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es la ciencia que, enseñando los deberes na-el Redentor del mundo nacería de su familia. turales y revelados del hombre para con Dios, Nadie ignora que cuanto la antigüedad nos para consigo mismo y para con sus semejan- ha trasmitido ha sido por medio de la tradites, le muestra el camino que le conduce encion. Asi, pues, estos eminentes varones ni este mundo al aprecio de sus hermanos y las formaron ni escribieron libros, y mucho mebendiciones del cielo, y en el otro á la pose-nos tratados de teología, siendo asi que el sion de la gloria. arte de reunir estos sistemas era á la sazon desconocido: por eso los criticos se afanan inútilmente buscando un cuerpo de teologia anterior á Moisés.

Para hacer esta esposicion histórica con el órden debido, y tomarla desde el principio de los tiempos, vamos á ocuparnos ante todo de lo que era la teología desde Adan hasta Moisés.

En los sagrados libros aparece claramente la teología de este período. Adan, criado en gracia de Dios y hablándole familiarmente en | el Paraiso terrenal, logró no solo alcanzar y comprender todas las cosas, sino el mas útil de todos los conocimientos, el de lo que es necesario para la salvacion. Alli vió á su Hacedor, y en él la suprema felicidad; alli conoció que fué criado para gozar de su presencia; que la gozaria perpétuamente si quisiese; que debia amar y venerar á su Criador; llenar sus deberes para con los hombres y obedecer los preceptos de Dios.

Si pasamos ahora á los tiempos de este inspirado profeta y los que siguen hasta la destruccion del primer templo de Jerusalen, hallaremos en primer lugar, que Dios no dió á Moisés nuevos dogmas, y antes y despues de este legislador los hebreos observaron fielmente los antiguos. Mas por desgracia, la idolatría habia envuelto en su manto tenebroso muchos pueblos, y la supersticion y el tiempo habian borrado de la memoria cuantos el Senor les mandara observar; asi es, que solo el pueblo judaico era el depositario de la buena doctrina; solo él sabia y creia que vendria el Mesias, que seria Dios y hombre y que espiaria con su sangre los pecados del mundo.

Este conocimiento no fué, sin embargo, Constituido Moisés en libertador y gefe bastante poderoso para contenerle en su de- del pueblo hebreo, el Señor le hizo su legisber; su debilidad le precipitó en la desobedien- lador dándole en el Sinaí tres clases de leyes: cia; pecó, y él y su triste descendencia quedó naturales, sagradas y políticas: las dos priespuesta á la ignorancia, à la miseria, á las meras se dirigen á confirmar la fé del Mesias: enfermedades, à la muerte. Pero alli, en el las leyes naturales se contienen en los diez lugar de su infidencia, en el momento de im- preceptos del Decálogo, de los cuales los tres ponérscle el castigo de su culpa, tuvieron con- primeros comprenden los deberes para con suclo sus desgracias con la noticia de que Je-Dios y la religion natural, y los otros siete los sucristo, hijo único de Dios, vendria al mundo en cierto tiempo para redimir al género humano; y que cuantos creyeren en él serian socorridos con el auxilio de la gracia.

deberes para con los hombres. Las leyes sagradas esplican los ritos que debian observarse en el templo y en los sacrificios. Ultimamente, las politicas pertenecen à la forma Fortificados con esta creencia, Adan, sus y gobierno de la república, y tienen por obhijos y descendientes, manifestaron aquellajeto asegurar las vidas y haciendas de los hepiedad é inocencia de vida tan agradable á breos. Todas estas leyes están comprendidas Dios, y en que tanto sobresalen Abel, Enos, en el Pentateuco. Enoc, Noé, Sem, Jafet y otros. A esto se añade que muchos de ellos vivieron largo tiempo, que conocieron muchas generaciones, que hablaron y oyeron al mismo Dios; y asi pudieron dar fé de lo que sabian por sus antepasados y enseñar á sus sucesores lo que ellos mismos habian conocido.

cias.

