Imágenes de páginas
PDF
EPUB

dió de la desigual galería que vamos recorriendo. Bajo su mando el pueblo volvió á respirar y el estado apareció de nuevo con grandeza. Los montañeses del norte, siempre amantes de su independencia, siempre impacientes para sufrir el yugo, fuéron sojuzgados otra vez por este monarca; los griegos que ocupaban nuestras costas del mediodía perdieron completamente las de los Algarbes, y fuéron casi arrojados de las de la Bética. Bajo de él principiaron los godos á tener marina, y ayudados de ella asentaron algunos establecimientos en la costa del Africa.

Persecucion de los judíos.

12. Manchóse la gloria de Sisebuto con las crueles persecuciones que sufrieron los judíos Perio durante su reinado. El celo católico que le animaba se desfogó sobre estos infelices con una violencia tal, que ya por entonces mereció la censura de S. Isidoro. En vez de la persuasion, acudióse por su órden á la fuerza para convertirlos á nuestra fe; y endurecida en este punto su alma, vió sin conmoverse las mayores crueldades el mismo que no podia contemplar un campo de batalla con los ojos enjutos y serenos. Segun el cómputo de algunos historiadores, mas de noventa mil israelitas recibieron por fuerza el bautismo: el número de los que padecieron el destierro, los azotes y la decalvacion no debió ser ménos considerable. Cuál fuese el extremo de violencia á que se hubo de llegar, podrá ciertamente advertirse, no solo considerando la censura de S. Isidoro que dejamos indicada, sino la disposicion del concilio cuarto de Toledo, que prohibió pocos años despues se obligase por tales medios á los judíos á abrazar la fe católica.

13. Este reinado, brillante á pesar de sus sombras, fué con todo de breve duracion; y Sisebuto, envenenado segun varios historiadores, víctima de una medicina violenta segun otros, dejó la corona de la monarquía á su hijo Recaredo II. Gozóla á su vez por pocos meses este monarca, Recaredo li falleciendo en los primeros de su dominacion, y malogrando así una nueva tendencia hereditaria, tercera que se intentaba en la monarquía goda.

Fin de la dominacion griega en la Península.

14. Tórnase pues á elegir de nuevo para el desempeño de la autoridad real, y recaen los Sulotilo. votos en Suintila (Swinthil), general que habia sido de los ejércitos de Sisebuto. Como guerrero y batallador, convierte inmediatamente las armas de los godos hácia los escasos restos que poseian aun los griegos, ó por mejor decir los romanos de Oriente, en las costas de la Bética, y venciéndolos en una y otra batalla, consigue por fin arrojarlos completamente y por la última vez de la Península, á los ochenta años de su vuelta y cerca de setecientos despues del imperio de Augusto, en el que sus antecesores habian acabado de conquistarla. Desde allí dirige sus ejércitos al otro extremo de la nacion, y triunfa tambien de otros enemigos los vascos, que recorrian nuestras provincias del norte, se ven obligados á deponer las armas, y á someterse á las leyes del monarca godo, á quien acompañaba por do quiera la victoria.

15. Semejantes principios no podian ser mas felices ni de mejor agüero; mas desgraciadamente el agüero se desvaneció, y la felicidad se trocó en deplorable desgracia. En medio de la oscuridad y las contradicciones de la historia, parece seguro que Suintila se dejó arrebatar de pasiones ó de debilidades que le hicieron odioso á sus súbditos y suscitaron contra él conspiraciones y revueltas. Es lo cierto que desavenido con los dos grandes brazos del Estado, los próceres godos y los obispos españoles, se declaró entre el uno y otro partido una guerra fatal, en la que hubieron de sucumbir por último Suintila y su familia.

