que estuvieron reunidos

viendo la ocasion que tanto habian deseado.

« El dia 8 de Julio debia ser el de la regeneracion

española. Veinte y dos mil hombres, lo mejor del ejército, estaban reunidos en Andalucía para la espedicion » de Buenos-Ayres. El conde del Abisbal que los mandaba, dió oidos á los consejos de aquellos que le ha»cian ver que estaba en su mano la ocasion de romper » el yugo que se le acusaba haber impuesto al pueblo. Propenso á las empresas grandes, y arrepentido quizás » de una falta que habia ajado su ncmbre, pareció que aprobaba en aquel instante un proyecto que halagaba su » amor propio: el conde del Abisbal fue casi el motor principal de aquella empresa.

El fuego de la insurreccion prendió rápidamente en el ejército; casi todos los oficiales estaban en aquella » edad en que gustan las hazañas temerarias : asi es que → arrostraban alegremente todos los riesgos que presentaba aquella que era el blanco de sus anhelos. Parecíales » mucho mas digno de su valor salvar á su patria, que llevar las cadenas de la esclavitud á los pueblos del nuevo » mundo. Por mas que no se habia comunicado el secreto » á los soldados, se podia presumir justamente que segun» darian cualquier movimiento que estorbase una espedi»cion de la que formaban un pronóstico tan fatal.

Llegó en fin aquel dia; se suponia que el conde del » Abisbal cumpliria lo que tan solemnemente habia jurado. » Parte del ejército estaba ya sobre las armas, y esperaba >> con ansias el suceso, cuando, de repente, se vió ro» deado de la caballería y de la guarnicion de Cadiz, á » cuyo frente venia Abisbal gritando: viva el Rey! Mandó

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prender al instante varios gefes entre los cuales fueron los coroneles Quiroga y Arco-Agüero.

Esta indecible perfidia llenó á todos los ánimos de indignacion mas bien que de terror. Todos manifestaban >> el mayor sentimiento de verse tan alevosamente engaña>> dos. La suerte que parecia amenazar á los presos ocupaba todos los corazones generosos, y enardecia á todos sus amigos determinados á efectuar un plan en que es>> taba comprometida la nacion y la seguridad personal de >> todos los cómplices. En consecuencia el dia 13 del mismo mes, esto es despues de cinco dias, varios oficiales » y patriotas se juntaron, para determinar los medios de » añudar- otra vez los hilos de la trama que acababa de desbaratarse, y llevar á cima una empresa tan gloriosa. Otros patriotas de los mas ardientes se reunieron en » Gibraltar con el mismo objeto, y resolvieron establecer en Cadiz una junta central encargada de la correspon» dencia con todas las juntas particulares que se formarian » en los regimientos, y de la direccion de sus operaciones. >> Por desgracia, la epidemia, interrumpiendo las comunicaciones, retardó la ejecucion de aquel plan. Pero » es invencible el patriotismo en los primeros ímpetus del >> entusiasmo, y aquellas tristes ocurrencias facilitaban el viajar con pasaportes fingidos. Entretanto, se sondeaba la opinion de los dudosos, se animaba á los que parecian determinados, y se iba iniciando á los soldados en > el arcano.

« Se acercaba la época aplazada para el embarco de las >> tropas, y era preciso apresurar la conspiracion. Era >> necesario nombrar un gefe; mas no habia entre los generales quien mereciese bastante confianza para desem

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peñar un papel tan brillante. La eleccion quedó dudosa por mucho tiempo, y recayó en fin sobre el coronel Quiroga, detenido en Alcalá de los Gazales, quedando designado para gefe del estado mayor el coronel AreoAgüero tambien detenido en Cadiz en el castillo de S. « Sebastian. »

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CAPÍTULO IV.

De la opinion de la nacion española sobre la revolucion desde la sublevacion del ejército espedicionario, en la isla de Leon, en Enero de 1820, hasta al dia 7 de Marzo del propio año, en que se obligó al Rey á firmar la

constitucion.

Tenemos la grandísima ventaja de poder citar, para esta época, en favor de la buena opinion de la nacion española, el testimonio de dos gefes del partido republicano, Moreno Guerra (6), diputado por Córdova, y Evaristo S. Miguel actualmente ministro de relaciones esteriores.

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« Un ejército se destinaba á oprimir á los habitantes del » Rio de la Plata, y el genio de la libertad española quiso que de un principio tan funesto resultase un bien tan grande; en el círculo de este ejército se hizo la revolucion, » y no en otra parte, como algunos pretenden, para dis» minuir su mérito; los planes que antes se habian fraguado dejaron de servir con el desgraciado suceso de Vidal en Va» lencia (7), y todos ó la mayor parte de sus autores estaban › incapacitados de obrar, por cuya razon nos quedamos › reducidos á nuestro círculo : y aunque el movimiento fue segundado en casi todos los puntos de la península, y por

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