Por esta simple esplicacion se vendrá fácilmente en conocimiento, que en el tiempo á que nos referimos tampoco habia sistema ni compendio alguno de doctrina; porque si bien el Decálogo contiene los principales capitulos de los oficios, sin embargo, ni se tratan distintamente, ni se distribuyen con el órden deY no solo antes del diluvio florecieron es-bido para que se deduzcan otras consecuentos hombres piadosos y estos patriarcas santos, sino que despues, siguiendo el mismo método y practicando las mismas virtudes, hubo otros mucho que se hicieron gratos a Dios por su inocencia, por su fé, por su obediencia y por su piedad: hombres cuya memoria no han podido borrar los siglos con sus revoluciones, ni el tiempo con su planta asoladora. | Entre ellos sobresalen las gigantescas figuras de Abraham, Isaac y Jacob, profetas santisimos que en todos los actos de su vida seguian los preceptos de sus mayores, y no se apartaban en un ápice de la ley natural, con tanto mayor motivo cuanto que les habia prometido que

Tampoco nos dejaron compendio alguno de teología, ni usaron método alguno, ni tuvieron un sistema fijo los historiadores sagrados, que escribieron los preceptos dogmáticos ó morales, como David, Salomon, Daniel, Jeremias, Isaias, Ecequiel, y los demas profetas que florecieron antes y despues de la cautividad de Babilona; limitándose á referir algunas cosas en el estilo oriental, esplicándolo todo por parábolas, metáforas y figuras, sacadas de las cosas mas vulgares y sencillas.

Tambien hubo desde Samuel á Malaquías en Bethel, Jericó y Galgala, una serie de pro

formaron una práctica enteramente nueva, con nuevos ritos y nuevas ceremonias, de donde nació la llamada ley oral. Otros por el contrario, se adhirieron á las palabras de la ley, y la defendieron enérgicamente. De aqui resultó una grave desavenencia entre los rabinos, que produjo su division; y faltos ya de acuerdo, sin el lazo de union que los estrechaba, se pusieron al frente de las diversas escuelas, que al fin dieron por resultado, las sectas de los saduceos, caraitas, fariseos y esenianos, de los cuales consta la teología judaica.

fetas, que divinamente inspirados, anunciaban lo futuro, instruian al pueblo en las leyes del Señor, cantaban himnos y escribian la historia de la república. Estos profetas se ocupaban solo de la observancia de la ley divina, de que se consideraban custodios, asi, pues, no se entregaban á disputas, ni entablaban cuestiones didácticas, ni escribian, ni refutaban, ni establecian órdenes, ni sistemas; y siempre dedicados á la contemplacion santa del Señor y entregadós á la penitencia, enseñaban y exhortaban al pueblo; y si por casualidad predicaban doctrinas erróneas algunos falsos profe- Sin que entremos á dur á conocer á cada tas, y apartaban al pueblo del culto debido al secta de por si en atencion á que hablamos de Señor, entonces los profetas verdaderos, en ellas en artículos especiales, debemos manivez de argumentos, los oponian milagros y festar que habia artículos de fé en que todos profecías, y la impugnacion era mas bien la convenian, y eran la creencia de un Dios criaobra de la omnipotencia que la del discurso dor del mundo, y autor de la ley mosaica, y y los preceptos. De modo que la teología ju- | la de que el pueblo de Israel habia sido escodáica, en el largo espacio que media desde gido por Dios entre las demas naciones para Moisés hasta el cautiverio de Babilonia, consis-establecer con él su alianza perpétua, por lo tía en cumplir la ley que Dios les diera, y estaba contenida en los libros santos; y en instruir en ella al pueblo, confirmándolo en la esperanza de un Mesías, cuyas circunstancias espusieron claramente los profetas que le sucedieron.

cual todas las promesas debian cumplirse con él y no con otros. Tales son las creencias comunes à todas las sectas judáicas.