16. A la cabeza de los insurrectos se habia colocado Sisenando, trayéndoles el refuerzo capital Sisenando. de un ejército frances. Obtenida por ellos la victoria, Sisenando ascendió al trono segun la costumbre de aquellos tiempos, en que el asesino ó el vencedor se ceñia la corona del asesinado ó del destronado. 17. Una de las mayores faltas de Suintila, es decir, una de las causas mas influyentes para su desgracia y destruccion, lo habia sido tal vez el no haber convocado ningun concilio. Descúbrese por este hecho que habia querido sustraerse á la influencia episcopal, y que no teniendo fuerza para conseguirlo, ó concitando contra sí por otros motivos la opinion, se habia estrellado desgraciadamente en su propósito. Ahora bien : derribándole Sisenando con el auxilio del clero y de una po- Progreso tencia extraña, no era posible que cayese en igual desacuerdo, ni que abrigase semejante aspiracion. Los obispos por el contrario debian ejercer bajo su soberanía una omnímoda influencia los concilios debian tornar á ocuparse, y mas prepotentemente que nunca, en los negocios deļ

:

de la influencia

b

eclesiástica.

Estado. Ante el cuarto de Toledo, que se convocó en los primeros años de su dominio, cuentan los historiadores que se presentó este monarca de rodillas, y pidiendo con lágrimas la absolucion de sus culpas. Diósela el concilió, como no podia ménos de suceder, y condenó y anatematizó, cual si pudiese dictar tales sentencias, al desgraciado Suintila y á todos sus descendientes. Sisenando fué de nuevo proclamado allí rey del imperio godo, y estableciéronse ademas varios cánones para garantizar la inviolabilidad de los soberanos, cabalmente al propio tiempo en que se hollaba una legítima soberanía, y se levantaba sobre el paves á un usurpador.

18. Léjos andábase ya ciertamente de los tiempos de Teodoredo y de Leovigildo, cuando el monarca de los godos se postraba así ante una asamblea eclesiástica; bien habia producido sus frutos la inconveniente y exagerada tendencia religiosa que habia dado á su nacion Recaredo. El gérmen de la ruina, la debilidad, carcomia ya hondamente el corazon del imperio godo.

Adelantos

de la legislacion. 19. Si pudiera haber compensacion á semejantes males, quizá encontraríamos alguna en los adelantos de la legislacion civil y en la fusion de los dos pueblos, en la unidad nacional, que ciertamente progresaba. Sisenando, ó por sí, ó en el célebre concilio de que acabamos de hacer mencion, fué un legislador cuidadoso, de cuyo esmero nos quedan largas pruebas en las colecciones góticas. ¿Qué es, sin embargo, sino vanidad la prudencia de las leyes, cuando falta el vigor, cuando decaen las costumbres, cuando los estados marchan á su destruccion y á su ruina? Chintila. 20. Chintila, elegido en lugar de Sisenando, lo fué por los obispos y para los obispos. En cuatro años de vida y de poder convocó dos concilios nacionales. A esto se reduce su historia. En Tolga seguida dícennos los anales que murió, haciendo que se eligiese para sucederle á su hijo Tulga. 24. Habíase empero exagerado la influencia religiosa mas de lo que consentia la prudencia, é iban ya con el de este jóven tres reinados en los cuales se mostrara omnipotente. La reaccion habia de llegar, como llega siempre contra todo lo que se exagera, y habia de llegar triunfante, porque se conservaban aun restos de fuerza, gérmenes de vitalidad, en el lastimado cuerpo de la nacion. ChindasReaccion civil. vinto (Chind-swinth), un anciano pero enérjico soldado, fué el representante de ese espíritu instintivo que en los corazones renacia, y aquel empuje generoso, venciendo en él y por él, suministró aun algun respiro al Estado flaco y desfalleciente.

Chindasvinto.

22. No es esto decir que Chindasvinto exagerara á su vez los sentimientos que hacian su fuerza, ni que fuese tirano contra las ideas religiosas: tambien bajo su dominacion se celebró algun concilio, y se hicieron aun por el mismo piadosas fundaciones. Tuvo empero á raya las usuales pretensiones é influencia de la Iglesia, gobernó por sí propio y civilmente sus estados, y por esto es por lo que debe aprobarle y celebrarle la historia. En medio de la abdicacion moral de que nos presentan continuos ejemplos sus antecesores, descansa ciertamente el ánimo y se ensancha el corazon cuando se encuentra un monarca que sepa serlo, y se atreva á cumplir sus obligaciones mas evidentes.

