Las Cien mejores obras de la literatura española, Volumen9Compañia Ibero-Americana de Publicaciones (S. A.), 1554 |
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Página 33
... salió mentiroso , que después acá muchas veces me acuerdo de aquel hombre , que sin duda debía tener espíritu de profecía , y me pesa de los sinsabores que le hice , aunque bien se lo pagué , considerando lo que aquel día me dijo ...
... salió mentiroso , que después acá muchas veces me acuerdo de aquel hombre , que sin duda debía tener espíritu de profecía , y me pesa de los sinsabores que le hice , aunque bien se lo pagué , considerando lo que aquel día me dijo ...
Página 45
... salió de su casa , voy a ver la obra , y hallé que no dejó en la triste y vieja arca agujero , ni aun por donde le pudiese entrar un mosquito ; abro con mi desaprovechada llave , sin esperanza de sacar provecho , y vi los dos o tres ...
... salió de su casa , voy a ver la obra , y hallé que no dejó en la triste y vieja arca agujero , ni aun por donde le pudiese entrar un mosquito ; abro con mi desaprovechada llave , sin esperanza de sacar provecho , y vi los dos o tres ...
Página 60
... salió por la puerta diciendo : " Lázaro , mira por la casa en tanto que voy a oir misa , y haz la cama , y ve por la vasija de agua al río que aquí abajo está , y cierra la puerta con llave nos nos hurten algo , y ponla aquí al quicio ...
... salió por la puerta diciendo : " Lázaro , mira por la casa en tanto que voy a oir misa , y haz la cama , y ve por la vasija de agua al río que aquí abajo está , y cierra la puerta con llave nos nos hurten algo , y ponla aquí al quicio ...
Página 75
... que tampoco había vuel- to a casa desde que salió a trocar la pieza , y pensaba que de mí y dellos se había ido con el trueco . De que esto me oyeron , van por un al- y guacil y un escribano , y hélos do vuelven LAZARILLO DE TORMES 75.
... que tampoco había vuel- to a casa desde que salió a trocar la pieza , y pensaba que de mí y dellos se había ido con el trueco . De que esto me oyeron , van por un al- y guacil y un escribano , y hélos do vuelven LAZARILLO DE TORMES 75.
Página 96
... salió , que con su resplandor pudo atinar el camino ; y cuando todos sus parientes y amigos estaban hartos de llorarle , y buscar su cuerpo para darle sepultura , salió sano y salvo . La otra dificultad que en su vida hallaban era , el ...
... salió , que con su resplandor pudo atinar el camino ; y cuando todos sus parientes y amigos estaban hartos de llorarle , y buscar su cuerpo para darle sepultura , salió sano y salvo . La otra dificultad que en su vida hallaban era , el ...
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Términos y frases comunes
acabado adelante agora agua alguacil almodrote amigo arca arcaz arcipreste atunes beber bía boca buen bulla burla buscar calle cama Canil cerle ciego ciendo clérigos comenzó contar contento criado cuba culebra daba decir dejó dellos desdicha diablo días diciendo digo díjele dijo díjome dineros dió eran ermita escudero espada espantado estaba estuve fortuna fuese fuí fuíme gente gitana gritar guna hallé hambre harto herreruelo hice hija honra hubiera iglesia jarro jubón justicia ladrones LAZARILLO DE TORMES Lázaro de Tormes limosna llave llegamos llevaba longaniza madre maldita mandado manera mano maravedís mejor menester merced meter mozo muerto mujer mula mundo nabo nera noche ñora oficio oración padre pagar parecía paso pecador pedazos pedir pensando perdone pescado poco podía ponía preguntaron puerta quería quise quitar racimo ratones respondió sabía sacó Salamanca salió tenía ticia Toledo tomé torné trasgo tuve Valladolid venía vestido vieja viendo viéndome vino
Pasajes populares
Página 14 - Suplico a vuestra merced reciba el pobre servicio de mano de quien lo hiciera más rico, si su poder y deseo se conformaran; y pues vuestra merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso, parecióme no tomalle por el medio sino' del principio, porque se tenga entera noticia de mi persona...
Página 24 - Todo lo que podía sisar y hurtar traía en medias blancas, y cuando le mandaban rezar y le daban blancas, co.mo él carecía de vista, no había el que se la daba amagado con ella, cuando yo la tenía lanzada en la boca y la media aparejada, que por presto que él echaba la mano, ya iba de mi cambio aniquilada en la mitad del justo precio.
Página 50 - ... a buscar lumbre, y llegando con ella, hallóme quejando todavía con mi llave en la boca, que nunca la desamparé, la mitad fuera, bien de aquella manera que debía estar al tiempo que silbaba con ella.
Página 85 - Todos se hincaron de rodillas, y delante del altar, con los clérigos, comenzaban a cantar con voz baja una letanía. Y viniendo él con la cruz y agua bendita, después de haber sobre él cantado, el señor mi amo, puestas las manos al cielo y los ojos que casi nada se le parescía sino un poco de blanco...
Página 71 - Déjalos, señor, acaben de pasar la calle — dije yo. Al fin vino mi amo a la puerta de la calle y ábrela esforzándome, que bien era menester, según el miedo y alteración, y me tornó a encaminar. Mas aunque comimos bien aquel día, maldito el gusto yo tomaba en ello. Ni en aquellos tres días torné en mi color. Y mi amo, muy risueño todas las veces que se le acordaba aquella mi consideración.
Página 89 - Hame sucedido tan bien, yo le he usado tan fácilmente, que casi todas las cosas al oficio tocantes pasan por mi mano; tanto, que en toda la ciudad, el que ha de echar vino a vender, o algo, si Lázaro de Tormes no entiende en ello, hacen cuenta de no sacar provecho.
Página 48 - Cuadró a todos lo que aquél dijo y alteró mucho a mi amo, y dende en adelante no dormía tan a sueño suelto, que cualquier gusano de la madera que de noche sonase pensaba ser la culebra que le roía el arca. Luego era puesto en pie, y con un garrote que a la cabecera, desde que aquello le dijeron, ponía, daba en la pecadora del arca grandes garrotazos pensando espantar la culebra. A los vecinos despertaba con el estruendo que hacía...
Página 13 - Plinio, que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena ; mayormente que los gustos no son todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello.
Página 21 - Yo simplemente llegué, creyendo ser así. Y como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y dióme una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome: — Necio, aprende. Que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo.
Página 59 - Y yo con mis dientes, aunque no son de acero, un pan de cuatro libras.' Tornóla a meter y ciñósela y un sartal de cuentas gruesas 3.180 del talabarte, y con un paso sosegado y el cuerpo derecho, haciendo con él y con la cabeza muy gentiles meneos, echando el cabo de la capa sobre el hombro ya veces...