Llegamos ya á los tiempos de Jesucristo, en cuya época recibió la teologia un grande incremento y perfeccion. En estos dias eternamente memorables, por la virtud del Espíritu Santo se dieron á conocer á los apóstoles tosos los dogmas de la fé, y les fueron esplicados, para que comprendiesen los divinos misterios y enseñasen esta doctrina á la Iglesia. Los apóstoles la propagaron de palabra entre el pueblo. El mismo Jesucristo no dejó escritos sus dogmas, esto es, sus leyes y consejos, ni mandó á sus discípulos que los escribiesen, sino solo que los predicasen á los pueblos. Algunos apóstoles, sin embargo, juzgaron que convenia conservar escrita la doctrina del Salvador, á cuyo fin, y no con objeto alguno cientifico, escribieron el Evangelio, y los que publicaron algunas epistolas, hablaron en ellas solo de aquellos dogmas que convenia saber á los que escribian ó que las

Durante la cantividad de Babilonia, el pueblo judío, viendo destruido su templo, olvidó con el trato y comunicacion de los caldeos, los sagrados ritos y sacrificios; sin embargo, la energía de Daniel y Ecequiel, y sobre todo, la misericordia de Dios, hicieron que conservara en su corazon los principales dogmas. Asi cuando volvió a su patria con Zorobabel, Neemias, Mardoqueo, y sus primeros jueces, para edificar de nuevo la ciudad de Jerusalen y el templo, suscitó Dios á Esdrás, Ageo y Zacarías, que gobernaron sábiamente la república judaica, y devolvieron su primitivo esplendor al culto esterno de la religion. Zacarías y Ageo escribieron de un modo pasmoso algunos artículos de nuestra religion, haciéndose notar éste por la precision con que trata el misterio de la Santísima Trinidad, y aquel de las sa-pedian para aclarar las controversias suscitagradas escrituras, unidad y trinidad de Dios. das en la Iglesia. Nunca se dedicaron á publiTambien disertaron claramente de la resurrec- car compendios de teología, sino à esplicar cion de los muertos y del purgatorio, espli- verbalmente los dogmas con toda claridad, cando segun la costumbre antigua en las sina- como el mismo San Pablo manifiesta. De suergogas los demas dogmas judáicos. te, que aunque el apóstol espone en el capiMuerto Malaquias, faltó el espíritu de pro-tulo VI de su epístola á los hebreos los prinfecía, el pueblo careció de profetas que le interpretasen los divinos artículos; y entonces los rabinos abusaron de su posicion, y llenos de una orgullosa confianza, despreciaron aquel método sensillo de enseñar, que aprendieron de sus mayores, y envolvieron al pueblo en un fárrago de cuestiones y controversias, de que resultó, que algunos, poco satisfechos de los preceptos divinos que contenia la Sagrada | Escritura, y sabiendo que existian algunas tradiciones verbales entre ellos, añadieron é interpretaron la ley, y obligándose á cierta disciplina esterior, muy diferente de la antigua,

cipales dogmas de nuestra religion, no formó de ellos un compendio completo, nil ni los demas apóstoles pudieron hacerlo, pues emplearon toda su vida en combatir con los enemigos de la doctrina cristiana. Asi, el credo apostólico, que abraza los principales dogmas de nuestra fé, no debe considerarse como el compendio de toda la teología en el sentido que hablamos, pues no están coordinados ni esplicados con aquel órden que es propio de los compendios, ni uno se deduce de otro, ni se demuestra con argumentos, como es peculiar á los sistemas.

Los padres que vivieron en tiempo de los apóstoles, y que aprendieron de ellos la religion cristiana, usaron el mismo método para enseñar. Los principales fueron Simon, Ignacio, Policarpo, Papias y otros: todos los cuales se dedicaban a predicar el Evangelio á los infieles, á confirmarlo con prodigios, y enseñar á todos la doctrina que aprendieron de los apóstoles, sin añadir nada nuevo por sí mismos.

apóstoles el verdadero sentido de las palabras y doctrinas, y asi se tranquilizaban. De esta suerte se confeccionaron los primeros libros de la tradicion escrita, en los cuales los teólogos consignaban aquellas doctrinas que habian aprendido de sus mayores inspirados por Dios.