23. A la muerte de Chindasvinto encontramos de nuevo la ordinaria aspiracion á la herencia. Su Recesvinto. hijo Recesvinto (Rek-swinth), sentado ya como su compañero en el trono, se encarga, aunque con alguna contradiccion, del poder del Estado. Pero los obispos le favorecen, porque él es favorable á su influjo, y por este medio se disipa la tempestad, y pasan en calma los años de su dominacion. Los concilios tienen otra vez la importancia política que antes hemos señalado, y á falta de hechos heroicos torna la legislacion á llenar con sus adelantos completamente nuestros anales.

Unidad de legislacion. Fusion

de las dos naciones.

24. En esta época es, bajo los reinados de Chindasvinto y de Recesvinto, cuando se completa la obra principiada por Recaredo, de la fusion y amalgama de las dos naciones. La unidad de religion le habia dado principio: la unidad de legislacion y la mezcla real de las familias debian venir á completarla. Esa comunidad del derecho se estableció por Chindasvinto, derogando las leyes romanas, y decretando que no se siguiesen en todo el reino otras que las gólicas esta confusion de las familias la autorizó completamente su sucesor, permitiendo los matrimonios de que ya habia ejemplos, pero que siempre estaban prohibidos entre los godos y los galos y españoles. Así los dos pueblos, que eran ya uno ante Dios y luego ante la ley, llegaron tambien á serlo en el seno de la familia desaparecieron las razas, y la nacion acabó de ostentarse como una sola en el templo, en el foro y en el hogar.

25. Deben notarse en este momento cuántos y cuáles no deberian ser ya los adelantos de la legislacion goda, cuando podia sustituir á la romana, y ser aceptada por pueblos que se rigieran ántes por esta última. Tal había sido la marcha de la civilizacion en el gobierno godo, tanto su progreso continuo desde que se fijaron definitivamente en las Galias y en España, y echaron raices en sus provincias, no para saquearlas, sino para ver en ellas la patria de sus hijos. Eurico, Leovigildo, Recaredo, Sisenando habian contribuido grandemente á esta obra; y tomando de la ley imperial todo lo que era aplicable al estado del pais, pusieron las bases para que Chindasvinto derogara por último aquella que habia servido de modelo, bastando ya la imitacion á satisfacer las necesidades públicas. Asă, la extincion de las leyes personales, gran bien, eminente adelanto en sí propio, no traia consig o ni aun los perjuicios pasajeros y accidentales que habrian sido de temer en otras circunstancias. 26. Por lo demas, el reinado de Recesvinto no solo fué tranquilo y feliz, sino uno de Bienestar general. los períodos mas largos de sosiego que disfrutó la gente goda. « Amante y amado de todo el mundo » (segun la expresion del Tudense), era tan dulce y humilde de corazon, que nadie entre sus súbditos >> parecia tan súbdito como él.» A excepcion de una corta revuelta, muy en breve comprimida, ninguna nube vino á turbar la serenidad de su imperio, ni á interponerse en medio de semejante bienestar. Las cargas fuéron mas lijeras, la satisfaccion y el contento mas generales que nunca. Lástima que á là par con esos inapreciables bienes no hubiera podido conservarse la virilidad y la enerjía del antiguo imperio godo, que por instantes se iba perdiendo.

27. Los reinados de Chindasvinto y de Recesvinto, de los que brevemente acaba de ha- Analogias. blarse, ofrecen sin duda evidentísimas analogías con los de Leovigildo y Recaredo: aquellos dos parecen la copia de estos dos monarcas, habida siempre consideracion al diferente estado del imperio y de la sociedad. Chindasvinto y Leovigildo son dos hombres severos, dos grandes políticos, dos eminentes generales, que levantan el antiguo espíritu independiente y fiero de los godos, y que, creando un gobierno respetado y justo, no amenguan por eso la enerjía de la nacion. Su sistemá habria sido el único con que se afirmase y robusteciese el imperio, ayudado por la herencia de la corona, que uno y otro ansiaron conseguir; sus propósitos, contrariados á veces mientras vivieron por este ó por el otro interes parcial, fuéron despues completamente justificados por los sucesos y apreciados por la historia. Tres ó cuatro monarcas de este temple, cada uno de los cuales continuara la obra de su antecesor, habrian afirmado para siglos su dinastía, juntamente con el dominio del pueblo godo.

