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ningun empleo público, viviendo sometido â las leyes en el mayor retiro, , pero saliendo de él inmediatamente que la patria afligida á un mismo tiempo, digamoslo así, por los dioses y por los hombres, reclamó la union y el apoyo de todos sus hijos. El la llevaba entonces para siempre la ofrenda duplicada de sus riquezas y de su brazo.

Desde este punto toma sobre sí Bolivar los deberes y los destinos del héroe. La independencia colombiana es á sus ojos un depósito sagrado confiado al valor de todos sus defensores : él es quien la salva por decirlo así de la invasion de Venezuela, y la transporta al punto donde está la libertad : él la seguirá en los desiertos, él será en todas partes su punto de reunion, bien decidido á perecer en defensa de ella, sino puede vivir para hacerla triunfar.

CAPÍTULO III.

Situacion de la Nueva-Granada.

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Congreso de Tunja.

Guerra civil. - Bolivar en Cartagena.

A fines de 1812, al llegar Bolivar á Cartagena, se hallaba la Nueva Granada dividida entre el despotismo y la anarquía en unas partes y principalmente en Quito, sangrientas reacciones; en otras la guerra civil provocada por miserables zelos y envidias; aqui una adhesion por hábito á la autoridad de la metrópoli; allí pasiones de egoismo á que se daba el nombre de amor de la libertad. La España conservaba diez provincias que ponian en sus manos los puntos extremos del reino y las principales comunicaciones, y eran á saber, Quixas y Jaen, Cuenca y Guayaquil, Quito y Popayan, Santa Marta y Rio Hacha, Panamá y Veraguas. Pero la insurreccion la habia quitado todas las provincias del centro, y la importante plaza de Cartagena: unidas hubieran bastado para conquistar la independencia, pero sus discordias dejaban muchos dias de venganza á los agentes

del poder. Debemos subir al origen de estas calamidades.

La antigua capital, Santa Fe, asiento efimero de un nuevo reino de Cundinamarca que imprudentemente se habia confiado á los miembros del vireynato cesante, se habia puesto en franquia respecto á estos últimos representantes de la metrópoli, y aun sus tropas habian triunfado de los esfuerzos del gobernador de Popayan, don N. Tacon, que fue derrotado y puesto en fuga por el general Baraya. Entonces convocó á las otras ciudades para que nombrasen diputados que formasen un congreso en ella. El fin se decia ser, para deliberar sobre la mejor forma de gobierno que se podia adop tar durante el cautiverio del rey Fernando.

Neiba, Tunja, Mariquita, Citara (el Choco), Antioquia, Socorro, Pamplona, Casanara (los llanos y Cartagena, se explicaron francamente por la revolucion; y la junta de esta última ciudad publicó un manifiesto para demostrar las ventajas de una república de pro→ vincias confederadas. Pero en el hecho de pedir á favor de cada una de ellas la libertad de gobernarse por leyes particulares, dividia los medios de resistencia, perpetuaba las rivalidades, y abria ancha puerta á mil pretensiones. En efecto inmediatamente se vieron

varios distritos separarse de su capital para elevarse al rango en provincias, y la misma Cartagena, abandonada por Monpox, se vio forzada á hacer marchar sus tropas contra el pequeño gobierno que se habia formado en esta ciudad.

El congreso se reunió en Ibague en enero de 1811, y varios diputados de distritos se presentaron aun para ocupar un puesto en él á nombre de sus comitentes. Esta irregularidad, y esta subdivision del voto nacional, motivó que se dejase para otro tiempo la asamblea, y cada provincia se ocupó en traer á la razon sus distritos ya por la fuerza ya por la persuasion. Solo la proposicion del sistema federal, bien que mal entendida, habia dado la señal á las divisiones intestinas; y ya veremos que este funesto egemplo no servirá de escarmiento en lo succesivo.

La sumision de los distritos que se obtuvo sin desplegar demasiado rigor, permitio de allí á poco al congreso volver á abrir sus sesiones; y el 27 de marzo del mismo año declaró la independencia y la union de las provincias, eligiendo á don Camilo de Torres, presidente de la república. Pero Santa Fe, así por orgullo como por prudencia política, se habia negado á acceder á este pacto federal, queriendo siempre

ser el asiento del gobierno; y en consecuencia el 17 de abril se constituyó independiente de las demas provincias, y dió á Lozano, uno de sus ciudadanos, la calidad de presidente de Cundinamarca. Cartagena por su lado, aunque fiel al principio general de la confederacion, pretendia igualmente ser estado soberano, fundada en que aun bajo el régimen colonial gozaba de una distincion análoga, pues que dependia inmediatamente del vireynato. Así proclamó su independencia particular el dia 12 de noviembre de 1811, y nombró á Torices por su presidente. Las provincias que buscaban algun apoyo, se declaraban unas por el congreso, otras por Santa Fé y otras por Cartagena.

Roto así el equilibrio, se negociaba para restablecerlo; pero Lozano que estaba por el federalismo, ensayó inutilmente atraer Santa Fé al congreso. Contrariado por sus comitentes dio su dimision y fue reemplazado por el elocuente y valiente Nariño, uno de los mas constantes promovedores de la independencia. Hacia 15 años que, despues de haber tenido parte en el primer movimiento de Caracas, habia vuelto á Bogotá para excitar á sus ciudadanos á la libertad : víctima de su zelo, habia roto varias veces sus prisiones, renovado las mismas tentativas, y encontrado los mismos Calabozos:

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