En el siglo III ya se trató la teologia con mas método en las escuelas, especialmente en las de Alejandria, donde enseñaron muchos maestros eruditos como Panteno, Clemente Alejandrino, Origenes, Heradas y otros. Versados estos en la ciencia de los étnicos, que

Por este tiempo floreció un cierto Hermas, discípulo de San Pablo, autor del libro Pastor, que dividió en tres partes: la primera abraza la cuatro visiones, la segunda los diez pre-trataban las cuestiones cuidadosa y ordenadaceptos, y la tercera las diez semejanzas. Este mente, cuando trabajaban para instruir á los libro fué tan estimado en la Iglesia, que no cristianos, les enseñaban los dogmas clara y solo mereció el aprecio de eminentisimos es- ordenadamente, y para acomodarse, á la capacritores, sino que fué leido públicamente en cidad de cada uno, distinguieron la isagoge de las de Oriente. Sin embargo, este libro solo los indoctos de la de los mas instruidos, retrata de la moral, y esto sin método ni servando esta para si, y dejaron aquella á los elegancia, por cuya razon no podemos inferir demas. Y para decirlo de una vez, aquellos se de él sistema alguno: el mismo juicio se llamaron isagógicos, y estos teólogos. El cargo debe formar de la epistola de San Ignacio á los de los teólogos era interpretar alguna parte magnesianos, que pertenece mas à la moral de la Sagrada Escritura dos dias de la semana, que al dogma. Estos doctores fueron mas so-lo cual hacian los mismos obispos ú otras licitos para instruir á los fieles en la doc-personas por su mandato. Estas catequeses, trina de Cristo, que para escribir libros. Los sin embargo, no estaban esplicadas ni escripadres apostólicos enseñaban á los fieles y ca- tas con arte y método, sino que se improvitecúmenos los rudimentos de la religion cris-saban las mas veces segun requeria la ocasion. tiana, pero de un modo absolutamente diver- Asi la teología de estos padres puede reso. Esplicaban á los mas ignorantes la nece- ducirse á cuatro puntos principales. 1. A inssidad de la penitencia y de conformarse á las truir á los catecúmenos en los rudimentos de máximas del Evangelio y á los preceptos del la fé y á los fieles en la moral. 2.o A vindicar, Decálogo, enseñándoles asimismo el Credo; y tanto los dogmas como los ritos de los crisá todas estas cosas las daban el nombre de tianos, de las calumnias de los étnicos. 3." A liagoga. En cuanto á los neólitos, despues del demostrar á los judíos, si era necesario, la bautismo les esplicaban los misterios de los verdad de la religion cristiana. 4." A interprecristianos, como la Trinidad, la Encarnacion,tar los testos de la Sagrada Escritura acomolos Sacramentos, y en especial la Eucaristia. dados à la doctrina evangélica segun la tradiLes aconsejaban ademas que guardasen cous-cion apostólica, para impugnar á los hereges, tantemente la misma doctrina, y que estuvie- y rechazar toda novedad. Pero nunca se dedisen preparados para defenderla aun á costa de caron á escribir libros, y se contentaban con la vida si fuese necesario. De estos elementos refutar los que corrompian la doctrina recibiconstaba su teología. da de sus mayores. Figura entre los escritores El mismo catequista esplicaba estas cate-mas notables de aquel tiempo, Origenes, que queses en lenguaje familiar. Por esta razon, en su obra De principiis (de que solo nos quedespues de mucho tiempo se llamaron cate-da la version latina de Rufino), nos dejó una quistas aquellos que enseñaban una teologia especie de compendio de la religion cristiana mas abstracta, esto es, que interpretaban los y de su filosofía, que está dividido en cuatro libros sagrados; y con este nombre se desig-libros. En el primero trata del Padre, del Hijo naba tambien á los teólogos que interpretaban y del Espiritu Santo, en el segundo del mundo, las sagradas letras, y aun las mismas cuestiones teológicas.