28. Pero Recaredo y Recesvinto, sus sucesores, no están dotados de la misma fortaleza. Ambos son buenos, però ambos son débiles. Ambos hacen la felicidad presente de sus súbditos, pero ambos siembran sin quererlo los gérmenes de su desgracia. Recaredo pone la primera piedra del influjo episcopal, y Recesvinto vuelve á consolidar este poder quebrantado por su padre. Aquel sublima la Iglesia sobre la milicia; este deja decaer completamente el espíritu de la última, y prepara así la destruccion de la monarquía goda al empuje del nuevo huracan que principiaba á levantarse en los desiertos de la Arabia. Tal vez uno y otro fuéron mas estimados y mas bendecidos por sus contemporáneos que sus respectivos padres, y sin embargo la historia ha venido despues á colocarlos en un puesto inferior, y á designarlos, no como reprensibles, pero sí como imprevisores. No los tacharémos nosotros ni de malos hombres, ni aun de malos reyes; pero están muy lejos de que pueda presentárseles como modelos de monarcas.

Eleccion de Wamba

29. A la muerte de Recesvinto presenció la monarquía goda un caso singular en sus anales, que habia tenido pocos ejemplos y que se ha imitado rara vez en los de ningun poder electivo. La escena de Cincinato, á quien fuéron á buscar en sus posesiones, y á quien costó trabajo compelerle para que aceptase la dominacion, se repitió aquí, y aun con circunstancias mas notables, en la persona de Wamba, noble godo, á quien los próceres y los obispos del imperio designaron unánimemente como rey. Hasta fué necesario acudir á la fuerza, y amenazarle de muerte los que iban á ofrecerle la corona, para que vencida su negativa se resignase en fin á aceptarla. Preveia sin duda los disgustos que debiera de acarrearle el poder supremo; temia sin duda no ser bastante para hacer por los godos lo que, en su juicio, debian estos pedir de su Soberano. Y no era ciertamente infundada

Ultimos esfuerzos para virilizar

la monarquia.

ó quimérica su prevision, porque despues de haber tenido que luchar contra una revuelta temible en la Galia gótica, y que solo pudo comprimir á fuerza de sangre, al cabo y en sus últimos años experimentó largamente la ingratitud de los mismos que le habian arrancado á sus hogares, y se vió despojar de la corona por un medio torpe y tortuoso, que le compelió á acabar sus dias en un monasterio. 30. Este reinado, sin embargo, breve como fué, presenció los últimos hechos de armas dignos de la antigua gente goda, y sintió los últimos latidos de su potencia militar. La rebelion de Paulo y la horrible campaña de los Pirineos son un espectáculo mas noble y mas satisfactorio que las mezquinas conspiraciones y los muelles y afeminados hábitos que se confirmaron despues de Wamba. En la severidad de este rey y en sus obras tenemos la última aspiracion á reformar y virilizar la monarquía. Despues de él se corre sin freno y sin obstáculo en la triste tendencia que hemos señalado ántes, y el estado marcha á su ruina, como quien cae precipitado de abismo en abismo. 31. Cuenta la historia que postrado Wamba sin conocimiento en el lecho de agonía, ó por enferErwigio. medad natural ó por yerbas que le habian dado, aprovechó aquella ocasion Erwigio, uno de los señores de su corte, para tonsurarle y vestirle un hábito religioso, haciéndose al propio tiempo proclamar á sí mismo por rey. Una crísis saludable vino sin embargo á restituir la vida al paciente, quien reclamó horrorizado contra la audaz superchería que le arrebataba la corona; pero fuese que el hecho de haber llevado hábito le incapacitase para reinar, fuese que los grandes y los obispos esperaran mas deferencia y mayor influjo de la debilidad de Erwigio que de la severidad de Wamba, el hecho es que este se vió abandonado como sol que se pone, y que, ó por generosidad, ó por desden, ó por impotencia, tuvo que retirarse á un monasterio, donde acabó sus dias. Reinado completamente extraordinario y singular, que comenzó amenazando de muerte al elegido para que aceptase, que acabó vistiéndole un sayal y cortándole los cabellos, para usurparle su corona. De cualquier modo, el crímen de Erwigio todavía fué mas contra la nacion que contra su rey: este habia repugnado el imperio, pero aquella estaba destinada á no encontrar otro soberano como el que bajaba del trono. 32. Despues de esta hazaña contra un moribundo, sometido humildemente al poder episcopal, y acabando de extinguir con sus leyes y su ejemplo los restos de la antigua enerjía gótica, reinó, ó por Nueva prepotencia lo menos llevó la corona el piadoso Flavio Erwigio por el término de ocho años, plazo

