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él tomó un mando que habia egercido procurando el interes comun, y que habia sido justificado por la gratitud nacional, y concluyó renunciando el poder, dándose por dichoso de haber sido útil á la patria, y formando votos por la union y prosperidad de sus ciudadanos. Algunos espíritus descontentadizos no vieron en este discurso sino una peticion para conseguir la autoridad suprema; pero aun esto hubiera sido una ambicion sublime. Bolivar poseia grandes riquezas y las estaba sacrificando á un pueblo pobre, y que aun no tenia ni esplendor ni nombre; y habia confiado su gloria á las vicisitudes de la guerra y de la injusticia pública, con la única mira de guiar la debilidad y la inexperiencia de sus compatriotas. Es posible que la posteridad le tenga por mas grande en esta ocasion que cuando mas tarde tuvo que defender el lustre de su nombre que ha llegado á ser universal.

Bolivar era indispensable para la república, y felizmente lo juzgaron así los ciudadanos y los magistrados de Caracas. Despues de haberle dado gracias por lo que habia emprendido y ejecutado, volvieron á poner en sus manos la autoridad dictatorial, que era la que habia de asegurar la independencia colombiana.

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CAPÍTULO V.

Alistamiento de los esclavos y nueva ocupacion de Venezuela

por los Españoles. — Sacrificio bizarro del jóven Ricante. Bolivar en la Nueva Cronada

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LAS pequeñas inquietudes constitucionales de los ciudadanos de Caracas distrajeron la atencion pública de la defensa del territorio, y acaso favorecieron la horrible conspiracion que puso la independencia en grave peligro pocos dias despues de haber obtenido uno de sus mas grandes triunfos. . . .

Por una de las primeras actas de la revolucion se habia abolido la esclavitud, sin que por eso se promoviese la explosion de aquella turba que no conoce sino el puñal cuando se halla sin cadenas. El tráfico de los hombres estaba prohibido; los hijos nacian libres, pero el dar á todos la libertad no debia hacerse sino en una progresion prudente. Ya algunos ciudadanos ricos siguiendo el ejemplo de Bolivar, veian unos clientes en sus esclavos y

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los honraban con el derecho de defender la patria. Pero la provincia de Venezuela contaba cerca de sesenta mil individuos á quienes la antigua política habia marcado ignominiosamente; y ademas encerraba un considerable número de vagabundos que venian de todas partes buscando su impunidad á la sombra de las calamidades públicas. Varios agentes españoles se esparcieron secretamente en las provincias, ofreciendo á los unos una entera libertad y á los otros asilo y, proteccion ; y todos presentaban armas, siendo la única condicion que les imponian, la carniceria de los patriotas.

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Tres españoles y un africano, que eran los principales enganchadores de estas bandas, eran igualmente dignos de capitanearlos. El negro Palomo, convencido de muchos asesinatos, tenia sobre sí varias sentencias que le condenaban á muerte. Roseta y Puy, á quienes la justicia perseguia en la península, habian logrado ocultarse entre los reclutas coloniales; ya hemos visto la conducta de este segundo en la provincia de Varinas. Por lo que hace al feroz Boves, al principio soldado, despues desertor, contrabandista por mucho tiempo, y al fin admitido al servicio de los patriotas, los habia abandonado á la

época de sus primeras derrotas para venderse á los realistas; su intrepidez, su crueldad y el gran conocimiento que tenia del pais, hizo de él por algunos dias, el mas terrible aunque el mas indigno adversario de Bolivar.

Puy y Palomo manejaron muy en provecho suyo las provincias occidentales; Boves y Roseta las orientales. Los medios de que se valieron y la conducta de estos facinerosos no encuentran comparacion sino en la primera conquista del Nuevo Mundo por los españoles; con solo la diferencia que los del dia no tenian por excusa la necesidad de batirse con antropófagos. Despues de haber alistado de una y otra parte unos cuatro mil mercenarios, se juntaron Boves y Puy entre Ocumara y la Victoria; el primero habia venido siguiendo las orillas del Orinoco, y el otro salia de la provincia de Varinas. Su proyecto era libertar Puerto Cabello, favorecer un nuevo desembarco de los españoles, y volver á subir juntos contra la capital de Venezuela. Sus fuerzas serian á lo ménos de nueve mil hombres; y ya la mortandad y el incendio cubrian trescientas leguas de terreno.

Habia sido imposible estar preparados contra una irruption tan repentina y tan desastrosa

como la que cargó sobre Venezuela en febrero de 1814. Las tropas de la república, á que sin embargo debemos dar el nombre de egército, no llegaban á cinco mil combatientes; estaban dispersas por la necesidad que habia de defenderse á un mismo tiempo en todos los puntos; y sí se retiraban las guarniciones de las plazas, se estaba expuesto á que se rebelasen inmediatamente los prisio

neros.

Entretanto las noticias aflictivas se succedian unas á otras rápidamente. A un mismo tiempo se supo la mortandad de los habitantes de Ocumara, y el amotinamiento de aquellos infelices cuyo cange no quiso hacer Monteverde y sus succesores. En tales circunstancias, arrastrado por la inminencia de los peligros y mirando por el corto número de valientes que le rodeaban, fue cuando Bolivar dió la órden de pasar por las armas ochocientos prisioneros. Desde este momento, tomando los españoles este hecho como una justificacion de su conducta anterior, se excedieron á sí mismos en crueldades.

El incendio llegó á ser muy en breve general; los republicanos oponian al mayor número de sus enemigos un valor extraordinario. Boves fue batido muchas veces por

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