En el siglo II se observó el mismo método de enseñar la teología, tanto respecto á los catecúmenos como à los infieles, y el mismo usaron tambien los catequistas. Pero si se suscitaba alguna polémica entre los fieles acerca de la inteligencia de las escrituras santas, saçaban el Evangelio, que se tenia en gran veneracion y de este modo se ponia fin à la controversia. Por el contrario, si nacia alguna duda, si ocurria algun lugar oscuro, se consultaban los ancianos que habian oido á los

y cuanto en él se contiene, de Dios, como aufor del Nuevo y Viejo Testamento; de la Encarnacion, del mismo Espiritu Santo, y afirma que asistió á Moisés, á los profetas y á los apóstoles; tambien habla del alma del hombre, de la resurreccion, de las penas y de los premios. En el tercero trata de la libertad y esplica por qué los demonios dañan at género humano; esplicando asimismo la doctrina de la terminacion del mundo. En el cuarto habla de la divinidad de los libros sagrados, y de los muchos y muy importantes motivos porque deben leerse.

Aunque en estos libros estén contenidos los principales dogmas de nuestra religion, sin embargo, se engañan los que juzgan que abrazan un sistema completo de teología. Algo mas se formalizó este, aunque no llegó á constituirse en realidad, por los padres del cuarto y quinto siglo. Entonces varió algun tanto el sistema de discutir los dogmas teológicos y se dejó el método sencillo con que habian sido tratados en los tiempos anteriores, porque los doctores cristianos no escribian sino para combatir á sus enemigos, y en aquel tiempo se disputaba, no solo con los judíos y los nicos, sino con los hereges.

Sin embargo, algunos se dedicaron por entonces à la crítica y prestaron con ella grandes servicios á la Iglesia. Tales fueron Eusebio Cesariense, los dos Teodoros, el de Heraclea y el de Mopsuerta, San Gerónimo, San Juan Crisóstomo y Teodoreto, que enriquecieron sus comentarios con advertencias críticas é históricas de grande interés y tanto que los intérpretes modernos del Nuevo Testamento, como advierte oportunamente Calmet, nada han adelantado sobre lo que dejaron escrito los antiguos, aunque casi todos ignoraron el heét-breo; sin embargo, dejaron acomodar sus interpretaciones al texto hebreo, sacando al efecto con tanto tino sus esposiciones de los escritores precedentes, no solo en lo perteneciente al sentido literal, sino tambien al alegórico y moral

Su método de discutir era el siguiente: primero esponian los testimonios de la Sagrada Escritura, que demostraban la verdad de la doctrina cristiana. A ellos unian los testimonios de los padres, y la doctrina recibida de los apósto- Las obras que aun nos quedan de los sanles, y conservada por la tradicion. En seguidatos padres sobre la Escritura, pueden reducircon auxilio de la doctica y con el raciocinio, se á tres, á saber, á escoliones redactados por sacaban consecuencias, no escolástica sino fa- los mas sabios; comentarios para utilidad de miliarmente. Pero como los padres no usaban aquellos que se dedican á la contemplacion de de este método sino contra los hereges y las cosas divinas; y homilias, acomodadas, cuando era necesario, porque estos no ataca-bien à la inteligencia del vulgo, bien á la de ban ni alteraban todos los dogmas, sucedió que los hombres ilustrados.

los antiguos obispos y santos padres, no es- A fines del sesto siglo los teólogos estapusieron toda la doctrina cristiana con el mis-blecieron un método de hablar ordenado; demo método, ni escribieron obras de teologíabiéndose esto principalmente á Anicio Manlio, en Oriente ni Occidente.

que habiéndose dedicado al estudio de Aristóteles y traducido del griego al latin algunas de sus obras, empleó en varios de sus libros un órden sistemático, y sirvió á otros de ejemplo para publicar algunos compendios aunque toscos é imperfectos; y á la verdad no cabe duda que fueron publicados por los cristianos muchos libros filosóficos en este siglo. A su ter

pendios de teología, aunque imperfectos, bajo diversos títulos. San Isidoro de Sevilla, publicó tres libros de sentencias tomados en mucha parte de los morales de San Gregorio Mag