de los obispos.

Decadencia

del imperio godo.

inmenso de destruccion en aquel estado flojo y vacilante. Destituido de todo vigor, así para lo malo como para lo bueno, la historia no puede acusarle de aquellos defectos que solo son hijos de las grandes pasiones; y los miopes analistas, que no consideraban el bien sino en el respeto á la Iglesia, han podido sinceramente señalarlo como un modelo de virtud, despues que se hubo arrepentido de su accion criminal para subir á la soberanía. Los hombres de estado imparciales, y que levantan su vista á los hechos de gran consecuencia, reconocerán como su mayor defecto esa postracion de espíritu, que traia en pos de sí la postracion del Estado. Para la suerte de las naciones es mas fatal un príncipe mezquino que un príncipe tirano y violento; Alarico, con toda su barbarie, daba vida y esperanza á la nacion, mientras que la piedad, la ilustracion, la templanza de Erwigio eran pobres paliativos á la consuncion del poder y al aniquilamiento de la monarquía goda.

la legislacion.

Solo progresa 33. Wamba y Erwigio, los dos últimos soberanos de que acaba de hablarse, habian sido tambien legisladores. Por regla general, ya no podia dejar de serlo ninguno de los reyes que dirigieran aquel Estado. Su civilizacion tocaba á un punto en el que era imposible que no se extendiera y perfeccionara diariamente el derecho. Ilustrado el pueblo godo mas cada dia, confundido plenamente con el español, aumentadas de continuo las necesidades comunes, era natural, era forzoso que la legislacion hallase el complemento que hasta allí no habia sido posible. El Estado políticamente amenazaba ruina; pero la ley civil entónces era cuando se perfeccionaba.

Egica. 34. Egica, elegido rey por muerte de Erwigio, continuó en todos conceptos la marcha que este imprimiera á la nacion. La misma debilidad en el poder, la misma ausencia de enerjía en el pueblo, distinguieron los años de su dominio. Los obispos hicieron del pais cuanto fué su omnímoda voluntad el que se llamaba rey era su lugar-teniente y su administrador. Hombre honrado en su particular, hombre amante de la justicia para con sus súbditos, hombre piadoso en sus costumbres; pero un obispo lego y coronado, mas bien que un grande y respetable monarca,

:

35. Varias conspiraciones, no desnudas de peligro, salpicaron con sus manchas el reinado de Egica; pero ni aun hubo en él la agitacion, el movimiento, la virilidad que dieron al de Wamba la insurreccion de Paulo y la guerra civil de la Galia gótica. Aquí tuvimos á un obispo de Toledo conjurado con la familia de Erwigio, pero incapaz, lo mismo que esta, de nada notable, aun en el propio crímen: fuego turbio y ennegrecido, que no pudo dar vivas llamaradas. Tuvimos tambien una conspiracion de los judíos, perseguidos y maltratados siempre, y que de acuerdo con sus correligionarios de Africa intentaron subvertir la nacion : débiles y miserables mientras no contasen con otro apoyo que su mismo poder, solo consiguieron por entonces hacer mas dura su suerte, ser vejados con mas rigor, y padecer castigos mas insoportables.