No deben considerarse como instituciones teológicas las cuatro disertaciones de San Gregorio Nacianceno sobre la teologia aunque comprenden cosas muy útiles; porque en la primera demuestra quien debe considerarse maestro de la teología; en seguida enseña de que manera y con que método deba disputarse; tambien arguye á los que proceden temeraria-minacion empezaron á publicarse algunos commente, disputando sobre los misterios mas venerandos de nuestra religion. El mismo juicio debemos formar de otros escritores. Existen dos libros de San Atanasio, de los cuales el primero se titula Sinopsis del Viejo y Nue-no, añadiendo algunas cosas de San Agustin. vo Testamento y el otro Syntagma de la doctrina para todos los solitarios y cristianos, aun los legos. Pero unos y otros pertenecen al dogma. En el primero se esplica cuanto se contiene en cada libro de la Sagrada Escritura, en el otro se instruye á los fieles, en especial á los monges, en la moral.

No es, pues, posible hallar, ni en San Agustin ni en cualquier otro escritor de los siglos IV y V, un sistema ó compendio de teología. Los padres ni aun creyeron de su deber escribir los dogmas de fé ordenadamente y segun el método observado por los filósofos; poniendo todo su conato en defenderlos de los ataques de los gentiles, judíos y hereges; por cuya razon no conservamos, ni existen escritos algunos de los santos padres, que traten metódica y ordenadamente de la teología, tanto mas cuanto que no todos los dogmas fueron atacados por los hereges en un mismo tiempo, sino unos en pos de otros.

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Leoncio Cipro escribió los lugares comunes teológicos, que tomó de las obras de los santos padres; y lo mismo hicieron otros varios, que recopilaron las sentencias de la Escritura Sagrada y de aquellos escritores, como Atanasio, llamado el Sinaita, que se valió de ellos para refutar los acéfalos.

Las mismas huellas siguieron los escritores del sétimo siglo, sobre todo en Occidente, pudiéndonos servir de prueba los cinco libros de sentencias de Tajon, obispo de Zaragoza, recopilados de los escritos de San Gregorio Magno y de San Agustin, en los que trata de la naturaleza y atributos de Dios, de la Encarnacion, de los prelados, de los órdenes de la Iglesia, de las virtudes, de los vicios, de los juicios divinos, tentaciones y pecados, de los condenados, del juicio final y de la resurreccion de la carne.

Pero casi todos los teólogos se dedicaban con mas especialidad á la interpretacion de Ꭲ. XXXIII. 3

los sagrados códices, y descuidaban el estu-, mica, que suscitaron tres grandes controverdio de la filosofía y demas ciencias profanas, sias: la primera se trabó entre la iglesia oriená causa de que San Gregorio quemó la bibliotal y occidental bajo Focion, patriarca de Consteca que se conservaba en el templo de Apo- tantinopla, y bien pronto se convirtió en un lo, de suerte que esceptuando algunos escri- cisma: la seguuda entre los occidentales, sotores algo versados en la lectura de los anti- bre la presencia real de Jesucristo en la Eucaguos hereges y mahometanos, los demas se ristia; una y otra fué reñida y duró mucho dedicaban á esplicar los sagrados libros si-tiempo: la tercera ejercitó el talento de los guiendo en primer lugar à Orígenes; si bien teólogos de Occidente contra el monge Gontesdespues que se suscitaron tan graves contro- calco; acerca de esto escribieron Aurelio, Amuversias sobre sus libros, los griegos siguieron lo Lugdonense, Lupo Servato, Remigio Lugdoen sus interpretaciones á San Juan Crisóstomo, nense, Hincmaro Remense, Rábano y otros. y los latinos á San Agustin y San Gregorio. Contra los iconoclastas escribieron Nicéforo, Bimgalo, Teódulo Estudita, Jonás Aurelianense y otros. Ejercitaron sus talentos contra los mahometanos, judíos y hebreos, Teodoro Abucara, Agobardo, Anastasio, Rábano Mauro y Focion. Finalmente en el siglo X Moisés BarCefa, Herigero y Raterio Veronense disputaron sobre el Paraiso, sobre el cuerpo y sangre de Jesucristo, y sobre varios otros articulos de fé. Muy pocos, fuera de los referidos, toma. ron á su cargo el cuidado de tratar los dogmas en este siglo.

A mediados del siglo VIII dió á luz San Juan Damasceno un exacto compeudio de teología, á que puso por titulo De fide ortodoxa. Habla en el primer libro de la naturaleza y atributos de Dios, y de las divinas personas; en el segundo de las cosas que Dios crió, en particular del hombre, de la Providencia, de la presciencia, de la predestinacion y del pecado de Adan; trata en el tercero de la Encarnacion de la persona, y de las dos naturalezas de Cristo; y por último, en el cuarto de la fé, del bautismo y de otros dogmas de la religion cristiana.

Todos estos teólogos, en sus polémicas con sus adversarios se acogieron á los escritos de los santos padres que les habian precedido, y refutaban las heregías con las tradiciones, sin necesidad de usar de la filosofía; por cuya ra

alguno, porque en estos tiempos eran enteramente desconocidos; y ni es posible hallar en sus controversias esa manera agradable de presentar las cuestiones que es hija de un ingenio agudo y un entendimiento claro.

Esta obra se escribió para combatir á los hereges, y en ella toma sus argumentos de las sagradas escrituras y santos padres; y como el santo gustaba mucho de la filosofía aristo-zon es inútil buscar en ellos órden ni método télica, en particular de la lógica, á causa de su mucha familiaridad con los árabes, trató la teologia con un método filosófico y trajó á su terreno algunas sutilezas enteramente desconocidas á los primeros maestros de esta ciencia, siendo uno de los primeros que dieron este carácter á los estudios teológicos. Por esta razon crecn algunos que el Damasceno debe ser contado en el número de los primeros escolásticos: ademas escribió los Paralelos sagrados, que contienen la misma doctrina que el libro anterior, si bien ordenada alfabéticamente. Esta puede llamarse con razon la primera época del sistema teológico.

En el período trascurrido desde el siglo X al XV, es donde principia ya á encontrarse la teología escolástica. Entonces los que se dedicaban á su estudio no se ocupaban de ella en todas sus partes, sino que trataban indistintamente una que otra, ejercitándose en la dialéctica alejandrina, de modo que con razon se llama este el siglo de la dialéctica. Esto se esplica por si mismo muy facilmente. A fines Por lo demas, todo cuanto escribieron y del siglo XI empezó la dominacion de los noradelantaron los teólogos desde el siglo VII al mandos en Italia, y bajo sus auspicios empezó X, se reduce en su mayor parte á interpretar el siglo XII. En todo el Occidente dominaba las sagradas escrituras por las autoridades de el gusto por la dialéctica, y los teólogos se los padres, que los habian precedido; asi lo ejercitaron mucho en ella con objeto de escihizo en el siglo VI Procopio Gaceo, en el VIIį tar mas facilmente la juventud al estudio y lecApolonio y Julian de Toledo, en el VIII Beda, tura de los códigos sagrados. En los últimos Alcuino, Antonio Mellisa, Ambrosio y Autper- años de este siglo se fundó la universidad de to, en el IX Pascasio Radberto, Esmaragdo, Nápoles, donde, como en las demas escuelas, Benito Auseniense, Floro Lugdouense, Haymo se enseñó la teología mezclada con la dialécHalberstadiense, Angel Ludobiense, Maimonio, tica y las demas sutilezas y argucias que en Rabano Mauro, Walafrido Estrabo, Cristiano otras se usaban; y este método no dejó de Brutmano, Focion y Enrique Autosiodorense; traer consigo abusos lamentables, puesto que en el siglo X Moisés Bar-Cefa y otros, aunque algunos teólogos trataron de esclarecer los pocos, que se dedicaron á trabajar en el mismo misterios (que solo deben esplicarse por la resentido. Ademas escribieron homilias que di- velacion) bajo los principios de la lógica y rigian al pueblo, y combatian las heregias que metafisica, de lo cual surgieron muchos erronacieron ó se renovaron en aquellos tiempos.res, en cuya impugnacion se ocuparon ilustres En particular el siglo IX produjo en una y teólogos. Entre los autores de aquel funesto otra iglesia muchos teólogos dados á la polé-sistema, merecen particular mencion por sus

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