Se forma definitivamente

el código

wisigodo.

36. La verdadera gloria de Egica, si alguna ha quedado para su nombre, consiste solo en la de legislador. Como poco hace decíamos, la perfeccion del derecho no era incompatible con la decadencia del poder : Recesvinto y Erwigio habian cuidado mucho de dictar y corregir el mas acomodado á las necesidades públicas. Egica, siguiendo el propio camino, les adelantó en su obra, y formó definitivamente el código godo como ha llegado hasta nuestros dias: monumento perdurable de aquella nacion, página quizá la mas completa de la historia del género humano en aquellos siglos, que no son ya la antigüedad, y que no son todavía los tiempos modernos.

37. La sucesion hereditaria, tantas veces intentada entre los godos, lo fué por última vez con éxito para la muerte de Egica. Con ese fin hizo aquel rey proclamar á su hijo Witiza por su compa- witiza. ñero en el poder, dióle el gobierno de una parte de sus estados, y aseguró la corona en sus sienes ántes que cayese desprendida de las suyas propias.

38. El reinado de Witiza es para todo historiador imparcial un problema verdaderamente irresoluble. Las contradicciones que se cuentan de él no tienen explicacion autorizada y satisfactoria. Tales crímenes como se le atribuyen parecen inconciliables con las prendas que tambien se le dan. Algunos de aquellos deben ser necesariamente falsos, ó muy exagerados cuando ménos no consiente otra cosa la naturaleza humana. Pero ¿ hay verdad debajo de aquella exageracion, ó es todo lo que se dice inventado y aprócrifo?

Lucha

39. Una cosa parece cierta al considerar imparcialmente aquel reinado : Witiza fué ene- con el clero migo del clero, con el cual luchó en un combate de muerte. El clero, dueño de la historia, le ha dibujado con los mas negros colores, atribuyéndole todos los vicios. Mas teniendo estos datos en cuenta, todavía ignoramos si era Witiza en efecto un libertino de poco valer, ó si era un hombre del temple de Leovigildo, de Chindasvinto y de Wamba. Si por acaso era esto último, si sus miradas se extendian al porvenir, si pugnó con resolucion por robustecer y levantar el Estado, entonces quizá será indispensable convenir en que vino tarde para tamaña obra. Por lo ménos fué vencido en ella, Ꭹ la desgracia de su vencimiento se añadió la de haber dejado su memoria y su fama á merced de sus enemigos irreconciliables.

40. Hasta el propio fin de este monarca está envuelto en completa incertidumbre. Sábese que fué arrojado del trono por una conspiracion de obispos y de grandes, á cuya cabeza se puso Ro-Rodrigo. drigo, hijo de un noble godo, de la familia, á lo que se cree, de Chindasvinto, castigado ántes con dureza por el propio Witiza. Pero qué aconteciera de la persona de este, si fué asesinado en la revuelta, si sucumbió batallando, si se le arrancaron los ojos y se le encerró, en venganza de lo que habia hecho con el padre de Rodrigo, son suposiciones, alguna de las cuales debe ser cierta, pero entre las que no podemos señalar ninguna como bastante justificada. Lo único que se tiene por seguro es el hecho y la victoria de la conjuracion, habiéndose sentado, por virtud de ella, su instrumento ó su jefe en un trono que de muchos años atras venia vacilante, y al que acababa de dar el último golpe esa misma conjuracion victoriosa.

Agonia

44. Hemos llegado al último poseedor del imperio godo. La monarquía aventurera de Ala- del Estado. rico y Ataulfo, convertida en estado bajo Teodoredo, llevada al mas alto poder y al mas brillante esplendor por Eurico y Leovigildo, conservada enerjicamente por Chindasvinto, restaurada por Wamba, vino á deshacerse y perecer sin gloria y casi sin esfuerzo en las manos de Rodrigo : á la manera del , que despues de haber regado cien paises con sus soberbias y caudalosas ondas, fenece conver

Rin

« AnteriorContinuar »